Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 2

— Y, dime, Jung HoSeok... — comenzó Kim SeokJin, uno de sus mejores amigos, con un tono juguetón que no abandonaba del todo la seriedad que requería el asunto. Ambos avanzaban con sus respectivas bandejas en sus manos por la cafetería algo atestada de estudiantes universitarios en busca de una mesa vacía en donde poder instalarse. — ¿Cómo es que perdiste tu billetera? — preguntó ya sentado. Apoyó sus codos encima de la superficie de plástico y lo observó con notoria curiosidad reflejada en sus castaños ojos. — No es como que me moleste prestarte dinero, sé que me lo devolverás... — aclaró de inmediato, asegurándose de esta manera de que no existieran posibles malos entendidos entre ambos. —, simplemente... tengo curiosidad de saber cómo alguien como tú, tan organizado y puntual, pudo perder su billetera y llegar a mitad del segundo período.

«Ni me lo recuerdes» Pidió, jugueteando con la comida en su bandeja de forma distraída para evitar la mirada de su amigo.

Su mañana se podía catalogar de diversas maneras según él, pero la que más le parecía encajar teniendo en cuenta su vida cotidiana y el hecho de que siempre seguía el mismo protocolo día tras día era: extraña. Su mañana fue jodidamente extraña y sorprendente al mismo tiempo. No es como que el sentimiento de haber sido robado y de haber tenido que correr por "su vida" tras que lo acusaran de robo le hubiera enamorado. Sin embargo, tampoco podía mentir y decir que no le agradó del todo sentir esa adrenalina corriendo por sus venas. Esa emoción fue algo vigorizante a la vez que aterradora, porque no quería verse a sí mismo en vuelto en ese tipo de situaciones para volver a recrear ese sentimiento al que parecía poder volverse adictivo.

Fue bueno por un rato, aunque no le parecía que las consecuencias valieran la pena para poder hacerlo otra vez. Ser arrestado por robo era algo mucho más grave que tan solo haber perdido un par de clases en la universidad. Claro, su asistencia se veía afectada, al fin y al cabo, pero no su reputación y la de su familia por su estupidez.

— ¿Cómo sabes que llegué a mitad del segundo período? — curioseó con su entrecejo fruncido.

Asistían a la misma universidad, sin embargo, sus carreras era diferentes y se impartían en diferentes edificios, por lo que le sorprendía que el mayor supiera sobre su retraso.

— TaeHyung es un bocazas. Todos los chicos ya lo saben — Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

TaeHyung, lo había olvidado. Muy probablemente, el chico lo había comentado en el chat grupal de sus amigos, así que no debería extrañarle ahora que todos lo supieran.

Mientras que Jung maldecía en silencio al castaño, le correspondió la mirada a Kim, quien lo incitaba silenciosamente a saciar su curiosidad.

HoSeok suspiró sonoramente, como un globo desinflándose. Le hacía sentir avergonzado el tener que decirle a su amigo que una chica, con posibles problemas del habla, le robó no solo una gran cantidad de golosinas a una anciana, sino que también se llevó consigo su billetera con todos sus documentos y su dinero dentro de esta. Cerró los ojos por un instante, intentado aliviar el dolor que resurgió en su pecho al recordar, otra vez, que el dinero que le dio su padre para sobrevivir la semana entera (locomoción, comida, etc.) ... Se encontraba en esa billetera de cuero negra, de la cual ya no tenía el menor rastro.

«Pero que mala pata»

— Hola~ a todos— canturreó Jimin, llegando con una tierna sonrisa junto a YoonGi.

— Hola— saludó el mayor, sin darle mucha importancia a los recién llegados. — Ahora, responde, Hobi — lo urgió, ansioso por una respuesta.

— Me robaron — confesó, haciendo que su amigo abriera los ojos más de lo normal y llamando la atención de los otros dos que ocupaban los lugares vacíos en la mesa.

— ¿Quién? — preguntó Jimin de manera inconsciente, recibiendo miradas de "¿es en serio? " por parte de YoonGi y SeokJin, quienes pensaron que esa era una de las preguntas más estúpidas que pudo hacer el menor. Algo que difería un poco del afectado, quién hasta el encontró sentido.

Aunque supuso que eso se debía a que, a diferencia de sus amigos, él sí conocía a la pequeña y silenciosa ladronzuela. ¡Hasta le había compartido de sus papas la otra noche!

— Sí, Hobi, ¿no le preguntaste su nombre o le pediste su número de teléfono antes de que se fuera? — Se burló Min. —, digo, son cosas típicas que uno hace cuando te roban.

Park golpeó el hombro su amigo, quejándose, mientras que el blanquecino reía divertido al ver la cara de molestia del chico. Sus mejillas se habían teñido de un suave rosa, y sonreía falsamente para disimular la vergüenza que le invadió al caer en su error.

— ¿Ya pusiste una denuncia en la comisaría?

Negó con la cabeza y SeokJin bufó con fuerza, haciendo notar su frustración.

— ¿Aún no, Hobi? ¿Qué diablos pasa contigo? Debiste haber hecho la denuncia de inmediato. Pensé que eras más...

Y ahí inició su regaño, como si de su madre se tratase. Importándole poco lo que su amigo tenía para decirle, el moreno solo atinó a encogerse de hombros, desviar la mirada a su comida y desconectarse hasta que este cerrara la boca. El día hasta el momento había sido lo suficientemente malo como para tener que soportar los regaños de Jin o de cualquier otro.

Su idea era ignorarlo en silencio, dejando que su enojo se esfumara tan rápido como un parpadeo o que alguien cambiara el tema y desviara el foco. Sin embargo, con el pasar de los segundos se dio cuenta que no parecía querer parar con sermón y la paciencia de HoSeok no era exactamente vasta en ese momento como para querer seguir oyéndolo.

— ¡Yah! ¡Haré la puta denuncia en cuanto salga! ¡¿Bien?!

Se exaltó más de lo que tenía presupuestado. No previó que terminaría golpeando la mesa con su mano hecha un puño, interrumpiendo el discurso del mayor y, a su paso, sorprendiendo a sus amigos que no se esperaban en lo absoluto esa reacción de su parte. No era normal que perdiera la calma de esa manera. Las veces que lo habían visto así eran por poco inexistentes, razón por la que HoSeok se tomó unos segundos para exhalar profundamente y continuar con voz calma, algo arrepentido de su arrebato.

Dios, su amigo solo estaba preocupado por él, nada más. No existían segundas intenciones tras su discurso. Y el recordar eso lo hizo sentir peor por haberle gritado. No tenía por qué haberlo hecho.

— Yo... en ese momento solo pensaba en llegar a tiempo a lo que me restaba de clases... Por eso no lo hice — mintió descaradamente, puesto que, en ese instante, lo último que le pasó por la cabeza fue llegar a tiempo a la universidad.

Tras haber sido robado, tuvo que tomarse unos minutos para procesar lo sucedido y ahí ver cómo debía proseguir.

— Sí — Jimin asintió, de acuerdo con él. — Eso me suena como algo que haría Hobi hyung.

Le sonrió, agradecido por el apoyo y volvió a centrarse en su almuerzo, en un incómodo mutismo de su parte. La mesa permaneció así por unos segundos hasta que Jimin, harto de eso, decidió romperlo contando anécdotas que sucedieron horas antes, logrando relajar el ambiente hasta el punto en que todos se sumieron en una divertida conversación llena de risas y bromas suele ser cuando se encuentran juntos.


[-]


Sus pies avanzaban con tranquilidad en dirección a la comisaría más cercana para gestionar la denuncia. Tal y como les había dicho a sus amigos que lo haría luego de que finalizaran todas sus clases. Como era habitual en la temporada de invierno, la noche cayó sobre la ciudad un par de horas más temprano, por lo que HoSeok debió realizar su recorrido bajo el gran cielo nocturno. Las calles estaban tranquilas, el aire helado acariciaba su rostro mientras avanzaba y agradeció el lograr llegar sin ningún inconveniente a su destino.

Ingresó a la delegación, encontrándose con oficiales caminando de un lado al otro. Algunos civiles se estaban quejando con algún policía sentado tras su escritorio, otros hablaban entre lágrimas por asuntos que Hobi desconocía por completo y, unos pocos, se encontraban sentados en las incomodas sillas de plástico que se encontraban en todos los hospitales, jefaturas, municipalidades y cualquier otro lugar en donde las personas tuvieran que esperar por su turno.

Se acercó al mesón de recepción y, tras esperar a que la mujer uniformada terminara de hablar con un hombre de mayor edad, se arrimó hasta el mesón blanquecino en donde apoyó sus brazos.

— ¿Qué se te ofrece? — preguntó la mujer con el timbre y la sonrisa más amigables que logró formar después de un día largo de trabajo.

— Quiero d...

— ¡Es imposible!

Un oficial, un par de centímetros más alto que el moreno, se aproximó hasta ellos completamente cabreado. Dejó bruscamente el portapapeles encima del mesón antes de sacudir su cabello desesperado, importándole poco y nada la imagen que les estaba otorgando tanto a HoSeok como a los otros civiles que se hallaban en el lugar.

Aquel hombre desprendía irritación por cada poro de su cuerpo, algo que asombró a Jung.

— Lo lamentó, ya estoy contigo —Se disculpó la mujer con Hobi, quien simplemente asintió, regalándole una sonrisa que no dejaba ver sus dientes para hacerle ver que podía esperar sin problemas. De igual manera, ya habían pasado más de cinco horas desde el robo, ¿qué problema habría sumándole otro par de minutos? — ¿Qué es lo que pasa?

— ¡Lo mismo de siempre! No habla, ¡Nada! — exclamó, señalando con su dedo índice a algún lugar del recinto sin mirar. Jung, curioso, siguió con la mirada hacia donde señalaba. Se encontró con la azabache sentada con sus piernas pegadas a su pecho y una de sus muñecas atrapada con una esposa que la unía a la silla para asegurarse de que no escapara. Lucía maltratada y a la distancia, solo logró distinguir el sangrado de sus rodillas, labio y frente, lo cual le parecía suficientemente malo. — Esa chica parece muda. No importa qué le diga, ella no quiere...

— ¡Ahí está! — vociferó inconscientemente el moreno, incapaz de esconder la mezcla de emoción y sorpresa que lo abofeteó al volver a verla y, mucho más, en aquel deplorable estado.

— ¿La conoces? — interrogó curioso el oficial a su lado, posando toda su atención en el estudiante

Miró a la chica nuevamente, dubitativo de qué responder y, tras un corto silencio en donde su cabeza se apresuró a pensar en qué debía hacer, terminó asintiendo con lentitud, dejando que su impulsividad y su boca decidieran qué decir ya que no le quedaba tiempo.

— Sí... es mi novia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro