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💧Neun💧

Su estómago comenzó a arder. Y definitivamente no era por el alcohol, se arrepentía de haber dejado ahí su consumición, porque lo que más necesitaba en aquel momento era algo que apaciguase o anulase todos aquellos pensamientos.

Sintió su esófago llenarse y por instinto todo su cuerpo se contrajo en una convulsión, (T/n) tapó sus labios para no vomitar en vano, haciendo su mayor esfuerzo mientras Giyuu se preparaba para ponerse junto de ella y sujetar su cabello.

Sin embargo la joven consiguió contenerse. Tenía que calmarse. Tenía que calmarse. Giyuu estaba ahí con ella, en esa feria, habían venido a pasárselo bien... Y no podía evitar pensar en lo mal que le acababa de ir todo.

El joven por su parte no habló hasta que (T/n) le indicó que estaba bien.

-¿Qué ha ocurrido...? -Preguntó tomando su brazo, con miedo a que cayese al suelo o algo, mareada. (T/n) lo encontró tierno.

-Nada, es solo que... He empezado a no encontrarme bien. -Sonrió la joven con un suspiro, huyendo un poco de la mirada confusa y desconcertada del contrario. Giyuu comenzó a frotar su espalda, entre los omóplatos para relajarla y hacerle entrar un poco en calor.

-¿Quieres volver a casa? -Preguntó al rato. Apretando un poco sus labios aún muy preocupado por ella, quien negó rápidamente a su pregunta.

-Giyuu...

El nombrado se acercó subconsciente un poco al rostro de (T/n) cuando se iclinó hacia ella para escucharla.

-¿Podemos ir a la noria?

🔹🔹🔹

-Creía que habías recordado que la noria no te gustaba. -Dijo Giyuu al verla tan pálida cuando comenzaban a alcanzar la cima de la atracción.
(T/n) sintió un escalofrío y Giyuu la tomó de la mano y le dio un suave apretón.

-Giyuu... -Suspiró apoyando su cabeza en el hombro del chico.
El joven se tensó al instante. No sabía qué le ocurría y para ser sincero, su reacción anterior le preocupaba muchísimo.

-Dime. -Susurró en un tono calmante y tranquilo, (T/n) no dijo nada por unos instantes, dedicándose únicamente a observar el vaivén infinito de las olas oscuras del mar en el horizonte.

-¿Qué decía la carta exactamente...?

-... (T/n), yo... -Él se mordió los labios y apartó la mirada para que no se cruzase con la de ella.

-Vamos... Apuesto a que te la sabes de memoria. -Era verdad. Giyuu se sabía aquel pedazo de papel como su propio nombre. -Algo sobre unos malos recuerdos, ¿Verdad?

El joven de ojos azules comenzó a ponerse muy nervioso. Tenía miedo de que ella recordase lo que fuera que lo apartó de él, y ya no quisiera seguir en Ahlbeck.

-Mi madre me ha hablado de todo. O bueno, de casi todo. Sé que me gusta la comida alemana, que perdí la memoria en un accidente viniendo de fiesta, incluso que voy a casarme el mes que viene pero... No me quería hablar de ti. Y ni siquiera ha nombrado a mi padre. Porque tengo padre ¿Verdad?

Giyuu sentía que sus ojos comenzaban a picar, y miró hacia arriba para serenarse y comenzar a hablar.

-Tenías padre. Murió el año que me enviaste la carta y te fuiste. -Ella no lo recordaba, y por ende no entendía cómo debía sentirse.

-¿Me quería?

-Sí.

-¿Sufrió?

Giyuu tardó en contestar, y eso sí le dolió. La posibilidad de que alguien que la hubiera amado sufriera en sus últimos momentos, le rompía el corazón.

-Si sufrió, nunca lo demostró.

-¿Cómo? ¿Cómo fue?

-Cáncer. -(T/n) no pudo evitar echarse a llorar.
Le dolía no recordar a su padre, le dolía pensar que su madre no le había hablado de él, que ese hombre habría pasado al olvido de no ser por Giyuu. Se secó las lágrimas como pudo pero volvían a aparecer.

-Lo siento Giyuu, yo... -Suspiró hablando a duras penas, las lágrimas ahogaban sus palabras y las sílabas se quedaban atascadas en su garganta.

-Está bien. -El joven besó su cabeza y acarició sus cabellos, temeroso de que ella quisiera rechazar ese pequeño contacto, pero no lo hizo.

Giyuu trajo de vuelta a su padre. Aunque no recordase su rostro, ni su voz, ni tuviera ningún recuerdo de él más que las palabras de Giyuu...
Pero sabía que no había estado sola.
Hubo alguien que la quería.

🔹🔹🔹

Caminar por la playa descalza era muy agradable a decir verdad.
Llevaba sus zapatos en su mano izquierda, ya que su derecha sostenía la de Giyuu, quien le había recomendado relajarse y salir unos instantes del bullicio de la feria.

De vez en cuando, algún comentario salía a relucir en la conversación, pero no demasiados. (T/n) se dedicaba a mirar el mar, al que aún le tenía cierto pavor y Giyuu miraba ls huellas que ambos dejaban en la arena.

Fue cuando sintió un pequeño tirón del brazo cuando el joven levantó la vista.

-¿Qué ocurre, (T/n)?

-No... No lo sé, está muy oscuro y no puedo verlo bien...

-¿El qué?

-¡Mira! -(T/n) señaló a una mujer que señalizaba, casi en estado de shock en la orilla del mar, Giyuu echó a correr hacia la mujer y (T/n) le siguió, entonces fue cuando se dieron cuenta de a qué se debía el estado conmocionado de la mujer; había un niño pequeño en el mar, y estaba siendo arrastrado por la corriente.

Giyuu no se lo pensó dos veces y se quitó a toda prisa la camisa para lanzarse al mar, se arrancó los botones que salieron disparados a la arena dejando a (T/n) y a la mujer en la orilla.
Estaba más que dispuesto a sacar de allí a ese niño.

(T/n) comenzó a marearse. Su corazón comenzó a latir muy rápidamente contra su pecho, y sentía que el oxígeno comenzaba a faltar. Todo su cuerpo se puso frío y rígido, sus rodillas flaquearon y sus palmas sudorosas se estamparon contra la arena de la playa.

Su cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas, trató de tumbarse pero aquella sensación no cesaba, el ataque de ansiedad se intensificó cuando sintió que se salía de su cuerpo y que ya no estaba ahí. Pero ahí volvían las nauseas y los pinchazos en la cabeza a recordarle dónde estaba.

Sintió que se ahogaba, miles de imágenes de pesadilla en las que ella intentaba escapar de las olas embravecidas atacaron su mente y estuvo a punto de perder el conocimiento.

Sus pupilas volaron a su nuca y la mujer alemana comenzó a abanicar su rostro como pudo, sin perder de vista al muchacho que se había lanzado a salvar a su hijo.

(T/n) no conseguía enfocar a la mujer, mucho menos entenderla. Seguía sin poder respirar bien, y casi sentía cómo las olas lamían su cuerpo arrastrándolo hacia lo más profundo del océano... Solo fue cuando unas gotas de agua cayeron en su frente y una piel mojada acunó su cuerpo que comenzó a encontrarse mejor.

El rostro preocupado de Giyuu estaba más cerca del suyo que nunca. Miró más allá de sus ojos azules y vio al niño sano y salvo abrazar a su madre. Giyuu lo había conseguido.
No sin miles de cortes y rasponazos en su piel de color rojizo y también algo de sangre, pero ahí estaba.

Era socorrista después de todo.
Sí que tenía vocación para ello.

-(T/n) ¿Estás bien?

-Sentía que... Sentía que me... Que me ahogaba. -Dijo tratando de enfocar las facciones preocupadas de Giyuu. -¿Por qué me pasa esto?

El joven frunció los labios y la ayudó a levantarse.
Entonces (T/n) vio los numerosos cortes y moratones que se había hecho al tratar de sacar al niño del mar.

-Hay que curarte eso.

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