Capítulo 22
-Así que ¿tienes algo que decirme? –Preguntó Jace mientras Alec y él caminaban por el parque juntos, los habían dejado a solas, pues sabían el vínculo tan íntimo que tenían los dos chicos y no querían interrumpir su momento.
-Bueno lo que fuera, tú ya se lo dijiste a Magnus.
-En verdad lo siento hermano –Jace parecía realmente arrepentido–. Mira no se lo dije, estaba hablando con Clary y Jonathan y bueno, Magnus es bastante listo, se me escapó ¿podrías perdonarme?
Alec sonrió y le rodeó el cuello al rubio con su brazo.
-No hay nada que perdonar, en realidad te lo agradezco, creo que yo no hubiera tenido la valentía de decírselo.
- ¿Está muy enojado?
-Está furioso y dolido, él ha estado llorando mi muerte y yo me besé con Jonathan ¿Qué clase de persona tan despreciable soy?
-Quisiera decirte algo que te hiciera sentir mejor, pero hermano, has metido la pata hasta el fondo.
Alec asintió.
-Sí, lo sé, soy un idiota.
-Lo eres ¿todo está bien entre ustedes dos?
-Está enojado, pero no me odia y no terminado conmigo.
-No lo haría, estaba destrozado, gritó, lloró, destrozó medio Gard, creí que lo iban a exiliar de Alacante, pero lo entendieron.
-Creo que La Clave lo hizo más por deuda que porque lo entendiera.
Jace hizo una mueca.
-Eso pensé –señaló el rubio–. El punto es que te necesitaba, ahora que te ha recuperado no se deshará de ti.
-Sí, supongo que es eso.
-Y te ama demasiado, sólo ten más cuidado.
-No volveré a cometer una estupidez como esa, Jonathan ni siquiera me gusta, ni siquiera sé por qué lo hice, sólo pasó.
-Pues que no vuelva a pasar –reprendió Jace.
-Ahora, hablando de cosas que está pasando –Alec le dio un suave golpe con su hombro a su Parabatai–. Así que Clary y tú.
Jace sonrió abiertamente.
-Sí, es sólo que, creo que es la correcta, estos días que estuve sin ti y mi mundo parecía que estaba a punto, es decir me sentía muerto porque había perdido a mi hermano... ella estuvo allí y me supo sacar una sonrisa en el momento que más lo necesitaba.
- ¿Sabes? Es así es cómo te das cuenta que es la persona correcta, porque hace que broten las sonrisas cuando las lágrimas caen con fervor, confío y si ella te hizo feliz cuando no podías serlo, espero que ustedes duren mucho.
-Quiero que sea ella mi compañera.
-Jace, no es lo mismo que para los mundanos, el apego de los Nefilims es muy grande.
-Lo sé y he estado con muchas chicas, pero ésta vez es diferente, yo a ella... a Clary siento que la amo como nunca he amado a nadie.
-El amor mueve el sol y otras estrellas ¿verdad? –Preguntó Alec sonriendo; Jace soltó una carcajada.
-Te estás poniendo cursi.
-Seguro que es mi reencuentro con Magnus, ustedes son hermosos juntos, no vuelvas a arruinar las cosas Alec.
El ojiazul asintió.
-Por supuesto que no lo arruinaré.
(n˘v˘•)
-Así que ya te encontraste con tu brujo –señaló Jonathan una vez Alec llegó al santuario para esperar a Magnus, que se encontraba en el instituto ayudando a Izzy y a Clary con su peinado, ya que aquella noche irían a celebrar su reencuentro con Alec en pandemonio; el ojiazul asintió sonriendo enamorado.
-Sí.
- ¿Se enojó por el beso?
-Bastante –Alec hizo una–. Te quiere muerto, en realidad te estás arriesgando en este momento –señaló Alec sentándose en una de las bancas de la iglesia.
-Bueno, vale la pena el riesgo –señaló Jonathan sentándose a su lado.
-No lo vale...
-Por supuesto que sí... –Jonathan miró fijamente al ojiazul–. Tú lo vales.
-Jonathan, no, yo amo a Magnus y nada de eso cambiará –musitó Alec.
-Pero tú me besaste...
-En realidad fuiste tú quien me besó –señaló Alec.
-Pero tú no te alejaste.
-No, no lo hice y eso fue un gran error, yo debí apartarte pero no lo hice, me dejé llevar.
-Exacto, te dejaste llevar –Jonathan tomó uno de los mechones negros de Alec y lo enrolló en su dedo–. Porque sientes algo por mí, porque tenemos una conexión, los Nefilim debemos estar juntos ¿no lo crees? –Preguntó Jonathan sonriendo de lado.
-No sé que es peor, el que quieras seguir los pasos de pureza de sangre de tu padre o el que hagas un mal chiste sabiendo que ahora no soy un Nefilim.
Jonathan hizo una mueca ¿Cómo es que había olvidado aquello?
-No sigo los pasos de pureza sangre mi padre.
- ¿No? –Preguntó Alec–. Pues pareciera.
-Lo siento, no es lo que quise decir –Jonathan suspiró y se inclinó hacia el ojiazul–. Es solo que me gustas y sé que te gusto.
-No me gustas, eres una persona agradable, sí y si podemos llegar a ser amigos ese o sería genial, pero yo amo a Magnus y nada cambiará eso, él es el amor de mi vida, lo quiero a él y quiero pasar el resto de mi existencia con mi chico, lo haré ahora y nadie cambiará eso, por favor aléjate ya.
-Pero Alec, si me dieras la oportunidad...
Antes de que Jonathan terminara de hablar, un rayo de luz azul golpeó a Jonathan en el pecho, enviándolo contra una de las paredes del lugar.
-Ha dicho qué te alejes –espetó Magnus con sus manos encendidas en fuego azul y sus ojos de gato mirando al rubio con frialdad.
Alec se puso en pie y salió corriendo hacia su novio.
-Magnus yo....
-No tienes que decir nada.
- ¿Cuánto tiempo llevas allí?
-Lo suficiente como para saber que este idiota quiere quitarme a lo más valioso de mi vida, ya lo escuchaste –Magnus miró con frialdad a Jonathan–. Alec me ama a mí, quiere estar conmigo, no contigo, así que te sugiero que te largues antes de que cambie de opinión y me meta en un gran problema con La Clave, tu hermana, que por cierto es muy agradable, y con tu chillona madre, por matarte ¿entiendes?
Jonathan asintió y aprovechó el poco espacio que Magnus le daba por la puerta que conducía al interior del instituto para salir corriendo por allí.
Alec miró con temor a Magnus.
- ¿Estás enojado?
- ¡Pero por supuesto que sí! Te dije que te alejaras.
-Pero yo no hice nada malo...
-Síguele, Alexander ¿es que no has logrado entender que eres realmente hermoso? ¡Eres un ángel! Es obvio que muchos van a intentar arrebatarte de mí, pero eres mío y si no lo he dejado claro, lo haré ahora –Magnus tomó el cuello de la camisa a Alec–. Aprovechemos esa energía vampírica que ahora posees.
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