Jisung

Decir que no estaba nervioso sería mentir, las piernas me temblaban y aún sentía mis mejillas arder a causa del beso que había dejado YangYang en mi mano. Recordar la manera en la cual me había mirado después, como si quisiera remarcar que estaba ahí por mí y por nadie más, me hacía sonreír de manera exagerada.

Sacudí mi cabeza, frustrado conmigo mismo. A pesar de ser un príncipe que, supuestamente, era atractivo nunca había recibido la atención de nadie exceptuando la de mi hermano y difunta madre. Había pasado los años de mi juventud aprendiendo sobre leyes, sobre cómo luchar, sobre cómo actuar en diversas ocasiones que nunca había tenido tiempo para mí, para conocer a alguien fuera de la corte real. Supongo que ese fue uno de los pequeños motivos por los cuales acabé enamorado de Chenle, quizá por eso y solo por eso me emocionaba tanto la idea de que alguien quisiera cortejarme solo a mí.

Hay que aclarar que a pesar de todo esto nunca he tenido envidia de mi hermano ni mucho menos. A él siempre le han brindado toda la atención que realmente merecía. Incluso yo lo seguía a todas partes cuando era pequeño y lo sigo haciendo.

—Jisung, ¿Estás bien?— Susurró una voz a mi lado haciéndome temblar de arriba abajo.

Giré lentamente mi rostro y lo miré en silencio apreciando sus perfectos rasgos faciales siendo deformados por la preocupación. Miles de pensamientos cruzaron por mi cabeza pero mi boca habló antes de procesar bien las palabras.

—¿Desde cuándo te importa cómo esté yo, Chenle? Deberías ir con el futuro rey, seguramente te necesite.— Contesté duramente.

Es posible que lo único que envidiara de mi hermano fuera su cercana relación con Chenle cosa que nunca le echaría en cara.

Este apretó su quijada y simplemente asintió antes de irse con gesto molesto. Suspiré débilmente y decidí salir del palacio para ir a los establos. Hyuck estaría seguramente enseñándoles el castillo a los recién llegados.

Respiré profundamente y cerré mis ojos disfrutando de la sensación de los rayos de sol acariciando mi rostro. Me encantaba el clima de nuestras tierras, era cálido y reconfortante incluso en las estaciones nevadas. Al llegar al establo escuché como mi precioso caballo negro, Moonfire, relinchaba con mi llegada. Fullsun, en cambio, el caballo color miel de Donghyuck, simplemente me miró y movió su cola.
Me acerqué a mi corcel y acaricié su brillante pelaje.

—¿Moonie, por qué todo es tan complicado? Sé que debería olvidar lo que siento, que debería dejar todo atrás siendo que pronto me casaré con algún desconocido. Pero no puedo, todavía me duele mirarlo y saber que tan solo me ve como una pequeña molestia. ¿Por qué siquiera me ha hablado hoy cuando nunca lo ha hecho a menos de ser estrictamente necesario? Estaba tan nervioso, estoy tan preocupado... Siento que no podré con tanta presión, con tanto compromiso. ¿Y si cuando acaben las ceremonias de elección yo no quiero estar realmente con nadie? ¿Qué pasaría si mi corazón le sigue perteneciendo a él para ese entonces?— Susurré para mí mismo y para mi caballo que me miraba como si me compareciera.

—Que deberás cumplir tu deber como príncipe y escoger a uno. No todos podemos conseguir lo que queremos, Jisung, pero puedes escoger a alguien que de verdad te quiera o que, al menos, pueda ser tu amigo.— Contestaron a mis espaldas.

Sonreí levemente antes de negar y darme la vuelta encontrándome a mi tío en la entrada del establo.

—¿A ti te pasó lo mismo tío Woo? Tú sabes cómo me siento, estuviste en la misma posición que yo ¿No es así?— Pregunté mientras buscaba el cepillo de mi caballo.

—Sí, pequeño... Yo tuve que dejar a Lucas atrás... Pero sé que él es feliz ahora, en el campo como siempre quiso. Y yo soy feliz con tu tía Seulgi, es mi mejor amiga y también mi confidente, la amo demasiado.

—Pero no como lo amabas a él...— Susurré mirándolo con algo de tristeza.

Esa tristeza calaba tan hondo en mi corazón como en el suyo. No quería ser el reflejo de mi tío, un hombre bondadoso pero con el alma en pena por un amor perdido. Yo quería amar de verdad y que me amaran con la intensidad de mil soles, que me vieran a mí, al hermano entre las sombras, a la luna eclipsada por la luz cegadora de su hermano, como el tesoro más brillante.

—Mmm... El príncipe YangYang te anda buscando, supuse que estarías aquí, por eso he venido a buscarte. Me ha dicho que te espera en el ala oeste del jardín.— Contestó él, eludiendo mis palabras como si no las hubiera pronunciado.

Asentí agradecido y le di una última caricia a mi corcel, prometiéndole que iría a cepillarlo más tarde. Jungwoo se fue con paso apresurado para el lado contrario mientras yo me dirigía al lugar indicado donde, justamente, yo practicaba esgrima cuando quería desahogarme. Me sacudí un poco la ropa y coloqué las manos tras mi cuerpo al notar como el príncipe observaba el arco y las flechas de mi hermano que estaban situadas junto a mis diversos espadines.

—¿Te interesa el tiro con arco, príncipe YangYang?— Pregunté quedándome a unos metros de distancia.— He oído que me estabas buscando.

—El tiro con arco es una de mis aficiones, sí. Solemos cazar mucho con ellos.— Aclaró girando a penas el rostro, dejándome ver el rastro de su sonrisa.— Sí, te buscaba. Y me alegra saber que no has rechazado mi llamado.

—No es como si tuviera otra opción ¿No cree?

—Por favor, Jisung, puedes llamarme por mi nombre... Pero no concuerdo con tus palabras, siempre tenemos opción de escoger. ¿Te atreves a hacer un duelo contra mí?— Preguntó haciéndome sonreír debido al rápido cambio de tema.

—Creo que deberías esperar a los juegos antes de demostrar tu valía en los deportes y la lucha... Pero aceptaré, porque no me vendría nada mal distraerme y de paso demostrarte qué tan bueno soy yo con la espada.

—Uy, príncipe, que me haces sonrojar...— Dijo con tono divertido.

Quizá tardé un poco más de lo debido en darme cuenta del doble sentido que le había dado él a mis palabras. Mis mejillas se tornaron rojas al instante así que cogí rápidamente una careta y mi espadín favorito para que después él repitiera mis movimientos mientras reía.

—Eres un descarado, YangYang.

—O tú muy inocente, príncipe mío.— Respondió mientras nos poníamos en guardia.

—Se te ha olvidado el pequeño detalle de que no soy tuyo ni de nadie más que de mí mismo.— Observé su postura mientras decía aquellas palabras, intentando encontrar sus puntos débiles.

En el momento en que decidí atacar él también se movió hacia adelante, provocando que nuestros cuerpos se juntaran y la punta de nuestras armas tocaran el pecho del contrario. La distancia entre nosotros era casi nula, tan solo nos separaban ambas caretas. Mi respiración era tenuemente agitada debido al rápido movimiento que había realizado para tocarlo. Cuando sentí el frío de su mano en mi cadera fue cuando logré reaccionar, ni siquiera me había dado cuenta de que me estaba sosteniendo para que no cayera hacia atrás.

—Tienes razón, Jisung, eres completamente tuyo, pero nadie me impide robar tu corazón. Cuando vinieron los mensajeros con la gran noticia de que los jóvenes príncipes de Medenia buscaban pretendientes, trajeron consigo retratos de cada uno pero déjame decirte que el tuyo no le hacía justicia a la belleza que realmente posees. Quiero conocerte, quiero enamorarte, quiero ser el nombre que salga de tus labios el día de la elección. Daré todo de mí para que así sea.

Estoy enamoradísima del príncipe Jisung, las cosas como son.

En el próximo capítulo llegarán dos personajes más, supongo que ya sabéis quiénes son.

¿Qué pensáis de YangYang hasta ahora?

Podéis votar aquí con quién queréis que acabe Jisung:

Y con quién queréis que acabe Haechan:

Nos leemos pronto 💞