Capítulo 8
Jisung
Después de aquella excursión de mi hermano a Semine, la cual me estuvo explicando con mucho entusiasmo, estuve pasando bastante tiempo con Jaemin pues me di cuenta de que era un chico muy interesante. Siempre sonreía provocando lo mismo en mí y solía contarme historias increíbles sobre su reino y las batallas que habían ocurrido allí contra ejércitos enemigos provenientes del sur y de los mares próximos.
—Jisung, ven conmigo, quiero hacer mi prueba de habilidad.— Dijo Jaemin alegremente antes de coger mi mano y prácticamente arrastrarme hasta la biblioteca puesto que yo estaba demasiado ocupado sonrojándome como para saber caminar siquiera.
Una vez allí cerró la puerta tras nosotros y me llevó hasta uno de los sillones de dos plazas para que me sentara a su lado. Lo miré expectante esperando a que me mostrara su habilidad o soltara mi mano, lo que sucediera primero. No porque me desagradara su contacto sino porque justamente eso me ponía muy nervioso y hacía que mi rostro se asemejara a la alfombra roja que cubría el suelo elegantemente.
—¿Y bien? ¿De qué se trata?— Pregunté con la voz algo titubeante lo que me obligó a carraspear para aclararme la garganta.
—Te explicaré una historia... Y cuando acabe puedes preguntarme lo que quieras ¿Te parece?— Preguntó mientras lentamente entrelazaba su mano con la mía.
Asentí algo perdido en la sensación de su calor contra el mío y me acomodé más en el respaldo del asiento para escucharlo con atención.
—Érase una vez un pueblo apartado de cualquier lugar reconocible o nombrable, era un lugar hecho en piedra, frío y tosco pues ningún adorno decoraba las casas y calles del lugar. Un día cualquiera llegó un extranjero al poblado en busca de hospitalidad y un sitio en donde dormir ya que se había perdido en el bosque y su caballo había salido corriendo despavorido sin él. La gente se comportaba extraña a su alrededor, casi no le hablaban y cuando lo hacían era de forma adusta casi como si les molestara su presencia allí. Con el paso de los días, mientras él se recuperaba de una herida que se había hecho al caer de su cabello, se dio cuenta de un rasgo característico de esos habitantes: parecían carecer de sentimiento y emoción alguna. Los pocos niños que habían allí no jugaban entre ellos, los adultos no mostraban signos de amor entre ellos ni tampoco de enfado, tristeza o compasión. ¿Dónde había ido a parar? Sin embargo, el día en que estaba a punto de marcharse de allí vio a una muchacha sonriendo. Su corazón se aceleró ferozmente al mirarla y al observar la sonrisa más hermosa que afortunadamente sus ojos habían contemplado. La chica estaba acariciando un caballo, el suyo, aquel que creía perdido desde que este huyó despavorido en medio del bosque dejando como único rastro algunas ramas rotas a su paso. El muchacho se acercó y en cuanto su presencia se hizo notoria la sonrisa de la chica se esfumó junto a su espontánea alegría. No hablaron pero la delicadeza de los movimientos de ella y una última y efímera sonrisa de su parte fueron razón suficiente para que él se enamorara perdidamente de una inocencia tan pura como la de ella que parecía esconder sus sentimientos que, a diferencia de los demás habitantes de aquel extraño pueblo, sí parecía tener.— Jaemin se calló y me observó con una expresión enigmática en su rostro mientras yo intentaba asimilar lo que me había contado.
—¿Y qué pasó después? ¿Ella también se enamoró de él? ¿Huyeron juntos?— Pregunté acercándome más a él, preso de la curiosidad.
—Mmm... No lo sé, ¿Qué te gustaría que pasara?—Contestó él mientras acariciaba con su pulgar la palma de mi mano.
—¿A qué te refieres? ¿La historia no tiene final?— Dije desconcertado.
—Puede tener el final que tú quieras, Jisung. La historia acabo de inventármela.
Abrí los ojos sorprendido ante sus palabras ¿De verdad? Parecía una historia sacada de algún libro remoto y lleno de misterios quizá por eso no podía creer que se la hubiera inventado. No sonaba improvisado en absoluto.
—¿Esa es tu habilidad?— La emoción se podía notar en mi voz.
Si lo escogiera a él podría explicarme una historia nueva cada día y no me cansaría nunca. Si lo eligiera a él... El solo pensamiento hizo que me sonrojara y el recordar que nuestras manos seguían juntas solo fue motivo para que ese rubor aumentara en intensidad. Me sentía cómodo a su lado y no tenía razón alguna para separarme de él. Su presencia era agradable, su personalidad y sonrisas tan atrapantes y encantadoras que, de hecho, me quedé eternas horas con él en aquella biblioteca. Me enseñó sus libros favoritos y yo le enseñé los míos.
Sinceramente, no fui capaz de separar mi mano de la suya en todo ese tiempo. Quizá fue por lo reconfortante que era o porque gracias a lo bien que habíamos conectado aquellos días no me molestaba en absoluto. Cuando ya empezó a atardecer tuvimos que encender algunas velas y las lámparas de aceite que por allí habían. Eso le dio al ambiente un tono más cálido y relajante. Jaemin era una persona muy ingeniosa e inteligente. Al parecer le encantaba leer todo tipo de libro, no solo literatura, sino también cualquier cosa que pudiera aportarle información: libros de historia, filosofía, geología, biología... Era sin duda, una persona brillante.
Me regaló una preciosa sonrisa e inesperadamente sus brazos rodearon mi cuerpo, sonreí algo avergonzado y lo abracé también, sumiendome en su agradable y refrescante aroma. No estoy seguro de cuanto tiempo nos quedamos así, parecieron segundos y al mismo tiempo horas en las que permanecimos en esa posición. Yo apoyando mi cabeza en su hombro y él acariciando con una mano mi cabello y con la otra mi espalda.
La puerta se abrió lentamente, pero atontado como estaba del sueño que me había entrado no me di cuenta de la presencia de Chenle hasta que este carraspeó. Abrí los ojos de manera exagerada pero me separé de Jaemin casi con recelo. Dejé un tímido beso en su mejilla, agradeciéndole el tiempo que habíamos pasado juntos antes de dirigirme fuera de la habitación con una tonta sonrisa plasmada en mis labios. Ni siquiera el rostro serio de Chenle logró intimidarme como antes lo hacía, supongo que las conversaciones con mi hermano realmente me habían ayudado.
Me dirigí a mi habitación a paso ligero esperando que mi hermano estuviera allí para contarle lo sucedido, si es que no estaba con Xiaojun por algún lado del palacio. Una mano en mi hombro me detuvo. Me sorprendí al ver que Chenle me había seguido, lo miré esperando a que dijera algo. Ahora que lo pensaba mejor ni siquiera me había detenido a hablar con él para saber el motivo por el cual nos había interrumpido a Jaemin y a mí.
Él permaneció en silencio con el ceño fruncido y mirando mis ojos con suma atención. Abrí la boca con la intención de preguntarle si iba a estar mucho rato así o si iba a decirme algo pero antes de que pudiera pronunciar palabra acercó su rostro al mío y me besó fugazmente en los labios antes de darse la vuelta e irse veloz como el viento.
Mi primera reacción fue... Ninguna. Literalmente me quedé estático en mi sitio aún sin poder creer que Chenle me había besado. Lo siguiente que sucedió en aquel pasadizo solitario fue que lágrimas ardientes empezaron a deslizarse por mis mejillas. No sabía exactamente cómo me sentía pero la sensación de traición se instaló en mi pecho hasta hacerme sollozar desconsoladamente. Cubrí mi rostro con mis manos en intento de protegerme del mal que punzaba desde mi propio corazón, totalmente en vano.
Unos brazos me rodearon con fuerza y tuve que levantar el rostro para contemplar el de YangYang pintado de preocupación. Esa fue razón suficiente para que lágrimas aún más desesperadas salieran de lo más profundo ser.
La persona de la cual había estado enamorado desde que tenía consciencia me había besado. Por un lado me sentía feliz, pero por el otro... Aquel beso había sido totalmente vacío. Primero, lo había hecho sin mi consentimiento, segundo, aquel beso me sabía muy amargo, casi como si me lo hubiera dado con rabia y no como si realmente pretendiera hacerlo con amor. Me sentía dolido. Yo deseaba que mi primer beso fuese bonito, lleno de amor y cariño, no arrebatado de mis labios como si aquello no significase nada para mí. Además de que eso había empeorado todo, yo quería olvidarme de él, concentrarme en mis dos pretendientes, aquellos que verdaderamente me estaban demostrando cuánto me querían o, al menos, lo que me apreciaban.
YangYang plantó un beso en mi frente, pretendiendo consolarme y al final con su ayuda fuimos hasta mi habitación en la cual él no entró diciendo que no quería propasarse al hacer aquello. Me explicó que entrar en mi cuarto sin tener una relación lo consideraba una falta grave a mi integridad. Por ese motivo dejó otro beso en mi frente y me pidió que fuera a mi cama a recostarme mientras él iba en busca de mi hermano.
Asentí a su petición, sin ganas de hablar, completamente desanimado y con el rostro seco por culpa de las lágrimas ya desvanecidas. Me acosté en mi cama y suspiré. La cuestión ahora era si contarle la verdad o no a Donghyuck porque estaba seguro de que si lo hacía, destruiría a Chenle de su cargo o por lo menos rompería la relación de amistad tan estrecha que tenían y era algo que no sabía si valía la pena arriesgar por un beso robado.
Aquí tenéis nuevo capítulo. Espero que os haya gustado. Solo por esta vez y porque ha habido mucho drama podéis votar dos veces con la única condición de que sean dos pretendientes diferentes. Es decir, podéis votar a Mark y a Jaemin, por ejemplo, para que esté con Jisung.
Jisung con:
YangYang
Jaemin
Chenle
Mark
Hasta pronto 💞
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