🤍X: La verdad saldrá a la luz🤍
Al llegar, fuimos recibidas por un oficial somnoliento que nos miró con escepticismo mientras tratábamos de explicarle la situación.
—¿De qué están hablando? —preguntó el oficial, frunciendo el ceño—. ¿La familia Jeon involucrada en crímenes? Eso suena... ridículo.
—No es ridículo —insistí, colocando las pruebas sobre el escritorio—. Aquí está todo. Ellos han estado matando a chicas jóvenes durante generaciones. No puede seguir así. Dígame, ¿usted tiene hijas? —con eso último logré que tomara los documentos.
El oficial hojeó las pruebas, su expresión cambiando de escepticismo a preocupación. Finalmente, hizo una llamada para que otros oficiales se unieran a él.
Unas horas más tarde, la policía había rodeado la cabaña y arrestado a Jungkook. Los oficiales también comenzaron a investigar la mansión de los Jeon. Sin embargo, la verdad pronto salió a la luz: muchos de los oficiales y figuras de autoridad en Ravenbrook estaban bajo la influencia de los Jeon. El caso, aunque sólido, se encontró con obstáculos en cada paso.
Tzuyu y yo observábamos desde la distancia, sintiendo cómo la esperanza que habíamos mantenido empezaba a desvanecerse.
—¿Y si todo esto es en vano? —susurró mi amiga, mirándome con desesperación.
Apreté los puños.
—No podemos rendirnos ahora, Tzuyu. Aunque tome tiempo, las pruebas están ahí. La verdad saldrá a la luz, y cuando eso suceda, los Jeon pagarán por todo lo que han hecho.
Las dos nos quedamos en silencio mientras el sol comenzaba a ocultarse, sabiendo que aunque la batalla aún no estaba ganada, habíamos dado el primer paso hacia la justícia.
[...]
El ambiente en Ravenbrook estaba cargado de una tensión invisible. Las calles, normalmente tranquilas, parecían llenas de ojos que nos vigilaban. Tzuyu y yo sabíamos que el tiempo era esencial, habíamos hecho lo que nunca nadie antes se había atrevido a hacer: enfrentarnos a la familia Jeon, y ahora, estábamos pagando el precio.
Dentro de la casa de Tzuyu, las dos preparábamos nuestras mochilas apresuradamente, llenando nuestros bolsillos con lo esencial. Nuestras manos temblaban, y el silencio entre nosotras hablaba más que mil palabras. Sabíamos que no podíamos quedarnos, pero el miedo a lo desconocido se mezclaba con la tristeza de abandonar todo lo que conocíamos.
—Hana, ¿crees que nuestras familias estarán bien? —preguntó con la voz quebrada, cerrando su mochila con un tirón.
Yo, también luchando por mantener la compostura, asentí con firmeza, aunque una pequeña parte de mí no estaba segura.
—Les advertimos que debían irse cuanto antes —respondí, intentando sonar más segura de lo que me sentía—. No tenemos otra opción. Si nos quedamos, estamos condenadas, y nuestras familias también.
Tzuyu asintió, y con una mirada decidida, ambas salimos al vestíbulo. Sus padres ya se habían ido, habiendo recibido la advertencia, que no podíamos explicarles todo, pero les dejamos en claro que debían huir del pueblo.
Las dos sabíamos que nuestra huída debía ser rápida y discreta. No había tiempo para despedidas largas o complicadas. Al llegar a la puerta, Tzuyu se detuvo por un momento, volviendo la mirada hacia la casa que había sido un refugio para ella.
—Volveremos algún día, cuando todo esto termine —susurré, más para mi misma que para ella, quien simplemente apretó mi brazo en señal de apoyo.
Salimos en silencio y comenzamos a caminar hacia la escuela, el punto de encuentro que habíamos acordado para no levantar sospechas. Sabíamos que ese sería el último lugar en el que podríamos estar antes de desaparecer por completo.
Cuando llegamos a la escuela, el cielo comenzaba a teñirse de un tono naranja. Parecía que el día seguía su curso normal, pero ambas sabíamos que nuestro mundo se estaba desmoronando.
—Hana, antes de irnos, tenemos que hacer algo más —dijo Tzuyu, rompiendo el silencio que había entre nosotras mientras caminábamos.
—Lo sé —respondí—. Tengo el paquete preparado. Debemos asegurarnos de que llegue a manos de alguien que pueda hacer algo con esta información.
Nos dirigimos hacia el pequeño servicio postal de la ciudad, sabiendo que sería la última vez que nos aventuraríamos en el centro del pueblo. Había preparado un paquete con todas las pruebas que habíamos recolectado, cada foto, cada documento, cada artículo de periódico. Todo estaba cuidadosamente empaquetado y dirigido a un periodista de investigación de una ciudad cercana, alguien que, según nuestras investigaciones, no tenía ninguna relación con la familia Jeon.
Me acerqué al mostrador, mientras Tzuyu vigilaba la puerta, sintiendo que en cualquier momento podríamos ser descubiertas.
—¿Algo más que desees enviar, querida? —preguntó la mujer en el mostrador, ajena a la tensión que estaba sintiendo.
—No, eso es todo —respondí, esforzándome por mantener la calma en mi voz mientras deslizaba el paquete a través del mostrador—. ¿Podría enviarlo como urgente?
La mujer asintió, sonriendo mientras realizaba el trámite. Apenas podía sostener su mirada, temerosa de que algo en mis ojos pudiera delatarme.
—Listo, llegará a su destino mañana por la mañana —dijo, con una sonrisa profesional—. Que tengas un buen día.
Asentí con una sonrisa tensa y regresé junto a Tzuyu. Ambas comenzamos a caminar rápidamente hacia el coche que habíamos escondido en las afueras del pueblo. El tiempo corría en nuestra contra.
—¡Lo logramos! —murmuró Tzuyu, mientras nos sabíamos al coche, mis manos temblorosas apenas podían insertar la llave en el contacto—. No puedo creer que lo logramos.
—Aún no estamos a salvo —respondí mientras el coche arrancaba—. Debemos salir de aquí antes de que se den cuenta de lo que hemos hecho.
Con el motor rugiendo bajo nosotras, el coche se lanzó por la carretera, dejando atrás el pueblo que había sido nuestro hogar, y ahora, nuestra pesadilla. Mientras conducíamos, la tensión en el aire era evidente. Tzuyu miraba continuamente por el retrovisor, esperando ver luces de coches siguiéndonos. Por mi parte, mantenía la mirada fija en la carretera, mis pensamientos estaban entremezclados con el miedo y la esperanza.
Cruzamos el letrero que marcaba el final de Ravenbrook. Un alivio tenue nos envolvió, aunque sabíamos que la sombra de los Jeon seguiría persiguiéndonos.
—¿Y ahora qué? —preguntó Tzuyu, su voz temblaba ligeramente mientras el coche avanzaba hacia lo desconocido.
Suspiré, apretando con fuerza el volante.
—Ahora, esperamos —dije con voz firme—. El paquete llegará mañana, y si todo sale bien, el periodista lo recibirá y comenzará a investigar. Necesitamos tiempo, pero mientras tanto, tenemos que desaparecer. No podemos quedarnos cerca.
Tzuyu asintió, aunque estaba segura que la incertidumbre seguía nublando su mente.
[...]
>>> 𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 <<<
A la mañana siguiente, en una oficina abarrotada de documentos y recortes de periódicos, un periodista se sentó en su escritorio, revisando su correo. Entre las cartas y paquetes habituales, un sobre grueso llamó su atención. Lo abrió con curiosidad, sin saber que lo que estaba a punto de descubrir cambiaría la vida de todos en Ravenbrook.
Al sacar el contenido, sus ojos se agrandaron. Fotos, documentos, y un mapa detallado del bosque de Ravenbrook llenaron su escritorio. El periodista comenzó a leer los documentos, mientras su expresión cambiaba de asombro a horror.
—¿Qué es esto...? —murmuró para sí mismo, sintiendo cómo la historia que tenía en sus manos era más grande de lo que jamás podría haber imaginado.
Días después, la televisión en una cafetería al otro lado del país mostraba una transmisión en vivo. Las noticias habían estallado en la ciudad cercana a Ravenbrook, revelando al mundo los oscuros secretos de la familia Jeon. La reportera en pantalla hablaba con seriedad, mientras imágenes de la mansión Jeon y los archivos obtenidos llenaban la pantalla.
—En lo que parece ser una de las mayores revelaciones de corrupción y asesinato en serie, la familia Jeon, conocida por su riqueza e influencia, ha sido expuesta por una fuente anónima. Las autoridades han comenzado una investigación a gran escala...
>>> 𝐇𝐚𝐧𝐚 <<<
Tzuyu y yo observábamos las noticias desde el coche estacionado en una gasolinera, nuestros corazones latían al unísono. No podíamos evitar sentir alivio al ver cómo nuestro plan comenzaba a dar frutos.
—No hemos terminado —dije, aunque una pequeña sonrisa se formó en mis labios—. Pero hemos comenzado algo.
Tzuyu asintió, tomando mi mano en la suya.
—Y esta vez si se hará justícia.
Mientras el coche se alejaba, dejando la gasolinera atrás, ambas sabíamos que nuestra vida nunca volvería a ser la misma. Aunque la familia Jeon seguía siendo poderosa, la verdad estaba saliendo a la luz, y con ella, la esperanza de que, algún día, podríamos regresar a Ravenbrook sin miedo...
"En los momentos más oscuros, es la valentía de enfrentar la verdad la que tiene el poder de encender la luz y transformar el futuro."
El siguiente ya es el final. Espero que les guste mucho y lo disfruten. 🤭💞
Cuídense mucho vvs. 💜💜💜
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