- ¿Qué es aquello tan urgente que querías enseñarme? -Preguntó Jace cansado cuando llegó a la cafetería.

Simon lo miró con atención. Jace no parecía tan increíble como Clary lo había descrito. Tenía grandes bolsas bajo sus ojos, el cabello estaba revuelto como si se hubiese pasado las manos por el muchas veces, sus pómulos comenzaban a marcarse, en señal de la falta de alimentación que tenía el chico, sus uñas estaban mordisqueadas y su ropa parecía haber sido cambiada hace bastante tiempo. Pero lo que más notable en el chico era la tristeza que reflejaba su mirada. Clary lo miraba preocupada.

-Algo realmente importante –dijo la chica sonriendo animada.

-Clary te amo, pero sabes que estoy buscando a mi hermano...

-Cállate –gruñó la chica antes de ver a Simon–. Dile que ya puede venir.

Simon asintió y salió corriendo hacia la cocina.

-Clary -Jace miró a su novia con reproche–. Te dije que comería después.

-No irá por comida... Él va por...

Jace se puso bruscamente en pie tumbando así varias cosas en la mesa, Clary sonrió abiertamente al ver como aquellos ojos pardos que tanto amaba se iluminaban mientras que el dueño de estos reaccionaban, una enorme sonrisa abordó el rostro del chico antes de que saliera corriendo.

Alec tenía sus brazos abiertos para recibirlo, pues reconoció inmediatamente a ese rubio.

Su amigo.

Su Parabatai.

Ser hermano por siempre y para siempre.

(^ω^)

- ¿Me conoces? –Preguntó Jace sonriendo abiertamente, Alec asintió.

-Me acuerdo de ti desde el momento en que Clary mencionó tu nombre... Jace Herondale... mi hermano.

-Obvio ¿cómo no te ibas a acordar de mí? ¡Soy memorable!

Alec rió y negó.

-No, en realidad no lo eres, pero si eres muy irritante y es difícil olvidar a las personas tan irritantes como tú.

Jace le sacó infantilmente la lengua a Alec.

- ¿Te acuerdas de alguien más?

-Tengo recuerdos de una niña chillona...

- ¡No lo puedo creer! Te acuerdas de Clary –dijo Jace riendo; la chica miró ofendida a su novio–. Lo siento amor, pero así es como te describe Alec siempre.

La zanahoria fulminó con su mirada al ojiazul.

-Es bueno saberlo.

- ¡No me culpes! No tengo recuerdos...

- ¿Y recuerdas a alguien más?

-Hay un color azul celeste... pero es una persona...

-Seguro que fue de la película de Avatar, la que miramos la vez pasada –señaló Simon.

-No seas tonto mundano –espeto Jace rodando los ojos–. Es su madre.

- ¿Mi mamá es un Navi? –Inquirió Alec asombrado.

- ¿Qué es un Navi? –Preguntó Jace confundido.

-Son los extraterrestres...

-Olvídalo, no pregunté y no me importa –interrumpió el rubio–. No Alec, tu mamá no es un extraterrestre, tu mamá es una bruja... bueno no tu madre biológica, en realidad tu madre biológica es Maryse Lightwood, pero la bruja fue siempre la que te crió.

- ¿Por qué?

-Es una larga historia...

Alec miró alrededor.

-Bueno considerando que no hay muchos clientes, tengo tiempo para escucharte.

Jace suspiró y asintió resignado.

-bueno... verás...

(^ω^)

- ¿Estás bien hermano? –Preguntó Jace mirando preocupado a Alec.

-Sí, es solo que es mucha información –murmuró el ojiazul–. ¿De verdad?

-Bueno, acabas de decirme que mi madre me abandonó para mantener el honor de su familia, lo cual no tiene sentido y eso sólo demuestra que es una perra egoísta, una bruja llamada Catarina Loss me adoptó, tengo dos tíos, Ragnor Fell y Raphael Santiago son novios y se aman y me aman, tengo una hermana llamada Isabelle...

-Que es súper sexy –señaló Simon sonriendo pero se calló cuando Alec lo fulminó con la mirada antes de continuar.

-Y un hermano llamado Max, tú... –señaló a Jace–. Eres mi Parabatai, tú me ayudaste a entrenar desde que era un niño a escondidas de mi madre la cual cuando se enteró, se enojó mucho, me dejó castigado pero aceptó que fuera Nefilim, mi hermana no era Nefilim activa, cuando se enteró, se enojó conmigo, morí intentando detener Valentine Morgenstern, el cual fue ejecutado públicamente gracias a nosotros especialmente.

-A ti –señaló Jace pero Alec alzó su mano para detenerlo.

-Me convertí en un vampiro, engañé a mi novio con el hermano de Clary y luego mi novio me abandonó, su padre, que es Asmodeus, un demonio mayor, lo llevó al infierno y luego yo fui a rescatarlo porque lo amo mucho, el demonio me quitó el vampirismo dejándome ser un Nefilim otra vez pero no recuerdo a Magnus –cuando Alec pronunció el nombre de aquel brujo sonrió tontamente–. Magnus –repitió; Jace abrió los ojos de golpe.

- ¿Te acuerdas de Magnus?

-No, pero hay algo aquí –murmuró tocándose el pecho, justo encima de su corazón–. Qué se siente cálido.

-Magnus y tú se aman mucho –señaló Jace–. Nunca había visto una relación tan hermosa y estable como la de ustedes.

- ¡Oye! –Clary le golpeó con fuerza el brazo a su novio el cual la abrazó.

-Lo siento amor, te amo y me amas, pero Alec y Magnus son una cosa de otro mundo, ellos de verdad son perfectos.

-Sí, tienes razón son muy hermosos –Clary se levantó y golpeó en la cabeza a Alec, que se quejó y la miró mal.

- ¿Por qué fue eso?

-Porque tú y Magnus son perfectos, son Malec y tú lo arruinaste, así que ahora irás a dónde Magnus y le dirás que lo amas.

-Pero –Alec se encogió de hombros–. No sé si lo amo.

- ¿Que estás diciendo? –Preguntó Jace incrédulo–. ¡Por supuesto que lo amas! Magnus es el amor de tu vida.

-Jace, quizás lo era... pero ahora ni siquiera sé quién es Magnus, no me acuerdo de él.

- ¿Cómo puedes acordarte de él? –Preguntó Clary incrédula mientras señalaba su novio–. ¿Y no acordarte de Magnus Bane? Es un brujo brillante, divertido...

- ¡Cásate con él! –Espetó Jace molesto.

-No me gusta, pero Alec y Magnus nacieron para estar juntos y tú –Clary señaló a Alec mirándolo mal–. No lo vas a arruinar, así que irás con Magnus y si no lo amas, te volverás enamorar, se casarán y tendrán muchos niños...

-Los brujos no pueden tener hijos –recordó Jace.

-Y los gays tampoco –señaló Simon.

-No me importa, adoptarán muchos brujos y muchos Nefilims y cualquier criatura que no tenga un hogar y serán felices ¿entendiste Alexander Lightwood?

-Pero...

-Organizaré una cita con Magnus en Pandemónium, allí se conocerán y se amarán...

-Pero...

- ¡Cállate! –Clary rodó los ojos–. Ahora Jace, lleva tu Parabatai con su hermana, hay mucha familia que reconocer y muchos recuerdos por recuperar.

Jace asintió y tomó del brazo a su hermano antes de arrastrarlo fuera del restaurante.

Alec parecía irritado.

- ¿Siempre es tan mandona? –Preguntó el ojiazul.

-En realidad no, pero cuándo lo es, es mejor obedecer.

- ¿O qué? –Preguntó Alec arqueando una ceja–. Es una enana.

-Créeme, es chiquita pero peligrosa.

Alec se rascó la barbilla.

-Estoy segura que hay una película que se titula así.

-Alexander, por segunda vez, voy a tener que sacarte esas ideas tan mundanas de la cabeza –murmuró Jace cansado, como si aquella fuera la tarea más irritante del mundo.