—¿Cuándo podríamos ir? —pregunté.

—Este sábado podría funcionar —dijo él—. Podemos ir por la mañana y tener la tarde libre. ¿Te parece bien?

—¿Quieres que salgamos? Como... ¿una cita?

—Tan obvio fuí —su mirada intensa me erizó la piel—. Será una cita solo si te parece bien.

Asentí, contenta con el plan. El sábado llegó rápidamente y, al amanecer, Jungkook y yo nos encontramos en la entrada de la mansión Jeon. El edificio estaba envuelto en un aura de decadencia, con su arquitectura gótica y ventanales rotos que parecían contar historias de tiempos pasados.

—¿Estás lista para esto? —preguntó Jungkook, notando mi expresión mientras miraba el edificio.

—Sí —respondí, aunque en el fondo me estaba muriendo de miedo—. Vamos a ver que encontramos.

La entrada principal estaba cerrada con una cadena oxidada, pero Jungkook la abrió con facilidad. El interior de la mansión estaba en ruinas, con muebles antiguos cubiertos de polvo y telarañas en las esquinas. El silencio en el lugar era casi palpable, y cada paso resonaba con un eco perturbador.

Mientras explorábamos, comencé a notar detalles extraños: pinturas desgastadas en las paredes, antiguos retratos de personas que parecían observarnos con miradas vacías. El ambiente estaba cargado de una energía tenebrosa que parecía aumentar a medida que avanzábamos.

En un momento, llegamos a un pasillo oscuro que parecía extenderse sin fin. Sentí una presencia extraña en el aire, como si algo estuviera acechando en la oscuridad. De repente, tuve una visión. Vi a una chica que se parecía a mí, corriendo frenéticamente por los pasillos de la mansión, su rostro reflejaba pánico y desesperación. La visión se desvaneció tan rápidamente como había aparecido, dejándome temblando y desorientada.

—Jungkook —susurré, tratando de recobrar el aliento.

—¿Qué pasa? —preguntó él, notando mi expresión perturbada.

—Visión... vi a una chica... corriendo —dije, mi voz temblaba—. Parecía... como yo, pero con miedo.

Jungkook me miró con preocupación.

—Deberíamos salir de aquí —dijo—. No sé qué has visto, pero es mejor no quedarse mucho tiempo.

Asentí, temblando mientras seguía a Jungkook hacia la salida. La visión había dejado una marca profunda en mí, y la sensación de terror se había intensificado. Cuando salimos de la mansión, el aire fresco parecía aliviante, pero el peso de lo que había experimentado seguía presionando sobre mis hombros.

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook, deteniéndose para mirarme.

—No realmente —admití—. Fue... aterrador. No sé qué fue eso.

—No te preocupes, yo estaré aquí para cuidarte —escuchar esas palabras me tranquilizó, y debo admitir que me gustó mucho—. Ahora me debes una cita, que te parece si vamos por helado. Te hará sentir mejor.

—Me encanta la idea.

Después de eso nos fuimos caminando. Jungkook me llevaba abrazada, parecía que temía por mi salud. Tal vez notó que estaba un poco mareada.

[...]

Pasaron unos días. Los encuentros y salidas con Jungkook se volvieron constantes y en serio me gustaba, tanto como para ignorar las advertencias de Tzuyu. No quería seguir siendo la rarita que desconfía de todos y se siente observada.

De igual forma, mi amistad con Tzuyu se consolidaba, y aunque ella seguía siendo reservada en cuanto a los detalles, comenzaba a confiar más. Me gustaba escuchar las historias fragmentadas que me contaba sobre el pasado de Ravenbrook, relatos de desapariciones misteriosas y leyendas sobre la familia Jeon que estaban tan entrelazadas con el pueblo que era imposible distinguir dónde terminaba una y comenzaba la otra.

—La familia Jeon tiene una influencia casi absoluta aquí —me explicó Tzuyu después de clases, mientras nos sentábamos en una cafetería local, con una taza de chocolate caliente en las manos—. Fundaron el pueblo y, a lo largo de los años, han mantenido un control férreo sobre él. Cualquier cosa que ocurra aquí, cualquier cambio, pasa por ellos.

—¿Por qué lo hacen? —pregunté, ansiosa por entender más.

—Hay rumores —dijo Tzuyu, mirando alrededor para asegurarse de que nadie estuviera escuchando—. Algunos dicen que están tratando de mantener una especie de... equilibrio, un pacto oscuro que hace que el pueblo se mantenga "en orden." Pero la realidad es que controlan todo desde las sombras, y no es solo poder: es una tradición cruel. Cada generación debe sacrificar a una chica para mantener el equilibrio de su legado.

Me estremecí al escuchar esas palabras. A pesar de que Tzuyu hablaba con calma, el peso de la información me abrumaba.

—¿Y qué pasa con las chicas que desaparecen? —pregunté.

—Nadie sabe mucho —respondió—. Los cuerpos rara vez se encuentran, y los pocos que se encuentran ya te había dicho que nunca están completos. La familia Jeon siempre parece tener una explicación, pero es difícil creer en sus historias.

Intenté procesar todo lo que Tzuyu me había contado, pero una parte de mí seguía atada a Jungkook. A pesar de las advertencias, sentía una atracción innegable hacia él y no pensaba desconfiar.

El tiempo que pasábamos juntos él y yo era mágico. Nuestros encuentros eran una mezcla de conversación ligera y momentos en los que Jungkook parecía abrirse más, compartiendo fragmentos de su vida y su familia, aunque siempre evitando profundizar demasiado en los aspectos más oscuros.

—A veces creo que la gente aquí no entiende lo que significa vivir en libertad —dijo Jungkook, mientras caminábamos por el parque del pueblo—. Todo está tan controlado, tan... restringido.

Lo miré con curiosidad. La forma en que hablaba era como si estuviera atrapado entre dos mundos, y eso me atraía aún más.

—¿Qué es lo que realmente quieres, Jungkook? —pregunté, cuando estábamos sentados en un banco del parque, rodeados por el silencio del atardecer.

—¿Libertad? —dijo él, reflexionando—. A veces creo que lo que quiero es comprender lo que realmente está pasando aquí. Mis padres nunca hablan mucho sobre la familia o sobre el legado. Siempre me han dicho que es para protegerme, pero a veces me pregunto si hay algo más que no me han contado.

No sabía cómo responder, pero esas palabras resonaban en mi mente. La curiosidad sobre el mundo de Jungkook y la oscuridad que envolvía a Ravenbrook volvían a mi mente. Es como si no pudiera ignorar este gran misterio por mucho que lo intente.

Esa noche, la inquietud que había sentido desde mi llegada volvió con una intensidad nueva. Al día siguiente, en la escuela, encontré otra nota en mi casillero, escrita a mano con esa caligrafía extraña que no reconocía. La nota decía simplemente:

"Ten cuidado, no estás a salvo. Él pronto iniciará su ritual, y tú serás el sacrificio."

El papel temblaba entre mis dedos mientras mis ojos recorrían una y otra vez esas líneas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y mi mente se llenó de preguntas que no podía responder. ¿Quién había escrito esto? ¿Era una advertencia sincera o una burla retorcida?

Observé a mi alrededor, buscando algún indicio entre los rostros despreocupados que llenaban el pasillo. Todo parecía tan rutinario, tan mundano, que resultaba inquietante. Pero esa sensación de ser vigilada persistía, como una sombra que no lograba desvanecerse.

Con un esfuerzo, guardé la nota en el bolsillo de mi chaqueta. Intenté actuar como si nada hubiera pasado, aunque mi respiración acelerada me traicionaba. Necesitaba claridad, alguien con quien compartir este peso, pero la incertidumbre me mantenía en guardia. Sabía que debía estar atenta, que el pueblo tenía un oscuro secreto, y que yo, estaba atrapada en medio de él, sin una salida a la vista...

¿Quién creen que envía las notas? 🤔💗

En el siguiente capítulo lo sabrán. 😉💞
(Un spoiler: ⛽) Muy obvio 😂