Capítulo 14
Jisung
Días después nuestros carros estaban preparados para salir. Íbamos a recorrer algunas de las ciudades más importantes de nuestro reino para que nuestro pueblo pudiera conocer a los príncipes y así poder votar por aquel que más les hubiera agradado. La decisión final era nuestra, claramente, pero también se había de tener en cuenta lo que ellos opinaran.
Cinco carros hechos de madera oscura decorada con amarillos brillantes y naranjas delicados nos esperaban, dos eran de nuestra guardia (en estos además estaba nuestro equipaje y todo lo necesario para el viaje) y los sobrantes eran los nuestros.
La distribución fue algo extraña pero no podía quejarme. Los hermanos Liu y yo fuimos en uno; mi hermano, Chenle, Jeno y Mark en otro; Jaemin y Renjun en el último. Mis tíos habían decidido quedarse en palacio para poder descansar y cuidar de este.
La puesta en marcha fue tranquila, sin inconvenientes. YangYang y yo estuvimos hablando durante el trayecto mientras sus hermanos miraban por la ventana y más tarde dormían recostados en esta.
—Príncipe, ¿Te he dicho lo bonita que es tu sonrisa?— Susurré para no despertar a sus hermanos.
Él me miró e inmediatamente sonrió logrando que lo imitara. Se acercó lentamente a mí y empecé a ponerme nervioso. ¿Iba a besarme?
—No te preocupes por ellos, Sungie, están dormidos.— Contestó él al ver mi duda.
Acarició una de mis manos y la otra la puso en mi hombro. Los besos entre nosotros se habían vuelto algo habitualmente prohibido. Nadie podía vernos, pero siempre existía esa necesidad entre nosotros de no separarnos nunca. Por mucho que yo luego me sonrojara, me entrara la vergüenza y quisiera esconderme para siempre. Sus labios suaves, color rosa pastel, carnosos y delicados me invitaban a unirlos con los míos. Quizá buscaba sentirme querido, algo que encontraba solo estando con él, cuando me abrazaba, cuando se quedaba escuchando mis diatribas por horas, cuando jugábamos a absurdos juegos de niños o cuando simplemente me miraba como si fuera lo mejor que le hubiera pasado en la vida.
La primera parada fue reparadora, detestaba estar tanto tiempo quieto y una vez descendí del carro me estiré disimuladamente, quitando el peso de mi anterior posición estática. Lo que no me esperaba era que tanta gente nos estuviera esperando en la entrada de aquella magnífica ciudad. Hombres, mujeres y niños nos llamaban gritando nuestros nombres. Sus rostros llenos de felicidad y los objetos y comida que tenían en los brazos para nosotros ablandaron mi corazón.
No escuché la voz de nadie, ni siquiera la de mi hermano, no podían detenerme llegados a ese punto. Salí corriendo hacia ellos, hacia mi pueblo. Abracé a tantos como pude, jugué con niños, compré algo en el mercado para los más necesitados, dejé que me perfumaran y colocaran tiaras de flores en mi cabeza y disfruté pasando las horas con ellos. Cada cual más amable que el anterior y mi corazón y mente gritando cuán felices quería hacerlos a ellos también, cuan dichoso me sentía de recibir su cariño.
En cierto momento distinguí a lo lejos a los príncipes hablando con los lugareños y me extrañó que Donghyuck no estuviera con ellos hasta que unas manos taparon mis ojos.
—Te tengo, pollito.— Dijo con voz traviesa el anterior mencionado.
Me giré hacia él y sonreí antes de abrazarlo, completamente emocionado por ver tantas cosas nuevas y tan bonitas.
—¡Solcire es muy bonito, Hyuckie!— Dije emocionado mientras llenaba sus mejillas con mis besos.
Él sonrió y me cogió de la mano para llevarme junto a los demás.
Las siguientes ciudades, pueblos y regiones fueron igual de acogedores y amables con nosotros.
En Addae hice una amiga llamada Yeji, hija de una familia pesquera. Me enseñó cómo pescar y como preparar el cebo, a destripar pescado y a sazonar la comida. Pero en cuanto vio al príncipe Mark pareció olvidarse de mí casi al completo, supuse que le había llamado la atención. No pude evitar sonrojarme, siendo que él me pretendía a mí y yo no sentía más que una fuerte amistad y admiración por él.
Nos quedamos allí varios días ya que era un lugar muy bonito, con playa y montaña casi al lado. Me habría gustado bañarme en el agua salada pero realmente no sabía cómo hacerlo así que me limité a mojar los pies en esta. Pasé muchas horas junto a mi hermano y los demás príncipes.
Jaemin se compró muchos libros nuevos en diferentes idiomas, Renjun hizo lo mismo con pinturas y cuadros, YangYang con arcos y flechas y demás cosas.
Sunna, en cambio era algo más boscosa, con un clima tan soleado como en el resto de nuestro reino, el olor a bosque y rocío o inundaba todo haciéndome sonreír y sentirme pleno de energía. Hyuck y Jeno decidieron dar una vuelta por el bosque, algunos se quedaron en el lugar donde nos hospedabamos para comer y descansar. Por otro lado yo decidí explorar un poco el entorno.
En el plazo de una semana que llevábamos de viaje había descubierto y visto más cosas de lo que nunca habría imaginado, nada que ver con las cuatro paredes de un palacio tallado a la antigua.
Me encontré con un pequeño río de no mucha profundidad y decidí darme un chapuzón, más que nada para sacarme la tierra y el barro del cuerpo, pues más de una vez me había caído al tropezarme con las raíces sobresalientes de los árboles.
Cuidando que no hubiera nadie alrededor me desnudé poco a poco y doblé mi ropa con cuidado dejándola algo apartada del agua para después poder entrar con lentitud a esta. La temperatura era fría en un principio y algo más soportable después. A penas me llegaba a la cintura y pude distinguir pequeños pecesillos nadar junto a mis pies en el agua semi cristalina. Pero como obviamente no iba a salir invicto de mi intento de intimidad el crujido de una rama me avisó de que alguien se acercaba.
Me sumergí hasta que el agua estuvo a la altura de mi cuello y ver un cabello blanco asomarse por el lateral de un árbol me hizo sospechar que el contrario no acababa de llegar.
—Lo siento, Jisung, no quería molestarte.— Dijo Chenle al quedar frente a mí en la orilla del río sin poder dirigirme la mirada por pudor o prudencia.
—No importa... Chenle, no quiero que el conflicto que tuvimos signifique el fin de cualquier relación entre nosotros. Podríamos intentar ser amigos ¿Sabes?— Susurré en respuesta algo avergonzado de que me hubiera pillado así.
Gestualmente le pedí que se diera la vuelta y él inmediatamente lo hizo. Salí del agua y me sequé como pude con uno de los pañuelos que llevaba en los bolsillos de mi pantalón. Después de vestirme al completo y de revolver mi pelo mojado él se giró y me miró a los ojos con duda.
—¿Estás seguro, Jisung? No quiero que sea incómodo.
—No lo será si nos presentamos de nuevo... Hola, soy Jisung, encantado.— Sonreí tendiéndole mi mano.
—Yo... Soy Chenle, un gusto.— Respondió para después aceptar mi saludo.
Cabe decir que tuve que mojarlo un poco para romper el hielo de ese intento de nueva amistad y que al final ninguno de los dos regresamos secos al local donde íbamos a dormir. Todos nos miraron extrañados pero nadie dijo nada, a excepción de YangYang que se ofreció a prepararme un baño caliente para antes de cenar.
Otra de las grandes y maravillosas experiencias vividas era el hecho de ser tratado como a un igual, nos hospedabamos en lugares humildes (y dejábamos mucha propina por lo bien que nos cuidaban), comíamos manjares de recetas familiares, vestíamos prendas que ellos mismos nos hacían como presente y a veces los ayudábamos en los trabajos que realizaran para ganarse la vida.
Me sentía como un aldeano más, como un muchacho corriente que buscaba vivir la vida y nada más.
La última noche en Sunna me la pasé tendido en el campo junto a YangYang observando las estrellas que parecían brillar solo para nosotros. Nuestras manos unidas sellaban en silencio una promesa de amor y sus labios acariciando los poros de mi piel perjuraban su gran adoración hacia mi persona. Quizá fue indebido, quizá estuvo incorrecto pedirle que no detuviera sus caricias, que no cesaran sus abrazos, pero la necesidad de que nuestras pieles se fundieran en aquel momento fue tal que tan solo las grandes constelaciones del cielo fueron capaces de admirar como ambos nos entregamos al amor. No fue solo deseo, no fue todo pasión, las risas y los errores estuvieron allí pero el amor perduró por encima de todo, su mirada tranquilizando mi agitado corazón, su sonrisa profesando cientos y miles de palabras de amor.
Hooolaaap, hasta aquí el capítulo de hoy.
🛑 Importante 🛑
Este y el siguiente capítulo cuentan como la segunda prueba que es la opinión del pueblo que sois vosotros. Así que por ese motivo tendréis hasta tres votos por cada capítulo los cuales podéis utilizar como queráis.
Así que sin más dilación aquí podéis votar (hasta tres veces) por la pareja de Jisung:
Y aquí (tres veces igual) por la pareja de Hyuck:
Si tenéis alguna duda me lo podéis preguntar que respondo sin ningún problema. Espero que os haya gustado el capítulo.
Hasta pronto, Killers 💞
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro