🤍El encanto de Jeon Jungkook (𝗉𝖺𝗋𝗍𝖾 𝖨)🤍
Los días en Ravenbrook transcurrían con una extraña calma. La llegada de Jeon Jungkook a mi vida marcó un punto de inflexión en mi existencia. A pesar de las inquietantes cartas anónimas que recibía, estaba completamente embriagada por el encanto de Jungkook.
Desde nuestra primera cita, me cautivó con su magnetismo. Su presencia tenía un efecto casi hipnótico, como si todo a su alrededor quedara en segundo plano, dejando solo su mirada intensa y la conexión que parecía surgir entre nosotros.
[...]
Esta noche iremos a un restaurante. Me preparé con cuidado, eligiendo un vestido que resaltara lo mejor de mí. Él pasó a buscarme en su auto, siempre era tan puntual y encantador. Al llegar, el lugar estaba envuelto en una cálida luz dorada que creaba una atmósfera encantadora.
Los destellos de los candelabros de cristal se reflejaban suavemente en las paredes, mientras una melodía tranquila llenaba el espacio, envolviendo cada rincón con su armonía. Todo parecía diseñado para hacerme sentir especial. Jungkook, sentado frente a mí, me observaba con esa mezcla de ternura y misterio que siempre lograba desarmarme, como si cada segundo juntos fuera parte de algo mucho más grande.
—Hana, no puedo creer cuánto te extraño cuando no estás cerca —dijo, tomando mi mano sobre la mesa. Su voz era baja y seductora, y sus ojos, que reflejaban una profundidad inabarcable, estaban fijos en los míos.
Sonreí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. El calor de sus palabras y la ternura en sus gestos me envolvían.
—Yo también te extraño, Kookie —respondí, con la voz apenas audible—. Estos momentos contigo son los únicos en los que me siento realmente feliz.
Jungkook se inclinó ligeramente hacia mí, sus labios casi rozaban mi oído.
—Quiero que te sientas así siempre. Eres la persona más importante para mí —me estremecí ante él, esto era increíble.
A medida que la noche avanzaba, Jungkook me sorprendió con una serie de pequeños gestos románticos que me hicieron sentir especial. Me llevó a un mirador cercano, donde la ciudad de Ravenbrook se extendía a nuestros pies, iluminada por miles de luces. Nos detuvimos para admirar la vista, y Jungkook me rodeó con sus brazos, susurrándome palabras dulces al oído.
—Mira cómo brilla todo —dijo—. Es como si el mundo entero estuviera celebrando nuestra relación.
Me acurruqué en su abrazo, sintiéndome completa y amada. Nuestros labios se encontraron en un beso tierno, y el mundo pareció desvanecerse a nuestro alrededor. La conexión entre nosotros era profunda, y me dejé llevar por la pasión que sentía.
[...]
Las semanas siguientes fueron una vorágine de emociones y momentos mágicos. Jungkook me llevaba a lugares encantadores, desde paseos en bote por el lago de Ravenbrook hasta cenas bajo las estrellas. Cada salida era una nueva experiencia, y la atención que me brindaba Jungkook me hacía sentir como la persona más especial del mundo.
—Eres mi refugio —dijo él, mientras nos sentábamos frente a una fogata en la playa—. Siempre me haces sentir en casa.
Lo miré, mis ojos brillaban con tanto amor.
—No puedo imaginar mi vida sin ti —dije—. Eres todo lo que siempre he querido.
La intensidad de nuestra relación no era solo emocional, sino también física. Cada caricia, cada beso, era una expresión de la profunda conexión que compartíamos. La atracción entre nosotros era palpable, y me sumergí en la experiencia de estar con Jungkook. La pasión que compartíamos era ardiente y completa, y la sensación de estar con él me hacía sentir más viva que nunca.
Sin embargo, a pesar de la euforia de nuestro amor, no podía ignorar las advertencias que llegaban en forma de cartas anónimas. Las cartas hablaban de secretos oscuros y advertencias sobre Jungkook, pero las descarté como intentos de sabotear mi felicidad, y más al saber que quién las enviaba era Jung Hoseok. Un chico tímido y callado de mi clase que varias veces se me insinuó. La influencia de Jungkook era tan fuerte que no podía imaginar que él pudiera ser una amenaza.
—Hana, no puedes dejarte llevar así por él —dijo Hoseok, tomando mi mano.
—Si puedo, Hoseok.
—Te está alejando de todo, ¿desde cuándo no hablas con tu amiga Tzuyu?
Bajé la mirada, pero de inmediato la levanté y lo miré a los ojos. Después de unos segundos en esa guerra de miradas, me di la vuelta, caminando hacia la salida.
Pasaron dos días, y teniendo en cuanta las palabras de Hoseok sobre mi lejanía de Tzuyu, mi mejor amiga. Decidí que debíamos vernos y salir a caminar como antes.
La atmósfera era extraña, aunque ya estaba acostumbrada, era la misma desde que inicié mi relación con Jungkook. Tzuyu parecía querer decirme algo, aunque por alguna extraña razón no se atrevía a abrir la boca.
—Dime lo que quieras, puedo notar como intentas hablar pero no lo haces —dije sonriendo, viendo la expresión en el rostro de Tzuyu.
—Hana, necesito hablar contigo —dijo, con la voz cargada de urgencia—. Estoy realmente preocupada por ti. ¿No ves lo que está pasando con Jungkook?
Fruncí el ceño, sintiendo que la conversación era un desvío innecesario de mi felicidad y el intento de volver a ser como antes en nuestra amistad.
—Tzuyu, ya te he dicho que todo está bien —respondí, con un tono que intentaba ser tranquilizador—. Jungkook me hace sentir increíble. No quiero escuchar más sobre sus posibles defectos.
Tzuyu me miró, sus ojos estaban llenos de preocupación.
—Es solo que esas cartas... Hay algo que no está bien. Necesitas ser cautelosa.
Suspiré, sabiendo que la preocupación de Tzuyu venía de un buen lugar, pero estaba cansada de la duda constante.
—Mira, no quiero pelear contigo —dije—. Solo quiero disfrutar de mi tiempo con Jungkook. Por favor, respeta eso.
Tzuyu me miró con tristeza, sin poder hacer nada más que asentir.
—Está bien, pero ten cuidado, Hana. Te lo pido por tu bien.
Asentí y nos abrazamos, esta fue la mejor conversación que hemos tenido sobre el tema. Sabía que ella seguiría preocupada, pero ser mi mejor amiga no le da el derecho de meterse en mi relación.
Al día siguiente, Jungkook me llevó a una cena privada en su casa. La casa estaba decorada con flores frescas, velas, y el ambiente era cálido y acogedor. Me sentí como en un cuento de hadas mientras Jungkook me miraba con devoción.
—Quiero que sepas lo importante que eres para mí, te amo tanto Hana —dijo Jungkook mientras servía la cena—. No hay nada que desee más que hacerte feliz.
Sentí un nudo en el estómago al escuchar sus palabras. Él siempre compartía en voz alta lo que sentía y eso me encantaba, ya que también me gusta hacerlo.
—Eres todo para mí, Kookie —dije, tomando su mano—. No puedo creer lo mucho que me haces sentir especial.
Jungkook sonrió y me besó suavemente, su ternura y carisma me envolvieron en un abrazo de seguridad. La noche continuó con risas y charlas íntimas, y me dejé llevar por la felicidad que Jungkook me ofrecía.
Pero... aunque intentaba no pensar mucho, las advertencias de Tzuyu y las cartas de Hoseok seguían presentes en mi mente. Mi amor por Jungkook era tan intenso y absorbente que me hacía sentir invulnerable, pero también me hacía vulnerable a la realidad que estaba tratando de ignorar...
¿Qué opinan sobre Jungkook? 💞
¿Creen que Tzuyu está celosa, o su preocupación es porque de verdad está asustada por su amiga? 🤔✨
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