Ji-ah sufría de insomnio desde siempre pero al llegar a esa manada su insomnio nunca apareció hasta ese día.

—Diosa Luna...te agradezco mucho la bendición que me otorgas te pero ahora necesito pedirte algo...haz que mis sentimientos dejen de crecer, él no será mío y yo solo soy una fugitiva. No puedo amarlo.

Dos semanas habían pasado, siempre se miraban a lo lejos como si solo cruzar miradas fuera suficiente para decirse todo y nada.

"No pidas eso, él vendrá a ti"

—No lo hará, debes entender lo, tiene una responsabilidad.

—¿Quien está ahí?

Ji-ah se levantó sacando sus pies de la fría agua, ese arrollo se convirtió en su escondite.

Miro a los lados tratando de identificar a quien sea que se acercaba, más su cuerpo perdió balance al dar un paso atrás. Jimin estaba ahí y solo con un pantalón ancho.

Su cuerpo entro al agua de golpe, recargo sus brazos en el fondo para poder sentarse, lo miro de pies a cabeza sintiendo sus mejillas sonrojarse.

Él se acercó, extendió su mano para que ella la tomara y fue ese momento que ambos lobos se pusieron alerta.

—¿Estás bien?

—Si, lo siento señor—se disculpaba como si realmente hubiera hecho algo mala.

—No tienes que pedir disculpas, no hiciste nada malo, y no tienes que irte, si no te molesta ¿podría acompañarte?

Sus corazones palpitaban con rapidez, su primera charla y su primer roce no fue lo que se imaginaban pero algo es algo. Ambos se sentaron en el suelo apreciando la vista del cielo,la luna y las estrellas.

—¿La manada te trata bien?

—Si, creí que por ser una fugitiva sería como una peste pero...todo han sido buenos conmigo.

—Al ser aceptada te convertiste parte de la manada, eres una de las nuestras y es mi deber protegerte de la mismo forma que los demás.

Ese era un líder hablando de su responsabilidad. Ella lo sabía.

—¿Usted no puede dormir o es común salir a esta hora?

—Esto ah....solo estoy nervioso, en menos de un mes tendré que casarme.

—¿La ama?...¡No! Lo siento disculpe, no es algo qué deba interesarme, es claro que la ama o si no no se casaría —ella hablo rápido ocasionando la risa del chico.

—No es amor....pero es algo que debo hacer.

Ji-ah lo miró viendo su perfil, la primera vez que lo vio, no podía creer que alguien así pudiera existir, su cabello rojo y largo siempre fue tan llamativo, estiró su mano tocando un par de mechones logrando así captar la vista del joven lobo.

—¿De que color es tu lobo?

—Rojo..más intenso que mi cabello.

—Debe ser hermoso.

Él la miraba, sus ojos ,sus cejas, su nariz, su boca. Acercó su cuerpo logrando que su rodilla chocará con la de ella.

Subió su mano hasta su mejilla y con valentía acercó sus labios a los suyos.

Movimientos lentos y torpes lograron ocasionar que los lobos de ambos brincarán de emoción.