[2]
YoonGi despertó al escuchar los jadeos de JiMin. Rápidamente se levantó de la cama y entró al baño, su pequeño esposo estaba sentado con la cabeza muy cerca del retrete mientras seguramente devolvía todos los dulces que había comido la noche anterior.
—Eso te pasa por comer mucho. —Susurró agachándose a su altura. El rubio se quejó antes de volver a repetir la acción. YoonGi arrugó la nariz al oler claramente el vomito en todo el espacio, a veces odiaba el tener el olfato más desarrollado que los demás. —¿Estás mejor? —Preguntó sobando la espalda de su esposo, JiMin se alejó poco a poco del retrete.
—Deberías acostumbrarte. —Mencionó el rubio un poco más pálido de lo normal. —Esto pasará por algunos meses más.
—¿Por qué? —Cuestionó confundido. JiMin lo miró intensamente antes de preguntar.
—YoonGi... ¿Cómo te fue en el trabajo ayer? —Preguntó cambiando el tema viéndolo acusadoramente. El pelinegro se encogió de hombros.
—Bien, recibí una nota extraña, pero tenía café gratis, así que... —Un chillido indignado salió de los labios de su esposo, YoonGi no entendió nada, ni siquiera cuando JiMin empezó a golpearlo diciéndole que era un tonto. —¡Espera!—Sostuvo las manos de su esposo. —¿Qué hice mal?
—¡Nada! —Gruñó molesto intentando golpear otra vez al pelinegro. YoonGi rió un poco antes de apresarlo en un fuerte abrazo, JiMin se dejó hacer mientras en su mente maldecía una y mil veces la poca inteligencia que su esposo solía demostrar a veces. —YoonGi. —Ronroneó gustoso al sentir el aroma de cacao y menta que su esposo tenía.
—¿Hmm?
—Jin va a cumplir seis meses de embarazo. —Susurró bajito. YoonGi asintió separándose un poco de su esposo. —Le faltan tres meses. —Sonrió. —Él y NamJonnie-hyung, en total esperan nueve meses para ver a su bebé. —YoonGi recordó algo, pero no le dio la importancia necesaria.
—¿Nueve meses? ¿No es mucho? —Preguntó mientras sonreía, el semblante feliz en su esposo desapareció siendo reemplazado por uno de resignación.
—Iré a hacer el desayuno. —Susurró. — Hoy tengo antojos de fresas. —Volvió a lanzar una indirecta, YoonGi nuevamente la esquivó.
—¡También quiero fresas! —Exclamó eufórico. JiMin lloró internamente.
[💚]
El castaño observaba divertido a su dongsaeng favorito mientras éste se golpeaba contra la mesa repitiendo constantemente lo tonto que YoonGi podía llegar a ser. Y es que Jin quería decirle que no, que YoonGi realmente era inteligente, pero vamos... ¿Quién no lograba entender que lo que venía después de nueve meses de espera era un bebé?
Sí, ese alguien era YoonGi. Su amigo de infancia, y casi hermano. Jin rompió en carcajadas al ver los pucheros del rubio mientras tomaba de su café con leche.
—Es que no lo entiendo, Jin. —Susurró frustrado. —¡Todo estaba tan claro! —Exclamó. Jin sonrió.
—Perdóname por lo que diré, pero desde el inicio te advertí que YoonGi no entendería tus mensajes claves, es mejor que dejes de tapar tu característico aroma de omega lactante, si no tu cachorrito será desconocido hasta el día del parto.
—¡No puede ser tan lento! —Exclamó con cara de terror.
—Seguro le regalas un par de ropa de bebés y ni sabe que hacer con ella. —Mencionó el castaño encogiéndose de hombros. JiMin lo fulminó con la mirada. —Digo la verdad, es mi mejor amigo. —Se llevo una mano a su vientre. —Pero cuando ustedes regresaron de viaje y me vio así, me dijo que parecía una vaca de la casa de campo que visitaron. —Recordó frunciendo el ceño. JiMin sonrió divertido. Aquel día YoonGi había llegado a casa con un lado de la cara marcada con cinco dedos. Cuando él preguntó el motivo de aquello, solo obtuvo por respuesta «El gordo de Jin.»
—¿Y si hablas con él? —Intercedió el rubio con ojitos de bebé llorón. Jin suspiró sonoramente imaginándose en la oficina con su mejor amigo. «Sólo dame paciencia para no matarlo.» Pensó elevando su mirada al cielo. —Iré. —JiMin chilló agradecido antes de lanzarse en un abrazo hacia su mejor hyung. —Solo déjame mandarle un mensaje a Jonnie de que tengo antojos de pastel de fresas. —JiMin sonrió acordándose de las caras de terror que hacía el de cabellos grises cada vez que Jin le pedía algo. —¿Cómo van tus antojos? —Preguntó.
—Bien. —Mencionó encogiéndose de hombros con un pequeño rubor dibujándose en sus mejillas. —Ayer, quise un cupcake de fresas bañado en chocolate con chispas de colores. —Sus ojos brillaron por la emoción, JiMin se imaginó el dulce y también se le hizo agua a la boca. — El problema fue, que se me antojó a las 3:45am. —Su felicidad decayó por un momento, JiMin comprendió el sentimiento de su amigo, a esa hora escasos lugares prestaban servicios. —Por no decir ninguno.— Así que mi Jonnie se levantó y lo hizo. —Mencionó muy emocionado.
—¿Y cómo le fue? —Preguntó con interés.
—Bueno... —El castaño rió recordando lo sucedido.
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—¡Así no! —Gritó el castaño. NamJoon dejó caer la paleta con la mezcla en el piso. —¡Jonnie! —Gritó indignado. — ¡La mezcla!
—Solo fue un poco. —Mencionó el hombre con visibles marcas negras en la cara, producto del poco sueño.
—¿Un poco? —Preguntó con alta entonación en su voz. —¿Me estás diciendo ciego? —Nam se tensó en su lugar mientras empezaba a negar desesperadamente.
—¡No! ¡Jin, no me entendiste! —Levantó las manos en rendición.
—¿Me estás diciendo bruto ahora? —Un pequeño sollozo salió de sus labios.
—¡No! ¡Jin! ¡No llores!
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—Fue de maravilla. —Mencionó con una sonrisa radiante. JiMin asintió.
[💚]
Jin entró con una sonrisa resplandeciente en el edificio en donde trabajaba YoonGi. Las personas a su alrededor le saludaban amigablemente mientras uno que otro, le regalaban pequeños dulces. Cuando llegó a la sala en donde debía anunciarse, Suran le sonrió y corrió a abrazarlo. No podía evitarlo, estar cerca de un omega gestante y gordito, era un paraíso para la beta.
—¡Jin! —Exclamó feliz. —Es bueno verte.
—Lo mismo digo. —Mencionó con la misma alegría. —¿Está YoonGi? —Preguntó con curiosidad mientras alzaba una bolsita de dulces. —Vengo a pasar un rato con él y cumplir con un encargo.
—No entendió. ¿Verdad? —Preguntó la chica de ojos marrones con cara de resignación. Jin asintió.
—Cuando repartieron la inteligencia, él, definitivamente llegó de último.
—Nunca llegó, no lo justifiques. —Sonrió haciendo que el castaño rompiera en carcajadas. —Ahorita debe estar jugando alguna partida de solitario online. —Se encogió de hombros. — Adelante maestro, dale entendimiento a esa pobre persona. — Jin negó mientras sonreía y avanzaba hacia la oficina. Después de dos toques y una afirmación para entrar, el castaño se introdujo en la oficina.
—¡Gordito! —Exclamó un feliz YoonGi. Una especie de cartuchera cayó en su cara golpeándolo. Jin lo veía con el ceño fruncido. —¡JIN!
—¡No estoy gordito! —Exclamó con un mohín acercándose a una de las sillas. YoonGi rió sobándose el lado derecho de su cara. —Dame mi cartuchera. —Estiró la mano. El pelinegro le otorgó el pequeño bolsito de color rosado con stickers de fresitas.
—¿Qué te trae por aquí? —Preguntó viéndolo fijamente. Jin hizo una mueca ofendido y él rápidamente cambió la pregunta. —D-Digo. —Pensó. —Me alegra verte, ¿vienes a compartir conmigo? —Jin sonrió mientras sacaba las cajitas de dulces. —Ésta es para ti. —Sonrió arrimandole una. —YoonGi la tomó emocionado mientras abría y sacaba una pequeña dona. —Sabes, estos han sido los nueve meses más lindos de mi vida.
—Tienes seis meses. —Señaló YoonGi dando un mordisco a la dona.
—¡Exacto! —Exclamó. —Pero después de nueve meses, tendré un bebé. —Lo vio con una sonrisa. —Es decir, solo debo esperar nueve meses. ¿Me entiendes? —Susurró. —Nueve. —Recalcó. YoonGi arqueó la ceja confundido.
—Lo sé, Jin. No soy tonto. —Gruñó.
—A veces pareciera que si. —Mencionó por lo bajo. —Y era horrible. —Cambió el tema. YoonGi lo observó con interés. —Me la pasaba comiendo dulces todos los días, durante los primeros meses. —YoonGi asintió. —Y vomitaba mucho por las mañanas.
—A JiMin también le pasa eso. —Mencionó como si nada.
—¿Sí? —Preguntó con sus ojitos brillando por la emoción. —¿Por qué crees que sea? —YoonGi se encogió de hombros.
—No lo sé. — Se encogió de hombros viendo la computadora. Jin quiso golpearse en la cara como horas antes JiMin lo hacía.
[💚]
YoonGi observó en silencio la pila de papeles que reposaban en la mesa, tan solo faltaban treinta minutos para salir del trabajo, pero por lo visto tendría que llevar algunos papeles para el hogar.
Nota mental: No jugar solitario online en horas de trabajo.
Su teléfono celular vibró en la mesa y con una sonrisa en la cara, desbloqueó el móvil pasando su dedo por el táctil de la pantalla.
Chims🐣:
¡YoonGi! ¡Tengo una adivinanza!
Mi vida dentro es genial, me alimento seguido y puedo patear. No te conozco ni tu a mi, pero puedo asegurar que me vas a amar. ¿Quién soy?
05:45:03pm
YoonGi lo pensó, y lo hizo bastante, pero con una mueca de frustración y cansancio. Respondió:
No lo sé, nunca he sido bueno en adivinanzas y estoy cansado.
05:46:22pm
El teléfono no tardó en vibrar nuevamente. Una docena de caritas llorando y un ''YoonGi, idiota'' fue la única respuesta que obtuvo.
El pelinegro rió sin saber porqué mientras se concentró en guardar algunos papeles. Quería ir a casa.
[💚]
Cuando YoonGi llegó, el característico aroma de su omega lo llevó hasta la cocina en donde lo vio preparando la cena, él intentó ayudarlo pero JiMin casi lo corrió a escobazos diciendo que no quería verlo por lo menos, en una hora. Arqueando una ceja desconcertado completamente por el comportamiento de su cachorro, salió y se acomodó en la pequeña mesita que reposaba en la sala frente al televisor, sacó algunas carpetas y empezó la revisión de fondos del nuevo proyecto que KiHyun junto con sus asociados estaban llevando a cabo. JiMin salió de la cocina comiendo una barra de chocolate, él lo observó detalladamente en silencio.
—Cachorro. —Llamó. El rubio lo observó con una sonrisa.
—Dime.
—Estás gordo.
Y lo último que recordó YoonGi esa noche, fue una lluvia de cojines de los cuales no tenía idea de donde salieron.
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[💚]
Fin del capítulo n2.
¡Hola!
Llegué rápido con el capítulo 2 de esta historia. Muchas gracias por sus votos, lo agradezco mucho.
Por favor, denle mucho amor a esta historia, es gratis. 👀
Muchas gracias por leer.
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