Capítulo 15
-Bien ya tengo las rutas trazadas –dijo Jace una vez todos se reunieron a unos pocos kilómetros donde se celebraría la invocación, se encontraban escondidos entre grandes matorrales para que ninguno de los miembros del Circuló los encontrara, pues en verdad habían más de los que creyeron. ¿Cuántos Nefilims habían traicionado a La Clave? Bueno el número era bastante sorprendente.
-Así que Isabelle y Clary, necesito que ustedes nos abran paso –señaló Alec–. Jace y yo iremos a por Valentine.
- ¿Y yo que haré Garbancito? –Preguntó Magnus sonriendo.
-Tú te quedarás aquí.
-Pero Alexander...
-Aquí estás a salvo, hiciste mucho por nosotros, nos abriste el portal para llegar aquí.
- ¡Alexander Gideon Lightwood no me pienso quedar aquí escondido mientras tú arriesgas tu vida así que yo iré con ustedes! –Gruñó el brujo con furia.
-Pero Mags...
-Nada ¿no entiendes? Estamos juntos en esto y no pienso dejar que me eches a un lado mientras tú haces el papel héroe.
-No quiero hacer el papel de héroe.
- ¿Entonces qué es?
-Magnus por favor entiende...
-No, no lo entiendo, yo quiero ir donde tú estés.
-Magnus es más complicado de lo que crees.
- ¡Siempre dices eso! ¡Eso le dijiste a Isabelle cuando la dejaste sin entrenamiento Nefilim porque quieres protegerla y ahora me lo dices a mí porque...!
- ¡Porque no quiero perderte! –Gritó el ojiazul sin poder evitarlo–. Estoy haciendo por ti todo esto, lo estoy haciendo por mi familia, Magnus... si yo te perdiera no sabría cómo vivir.
-Alexander... –la voz de Magnus se había suavizado y el brujo le acarició la mejilla a su novio con delicadeza–. Somos fuertes, no dejaremos que Valentine nos separe ni ahora ni nunca.
-Pero Magnus...
-Cállate Alexander, vamos a estar juntos ¿Está bien? Los dos vamos a ser felices y no dejaremos que un psicópata asesino acabe con nuestra felicidad ¿lo entiendes? –Murmuró el brujo acariciando el rostro de su amado–. Vamos por Valentine.
Alec suspiró y miró a su novio con la adoración antes de asentir.
-Sí, vamos por él.
ȏ.̮ȏ
-Catarina yo creo que si me soltaras tú...
- ¡Cállate!
Ragnor gruñó mientras su amiga lo arrastraba del cuerno al tiempo que salían del portal.
Ragnor suspiró con frustración pero no dijo nada más.
- ¿A dónde han ido?
-No lo sé....
Catarina llena de furia fulminó con la mirada y sacudió a Ragnor con fuerza de su cuerno.
- ¡Entonces averígualo!
-Oye, yo no sé...
-En Lago Lynn –dijo Jocelyn–. Es el tercer instrumento mortal.
- ¿Cómo? –Preguntó Maryse.
-Si miras las pinturas de Raziel, el Ángel tiene la espada y la copa en sus manos, pero no tiene el espejo ¿por qué será?
-Yo no sé, pero no es tiempo de adivinanzas –gruñó Maryse.
-Porque el espejo en realidad no es un espejo... es el agua tan cristalina del Lago Lynn qué puede servir como uno, allí están –dijo Ragnor.
-Entonces vamos –dijo la bruja azulada.
-Catarina hay muchos miembros del círculo –señaló su amigo.
- ¡Exactamente por eso! –Lo volvió a sacudir–. ¡Allí están mis niños desprotegidos, así que me llevarás allá!
Ragnor asintió con fervor y en un movimiento rápido se deshizo del agarre de Catarina, que lo miró con molestia.
-Tenemos que dividirnos –dijo Ragnor–. No vamos a detener a los niños.
- ¡Claro que lo haremos! –Gritaron las tres mujeres mirando con furia al brujo, que retrocedió asustado.
-No, no lo haremos, quizás a ustedes no les importe –Gruñó Ragnor mirando a Jocelyn y Maryse–. Pero su mundo no está a punto de desaparecer, brujos, vampiros, Seelie y muchas más criaturas desaparecerán, a ustedes no les importa pero a mí sí, es mi familia, es mi gente yo no detendré a mis pequeños para que intenten luchar contra Valentine.
- ¿Entonces qué harás? –Preguntó Maryse con acidez–. ¿Dejarlos morir?
-No, pero los ayudaré.
Catarina parpadeó con rapidez.
- ¿Cómo?
-No debemos llegar hasta ellos, debemos asegurar que ellos lleguen hasta Valentine.
Maryse arrugó la nariz.
- ¿Cómo piensas hacerlo?
- ¿Están dispuestas a matar algunas Nefilims? –Preguntó el brujo; Jocelyn tragó grueso pero asintió.
- ¿Qué tenemos que hacer?
- ¿Hay que erradicar a los miembros del Círculo? –Señaló Ragnor; Catarina asintió con fervor.
-Hay que abrirle pasó a los chicos.
Todos estuvieron de acuerdo y se encaminaron al lago Lynn, dispuestos a desaparecer todo lo que se les atravesara por el camino.
(*≧ω≦*)
Isabelle y Clary corrían por los campos de Idris mientras derrotaban a varios miembros del Círculo; no iban a mentir, las chicas estaban aterradas. Su primera misión era nada más y nada menos que destruir al asesino más grande de todos los tiempos, no habían tenido ceremonia de runa, no habían tenido años de clases de runología, demonología, manejo de armas, entrenamiento intensivo, no, solo dos semanas en las que se habían dedicado un gran esfuerzo ayudadas por Jace y Alec para que al menos pudieran sobrevivir a un ataque de los miembros del Círculo... y lo habían logrado bastante bien, hasta que cuatro miembros del Círculo las rodearon. Las tenían acorraladas.
- ¿Vamos a ponernos espalda con espalda? –Sugirió Clary–. Lo he visto en muchas películas.
- ¡Esta no es una de tus películas mundanas, Clary! –Gruñó Isabelle, aunque ella estaba a punto de sugerirle aquello, pero escucharlo de la otra chica le hizo entender qué tan estúpida hubieras sido esa idea–. Sólo presta mucha atención y no te descuides.
-Clarissa Morgenstern –dijo uno de los hombres–. Ríndete porque tu padre no estará nada contento si te matamos.
-Entonces no lo hagan –señaló Clary sonriendo nerviosa.
-Estás en contra del Círculo, de tu padre, con nosotros estás condenada por traición.
-Pero... –a Clary le temblaba la voz–. A mi padre no le gustaría que me mataran.
-Ya nos arreglaremos con el viejo.
Antes de que Clary pudiera decirles algo a los hombres, a dos de los hombres los atravesaron con espadas mientras que los otros dos eran estrangulados por chispas de colores.
Catarina, Ragnor, Isabelle y Maryse estaban allí.
-Los traidores son ustedes –escupió Jocelyn molesta.
Clary abrió los ojos de golpe.
-Estás aquí.
-Obviamente, ya que tú no deberías.
-Jocelyn –reprendió Maryse; la pelirroja asintió.
-Tienes razón, luego te castigare Clarissa, pero ahora debemos abrirle pasó a Alec, Jace y Magnus, que supongo que estarán yendo por Valentine –las chicas asintieron–. Entonces no hay tiempo que perder.
-Hay muchos traidores que matar.
Isabelle sonrió abiertamente.
-Y yo estaré encantada de hacerlo.
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