💧Fünf💧
🔹🔹🔹
Esta vez, Giyuu a (T/n) la pilló despierta. Tampoco había podido dormir mucho. Después de aquello que le dijo sobre la grabación, solo podía imaginarse tocando el piano.
Por extraño que pareciese, llevaba toda la noche mirándose las manos.
Dedos largos y delgados, con las articulaciones en los nudillos marcadas... Aunque quizá debería dejar de morder sus uñas cada vez que se ponía nerviosa. Y esa noche estaba muy nerviosa.
Se levantó a las siete, se duchó y se vistió, desayunó lo primero que encontró aunque tuviera alguna que otra sospecha de que Giyuu fuera a invitarla a desayunar.
(T/n) desconocía hasta límites insospechados el plan que el joven tenía para ambos.
Por fin llegaron las once,después de tres largas horas de espera, y Giyuu, con dos minutos de margen salió de su casa y llegó a la de (T/n), pero no pasó, si no que la hizo salir.
-¿A dónde v-...? -Cuando le miró, la joven sintió que palidecía. -De ninguna manera Giyuu.
-¿Por qué?
Ya le extrañaba a (T/n) que hubiera llegado tan pronto. Le había escrito diciendo que acababa de salir de su casa y había tocado el timbre dos minutos después. No había corrido, no estaba sudando. Y no había más que una explicación.
-¿Vamos a ir en moto?
El joven le tendió un casco de color blanco, con alguna que otra pegatina lumínica a los focos de los demás vehículos. Ella tuvo otro pequeño colapso mental, no recordaba haberse subido a una moto antes.
-¿Recuerdas cómo se pone?
-...
Tomó el casco por las dos pequeñas lengüetas de fieltro que salían desde el interior, y le pidió a (T/n) que bajase la cabeza para poder colocarle este desde abajo. Acomodó los cabellos hacia atrás para que no le molestasen y bajó la mandíbula del casco hasta que coincidió con la de (T/n). Un pequeño "clack" le indicó que ya se había asentado bien, subió la visera un dedo para que pudiera respirar mejor y abrochó debajo de su barbilla.
-Si ves que la visera te molesta porque está muy baja, súbela un poco bajo tu propio riesgo, vamos a ir rápido, cierra la boca y con suerte no te tragarás ningún mosquito. -Bromeó mientras caminaba hacia la moto poniéndose de nuevo su casco.
La joven tomó una bocanada de aire. Ella había montado otras veces en esa cosa. Era como si lo hiciera todo por primera vez. Aquello no dejaba de ser hermoso. Bailar por primera vez de nuevo, escuchar un piano por primera vez de nuevo, ver el mar por primera vez de nuevo...
Definitivamente no dejaba de ser hermoso aunque trágico.
-¿Subes o qué?
Asintió no muy segura de lo que hacía, y se subió a la moto detrás de Giyuu, agarrando su cintura para no caerse. Apretó sus muslos alrededor del asiento para acomodarse mejor y asegurarse de que no iba a salir volando en el momento en el que arrancase.
Aunque esa fue la sensación que le dio cuando el motor comenzó a rugir y tiró de su cuerpo hacia atrás por inercia. (T/n) se vio en el suelo, pero abrió los ojos y sintió como su cuerpo en segundos se acompasaba a la velocidad, y como su cintura cedía sola cada vez que Giyuu tomaba una curva.
Sintió sus oídos llenarse del ruido del aire furioso contra su rostro, y como sus cabellos se disparaban en todas direcciones tras su espalda. Y relajó un poco su agarre en Giyuu, alejándose de él para observar el paisaje frente a sus ojos.
Aún iban por la carretera aunque pronto Giyuu se desvío de la autovía y tomó un camino rural, adentrándose en un bosque.
Cuando las ramas y el follaje del bosque se hicieron demasiado espesos como para que la moto siguiera su curso, Tomioka dejó aparcada la moto y se quitó el casco, colgándose las llaves al cuello.
-Desde aquí seguimos a pie. El bosque es demasiado espeso, no podemos entrar con la moto. -Dijo ayudando a (T/n) a quitarse el casco.
-¿A dónde vamos?
-Al sitio en el que te enseñaba piano. -Contestó.
-¿En medio de un bosque?
Giyuu no contestó. Únicamente rio ligeramente andando y guiando a (T/n) entre los senderos que serpenteaban entre los árboles.
De vez en cuando ayudaba a la joven con alguna ramita enganchada en su cabello, o le daba la mano para ayudarla a cruzar algunos tramos complicados en el camino.
Había... Extrañado su contacto de alguna manera. Lo cierto era que sí disfrutaba de tener alguna que ptra excusa para acariciar su cabello de nuevo o tomar otra vez su mano, como si tuviera la firme esperanza en aquella imposible fantasía de que algo en su cabeza se desbloquearía con aquellos gestos.
Pero para pesar de Giyuu, (T/n) tan solo lo encontraba como un acto amable.
Ella colocó sus manos en los anchos hombros de Giyuu una última vez para bajar desde una roca resbaladiza por las capas de musgo que la cubrían, y Giyuu se apartó una vez ella hubiera bajado para no quedar cara a cara frente a ella...
No en un lugar que le traía tantos recuerdos...
No ahora que se sentía tan vulnerable.
-¿Qué es esto? -Preguntó ella confusa al ver aquella casa asomar entre los árboles. -¿Vive alguien ahí?
-No, nunca ha vivido nadie allí. Un hombre bastante rico mandó construirla en medio de este bosque, tardó más en llevar gran parte de los muebles que en construir la propia casa. Sin embargo murió antes de poder vivir ahí, ni siquiera habían terminado con los muebles. Las hijas de ese hombre se llevaron lo que quisieron y lo vendieron... Sin embargo hubo algo que no pudieron sacar de la casa... -Explicó Giyuu con un tono misterioso mientras se giraba para ver a (T/n) detrás de él.
-¿El qué?
-Ven a verlo.
🔹🔹🔹
El interior de la casa era hermoso aunque antiguo. Una espesa capa de polvo denso cubría la mayor parte de aquella extensión de baldosas y muros bajo un tejado de pizarra negra, alguna que otra tela de araña se había formado en las esquinas, humedades emergían de las paredes de papel pintado desgastando y medio arrancado.
A (T/n) le pareció curioso que no hubiera ningún graffiti. Que había huellas y pasos señalados en los que el polvo era menos grueso... Y que todos esos pasos conducían a una única habitación con la puerta cerrada, de cuya rendija que salían rayos de luz solar, como si esa habitación estuviera colocada ahí específicamente para que los rayos de sol lamiesen la madera del suelo.
-¿Cómo que a penas hay señales de bandalismo aquí...? Ni siquiera hay grafittis sexuales aleatorios repartidos por las paredes.
-¿No quieres ver lo que hay en esa habitación? -Preguntó con una tranquila emoción escondida. La joven asintió con curiosidad mientras caminaba por las maderas chirriantes del salón principal hacia aquella habitación cerrada.
Giró el pomo y empujó la madera de la puerta haciéndola bailar sobre sus viseras, consiguiendo que el sol la deslumbrase al abrir y tuviera que cubrir sus ojos con sus manos.
Escuchó como Giyuu suspiraba pasando a la habitación con ella.
Era la única habitación de la casa que no parecía abandonada.
Un enorme piano de cola protagonizaba todo el ambiente en ese cuarto.
(T/n) se acercó a él. No estaba sucio, no tenía polvo, las teclas marfileñas y azabaches parecían no haber dejado de tocar nunca...
¿Por qué?
-Resulta que cuando ese hombre se murió y la casa quedó abandonada, todo el mundo decía que el fantasma de ese viejo rondaba por aquí... Muy típico. Tú dijiste que no me atrevía a ir, e hicimos la apuesta de ir los dos, quien antes se echase atrás, perdía.
-Parece típico de mi. -Comentó con una ligera risa mientras apartaba la vista un segundo del piano para mirarle a él.
-El caso es que no había ningún fantasma. Lo único que quedaba era este piano. Un piano como ves, demasiado grande, pesado y aparatoso como para cruzar todo el bosque con él a cuestas, y la idea de desmontarlo tampoco se barajaba, ya que es un piano de una marca bastante antigua y por lo que sé, cara. Nadie sabría cómo volver a ponerlo en su sitio una vez desmontado.
-Así que decidieron dejarlo aquí... ¿No?
-Fue una pérdida de dinero importante, pero así es. Lo dejaron aquí.
Yo había tomado lecciones de piano antes, y tú querías aprender... Así que aquí te enseñaba todo lo que sabía... Pero no te gustaba el solfeo y la parte teórica, querías ir a la práctica musical directamente. -Comentó enarcando una ceja mientras suspiraba recordando aquello.
-¿Al final acabé aprendiendo? ¿Solfeo y teoría musical?
-No lo sé, dímelo tú. -Dijo riendo de aquello. Sin embargo ella no se acordaba así que se apresuró a explicarle. -Te dije que te enseñaría práctica a la vez que teoría, pero yo creo que las partituras te daban igual, creo que te las aprendías de memoria y tocabas de oído. Hacías trampas. -(T/n) se rascó la nuca y rio ligeramente ante eso.
-También suena como algo que haría.
¿Quieres que te diga si hacía "trampas" o no cuando recupere la memoria?
-Por favor.
Lo peor de todo es que acabaste tocando mejor que yo. -Respondió fingiendo molestia mientras metía sus manos en los bolsillos y observó con una mirada tranquila cómo (T/n) miraba y acariciaba embobada el piano.
-No creo... -Rió la joven sonriendole apartándose del piano unos segundos -Oye, Giyuu.
-Dime.
-¿Cómo es que esta casa está en la ruina y sin embargo este piano está tan bien conservado? Ha pasado mucho tiempo, ¿No?
-Yo me he encargado de cuidarlo. Vengo aquí todos los días.
-¿Te acuerdas de mi todos los días? -Aquello rompió ligeramente el corazón de la joven. Él no olvidaba su amistad con ella y ella se sentía terriblemente culpable aunque no lo recordase. (T/n) se arrepentía de haber dicho eso.
Giyuu suspiró con tristeza. Y asintió muy despacio, no sabía si (T/n) lo había visto.
-Lo siento...
El joven suspiró perdiendo su mirada azul unos instantes en la nada... Para luego volver a mirarla.
-No te preocupes por eso ahora. No lo recuerdas, y quizá tuvieras tus razones. Vámonos, te invito a desayunar. -Dijo sonrriendo mientras la miraba por encima del hombro antes de salir con ella de la habitación.
🔹🔹🔹
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro