La mansión Park se encontraba en un desorden absoluto, en la habitación más alejada estaba Ji-ah quien horas antes había dejado salir su celo.

Restregaba su intimidad con su mano queriendo ir más profundo pero su loba no estaba conforme con eso. Aulla pidiendo a gritos que él chico de cabello rojizo entrara,ese mismo que momentos atrás la dejo en esa cama y sin poder evitarlo beso sus labios tan necesitado como ella.

Ji-ah se levantó un poco solo para arrastrar su cuerpo hasta la puerta, tocó sin mucha fuerza soltando su nombre entre suspiros.

—Jimin....por favor ven... Jimin.

Más su ruego no fue escuchado por qué a la lejanía él estaba apresado.

—¿Que paso?

—Jimin está en la cueva, su celo se adelantó, no debes preocuparte mamá, él está bien.

—A tu hermano nunca le sucedió eso antes, ¿Que fue lo que pasó?

—¿Recuerdas a Moon y Ji-ah?

—Las chicas nuevas....que tienen que ver.

—Te conté que Ji-ah nunca conoció a su loba, tiene poco tiempo que ella le hablo...y bueno su primer celo se dió hoy.

—¿Ella que es?

—Omega, Jimin fue bastante fuerte al cargarla y llevarla a la habitación que está destinada a él para pasar su celo, pero la final terminó surgiendo el suyo, se fue rápido para evitar problemas.

La señora Park trato de levantarse pero su hijo se lo impidió, la mujer estaba tan débil que cualquier esfuerzo podría tumbarla y empeorar su condición.

—Mamá no te levantes, ellos estarán bien.

La historia de la familia Park se resumía en un amor correspondido y la envidia de un humano que juro lealtad a la mujer.

Seo DoShim, una Omega crecida en los límites del bosque negro y la aldea humana, ella fue quien confío en un humano de su misma edad, más el cariño que ambos sentían no eran igual. Él quería poseerla y ella solo lo veía como un buen amigo.

Cuando el matrimonio de DoShim llegó a sus oídos ,huyó durante unos años, justo después de que su segundo hijo cumpliera los siete años. El veneno puro fue consumido por la mujer y su cuerpo nunca se recuperó.

Jimin sentía su cuerpo arder, ni estando desnudo podía disminuir su calor, sus ojos se volvieron amarillos por el deseo .

Estaba a nada de irse tras la mujer que le había provocado su celo, más su parte humana luchaba con todas sus fuerzas en mantener se cuerdo.

Pero era claro que al tener una bestia ,la cordura no era parte de ellos.