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💧Sechs💧

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-¡Mira ese de ahí! ¡Dios! ¡Es enorme! ¡Metele en el cubo, Giyuu!

-Me va a picar. Estoy viendo que me va a picar.

-¿Te está picando?

-Sí.

-¿Te duele? ¿Habrá que amputar?

-No, pero no me quedaría con un cangrejo enganchado al dedo toda mi vida.

(T/n) y Giyuu habían decidido ir a la playa ese fin de semana que las temperaturas habían subido lo suficiente como para no congelarse al entrar al agua. Algo extraño pues estaban casi a últimos de julio.
Con ese motivo habían ido también muchísimas personas, turistas y familias a la playa.

A Giyuu nunca le hicieron demasiada ilusión los sitios llenos de gente, de igual manera (T/n) ese día prefería estar tranquila apartartada de la sociedad que al lado de un niño lleno de churretes de helado correteando por la playa como pollo sin cabeza tirándole arena.

(T/n) siempre (O al menos desde que se le ocurrió la idea) había querido ir un día a recoger caracolas y cazar algún que otro cangrejo, y todo lo que pudiera encontrar en el mar. Con la intención de soltar a los cangrejos después, por supuesto.
Y Giyuu decidió que ese iba a ser el día, con un cubo de yogurt griego vacío, ambos se presentaron en una parte de la playa donde las familias no solían ir debido a la cantidad de rocas que había.

(T/n) al llegar buscó una piedra en la cual sentarse para estudiar y vigilar todo lo que el joven se encontraba, quedándose las conchas y caracolas que le parecieran más bonitas por su color o forma.

Ella vio un cangrejo ermitaño salir de su casa para escapar de los dedos de Giyuu, los cuales no dudó en atrapar con toda la fuerza que la criatura pudo entre sus pinzas.

-Quédate ahí quieto desgraciado. -Dijo chupandose la sangre del dedo que el cangrejo había herido. Después metió la mano en el agua salada para que parase la hemorragia.

-Vas a atraer tiburones. -Bromeó (T/n) mientras jugueteaba con los cangrejos que levantaban sus pinzas hacia arriba.

-Los metemos en el cubo también. -Contestó el joven con una ligera intención de hacerla reír, algo que consiguió. La joven se despistó al estallar en carcajadas y uno de los cangrejos la pinzó a ella.

-¡Ah! ¡Cabrón! -Dijo bajando también su mano para meterla un rato en el agua. Su dedo comenzó a escocer debido a la sal. Maldición, sí que se había hecho daño.

El joven lo notó y se burló ligeramente por lo exagerada que fue su reacción.

-¿Quieres la epidural?

-Gilipollas. -Respondió fingiendo molestia tirándole su camiseta a la cara.
(T/n) recordó lo roja que se puso cuando vio que Giyuu se quitaba la camisa con tanta naturalidad, y cómo ella se esforzaba para no mirarle directamente y ser muy obvia.
Maldición, sí que hacía ejercicio.

No le extrañaba que fuera socorrista

Sin embargo, con todo lo que podría haber elegido para hacer en su tiempo libre... ¿Por qué eso?

-¿Te puedo hacer una pregunta? -Dijo apartando el cubo de cangrejos a un lado para inclinarse hacia el mientras se sujetaba mejor a la roca con las manos. Giyuu asintió y dejó la camisa que antes (T/n) le había lanzado donde ella dejó el cubo con los cangrejos, acercándose después a ella y subiendo un poco su cabeza para verla desde abajo.

-Dime.

-¿Por qué decidiste trabajar de socorrista en tu tiempo libre? -Giyuu se mordió los labios. Estaba entre decirle la verdad u omitir una parte de esta.
Escogió la segunda opción.

-Es gratificante supongo. Lo máximo que hago es ayudar a niños que se pierden, pero está bien. Y un dinero extra nunca viene mal. Alguna vez he ayudado a algún crío que había nadado muy lejos e iba a ser arrastrado por la corriente... Siempre me gustó esto de los primeros auxilios. Tuve que sacarme un curso. No tenía mucho que hacer así que.. ¿Por qué no? -Respondió.
La joven sonrió, le gustaba que Giyuu encontrase aquello como algo gratificante. No dejaba de ser un héroe para muchas personas.

-¿Has pensado en dar clases de piano? -Dijo girando un poco su cabeza. No sabía el motivo, pero quería saber más de él. Quería volver a conocerle. Habían sido mejores amigos al fin y al cabo.

-Una señora me pidió que le diera clases a su hijo... Me dio mucha pena porque a los tres meses de clase me dijo que lo que le gustaba era el atletismo. -Comentó suspirando con una ligera sonrisa que ella le devolvió riendo. -Déjame que te haga yo ahora una pregunta.

Giyuu se acercó un poco instintivamente. (T/n) se puso algo nerviosa aunque esa no fuera la intención del joven, lo único que quería era que fuera cual fuera la respuesta y la pregunta, solo pudiera escucharlo él, incluso aunque estuvieran solos.

-¿Te da miedo el océano?

La joven frunció el ceño algo confundida.
No le asustaba... Pero sí tenía algo de respeto por las olas furiosas, los vientos, la corriente y las tormentas... Incluso aunque se deleitase viéndolo desde fuera, la idea de ahogarse le aterraba.

-Ven. -Dijo él extendiendo sus manos con una expresión seria y tranquila hacia ella.

La joven no se atrevía demasiado, no se fiaba de si se podía resbalar, o caerse... Sin embargo estaba con un socorrista, confiaba en que no podía ser tan horrible igualmente si se caía porque los reflejos de Giyuu eran bastante buenos.

Asintió suavemente y le tomó las manos agarrandolas con un poco de fuerza. Sus manos temblaron un poco pero gracias a dios las de Giyuu estaban firmes.
Apoyó un pie desnudo en una roca más o menos lisa, y buscó con el otro donde apoyarle.

Contuvo un poco la respiración. Incluso aunque las temperaturas habían subido, el agua seguía estando algo fría. Su piel se puso de gallina en sus brazos los dedos de sus pies se rozaron un poco.
Miró a su alrededor para comprobar que todo estaba bien y luego miró a Giyuu a los ojos.

-¿Te da miedo el océano? -Repitió un poco más cerca con suavidad.

-Creo... Creo que un poco. -La mirada de Giyuu se tornó triste.
Una gota de agua de deslizó lentamente desde su cabello hasta su hombro y pectoral izquierdo, (T/n) decidió fijar la vista en esa gota y una vez desapareció en la clavícula del de ojos azules. -¿Por qué me preguntas es-...?

Sintió los dedos fríos húmedos de Giyuu en su cuello, arrastrando un poco de su cabello desde dentro.
Aquel era un punto bastante sensible en la joven, un escalofrío la recorrió, y notó que las mejillas le ardían en varios tonos de rojo.
Sin embargo (T/n) no apartó su vista de la clavícula de Giyuu, y cerró los ojos cuando él la atrajo hacia su cuerpo.

(T/n) acunó su rostro en su clavícula y suspiró tratando de no sonar muy nerviosa, Giyuu también lo hizo, consiguiendo que ambos sispirasen a la vez.
Él no respondió a la pregunta de (T/n), aunque a ella tampoco le importó porque en ese momento no podía pensar en nada.

-¿No quieres volver al mar más entonces? -Susurró.

Lo único que se oía eran ambas respiraciones, el ruido ageno y ahogado del resto de los turistas al otro lado de la playa y el balanceo suave de las olas.

-Sí... Es solo que... Que yo... Me siento insegura con respecto al mar... Como cuando montas en bicicleta y te caes... -Contestó ella también en un susurro. Giyuu asintió ligeramente entendiendo. -Pero quiero seguir viniendo aquí contigo.

Que añadiera "contigo" al final de su frase le dio a Giyuu cinco años más de vida. Y sonrió aprovechando que (T/n) no le veía.

-Trabajaremos en eso...

(T/n) trató de apartar el rostro de su cuello para mirarle a los ojos pero una de sus piernas flaqueó y se resbaló.
Se habría pegado un tortazo bueno contra un pedrusco de no ser porque Giyuu la tenía agarrada del hombro y de un brazo.

(T/n) no pudo evitar reírse levemente por el ridículo que acababa de hacer, al contrario que Giyuu trataba de no reírse por no hacerle sentir mal. Sin embargo las propias carcajadas de (T/n) le liberaron de formalidades.

-No te rías de mí, idiota. -Dijo ella aún tratando de contener en vano su propia risa, cuando pensaba que había dejado de reír, las carcajadas volvían de nuevo a estallar en sus labios provocando las de Giyuu.
(T/n) calculó que estuvieron unos tres minutos riendo como idiotas en aquel círculo vicioso.

-¿Qué manera de romper un momento es esa (T/n)? Si querías que te soltase habérmelo dicho. -Dijo Giyuu mientras su mandíbula temblaba en una carcajada muda y contenida con un hilo de voz.

(T/n) volvió de nuevo a tener un ataque de risa apoyándose contra la roca por aquello que dijo, enterrando su rostro entre sus codos poniéndose cada vez más roja, y tratando de recuperar la respiración una vez se vio capaz de mirar a Giyuu que estaba mordiendose los dedos para contener las carcajadas.

-Anda, vamos a soltar los cangrejos... ¡Deja de reírte! ¡Giyuu! Joder...

-Ya paro, ya paro, te prometo que ya paro. -Dijo revolviendole el cabello y volviendo a colocarse la camisa. -¿Te has puesto nerviosa (T/n)? -Preguntó con un susurro sarcástico cuando dejaba el cubo vacío de nuevo en la piedra.

-¡Que te calles he dicho!

(T/n) se daba cuenta de lo estrecha que se había vuelto su relación con Giyuu.
Pero eso también le asustaba más.
Aún no recordaba el por qué de esa carta.
Ni siquiera se acordaba de lo que ponía.
No obstante, lo que más le aterraba era...
Que él empezaba a gustarle.
Mucho.

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