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Capítulo 38

VOTEN, VOTEN, VOTEN Y COMENTEN, COMENTEN, COMENTEN. 

Ya me callo, A LEER. 

...

―Es Starstruck―. 

―No, no ha sido por completo Starstruck―. 

―¡Por Dios! ¡Mírala Katelyn! Es más que obvio que ha sido Starstruck―. 

―¡Todavía no se ha disculpado con ella!―.

―¿Y en serio crees que lo haga?― Luke arqueó las cejas con la expresión de "no puedes estar hablando en serio" ―Lo dijo en televisión nacional―. 

―¿Qué es quedar Starstruck?― preguntó Jamie. 

―Oh, sí, ¿Recuerdas esa película de Disney Channel que salió cuando teníamos 7 años? Por ahí del 2010.― Jamie asintió ―Bueno, es básicamente la historia de ____ con Joshua, sin darse cuenta obviamente―. 

―Él es famoso, ____ es normal, no pueden estar juntos...―. 

―¡Lo golpeó con una puerta!―. 

―¡Lo golpeó con una puerta!― Katelyn le alzó los pulgares a su amigo ―Habíamos dicho que era Starstruck si terminaba mal, pero como todo iba bien no creíamos que terminara así hasta ahora, sólo que aún no se ha disculpado con ella―. 

―No le digas, apostamos a que terminaría así con unos cuantos amigos de Joshua, ya sabes: en una entrevista, Joshua negándola, cosa que sabíamos que pasaría, aunque no tan literal―. 

Escuchaba las voces de mía amigos a los lejos, como pequeños ecos resonando en mi cabeza y sólo se trataba de un mal recuerdo o un mal sueño, y de esos ya había tenido mucho tiempo, como en el verano pasado. Sin embargo, ahora el dolor no era tan constante como aquella vez, no, era diferente, y algo estúpido. 

Mi mente se dividía en dos partes: la parte en la que sabía que no era real todo lo que dijo y que había sido obligado, y la otra parte en la que todo congeniaba para que lo que dijera fuera verdad. 

Las personas podían mentir, hasta la que nunca creemos que lo haría y tal vez yo solamente conocía el lado de Joshua en el que jugó conmigo para no aburrirse mientras estaba en Utah, pero ¿Y las canciones? ¿Los momentos? ¿Las palabras? ¿Qué pasó con todo eso? 

En realidad, todo se sentía como una sucia mala mentira, que al mismo tiempo terminaba siendo real, y eso era lo que más me destruía. No sabía que pensar con exactitud. Peor aún, no sabía que pensar de Joshua. 

―En pocas palabras, ____ está viviendo la historia de Starstruck, justamente igual,― escuché seguir a Katelyn ―solamente falta que él llegue el día del baile de graduación y se disculpe―. 

―¿Cómo aseguras que irá a la graduación y se disculpe?―. 

―Um... Luke― Katelyn lo miró obvia ―, el baile es en casi una semana, es obvio que va a llegar y le va a decir toda la verdad―. 

―¿A qué consideran como "Verdad"?― ahora preguntó Jamie ―Perdón, no conozco a Joshua como ustedes, pero eso se vio muy real―. 

―Es lo que he tratado de decirles, si Joshua lo dijo es porque es verdad y ya mostraba indicios de que estaba actuando muy extraño―. 

―¿Cómo explicas todas las canciones que le escribió?―. 

―¿Cómo sabes que eran para ella?―. 

―¡O'Malley! ¡Tú lo dijiste muchas veces! ¡Joshua está enamorado de ella! ¡No jugó solamente!―. 

―¡Los hombres engañan, Katelyn!―.

―Sí, los hombres engañan― solté por fin. 

Los dos que estaban peleando me voltearon a ver sorprendidos, mientras que Jamie observaba todo con cautelo y nervios, que por su cara, era la primera vez que veía ver a Luke y Katelyn pelear de esa manera; si es que a eso se le llamaba pelear. 

Alcé mi cabeza en alto, relamí mis labios lentamente, saboreando cada parte de ellos por lo salado de las lágrimas que no me di cuenta que salían. Cada una de ellas recorriendo mis mejillas, persiguiéndose las unas a las otras como si estuvieran en una carrera que hubiera que ganar. Cosa curiosa, ni siquiera sentía el dolor, simplemente salían y salían y salían. 

―Y creía que él no lo hacía―. 

―____― Katelyn se sentó a un costado de mí ―, Joshua tampoco te engaña, es obvio que te quiere mucho, y estoy casi segura de que solo dijo todo eso porque lo obligaron, no porque haya querido―. 

Desvié mi mirada ―podría haberlo hecho, pero― negué mi cabeza de un lado a otro ―, no lo sé―. 

―Sabes que tengo razón, por más real que se hubiera visto―. 

―No quita el hecho de que no le dijera la verdad― dijo mi mejor amigo entrando en mi conversación ―, bastaba con responder alguna de las llamadas y explicártelo―. 

―Creí que eras Team Joshua― espetó Katelyn, enfadada. 

―Soy Team Joshua, pero no seré Team de alguien que tenga a una de mis mejores amigas confundida, llorando sin alguna explicación real o concreta, que dijera las cosas así nada más y que la ignorara―. 

―No tenía forma de llamarme― encogí mis hombros ―. Quizás por eso no lo hizo―. 

―____, la primera vez te mandó una carta por una de sus mejores amigas―. 

Y tenía razón, Luke tenía un maldito punto de razón que no se le podía negar, después de todo, ese pequeño gran cerebro que tenía si le servía de algo y eso ahora me estaba haciendo mucho bien. 

La primera y última vez que pasó esto, Joshua hizo hasta lo imposible para ponerse en contacto conmigo y ahora no lo había hecho, ni una carta, ni un mensaje, ni una llamada, visita ni pensarlo, no había nada existente que dijera que le seguía importando. Lo que concluía a que era cierto lo que dijo en la entrevista, muy cierto. 

―Quiero estar sola― dije sin más. 

Los tres me voltearon a ver anonadados por lo que dije, como si no pudieran creer lo que decía. 

―¿Qué?― pregunté ansiosa ―Quiero estar sola―. 

―Pero, ____...―. 

―Quiero estar sola, por favor― interrumpí a mi amigo ―, en serio, quiero estar sola―. 

Katelyn tomó a Luke por el brazo cuando este estaba a punto de acercarse a mí, y lo jaló del otro lado de la habitación, mientras que escuchaba como decía: "Si esto termina siendo Starstruck, ganaré los 20 dólares de Sofia, pero no quiero que lo sea, ya no la quiero ver mal". 

Y sin más, Katelyn, Luke y Jamie se fueron de mi casa cerrando la puerta detrás de ellos, momento que aproveché para acostarme en mi cama y dejar que las lágrimas siguieran saliendo. 

Era horrible la sensación que tenía recorriendo todo mi pecho, el nudo en mi garganta y las lágrimas saliendo como un par de cataratas sin fin. Golpeé dos veces ambas mejillas y cerré los ojos. 

―Deja de llorar, deja de llorar―. 

Desafortunadamente, mis palabras no eran las suficientes para que mis lágrimas se detuvieran o para que ese dolor desapareciera. Me sentía mal conmigo misma, mal por sentir esto, pero peor aun por no tener ni la menor idea de qué sentir, al final de cuentas, sea verdad o no, Joshua lo hizo por una razón y mi ansiedad no ayudaba para nada, mucho menos el sobrepasar. 

De lo que si estaba segura es que no daba a Joshua ni estaba molesta con él, claro que no, no tenía porqué estarlo; estaba decepcionada y un tanto desconcertada, pero odiar a Joshua, ni en un millón de años lo haría. 

... 

Los días pasaron como el agua fluyendo en un río caudaloso. Regresé a la escuela a pasar los últimos días de preparatoria como una adolescente normal, pero claro que al ser novia o ex novia o lo que sea que tuviera con Joshua jamás me dejaría ser normal de nuevo, nunca más. 

Algo bueno fue que recibí de visita a las personas más inesperadas que me ayudaron bastante a comprender, pero al mismo tiempo no era nada bueno por eso. 

A donde fuera que caminaba las personas no dejaban de agobiarme y hacerme preguntas innecesarias, teniendo ya la información de que él y yo no éramos nada más, confirmado por él. Incluso como aquella vez que fui a interceptada por niñas de noveno grado obsesionadas con Joshua, aún tengo marcas de uñas por eso. 

―¡¿En verdad eres novia de Joshua?!―. 

―¿Cómo besa?―. 

―¡Me han dicho que besa genial!―. 

―¿¡Crees que me pueda firmar un autógrafo?!―. 

―¡Common Sense es para ti!―. 

―¡Debes tener mucha suerte!―. 

―¡Dile que me ame! ¡Si ya no está contigo, dile que me ame!―. 

Fue un largo y duro camino hasta el salón de Economía, al que casi no me dejan entrar porque me estaban tomando del brazo. Una de ellas, Petra Gates, prima de Max Gates, no paraba de decirme lo mucho que estaba feliz de que ya no estuviera con él y fue la que me dejó las uñas enterradas; niña loca, diría Luke. 

Si no hubiera sido por Zach, apuesto a que esas niñas me hubieran consumido hasta el más corto de mis cabellos, y jamás hubieran parado de hacerme preguntas sobre Joshua. 

Por su puesto que no eran las únicas, como dije, a pesar de que Joshua hubiera negado nuestra relación las cosas no se habían calmado tanto como creían. Los reporteros me habían dejado de seguir, sí, pero el loco club de fans de High School Musical: The Musical: The Series del estado pronto había averiguado "donde vivía", y lo digo en comillas porque el lugar que ellos conocían eran la casa de Luke, no la mía. 

―Te juro que si por alguna razón esos tipos vuelven a seguirnos, voy a levantar una orden de restricción―. 

―Lo hubiéramos hecho ya, no tienen vergüenza a respetar la privacidad―. 

Di una media sonrisa ―Creí que esto solo pasaba en las películas. Starstruck―. 

Luke ladeó su cabeza ―Bueno, esto es peor que Starstruck, estás viviendo tu propia película y nosotros somos los personajes secundarios que te resguardan de los locos―. 

―¿Por qué dejé que me influenciaran a salir con él?―. 

Abrí mis ojos por captar las palabras que habían salido de mi boca, bastante involuntarias, que causaron el mismo efecto en mis amigos. 

―No... no... no quise decirlo así― dije, antes de que pudiera ponerse peor. 

―Me alegro que dijeras eso antes de que te rompiera la cara y te entregara con los locos sin ofender Jamie―.

La rubia alzó una mano restándole importancia a las palabras de Luke.  

―Ni siquiera sé porqué lo dije, lo siento, no tengo argumentos para eso―. 

―No deberías tenerlos― habló Jamie ―, quiero decir, ¿Eras muy feliz antes de esto, no?― asentí ―¿Lo ves? No tienes arrepentimientos, y eso es demasiado bueno, ahora acepta vivir así―. 

―Y por eso te aceptamos en el grupo― soltó mi otra amiga sonriendo ―, tiene razón ____―. 

―Sé que tiene razón, por eso, retiro lo dicho―. 

Tras haber estado en ese momento incómodo que odiaba cuando estaba con amigos, me levanté de la silla en donde estaba sentada cuando escuché la puerta de la cocina abrirse y la voz conocida de la madre de mi mejor amigo, la que en algún momento también es considerada mi madre, no obstante con todo lo sucedido, estaba casi segura que mi presencia para ella no era muy grata. 

―Tengo que irme― les dije a mis amigos ―, nos vemos el lunes―. 

―Pero mañana es...―. 

―____, es mañana el...―. 

―¡Nos vemos el lunes!―. 

Pasé mi mochila por mi hombro y me dirigí a la puerta principal sin decir ni una sola palabra al tema que quería evitar. Uno de muchos. 

―¿Ya te vas, ____?―. 

Mierda. 

Apreté mi mandíbula, solté la perilla de la puerta y me giré lentamente hacia la mamá de Luke, que me observaba con esa expresión cálida y de amor, misma que recibí cuando mi mamá se fue. 

―Sí― respondí ―, tengo que irme ya, mi papá quiere que lo ayude en algo del trabajo y tengo que recibir a mi hermano en casa porque se le olvidaron sus llaves―. 

―Oh, es una pena― exclamó con una mueca ―, nos hubiera gustado que te quedaras a cenar―. 

―Hubiera sido genial, pero en verdad tengo que irme―. 

―Entiendo, salúdame a tu padre y Marissa de mi parte―.

 ―Lo haré, claro, gracias―. 

Logré escaparme de la madre de Luke sin tener que decir más, y a mi parecer creo que no estaba desagradada con mi presencia, me trataba como cualquier otro día, para ser sincera, eso me calmó bastante. Pero por obvias razones, todo lo que le dije era mentira, no quería estar ahí, por primera vez en años. 

Estuve caminando por varios minutos, varios, porque usualmente venía en auto gracias a Luke, ahora no. Me serviría como el ejercicio del día así que no me quejaba por nada, de Año Nuevo me había propuesto hacer más ejercicio y tener una buena condición física, por su puesto que ya casi era la mitad del año y no había hecho nada. 

Al doblar la esquina en mi casa, saqué las llaves de mi mochila, no sin antes asegurarme de que nadie me estuviera siguiendo, y seguí mi paso hasta la puerta principal. 

Subí los escalones, pasé por el grande jardín; estaba a nada de meter las llaves en la perilla cuando de repente, una mano tomó mi brazo, haciendo que me girara rápidamente a la persona, alzando la llave para usarla como arma por cualquier cosa. 

―No me vayas a enterrar la llave, por favor―. 

El alma se escapó de mi cuerpo cuando lo vi frente a mí, ahí estaba, con los brazos en el aire, tragando en seco y sin despegar la vista de la llave, él siendo él. 

Cerré mis ojos suprimiendo mis sentimientos y me giré de nuevo a mi puerta, para dejarlo con la palabra en la boca pues no quería escuchar lo que fuera que tuviera que decir. Sin embargo, mis manos decidieron traicionarme al igual que todo mi cuerpo, cuando estaba dispuesta para entrar en mi casa y azotarle la puerta, no moví ni un solo músculo. 

―¿Qué haces aquí?― fue lo único que pude soltar de golpe. 

―____, yo...―. 

―No, no me respondas― me volteé de nuevo a él ―. Te apareces después de días, después de haberme humillado frente a todo el país, de decir que era solo un juego para ti, ¿En verdad tienes el descaro, Joshua?―. 

―Yo nunca en verdad quise decir eso, me obligaron―. 

―Sí, sí te obligaron― crucé mis brazos ―. Así como te obligaron a decir que no era nada, en serio nada, una tonta inspiración, nada, Joshua, dijiste nada―. 

―¡No era cierto nada de lo que dije!―. 

―Lo sé, desgraciadamente lo sé, pero ¿sabes algo? Posiblemente muchos me estén odiando ahora por decir esto y hasta yo lo hago, pero pudiste habérmelo dicho, Joshua―. 

―No tenía cómo, ____―. 

―¿Ah no?― pregunté ironía ―Hace casi dos años, cuando pasó esto por primera vez, me buscaste hasta por debajo de las piedras, mandaste a Olivia a entregarme una carta―. 

―¡No podía ver a Olivia ahora!― exclamó, su tono de voz ya estaba subiendo, al igual que se terminaba mi paciencia ―¡Ni Sofia, ni Matt, ni Larry o Julia, NADIE!―. 

Sonreí sarcástica ―es curioso que lo digas, porque hace unos días vinieron todos ellos, diciendo que venían de hablar contigo y precisamente te dijeron que me verían pronto―. 

Joshua se quedó callado, tal y como lo esperaba, al no saber que decir, pasó una mano por su cabello comprendiendo que lo arruinó, y que claramente no esperaba por nada del mundo que los amigos que compartíamos tuvieran algo que ver con esto. 

Situación que me llevaba a mi conclusión y aunque sonaba egoísta, ya no era esa niña de 16 años que se dejaba engañar por las cosas y manipular fácilmente. Joshua tuvo la oportunidad de decirme todo desde antes, aprecio a que lo dijera en persona, pero no tuvo la manera cuando se lo entregaron prácticamente en bandeja de plata. 

―____, no es que... no...―. 

Negué lentamente con mi cabeza y llevé mi cuerpo de nuevo a lo que hacía al inicio: abrir la puerta. 

―Adiós, Joshua―. 

―¡____, no! ¡Escúchame! ¡Por favor! ¡No era que no quisiera buscarte! ¡No lo pensé y yo no quería decirte ni tampoco verte...! ¡Ah, mierda! ¡____, abre! ¡No quise decir eso! ¡En verdad lo siento! ¡No quería decirlo!―. 

Pero le era imposible, entré a mi casa casi por arte de magia pues no recuerdo cómo lo hice en realidad y cerré la puerta detrás de mí dejando a Joshua gritando. Me mataba por dentro tener que dejar esto así, pero al menos algo estaba claro y estaba segura que no fingía en lo absoluto: "No quería decirte ni tampoco verte". 

Qué bien, porque a esta altura, yo tampoco quería verlo, mucho menos con un corazón a punto de romperse. 

... 

Tssssss, a veces no sabemos lo qué decimos. 

En fin, ¿Qué creen que pase? ¿La rayis lo va a perdonar? ¿Seguirán el felices para siempre? 

Se leen teorías gratis. 

Anyways, tengan un excelente día, bonito, ya saben, disfrutar, en la escuela. 

Lxs ama con todo el corazón. 

-Andy. 






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