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I

20 horas desparecido

—Fue visto por última vez ayer por la noche, tiene 17 años —explicó la inspectora dando los detalles de un alumno desaparecido rodeado de policías en medio del bosque—. En el momento de la desaparición, llevaba el uniforme del colegio Las Encinas, pantalón burdeos, camisa blanca, americana azul o gris con un ribete rojo en la solapa. Ya sabéis lo importantes que son estas primeras horas, así que en marcha compañeros.

Los miembros asintieron y se dispersaron para iniciar la investigación mientras que la inspectora se mostraba preocupada por la situación.

X

Ni por un solo segundo, me imaginaba que al caminar por los pasillos del Instituto las Encinas, Los otros alumnos me observaban de forma sorpresa y confusión, las mismas expresiones que hicieron los presentes en el funeral de mi hermana Marina, podía escuchar murmullos por parte de ellos.

—Esta viva.

—Hostia, no está muerta realmente.

—Esta tía nos dio un jodido susto.

Podría desviar las miradas de todos pero, no podía desviar mi mirada en un casillero, lleno de fotografías y mensajes por parte de sus amigos, supuse que era el casillero de mi hermana y al verla, no pude contener las lágrimas, fue demasiado doloroso, lo pensé dos veces y tomé una de las fotografías que estaban pegadas en aquel casillero para conservarla.

Seguí con mi camino hasta llegar al aula, tampoco me esperaba unas miradas por parte de los compañeros que se encontraban en el mismo lugar, recuerdo que Guzman me contó que mi hermana estaba embarazada de su asesino y su hermano estudiaba en el mismo colegio, o yo diría que estudia en el mismo colegio.

Ésas miradas ya me estaban haciendo sentirme incómoda, no podía tolerar otra mirada más salí y me reuní con mi hermano junto con Lu y sus dos amigos.

—¿Qué tal? Que no sé nada de ti —dijo un chico con aspecto de timidez saludando a mi hermano dándose un abrazo.

—Hola —dijo alegremente mi hermano.

—¿Cómo estas? Tu debéis ser Alice —me observo dibujando una sonrisa en su rostro y yo asentí—. Soy Ander

—Alice —nos dimos un beso en la mejilla.

—Joder, eres muy idéntica a tu hermana Marina —entonó nervioso mirándome de arriba hacia abajo.

—Con la diferencia que me gusta la música.

—Y dime Guzman, no publicas ni una foto.

—En casa de sus abuelos en Asturias —dijo Lu acomodando la chaqueta de Guzmán—. Apenas hay cobertura, ¿verdad? Le pones un filtro a una foto de Instagram y una vaca sigue siendo una vaca. Igual fue como una especie de detox...

La expresión de Lu cambió al igual que la de Ander mirando hacia frente con cierta preocupación, yo estaba muy confundida viendo como un chico los observaba al bajar por las escaleras, pero no observaba a ninguno de ellos, sino directamente hacía a mí y Guzman se giro lentamente y lo ve con mucha seriedad y se iba acercando hacia a el.

—¿Tu que haces aquí? —preguntó.

—Tengo el mismo derecho que tú estar aquí.

Sin embargo, todo comenzó a descontrolarse al momento que mi hermano le da un puñetazo en la cara cayendo al suelo provocando una pelea con aquel chico, iniciando una pelea en el aula.

—¡Azucena!

—¡Vete a tu puta casa! —grito mi hermano molesto y volvió a darle un golpe en el rostro, Ander, Polo y yo tratábamos de separarlos.

—¡Guzman! Basta —lo tomaba del brazo, gracias a la presencia de Azucena, logró detener esto.

Sin duda alguna, mi hermano fue el más afectado por la muerte de nuestra hermana, igual que mamá, para mí también fue muy doloroso, jamás me perdonaría no haber estado con ella cuando ella lo más necesitaba. Nos sentamos en nuestros asientos, Lu me permitió que me sentara a lado de Guzman para evitar otra locura.

—La herida que ha dejado en todos nosotros la muerte de Marina —dijo Azucena en esa atmósfera de silencio que se estaba produciéndose en él aula—. Tardará mucho tiempo en cicatrizar. Necesito vuestra ayuda para conseguirlo. La de todos —Azucena desvió la mirada de nuestros compañeros y su mirada se posó hacia a nosotros—. Guzman, Alice —dijo mientras se iba acercando hacia a nuestra mesa—. No puedo ni siquiera empezar a imaginar por lo que están pasando.

—No, no puedes —dijo mi hermano por un momento desviando la mirada de Azucena y después su mirada se posa en ella—. Ahora imagínate qué tuvieras que cruzarte por los pasillos con el culpable de todo ese dolor.

—Samuel no es culpable de nada —ahora lo entendía todo, Samuel es el hermano del asesino de mi hermana, eso explica por la golpiza que le dio, pero quien soy para juzgarlo.

—Si Samuel no hubiera entrado a este colegio, si Samuel y su puto hermano se hubieran quedado en su pueblo, nada de esto hubiera pasado.

—Fue su padre quien le concedió la beca —dijo Azucena hacia a nosotros.

—Y tú se la has renovado ¿Por que? —dijo mi hermano con orgullo.

—Es un buen estudiante. No sería justo —entonó Azucena con cierta tranquilidad.

—¿Justo?

—Guzman basta —entone impaciente hacia a mi hermano mientras se levantaba de su asiento lentamente sin dejar de mirar a Azucena.

—Marina está muerta. Nuestra hermana está muerta con 16 años. Ahora piensa que lo único que me queda ahora es mi hermana Alice —suspire molesta, su actitud ya me estaba cansando y me levanté de mi asiento también para controlarlo—. ¿Eso te parece justo?

—No voy a discutir esto contigo.

—¡A partir de ahora, si habláis con el puto camarero, para mí y para mi hermana estáis muertos! Es o el o nosotros.

—Para Guzman, esto no es una cuestión de bandos —Guzman giro hacia a mi y me observo con cierta sorpresa.

—¿Qué cojones te pasa a ti Alice? ¿Estás de lado del puto asesino que mató a nuestro hermana? —no le di una respuesta mi hermano, era más imposible tenerlo controlarlo—. Parece que ya has elegido.

Con sólo quedarme callada, mi hermano salió del aula, molesto y ya no sabía que hacer con él, tome asiento llevando ambas manos a mi rostro, lanzando un suspiro de frustración.

—Tengo una duda —dijo el chico de los rizos, el medio hermano de Lu.

—Valerio ¿Es importante? —preguntó Azucena.

—Claro. ¿Nadie nos va a dar una copa de bienvenida de curso? —dijo Valerio alegremente.

—¿Tu crees que estamos para fiestas? —dijo Azucena con cierta seriedad.

—¿Ha visto estas caritas? ¿Ve esto? —preguntó mientras toma el rostro de un chico que se encuentra en la parte de atrás de el junto con otra chica de su lado, Valerio apunto con su dedo hacia mí, en cambio solamente lo ignoré—. Precisamente después de algo tan chungo cómo lo que está pasando, lo que necesitan es divertirse. Divertirse, bailar, beber.

Azucena por igual lo ignoró, antes de salir del aula se acerco hacia mí, ofreciéndome una disculpa por no tener la bienvenida que me merecía, comprendía perfectamente la situación y no no había la necesidad de darme una bienvenida, cuando finalmente las clases se terminaron fui la primera en salir de aula, no me apetecía hablar con nadie, lo único que necesitaba era estar sola, no podía tener un poco de tranquilidad y más por parte de las miradas de los demás alumnos.

Llegue hasta el puente, tenía demasiada suerte de que se encontraba sola, mirándome en el reflejo del agua parecía que no era yo, sino Marina, parece que estaba cubriendo su lugar.

—¿Por qué tan sola chica? —dijo una voz femenina de mi lado derecho, una nueva alumna que también ingresó a las Encinas, la misma que compró donde era nuestra casa—. Por la bienvenida que no nos dio.

—No —solamente negué—. Solamente pensaba.

—¿Ese chico es tu hermano el que le dio una hostia al chico este en el salón? —yo solamente asentí.

—Alice —me presente ante ella y plasme un beso en las dos mejillas de la chica.

—Soy Rebeca. Con "K" ¿Y que chica vamos a platicar?

Asentí con gusto, Rebeca sabía que su casa era mi casa, nos tuvimos que mudarnos poco después de la muerte de Marina para mamá fue muy difícil, mamá pensaba que lo mejor era deshacernos Las cosas de Marina, mi hermano y yo nos negamos, así que cada uno conservamos una parte de ella. Rebeca era amigable, no era igual como Lu, Carla, mi hermano o como Polo. Después nos dirigiríamos a la pista de atletismo, el profesor nos esta llamado para la clase.

—Mejor guarda el móvil. Si te pillan usándolo, te lo confiscan —dijo una voz al acercarse con nosotras, el mismo chico que recibió la golpiza de mi hermano, si lo recuerdo perfectamente se llama Samuel, se quedó callado por unos segundos al observarme, sabía también que Samuel estaba enamorada de mi hermana, el fue quien encontré el cuerpo de Marina. Lo único que pensaba era mi hermana— ¿Son becadas?

—¿Ves esto? Oro puro, chaval —dijo Rebe apuntando a uno de sus pendientes.

—Serán ricas, Pero no son como los demás —dijo Samuel dando un cumplido, no me afectaría nada si hubiera sido una becada como él y los demás.

—Y a mucha honra. ¿Algún problema? —dijo Rebe "ofendida" y el solamente mencionó que sólo era un cumplido—. Rebeca. Con "K" pero mis colegas me llaman Rebe.

—Soy Alice —me presente ante el.

—Samuel —Samuel estrechó la mano de Rebe al igual que con la mía, Samuel no soltaba mi mano por un solo segundo, creo que tenía una impresión por el parecido a ella.

—Eh. ¡Chica, vente! —llamo a una chica morena mulsumana de nuestro salón—. ¿Qué pasa, tía? Yo soy Rebe y ella es Alice —se acerco y nos dimos un beso en la mejilla.

—No penséis que somos como nuestros compañeros, o como el hijo de puta de mi hermano. —Brome y causó que Rebe y los otros se rieran de mí comentario.

X

—Entonces ¿Tú debéis ser la hermana de Marina? —preguntó Samuel mientras nos encontrábamos en él aula con Rebe fumando y asentí— ¿Por qué nunca habías venido a este instituto?

—Estudiaba en Nueva York desde hace tres años, con la muerte de nuestra hermana, me vi la necesidad de quedarme aquí en España.

—Perdóname por joder la vida a tu hermano —entonó con voz preocupante—. Soy un hijo de puta.

—No es tu culpa, mi hermano puede ser un idiota la mayor parte del tiempo, jamás se resistirá con la ley de hielo.

—No se resistirá más, si me ven hablando con vos —yo solamente me negué burlándome sobre su comentario, yo estaba acostumbrado que a veces suelo aplicarle la ley del hielo.

—¿Queréis una foto o qué? Me volvería a mi barrio ahora mismo —dijo Rebeca fumando un cigarro molesta.

—¿Por que te fuiste? —pregunte y Rebeca deja escapar el humo de su cigarro

—Nos tocó el gordo —responde Rebeca.

—Joder. Vaya putada, ¿no? —Rebeca se ríe sarcásticamente y Nadia se acerca hacia a nosotros.

—¿Vas a ir a la discoteca?

—No creo que sea bienvenido —negó Samuel, era evidente que todos odian a Samuel.

—¿Vais a dejar que estos decidan por vosotros?

—¿Y que les amarguen la vida mi hermano y sus amigos? Rebeca y yo nos apuntamos a la fiesta —los tres me observaron con cierta rareza—. A ver chavales alguien tiene que estar ahí cuando mi hermano vaya a cometer una mierda.

Nadia asiente y acceden ir a la discoteca.

X

—¿Cuánto tiempo estarás así sin hablarme? ¿Toda la jodida vida? —pregunto mi hermano al entrar a mi habitación mientras me observaba por el espejo, estaba por darme los últimos toques antes de ponerme mi vestido para irnos a la discoteca, a una fiesta que organizó Valerio.

—No voy a discutir con vos —lo ignore.

—Papá está molesto contigo, está enterado que estás de lado del hermano del puto asesino ¿Lo sabéis no?

I know bro —dije sería—. Y tampoco me apete hablar con mamá y papá.

—¿Sabe de qué lado debéis estar? De tu familia, que te necesita —Guzman se acerca hacia a mí, sentándose de mi lado, mirándonos hacia al espejo.

—Y yo los necesito a ellos, Guzman entiende que no puedes desquitarte con Samuel, el amo a nuestra hermana —lo mire fijamente, él solamente se quedo callado bajando su mirada—. Solamente te pido que ya no lo hagas y te lo digo porque te quiero.

Me levanté de la butaca y tome la ropa que estaba colgada en mi clóset, un vestido asimétrico color blanco.

—Yo también te quiero Alice.

—Lo se hermano —dije sonriendo.

Llegamos a la discoteca, Valerio había apartado un lugar VIP para nosotros y también por igual a Rebe, Samuel y Nadia, realmente no me apetecía ir a la fiesta pero era necesario si mi hermano hará una estupidez. Era aburrido y parecía que no era la única en notarlo, el chico de cabellos rizos que estaba de lado de Carla, Cristian no tenia mucho animo. Observe en la entrada notando la presencia de Rebe y los otros.

—¿A donde carajos vas? —pregunto mi hermano tomándome de brazo con fuerza.

—Con Nadia.

—¿Vas con Samuel? ¿Eh?

—A ti que carajos te importa —soltó mi brazo al hacer un movimiento brusco y me fui rápidamente con los chicos—. Habéis venido.

—Pues claro baby, no me lo perdería por nada de esta fiesta —dijo Rebe y bese su mejilla—. ¿Vamos por una copita?

—¿Tu que haces aquí? —dijo mi hermano al acercarse con Samuel junto con Lu y Valerio, intentó sacarlo del lugar pero Valerio se interpuso entre ellos llevándose a Samuel a la barra de las bebidas—. ¡La puta mierda, que se vaya abajo donde no lo vea! —empujó a Samuel bruscamente y me acerqué con ellos.

—¿Crees que me apetece verte la cara? —pregunto Samuel molesto.

—¿Qué has dicho? No te he oído bien.

—A ver si oyes esto —se acerca a Guzman—. No soy culpable de la muerte de Marina. Mi hermano no la mató.

—¿Ah no? ¿Y quien ha sido? Venga, deslúmbranos, champion ¿Quién ha sido?

La situación ya fue más peor, cuando Samuel trato de defenderse tanto él como mi hermano regresándole el gesto, tratando sobre el tema de la muerte de mi hermana, Guzman trató de darle una golpiza de nuevo pero pudimos detenerlos a tiempo, Ander discute con Guzman y después nos observa fijamente a Nadia y a mi por igual para después alejarse.

X

23 horas desaparecidos

Miembros del departamento de la policía junto con la inspectora, Azucena y algunos alumnos de Las Encinas, inspeccionaban el bosque durante las altas horas de la noche.

—Inspectora –llamó Azucena acercándose a la inspectora—. Perdone ¿Porque estamos buscando aquí?

—Sabemos que dejó la fiesta a las 22:00, cogió esta carretera, y fue la última vez que alguien le vio —explicó la inspectora con cierta tranquilidad que no se explicaba.

—¡Inspectora! ¡Por aquí! —llamó un policía a pocos metros de distancia, la inspectora junto con Azucena y otros miembros se acercaron a la escena con la esperanza de encontrar alguna pista sobre el paradero de Samuel. Lo único que encontraron fue una bicicleta.

—¡Samuel!

—¡Samu!

—¡Samuel, donde estas!

El bosque comenzó a resonarse de gritos de llamados por los acompañantes llamándolo por el nombre desparecido, pero nadie respondía a su llamado.

X

—¿Estáis bien? —me acerco a Samuel tomándolo del hombro mientras nos acercábamos a la barra.

—Si, no se por cuánto tiempo estarán jodiendome la vida por mi hermano.

—No estas sólo Samuel, sabes que yo estoy contigo.

—Joder, eres como Marina —sonreí poco—. Muy idéntica a ella, una linda persona por dentro y por fuera.

—Realmente amaste a mi hermana, tu también eres una persona buena tal y como me habló Marina de ti.

—¿Realmente te hablo de mi? —dijo impresionado.

—Claro, Marina siempre me ha comentado que eres bueno con todos y tratas de evitarlos como a Carla, Polo o hasta de mi hermano, también me ha hablado de Nadia... Joder —me había quedado sin palabras al ver a Nadia y a Rebeca juntas saliendo del baño, Nadia se acercaba a la barra con su nuevo look y mi hermano estaba asombrado por su cambio y no le quitaba el ojo de encima de ella—. Coño, estas increíble chica, le dejaste sin palabras a mi hermano.

—No se que decir —dijo Nadia divertida.

—Tu solo diviértete y se tu misma chica, la noche es nuestra.

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