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Ojitos de Bambi

—¿Te sientes bien?

JungKook despegó la vista de su teléfono y le miró, sus ojos estaban llorosos, Jin lo había notado desde que despertaron.

—Sí, estoy bien.

—¿Seguro? Puedo quedarme, llamaré a la empresa.

—No—negó con un bufido—. No seas llorón estoy bien.

—Como digas, entonces nos vemos en la tarde.

—Claro.

JungKook le despidió con una sonrisa fingida, realmente no se sentía bien, parecía que iba a sufrir por el dolor de cuerpo que tenía debido a aquel resfriado, pero, no debía decirle nada a Jin, casi nunca hablaba cuando se sentía mal, sobrellevaba las cosas por sí mismo.

Su familia no era mala, su madre era amorosa, pero, aunque ellos le trataban bien, aún podía sentir la diferencia que había en el trato con su hermano, quien era el consentido, quien se llevaba las mejores críticas, a quien le cumplían todo lo que deseaba, amaba a su hermano, este era muy lindo con él, pero no dejaba de pensar en que su familia tenía mejores expectativas de este, sentía que para su familia era un estorbo.

Por eso, aprendió a vivir por su cuenta, no hablaba en la cena de sus logros, porque no había, no decía nada acerca de sus problemas, porque sentía que no le importaba a nadie y sobre todo, no mostraba sus sentimientos o emociones, porque no se sentía seguro de que fuera apreciado o que ellos cumplirían con esas necesidades.

Le gustaba Jin, mucho, pero este tampoco había demostrado que le importaba en verdad, de no estar esperando a la almendrita, seguramente jamás se hubiese fijado en él y era algo que le llegaba a deprimir.

No podía tomar medicamentos, así que seguía sintiendose mal, fue a la cama esperando sentirse mejor al despertar, pero, lo dudaba. Hizo un puchero y lloró en silencio, estar solo era muy triste.









SeokJin realmente no había podido concentrarse en el trabajo ese día, estaba al pendiente de su teléfono para algún mensaje o llamada de JungKook, pero este no se había reportado en todo el día, no era algo extraño, realmente no mandaba mensajes, pero lo entendía, normalmente siempre se le iba el tiempo jugando videojuegos, sin embargo, verlo tan desanimado en la mañana no le dejó un buen sabor de boca.

Llegó al departamento en tiempo récord, esperaba encontrar a JungKook jugando videojuegos como siempre, pero no fue así, entró a la habitación y lo vio acostado en la cama, no dudo ni un segundo en acercarse, se sentó a su lado, lucía mal, su cabello estaba algo húmedo, por lo que toco su frente.

—Dios, JungKook, estás ardiendo y no de la buena forma.

JungKook abrió ligeramente los ojos y bufó. —Estás aquí viejo sabroso, ve a hacerme de comer.

—Al menos tú sentido del humor está intacto ¿Por qué no me llamaste y me dijiste que te sentías mal?

—Estoy bien.

—Sí, claro—negó—. ¿Qué te duele?

—La cabeza, el cuerpo y la garganta.

—¿Tomaste algo?

—Claro que no zopenco, no puedo.

Jin se levantó, era malo en esas cosas, cuando se enfermaba tomaba todo lo que había en el botiquín, y eso no sucedía a menudo, porque gozaba de un buen sistema inmune. Llamó a la única persona que podía ayudarle.

—¿Bueno? —escuchó.

—Hola Hobi ¿Estás ocupado?

No, estoy en mi descanso ¿Necesitas algo? Ya no llamas ni para saludar.

—Si, me vendría bien tu opinión. Deja el drama.

—¿Qué pasa?

—Jungkook está enfermo, creo que tiene un resfriado y hay fiebre ¿Qué puedo darle?

No recomiendo que lo recetes, como está embarazado no puede tomar cualquier cosa, es mejor que lo lleves al doctor, y que le hagas tomar un baño, con agua tibia, casi helada.

—Bueno, eso haré, gracias y adiós Tae.

Espera ¿Cómo sabes que estoy con Taehyung?

—Dijiste que estabas en tu descanso y contestaste agitado, dejen de coger en el hospital, nos vemos después.

Adiós Jin, espero que Kookie se recupere—escuchó la voz de Tae y rodó los ojos.

Colgó volviendo la mirada a JungKook, quien le observaba con cansancio. Se acercó y le quitó la cobijas, lo tomó en brazos y lo llevó al baño.

—No, no me quiero bañar.

—Ni enfermo se te quita lo puerco.

—No me regañes, estoy malito.

Lo dejo en la tapa del retrete y se volvió a la tina, abrió el grifo y tocó el agua, checando la temperatura, tibia casi fría, espero a que se llenará y se hincó frente a JungKook para ayudarle a quitarse la ropa, sonrió cuando le saco la camisa y vio su pancita.

—Seguro que la almendrita también la está pasando mal ¿Verdad?

Jin miró a JungKook y sonrió, le parecía tierno que a pesar de estar enfermo aún se preocupaba por el bebé.

—No, yo creo que dentro la está pasando bien, entra al agua.

JungKook entró a la tina siseando por la temperatura, Jin acarició su cabello.

—¿Por qué no me dijiste que estabas mal?

—No lo sé—se encogió de hombros—. Normalmente puedo arreglarmelas solo, pero, no puedo tomar cualquier cosa.

—No debes pasar por esto solo, para eso estoy aquí.

—No estoy acostumbrado a que alguien cuide de mí.

Jin miró sus ojos, grandes, brillantes y tristes, como un ciervo, sonrió a medias y apretó su mejilla.

—Bueno, ahora yo cuido de ti y de la almendra, tienes que decirme si te sientes mal. Te llevaré al doctor y estarás mejor, te voy a preparar lo que desees.

—Uy eso suena bien—rio apenas, recargó la cabeza en el pecho de Jin que estaba cerca de él—. Gracias.

—Creo que estás en tu lecho de muerte, hasta eres bueno conmigo.

—Yo siempre soy bueno contigo, no es mi culpa que seas un idiota y me desesperes.

—Claro, es mi culpa.

—Jin arruinas el momento. Tonto.

—Si, eso pasa a menudo.

Después del baño lo llevó al doctor, quien le dió algunos medicamentos que tenía que tomar de forma cuidadosa, Jin preparo la comida para él, se la llevaba a la cama y le hacía reír, nunca había cuidado de alguien que no fuera sí mismo, pero por JungKook descubrió que podía hacer mucho más de lo que acostumbraba.










—¡Eres un pendejo Jin! ¡Apagaste la computadora!

—¿Sabes? Me caías mejor cuando estabas enfermo—gruñó regresando a la cocina.

Sí, la vida a su lado era muy entretenida. JungKook sonrió cuando Jin se alejó, le gustaba estar con ese alfa estúpido, se sentía querido y cuidado, después de mucho tiempo, estaba realmente feliz.




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