La noche había caído y ellos seguían peleando, las palabras se habían detenido hacia un rato, ahora eran peleas silenciosas.

—También viniste a perdernos, bien hecho.

—No me hubiera desviado si esa tal Izumi no te hubiera llamado.

—No sospecharías que te soy infiel si no te hubieras acostado con Higuchi.

—¡¿Cómo mierda quieres que te explique?!

—¡No necesito tus malditas explicaciones!

El matrimonio guardó silencio de nuevo, habían terminado en un camino desolado por estar discutiendo. ¿Cómo Atsushi le diría a su marido que Izumi Kyouka era una compañera del trabajo?

¿Por qué se negaba a escuchar las explicaciones de Ryuunosuke acerca de esa supuesta aventura con su asistente?

Tal vez era que no quería que su esposo le siguiera viendo la cara de imbécil, burlándose de él mientras le contaba los detalles de cómo salió con aquella mujer.

Bostezó, el maldito pleito con su esposo lo había agotado.

No había ninguna gasolinera cercana, no podría ordenarle a su marido detenerse para tomar un café. Volteó a verlo, sus ojos grises estaban entrecerrados.

Se estaba quedando dormido, también.

—Despierta. —dijo a su esposo, metiendo sus dedos en sus mechones negros.

—Lo siento. —murmuró él, con una voz ronca. Pero ya estaba bostezando nuevamente.

No debía faltar mucho para llegar al lugar donde pasarían sus vacaciones de aniversario. Sin embargo el camino desde que se desviaron parecía interminable.

Atsushi pudo ver en la lejanía un letrero que proporcionaba una gran iluminación.

“Hotel Welthell”

—Detente aquí, dormiremos aquí por está noche y mañana continuaremos.

El auto se detuvo frente al hotel, el de pelo plateado bajo junto a dos maletas para registrarse, sin darse cuenta de lo que ocurría con su esposo. Sin querer enterarse.

—Bienvenidos al Hotel Montgomery.

Saludó una pelirroja de amables ojos verdes, con una vistosa pañaoleta roja enredada en el cuello, que hacía juego con el color de su labial.

—Oh, allá afuera, el letrero...

—Sé lo que dice el letrero, fue colocado por el socio de mi padre en cuanto él murió, pero este era su hotel así que me gusta dar la bienvenida como si él siguiera aquí. Soy Lucy Montgomery, ¿Quieren que los registre?

—Eh, si, quisiera una habitación con dos camas, solo estaremos aquí durante una noche. A nombre de Nakajima Atsushi.

—Bien, cuando se vaya podemos discutir el precio de la estancia, su habitación es la número 65 del nivel seis, pueden acompañarme por el ascensor, aunque creo que es un poco más recomendable seguir las escaleras.

—Vamos a tomar el ascensor. —habló Akutagawa, sin consultar la decisión con Atsushi.

—Siganme, por favor.

Para ser un hotel en medio de una carretera desolada era un lugar demasiado grande, contaba con al menos unos díez niveles.

Cuando el elevador antiguo marco al sexto nivel ellos bajaron, la habitación 49 les dio el recibimiento, así que caminaron un poco más hasta su habitación acordada.

—Lamento darles está habitación, pero estamos un poco llenos así que está era la única disponible, si escuchan pasos en el pasillo por favor, ignorenlo, y nunca intenten abrir la habitación 66, no importa que escuchen, esa habitación ha estado vacía desde hace tiempo.

Ryuunosuke miró las dos camas en la habitación, y volteó a ver al de ojos heterocromaticos.

—¿Dos camas?

—No quiero dormir junto a ti, además solo es una noche.

Atsushi se recostó, dándole la espalda a la cama donde su esposo descansaría, si la mente no le mentía calculaba que serían cerca de las 2:00 AM.

Cuando cerró los ojos, se dio cuenta de algo importante, así que se levantó, encontrando los ojos grises de su esposo.

—Tampoco tengo sueño. —mencionó él, antes de que Atsushi dijera una palabra.

(...)

Historia temporalmente sin separador por qué he estado trabajando tanto en el que lo he dejado abandonado.

Fanfic de actualizaciones tardías, mi único propósito es dar a conocer su existencia antes de desenvolver el misterio que aguarda a por nuestros protagonistas.

Otros shipps involucrados, entre ellos soukoku y Ranpoe, hay conección con otros fanfics de esta cuenta.

Sin más que decir nos vemos el día que las letras formen la inspiración en mi mente, y lo que escriba realmente valga la pena.