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Tras haber colocado a su prometido sobre la suavidad de la cama, se dispuso a despojarlo de su vestimenta, para colocarle una de las afelpadas pijamas que este tenía entre los cajones del closet, para que así pudiese dormir con más comodidad, pero antes de que pudiera ser capaz de siquiera colocarle el suave suéter a cuadros, la voz adormilada del omega le pidió que le colocara una de las tantas camisetas que utilizaba para entrenar cada mañana. Extrañado por la petición de su omega, busco una excusa válida para que Jimin le pidiera una de sus camisetas llenas de sudor, pero no la encontró.

Totalmente reacio a buscar entre el cesto de la ropa sucia la camisa que había usado esa mañana, se dispuso a buscar uno de los camisones que Jimin guardaba en los últimos cajones del closet, para seguidamente impreganarlo de su aroma y así colocarselo, logrando así que Jimin soltara un ronroneo y volviera a caer en los brazos de morfeo.

Con Jimin durmiendo profundamente, JungKook observó la hora en su reloj digital de la mesita de la mesita de noche, para darse cuenta que apenas eran las seis y media de la tarde, que por ende era demasiado temprano para que él siquiera pudiera considerar la opción de dormir. Tras dejar un casto beso sobre la frente de su omega, abandonó la habitación.

Durante las horas siguientes se las paso revisando la evidencia que tenía para el caso que estaba defendiendo ante la corte. Y fue tanta su concentración que ni siquiera escuchó su celular sonar reiteradas veces, hasta que el cansancio le dominó y le obligó a dejar de lado todo su trabajo, y entre todo optara por revisar su móvil. Al ver la pantalla se encontró con al menos seis llamadas perdidas de Hoseok y un sinfín de mensajes del mismo, donde en mucho de ellos lo insultaba. Sin ánimos de oírlo o leer los mensajes, vacío la sala de chat, para luego encaminarse hasta su habitación donde su prometido yacía plácidamente dormido.

Sin duda alguna, Jimin había dormido demasiadas horas, puesto que el reloj digital marcaba las diez de la noche, y por como las cosas pintaban, era muy probable que durmiera hasta el día siguiente.

Despojándose de su camiseta, se adentro a la cama, donde a los pocos segundos ya tenía a Jimin acomodándose sobre su pecho. Y fue en ese momento donde nuevamente el aroma a talquito de bebé llegó a sus fosas nasales haciendo que su lobo aullaba eufórico y sus instinto de querer proteger a su omega aumentará.

Los días transcurrieron con rapidez que, solo restaban diez días para que el día de la boda llegará. Y JungKook no podía estar más emocionado, que no le era incapaz de dejar de llenar de besos el rostro de Jimin, quien se encontraba tratando de preparar el desayuno y de paso el almuerzo, puesto que ese día no iba poder ser capaz de regresar para la hora del almuerzo.

—Amor, recuerda que esta noche tenemos tenemos una cena en casa de tus padres.—Jimin mencionó, al mismo tiempo en el que colocaba un trozo de carne de cordero en salsa barbacoa dentro del contenedor.—Luego debemos pasar al supermercado para hacer las compras de la semana.

—Bien. Una vez salga de la oficina paso por ti, ¿de acuerdo?—el omega asintió con una pequeña sonrisa.

Una vez el desayuno estuvo listo, ambos se dispusieron a desayunar, mientras charlaban amenamente y compartían una que otra caricia.

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El día había transcurrido con lentitud, y para su mala suerte había sido demasiado estresante y agotador, debido a que había tenido que soportar las insistentes llamadas de TaeHyung, quien le había dejado al menos cien de ella, y por mucho que deseara terminar las cosas con él de una maldita vez, no tenía el tiempo para hacerlo, y cuando estaba decidido a hacerlo, TaeHyung parecía empecinado de hablar sobre su mierda sobre cualquier cosa. Y la situación con TaeHyung, tenía que sumarle la importancia que tenía entre sus manos y más cuando era el abogado defensor del presunto culpable.

Durante todo el santo día se la había pasado leyendo registró, tras que registró para tener un esquema de lo que enfrentaría en la corte, y sobretodo realizar una estrategia a utilizar, para demostrar la inocencia de su cliente. Mirando la hora en su ordenador, fue consciente que la hora de salida se acerba, por lo que se dispuso a ordenar los documentos y cuadrar unas cuantas cosas de su agenda con su secretaria. Tras guardar algunos de los documentos—que creía útil para continuar con su trabajo en casa—dentro de su maletín, JungKook se despidió de su secretaria, para encaminarse hasta el estacionamiento, donde su auto aguardaba.

Su plan estaba en llegar a su hogar lo más pronto posible, para poder descansar al menos unos cuantos minutos antes de tener que partir hacia la casa de sus padres, pero al ver que el astro solar aún no se oponía, le dio la grandiosa idea de comprarle un presente a Jimin. Por lo que tomando una avenido totalmente diferente a su ruta normal, fue en busca de una floristería.

La búsqueda no fue tan larga, ya que a solo un par de calles de donde se encontraba un centro comercial, se encontraba una pequeña floristería; aparcando el auto frente al pequeño y colorido local, se dispuso a bajar, pero grande fue su sorpresa, cuando se dio cuenta que todas las tiendas que se encontraban alrededor de la floristería eran tiendas destinadas a cachorros.

Con una extraña sensación y necesidad de entrar a dichas tiendas, se encontró a sí mismo caminando a una de ellas en específico, la cual claramente daba toda la pauta de ser una tienda para cachorras.

Diferentes tonalidades de rosas llegaron a sus ocelos, cuando sus pies se posaron en el interior de la tiendo y el característico aroma a bebés llegó a su nariz, causándole cosquillas en su nariz, y recodandole un poco al nuevo aroma que su prometido ahora portaba.

—Bienvenido a little princess, ¿Podemos ayudarle en algo? ¿Busca algo en específico? —la voz de una de las dependientes le atrajo nuevamente a la realidad. —¿Padre primerizo?

Jeon JungKook pestañeó reiteradas veces al mismo tiempo en el que sacudía levemente su cabeza.

—Y-yo...

"Mira que hermoso es mameluco rosa y esos gorritos con flores." Escuchó a su lobo decir con un extraño tono de euforia.

—Mi omega aún no está embarazado..., digo, si encuentro algo le aviso.

La beta sonrió con amabilidad ante de tomar un poco de distancia, para darle el espacio necesario, para que él pudiera observar las diversas y pequeñas prendas.

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Alterado por la falta de respuesta por parte de Jimin y mucho menos de su cuñado, JungKook maldijo por todo lo alto, porque incluso sentía como el tráfico se volvía cada vez más pesado, que para cuando logró llegar a su hogar, aparco el auto lo más rápido posible, para salir corriendo hacia su departamento, el cual encontró sometido a un silencio sepulcral.

—¿Jimin?—llamó con un deje de temor en si tono de voz. Y tras varios segundos no hubo respuesta alguna.

Su lobo comenzó a inquietarse, cuando no encontraron rastro del aroma de Jimin.

Caminando por la extensión de la sala, llegó hasta el pasillo que conducía hasta las habitaciones. A pasos firmes y rápidos se encamino hasta su habitación en busca de Jimin. Con cada paso que daba le rogaba a la luna, para que Jimin se encontrara durmiendo en la cama, pero para su desgracia, al abrir la puerta, la habitación se encontraba totalmente vacía y perfectamente ordenada, como si nadie hubiese está dentro de esta.

La desesperación comenzó a incrementar en él y en su lobo, que comenzó a recorrer el departamente en busca de Jimin, pero como había sido de esperarse este no estaba por ningún lado. Con un sinfín de pensamiento para nada consoladores, volvió a tomar su celular, para intentar comunicarse con Jimin, yoongi, NamJoon, incluso con su suegra, pero no había tenido respuesta alguna. Sin saber que hacer se dejó caer sobre el sofá de la sala.

Sentado en completa penumbra, continuó uo intentando comunicarse con Jimin y los familiares de este, pero todo era en vano, por lo que se vio obligado a cancelar la cena con sus padres, dándoles la pequeña excusa de que Jimin se encontraba algo indispuesto. Y es que, no quería contarles la situación, para no alarmarlos de gusto.

Sus padres habían sido compresibles que incluso su madre había tenido la gentileza de darle un par de instrucciones para atender la congestión estomacal de Jimin; tras cortar la llamada, lanzó su móvil con impotencia contra el suelo, fue en ese momento donde se permitió llorar, y es que, estaba desesperado y demasiado abrumado que no tenía ni la más remota idea de dónde buscar a Jimin y tampoco quería abandonar el departamento por si volvía. Sin saber que hacer, dejó caer su cabeza sobre el respaldo del sofá, para tratar de ordenar su cabeza y fue en ese preciso momento donde escuchó su celular sonar, el cual en cuestión de segundos ya tenía contra su oreja, sin siquiera ver de quien se trataba.

—¿Minnie?—preguntó esperanzado.

Hubo un corto silencio al otro lado de la línea.

—¿Minnie?—preguntó la voz característica de TaeHyung y su cuerpo se tensó, mientras que en su rostro se formaba una mueca. —JungKook, soy yo, tae. S-solo quería escucharte, pero si estás ocupado llamaré luego.

—¡Joder, TaeHyung! Tengo cosas más importantes que hacer, deja de llamarme. Yo te llamaré. —y sin decir más corto la llamada.

Si durante el día no había querido hablar con TaeHyung, en esos momentos mucho menos, y sin remordimiento alguno le envió mensajes donde con palabras crueles le pedía que no le molestara más.

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Con lo alterado que JungKook había llagado a la casa donde su suegra y cuñado vivían, la señora Park se había negado rotundamente permitir que tanto su yerno como su hijo abandonara la casa, por lo que el alfa no tuvo más remedio que quedarse a dormir en la casa de su suegra.

Con pesadez comenzó a encaminarse hasta la habitación donde su pequeño omega dormía. Una habitación que le había pertenecido a Jimin en su época de niñez, adolescencia y soltería. Y a decir verdad JungKook se había cuestionado en varias ocasiones, porque su suegra se negaba en dejar a YoonGi, para que esté pudiera vivir tranquilamente con su alfa. Sin embargo, poco le importaba muy poco, mientras él no estuviera en las mismas condiciones que NamJoon. Y no es que su suegra fuese una omega mala o entrometida, pero creía fielmente que un pareja debía vivir lejos de los ojos de sus progenitores, para evitar cualquier entrometimiento inoportuno cuando estuviera teniendo un discusión de pareja o cualquier otra actividad que solo involucrara a la pareja.

Al llegar a la puerta de la habitación de su omega, JungKook tomó una pequeña bocanada de aire, para seguidamente ingresar y cerrar la puerta tras de sí; una sonrisa se surcó en su rostro, cuando sus ocelos captaron la sonrisa se surcó en su rostro, cuando sus ocelos captaron la sigues de Jimin entre la penumbra de la habitación. Sin alejar su mirada de la cama donde su omega yacía dormido, el alfa comenzó a despojarse de su vestimenta al mismo tiempo en el que se acercaba a la cama.

Cuando estuvo a solo unos cuantos centímetros de

distancia de su omega, JungKook no tardo en dejarse caer con suavidad sobre el cómodo colchón. Y como de

costumbre, Jimin al sentirlo se acercó a él de forma inconsciente. JungKook con una sonrisa y un sentimiento de alivio en su ser lo atrajo más hacia sí de una forma en la que no hubiese manera de que el omega pudiera escapar.

—No sabes el susto de muerte que me diste pequeño dormilón.—JungKook susurró contra la cabellera de su

omega, para seguidamente dejar un casto beso en la zona.

—No sé que sería de mi si te llegó a perder.

Y tras dejar un beso más sobre ella cabellera de Jimin, JungKook se dispuso a llenar sus pulmones del embriagante y tierno aroma que Jimin desprendía. Era un aroma nuevo y mucho más suave. Sabia que ese cambio de aroma indicaba que algo nuevo estaba sucediendo en el cuerpo de su omega, algo que no lograba comprender en su totalidad. Pero que sin duda alguna le gustaba en demasía a él y su lobo.

"No puedo creer que seas tan tonto como para no darte cuenta lo que está sucediendo con nuestro omega."

JungKook escuchó a su lobo decir con molestia. "Te he dado una pista esta tarde y sigues sin darte cuenta, humano tonto."

Y si, JungKook estaba siendo demasiado tonto como para darse cuenta que pronto sería el encargado de cambiar pañales y preparar biberones en la madrugada.

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