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Capítulo 17

Sin pensar en las consecuencias, y es que en ese momento eso era lo último que estaba pasando por mi mente, lo recuerdo como si fuera ayer; corrí a mi casillero para tomar los libros para la siguiente clase, miré el reloj de mi teléfono, aún faltaban 10 minutos para eso, y con cuidado, me dirigí a la puerta que llevaba a la azotea. 

No sin antes pasar al casillero de Luke por el gafete que me daría el acceso, la razón de eso, desde el inicio del ciclo escolar East High había abierto un club de herbolaria, curación con plantas, al que obviamente mi mejor amigo debía ser parte. 

Abrieron la azotea de la escuela para que las plantas tuvieran más sol, literalmente haciendo el lugar como aquella vez en High School Musical 3, donde Troy y Gabriela bailaron y cantaron "Can I Have This Dance?". Claro que las curaciones y el cuidado de las plantas tuvo más auge durante el primer semestre y los días en los que no nevaba. 

Por lo que había entendido gracias a Luke, ahora en el invierno solo habían algunas plantas que soportan el frío, pero en general el lugar se encontraba desértico ahora con las nevadas, y ahora entendía por qué Josh me había citado en ese lugar justo ahora. 

Pasé el gafete de Luke por el sistema de la puerta el cuál me dio el acceso de inmediato, abrí la puerta asegurándome de que no hubiera nada alrededor y me adentré dentro de esta cerrándola detrás de mí. 

La ola de aire frío inundó mis pulmones, no llevaba puesta otra chamarra que no fuera la clásica sudadera, pero no había vuelta atrás, había entrado de forma perfecta, así que aún con frío, comencé a subir los tres pisos de escaleras, con el aire frío sintiéndose cada vez más, la puerta de arriba estaría abierta. Subir hasta llegar al aire libre. 

Caía nieve, pocos copos de nieve así como los observaba en la ventana de la cafetería, salí al exterior en cuestión de minutos, sintiendo frío al instante. 

Busqué con la mirada a mi novio, con el que seguía molesta, mas no lo demostraría ahora, cuando de la nada, sentí el agarre de alguien jalándome hacia debajo de un pequeño techo que había en el lugar cubriendo algunas macetas vacías, para después, sentir los labios tan deseados sobre los míos. 

–Te encontré– se separó de mí –que suerte ¿no lo crees?–. 

–Podemos meternos en un gran problema–. 

–Entonces ¿qué haces aquí?– sonrió para volver a darme un corto beso –te extrañaba ya, es más tentador estando en el mismo lugar–. 

Asentí –lo es–. 

Joshua volvió a juntar sus labios con los míos, lo que hizo que pasara mis brazos alrededor de su cuello para atraerlo más a mí. Era gracioso como ya se me había bajado un poco el enojo que le tenía, sabía que sus labios me harían olvidarlo; pero de nuevo, no cambiaría el hecho de que tocaría el tema hasta dentro de algunas horas. 

Aquel beso duró más tiempo de lo que debería, de un momento a otro, yo me encontraba recargada sobre la pared que había con una reja detrás de nosotros, respirando de vez en cuando sin soltarnos mucho tiempo, tomar un poco de aire, y seguir en lo nuestro. Era demasiado adictivo. 

Solté un pequeño jadeo en medio de aquel beso, lo que logró que Josh acercara mi cintura más a él, pegando aún más nuestros cuerpos, había olvidado por completo el frío que estaba haciendo o que estaba cayendo nieve, mi mente se encontraba centrada en lo que pasaba con Joshua, y vaya que era algo importante. 

Mi novio comenzó a bajar los besos hasta mi cuello, empezando a hacer lo que hacía cuando estábamos en su casa o cuando estábamos los dos solos, bajaba las manos que se encontraban sobre mi cintura, a la vez en el que el beso subía de tono. 

Sabía cuáles eran sus intenciones, siempre comenzaba de esta manera. 

–No puede pasar aquí– dije entre los besos –no ahora–. 

–¿Por qué no?– preguntó de la misma forma –ya está sucediendo–. 

–Porque tengo clase en minutos– respondí –y estamos en mi escuela– más besos –estamos en la azotea de East High–. 

Palabras mágicas que para ser sinceros me ayudaron a mi también, lo había olvidado por completo. Estábamos en la escuela, en un lugar donde no había algo que amortiguara el sonido si es que saben a lo que me refiero, en medio de una pequeña nevada y al aire libre. 

Además, Joshua y yo ya habíamos pasado esa etapa en nuestra relación, la etapa donde las hormonas explotaban y nuestros cuerpos deseaban constantemente estar juntos y hacerse uno, lo que antes era más común, sin embargo, cuando antes sucedía más de 5 veces a la semana ahora eran solamente tres...o cuatro. 

Joshua se separó de mí, me miró directamente a los ojos y río divertido, para después bajar la mirada avergonzado. 

–Me dejé llevar– rascó su nuca –en serio, lo lamento–. 

–No te preocupes, California, también fue mi culpa, y no te detuve, no me di cuenta antes–. 

–Pero, pero– tomó mis manos –aún tenemos la tarde para estar juntos, te veré en el departamento ¿no es así?–. 

Asentí con una media sonrisa –igual que siempre–. 

Joshua entrecerró los ojos y me se quedó mirándome unos momentos. 

–¿Pasa algo?– preguntó sospechoso. 

Negué –no, para nada–. 

–Sabes que puedes hablarme, decirme todo–. 

Levanté mis cejas, cierta ironía, lo miré directamente a los ojos y quité mi sonrisa, podía soltar todo lo que sucedía justo en ese momento, decirle lo que me molestaba o preguntarle sobre su supuesta nueva publicista, sin embargo, algo dentro de mí me decía que aún no era el momento, no era tiempo de soltarle una bomba de ese calibre, y menos de lo que pasó ahora. 

–Lo sé– le sonreí –y te amo por eso, pero si deberías saber que encontré a Zach–. 

Tal y como lo esperaba, Joshua abrió sus ojos sorprendido y pasó un poco de saliva nervioso, bajó la mirada, relamió sus labios un par de veces, algo que hacía cuando se ponía celoso, y alzó las cejas para terminar encogiendo sus hombros. 

Reí divertida –deja de ponerte celoso–. 

–No estoy celoso–. 

–No puedes engañar a nadie cuando estás celoso y menos a mí–. 

Miró a su alrededor –okay, bastante justo–. 

Rodeé los ojos divertida –la tengo–. 

–¿Te dijo algo?–. 

–Sí, hablamos, nada importante– crucé mis brazos para cubrirme del frío –no lo vi bien, físicamente y como una persona que sufre de ansiedad, no lo vi bien tampoco de esa manera–. 

Hizo una mueca –debe estar mal ¿no lo crees?–. 

Asentí –lo está, no hablé con Katelyn y Luke sobre eso, lo olvidé–. 

–Es increíble como toda tu vida se basa en ellos... y en mí–. 

Joshua sonrió, tomó una de mis mejillas y me acercó hasta su boca dándome un corto beso en los labios. 

–Tenemos una nueva ¿amiga?... sí, sí, una nueva amiga ahora–.

–¿Oh si? ¿Quién?– preguntó entusiasmado. 

–Es una chica rubia llamada Jamie– respondí –y su canción favorita es Common Sense–. 

–¿Hablas en serio?– asentí, Josh sonrió emocionado –¡wow! Quien lo diría, la canción favorita de tu nueva amiga es una canción que te escribieron a ti–. 

–Una muy bonita canción–. 

–Recuerda que no puedo pensar en nada más que no seas tú–. 

–Otra buena canción–.

–Lo es–.

–Todo el tiempo, hermosa canción–.

–Igual que tú, ____–.  

Pasé mis brazos alrededor del cuello de mi novio, y como hace unos momentos, nos hundimos en un profundo beso. Salimos del techo que nos cubría, la nieve caía sobre nuestras cabezas y sus brazos cubrían mi cuerpo para que no sintiera el frío. 

Al terminar el beso, era la hora de volver para mi siguiente clase, Joshua insistió en darme la sudadera que traía puesta, a lo que yo le respondí que no porque podíamos levantar sospechas y porque él tendría frío, sin embargo, él no dejó de insistir hasta que la aceptara, diciendo que era suya y que dentro le darían una de Ricky. 

Sin más que decir, bajé de la azotea de la escuela asegurándome de que no viniera nadie, con la sudadera de mi novio puesta, feliz por lo que acababa de pasar, mostrando una sonrisa que nadie la podía borrar. 

...

Narrador Omnisciente 

Los dos chicos con amor prohibido dentro de East High siguieron con sus vidas después de aquel pequeño rendez vous que tuvieron en su lugar de siempre, sin embargo, poco ellos sabían lo que estaba sucediendo, creyendo que podían guardar su pequeño secreto. 

____ salió por la puerta de la azotea tratando de cuidar que nadie la viera, y al asegurarse de aquello, se fue con una hermosa y grande sonrisa hasta su salón de clases. Minutos después, salió Joshua de la misma manera detrás de su novia, camino a la parte detrás de la escuela con destino a su trailer. 

No muy lejos de ahí, no contaban con que habría una figura misteriosa estaba observando a lo lejos, cada una de las acciones de los enamorados. 




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