Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CYJ

Lamento errores, la autora está pasando por mucho como para corregir, pero igual no quería dejarlos esperando tanto, así que aquí está <3

La risa de Wooyoung fue interrumpida por el sonido de sus tripas. Lo más gracioso era que habíamos bajado a comer un snack hacía tan solo unos minutos.

-¿Bajamos de vuelta a la cafetería para comprar los sandwiches ahora sí? -propuse en una risa porque nuestra hambre podía ser infinita. Estaba calientito envuelto en las sábanas blancas de hospital, pero nunca se le dice que no a la comida.

-Me encantaría, pero no tengo más dinero. Además que hace unos minutos mamá me envió un mensaje: me esperará para que cenemos juntos, cocinó. ¿Sabes qué hora es?

-Las nueve, creo.

-¿No se supone que Soobin ya debería haber llegado?

Era cierto, él solía llegar 8:50 a lo mucho.

-Se supone, pero no sé, tal vez hay tráfico.

-Sí, porque ya es tarde. Déjame lo llamo.

Vi a Woo marcar su contacto.

-¿Aló? ¿Sí? -Por más que lo intenté, no pude escuchar nada, así que me relaje. De repente frunció el entrecejo -. ¿Con quién hablo? -Eso me hizo fruncir el ceño también -. Oh, de acuerdo. -El rostro de mi amigo volvió a cambiar, pero ahora se veía más preocupado -. ¿Pero él está bien? Oh bien, ok, sí, fracias.

Tan pronto colgó quise saber.

-¿Qué paso?

-No hablé con Soobin, era un amigo suyo, dijo que Soobin se empezó a sentir mal y no iba a poder venir a recogerte.

-¿Qué tiene?

-No me dijo, le iba a preguntar, pero colgó muy rápido.

-Mmm... Bueno.

-Si ese es el caso... te llevo yo. -Exhaló poniéndose de pie.

-¿Tú?

-Ajá.

-¿Cómo? ¿No que no tenías dinero?

-¿Dinero?

-¿Para el taxi?

-Pff, ¿cómo crees que vine hasta aquí?

-No sé, ¿caminando, taxi, colectivo?

-Oh verdad, no llegamos a esa parte... Tengo un auto.

-¡¿Tú manejas?!

-Sí te das cuenta que ya no soy un adolescente, ¿no? Somos mayores de edad, Yeon, adultos.

-Ya sé eso, idiota. Me sorprende porque en la secundaria ni podías montar una bicicleta.

-Shh, Soobin ya me enseñó. Y como digo, ahora somos adultos responsables, Junnie, o bueno, algo así.

-El "algo así" es por ti -me burlé.

-Para qué mentir -rió.

-Ay no, no me quiero subir a tu carcacha, soy muy joven para morir~ -dramaticé.

-Es un hermoso Nissan blanco, ¿ok? Más respeto, que por lo menos yo sí logré sacar licencia.

-Aunque fuera un ferrari, si tú lo manejas, no gracias, no deseo una segunda ronda de esto -Me señalé echado en la camilla -, si me comprendes.

-Oh cállate -Me entornó los ojos -, manejo perfectamente, ¿ok? Pero bien puedes quedarte a dormir aquí.

Nop. La carcacha sería.

-Cambié de opinión, seguro eres un gran conductor...

-Ahora sí, ¿no?

Sabiendo que siempre funcionaba, puse un puchero y extendí los brazos como un bebé hacia él para que me cargara y me dejara en la silla. El muy bobo se rió de mí, pero no se negó.

-¿Qué harías sin mí? -exhaló con motes de cariño.

Tal como le pedí que hiciera, me ayudó a subir en la silla, guardamos mis cosas, nos despedimos del personal que estaba en el piso y me empujó hasta el ascensor. Mientras bajábamos en este, Woo recibió una llamada.

-¿Sí? ¡Tíos! ¿Cómo están? Sip, ya estamos en camino... Oh, Soobin no está con nosotros, al parecer se puso malito. ¿Tampoco les respondió? Solo pude hablar con su amigo... Nop, no lo conozco, dijo que se llamaba Jungkook -Se me hizo familiar apenas lo oí... Lo pensé dos veces: era el nombre de la vez pasada, el mismo -. Yo lo llevo, no se preocupen. Ow, gracias, pero iré a comer con mamá. Vale, de acuerdo. Bien, nos vemoos~

No hay explicación alguna, pero súbitamente me sentí como si alguien hubiera estado jugando con mis emociones, como si fuera una maldita palanca fácil de mover: ¿Por qué carajos me sentía irritado?

-¿Por qué mis padres no me llamaron, pero sí a ti?

-Dicen que está apagado, revisa tu batería.

Lo saqué del bolsillo y efectivamente, apagado.

-Se descargó seguro mientras hablábamos -supuse.

-Fue una buena sesión de chisme, pero falta ponernos al día. Podemos hacerlo después de clases, uno de estos días.

-Supongo.

El ascensor se abrió y salimos.

Me hizo demasiado frío porque no tenía abrigo, y como estaba con un repentino humor sensible, contribuyó un poco a eso.

-¿Puedes ir más rapido? Tengo frío.

-El carro está aquí.

Llegamos, y sí, el carro frente a mí era bonito y estaba bien cuidado, hubiera comentado algo, pero no me sentía feliz como para hacer una broma o halagarlo.

¿Por qué me sentía así, maldita sea? Se suponía que tenía que cerrar el día con el mejor de los genios después de haber visto a Woo, no esto.

Me sentía cansado y sin ganas de hablar, así que miré por la ventana todo el camino, con la música de radio como acompañante.

-Oye, estaba pensando -habló de pronto -, que quizás podríamos vernos mañana de nuevo, en la mañana tengo día libre.

El frío que entraba por la ventana colaba mis huesos, para reducirlo un poco subí las piernas al asiento y las abracé contra mi pecho, viendo como se empañaba el vidrio de mi ventana.

-Puede ser, no creo ir a mis terapias mañana igual.

-¿Qué, por?

-No hay quien me lleve.

-Soobin lo hace.

-Sí, pero quien sabe, tal vez no pueda mañana tampoco. -Me importó un bledo si sonó agresivo, estaba irritado, Dios sabría por qué. Lo miré de reojo y vi que Woo arqueó una ceja.

-No puedes hablar en serio... No me digas que estás molesto porque Soobin no vino a recogerte hoy.

-¿Quién dijo eso? Inventas mierda de la nada -Lo enfrenté.

-Pff -Vi cómo sonrió burlesco -, como... ¿En serio estás enojado? Fue una emergencia, Yeon.

-¿En qué puto momento dije que estaba molesto?

-Suenas muy calmado ahora mismo -se burló sarcástico.

-¡Porque tú empiezas! -grité sin poder evitarlo. Esa cosa se había llevado lo mejor de mí.

-¿Qué? ¡No dije nada! Solo no entiendo porque te pones así.

-¿Qué es así? ¡Estoy bien, maldita sea!

Woo exhaló y le bajó el volumen a la radio como si fuéramos a hablar.

-¿Por qué le bajas? Quiero la música a ese volumen.

-¿Ves a lo que me refiero? ¿Qué te pasa, hombre? Estábamos bien en el hospital-

-¡Que no me pasa nada, puta madre! Siempre tiene que pasarme algo, ¿no?

-Oye, cálmate, ¿sí? -Frunció el ceño, luciendo ofendido -. Literalmente no hice nada más que preguntarte para salir mañana. ¿Por qué el repentino cambio de humo-

Ya no podía más.

-¡¡No lo sé!! -Exploté dejando a Woo callado -. ¡No lo putas sé, a mí también me gustaría saber por qué carajos estoy enojado, pero no lo sé! Déjame ser... Estoy sensible.

Woo desvió la mirada de nuevo hacia la pista, fipílico.

-Bien -tajó muy serio.

Oh claro, y ahora la culpa, maldita sea.Exhalé frustrado.

-Oye no... Lo siento, ¿sí? Es solo...

-Mejor hablemos mañana. No es bueno hacerlo cuando alguno está con la cabeza caliente -sugirió inteligentemente.

Tenía razón, era lo mejor que podíamos hacer, así que el resto del camino lo pasamos así, en silencio.

Cuando se despidió de mí, no quiso ni pasar a saludar a papá y mamá. Y era comprensible, a veces yo era mucho que soportar. Quizá no lo merecía...

Esa noche me fui a dormir con un peso en el pecho.

Felizmente, para la mañana siguiente, mi mal humor había desaparecido; dormir tanto había ayudado. Mamá me ayudó a bajar al primer piso como siempre; entonces desayunaría con ellos y esperaría a que Soobin viniera por mí para ir al hospital. Cosa de todos los días.

Tomé una manzana de la canasta de la encimera y le di un mordisco mientras veía a mis padres terminar de alistarse.

-¿Ya estás listo, hijo? -preguntó mi padre mientras se colgaba su foto check.

-Ajá.

-Perfecto, ve subiendo al auto.

-¿Cómo? -cuestioné confundido -, ¿y Soobin?

-Oh, sobre eso, hoy te llevaremos nosotros. Al parecer Soobin todavía no se ha recuperado del todo, pero seguramente irá en la tarde después de sus clases.

-¿Qué tiene? ¿No te dijo?

-No hablamos directamente con él.

Le di un mordisco a la manzana.

-Bien, como sea -dije, dando por finalizada la conversación, dirigiéndome al carro. Igual no era como si se fuera a morir, no tenía por qué preocuparme de más.

Fue en el camino hacia el hospital que sentí el cambio, apenas me ayudaron a sentarme, pude sentir esa desagradable transición en primer plano... Fue horrible. El como todos los colores que vi al despertar se mezclaron y desvanecieron de tal forma que solo quedó un gris horrible. Pero... Por más que mi maldito humor volátil no quisiera cooperar, tendría que hacerlo yo, así que, sabiendo reconocer mis errores, le escribí a Woo, pidiéndole disculpas.

Su respuesta inmediata positiva me alivió un poco esa sensación, por lo que podemos decir que el resto del día, no fue tan terrible: Las terapias estuvieron bien, y como dijo mamá, al final Soobin sí fue a verme allí mismo.

Justo había terminando el primer turno, Chan empujaba mi silla cuando vi a ese pelimorado alto entrar al hospital y luego correr hacia nosotros. Así que se había apurado...

Cuando llegó con nosotros, se apoyó en sus rodillas y respiró profundo para recuperar el aire, Chan nos sonrió con ternura y yo hice lo mismo en forma de despedida; nos dejó solos, cerca de las sillas de espera.

-Lo siento mucho por lo de ayer y hoy. Me dolia mucho el estómago y por eso no pude ir. Lo siento... -Fue lo primero que dijo, apenado al verme. Le sonreí amable para tranquilizarlo.

-Entiendo, no pasa nada, ¿ya estás mejor?

-¿Qué? Oh sí, muchísimo mejor, gracias por entender.

-Vienes de clases, ¿verdad?

Al verlo todos los días, mismas horas, como que ya me estaba empezando a aprender su horario de clases.

Él asintió.

-Y no tienes más hasta las 4:00, creo.

-Exactamente, así que con tranquilidad te dejo en casa con todo listo antes de volver a irme.

Servicio: 10/10.

Cuando llegamos a casa, me dejó en mi habitación, y como todos los días, esperé por mis compresas calientes y almuerzo.

-Chan dijo que podías hacer una serie de los ejercicios de la mañana, pero solo una, no más -indicó con el índice mandón después de dejar la bandeja en mi mesita.

Suprimí una sonrisa. Ya lo sabía, ¿cuántas veces tenía que repetírmelo?

-Ya entendí, señor mandón -Rodeé los ojos -. Ahora apúrate que tienes examen.

-Y estudié, no me preocupa.

-Que te vaya bien, Soobin. -Le sonreí para animarlo. Él me sonrió ladino de vuelta y se dirigió a la puerta, solo que en vez de salir como esperaba, se quedó ahí parado, dándome la espalda, varios segundos. Le iba a preguntar si se había olvidado algo, pero justo en ese momento, devolvió sus pasos hasta estar frente a mi cama de nuevo. Le pregunté con la mirada qué pasaba, y creo que eso lo puso nervioso.

-Estaba pensando... -empezó -, hace unos días hablé con el doctor y le pregunté qué podia hacer para ayudarte a recuperar tus recuerdos, y me dijo que... mostrándote elementos del pasado: personas, cosas, lugares...

-Okey...

-Y... Estaba pensando...

-¿Sí?

-N-No sé si creas que es buena idea, no sé, tal vez... ¿Ir a visitar la universidad?

Oh, no era mala idea, pero mi ansiedad social no iba a poder con tanto.

-Soobin, te agradezco la intención, de verdad, pero no gracias. No quiero ver a nadie aún, no estoy listo.

-Oh, en ese caso solo nosotros, para que recuerdes, creo que asociar lugares es un buen inicio.

-Sabes que tengo terapias todo el día.

-Por eso lo haríamos después de la última, a las 10:00 pm. A menos que quieras ir en la madrugada, son los únicos momentos en los que no hay gente.

-Pero la universidad está cerrada a esas horas.

-Tengo mis contactos -Guiñó.

Oh, a eso se refería Woo con lo del chico popular.

-¿Quién? -Quise saber.

-Daves es mi amigo, es el portero. Nos dará un par de horas, ya hablé con él.

Siempre preparado, ¿no?

-¿Mis padres saben de esto?

-Si les digo, aceptarán, depende de ti.

Choi Soobin era una clase de hechicero que encantaba a todos, tal vez manipulaba, podía probarlo... Pero quería recordar.

-Bien -acepté sin más.

La sonrisa inmensa que me dio... Era la prueba viva de que Soobin era un manipulador.

No volví a ver a Soobin hasta la noche, que fue a recogerme del hospital.

-¿Estamos yendo a casa? -pregunté después de reconocer la misma ruta de cada día.

-Sí, irás a comer algo antes de ir.

-¿Mis padres te dieron permiso para hacer esto?

-¿Crees que me atrevería a secuestrarte? -Me sonrió burlesco y desvió su mirada de la pista hacia mí, fueron un par de segundos, pero con eso bastó para hacerme sentir cohibido.

Tenía que ser la vestimenta... Sí, eso era.

Yo estaba acostumbrado a ver al mismo Soobin: despeinado, a veces usando binnies, con esa ropa colorida y a veces ridícula... Pero el Soobin de ese día... Fue como ver una persona distinta.

Pantalón formal negro, camisa negra desabotonada, un reloj en su muñeca, cabello morado peinado ligeramente hacia atrás... ¿Venía de un velorio o qué? Obviamente no le preguntaría, pero no pude evitar pensar en lo diferente que se veía, mucho más maduro y por ende, menos adorable de lo que solía proyectarse. Un "lindo" diferente.

Estando en casa, me comentó que mis padres seguían en la oficina, pero que le habían dado su autorización para la pequeña aventura, que si desconfiaba de él, podría llamarlos; pero no lo hice, porque por alguna razón, Soobin me daba confianza.

Preparó algunos sandwiches para ambos, y luego de comer, le pregunté si ya era hora de ir, pues el reloj estaba cerca de marcar las 10:20 pm.

-Sería bueno que te cambies antes -sugirió -. Ponte algo cómodo y abrígate. De paso me prestas tu cargador de celular si es posible, por favor.

Bueno, considerando que la costura del jean era algo molesta y que tan solo estaba usando un polo de manga corta, lo vi como una idea excelente, así que acepté, y entonces, me cargó escaleras arriba y me dejó en la otra silla.

-Gracias. -Nunca estaba de más ser agradecido.

-No hay de qué.

-Iré a cambiarme al baño -le avisé y entré a mi habitación para buscar un buzo de muda.

-Bien, oh, y el cargador... Es el mismo que yo uso, podrías prestármelo, ¿por favor? Que cargue por lo menos hasta un 15%.

-Claro, ven, está aquí.

Soobin también entró a la habitación

Le señalé el único tomacorriente que tenía cerca, justo por encima de la mesita de noche, en la pared.

-Usa ese. -Una vez le entregué el cargador, me metí al baño a cambiarme y a lavarme los dientes.

Elegí un buzo gris y una camiseta negra común, era casi un pijama, pero como solo íbamos a estar los dos y Soobin me había visto con una ridícula bata de hospital y hasta desnudo (pero no pensemos en eso), daba igual.

Mientras terminaba de cepillarme, vi mi reflejo algo irritado, odiando un poco más a Soobin por haberme elegido un color de cabello tan horrendo. Me lo teñiría uno de esos días, era por seguro.

Fue su misma voz la que me desconcentró de mis pensamientos, y como estaba tan silencioso, escuché todo a la perfección; total, nos separaba solo una puerta delgada

-March, ¿qué tal? Vi tu llamada perdida, ¿qué pasó? -Pausó -. ¿Ahora? ¿A la licorería? ¿Que? -Cerré el caño solo para escuchar mejor -. No puedo. ¿Cuando hablaste con él? -Si bien no estaba entendiendo nada, igual quise escuchar -. ¿Ayer? No me dijo nada.

Salí del baño listo.

-Lo sé, tampoco me responde ese inútil.

Con el pasar de los días me iba dando cuenta de que Soobin se comportaba muy diferente cuando hablaba con otras personas. Siempre que escuchaba sus llamadas, era otro él, se me hacía curioso...

Me seguía dando la espalda, y mejor, no hubiera querido que supiera que lo estaba observando como un acosador desde el marco de la puerta. Por eso me obligué a moverme, fui a sentarme a la cama. Probablemente ahí sí notó mi presencia, pero estaba demasiado enfrascado en su conversación como para mirarme.

-¿Pero no puedes llamar a Namjoon o no sé Jimin? ¿Ni Yoongi? Joder, ¿y los demás? -Soobin se rió -. Bueno, tienes razón, para que me hayas llamado es porque ninguno de ellos pudo... Oye, no estamos pegados por la cadera, es más, no tengo idea de donde se habrá metido, no me responde desde el almuerzo, la última vez que lo vi fue en la mañana y no me dijo nada.

Mi celular lo había dejado en la cocina, me daba flojera ir por él considerando que ya estábamos por salir, además que la llamada no duraría horas, ¿verdad?

-Si se llega a enojar por esto, que le den... No March, lo siento, y si te responde, puedes decirle que se joda de mi parte. No puede dejarme sus responsabilidades así como así y sin avisar. Tengo planes... No Namjoon, ¡Jungkook! ¿Qué se cree ese inútil? Va haciendo de las suyas por la vida y dispone de nuestro tiempo como si nos pagara por ayudarlo, solo porque somos sus amigos y somos amables, V no daría una mierda por él, se aprovecha de los buenos... Sí, ok, lo siento, tengo planes, sino encantado... Ok March, adiós... ¿Yeonjun? Yeonjun.

Sentí una mano en mi hombro, parpadée confundido, y de pronto, Soobin estaba frente a mí. Me tomó más segundos comprender que estaba hablando conmigo ahora. Me miró a los ojos. Lo sentí innecesariamente cerca.

-¿Qué? -pregunté a la defensiva porque me había vuelto a perder en un punto muerto al parecer.

-¿Está todo bien? ¿Te duele algo?

Me estaba empezando a aburrir de esa tonta pregunta. Estaba perfectamente bien.

-Estoy bien, ¿por qué lo dices?

Él sonrió ladino y se enderezó, de repente puso su pulgar en mi frente y alisó ahí delicadamente, con esa acción, haciéndome dar cuenta de que había tenido el ceño fruncido todo el tiempo, me fui relajando poco a poco, al mismo tiempo sintiéndome desconcertado.

-Has estado con esa carita de patito descontento hace un buen rato ya -musitó algo sonriente. Creí que no me estaba viendo y... ¿por qué todo lo que decía tenía que sonar tan cariñoso? Ugh -. ¿Seguro que todo bien?

-No tengo ninguna cara, y estoy muy bien, gracias.

Sonrió más, y eso me molestó, sentí que se estaba burlando de mí.

-¿Qué? -Solté a la defensiva.

Ocultó su sonrisa tras su mano.

-Lo siento... -rió pareciendo avergonzado -, es el puchero. Dios... Ya. Ok -Cerró los ojos y suspiró, cuando los abrió, el Soobin serio de antes había regresado -. Iré a lavarme la cara y vuelvo.

Todavía un poco turbado como para tener una reaccionar mayor, lo vi entrar apurado al baño, a mi baño, cuando tenía el de visitas, pero, ¿qué le podia decir ya? Como si lo de antes no hubiese sido lo suficientemente raro.

¿Había algo malo conmigo?


El camino hacia la universidad hubiera sido mejor en silencio, solo con la música de fondo, pero Soobin no pensó lo mismo.

-Has estado muy callado.

-Nunca he sido muy conversador -tajé. Vi a su dirección de reojo y vi como esbozó una sonrisa pequeña, quizá triste.

-Bueno, ahora no, pero te conozco lo suficiente como para saber que algo pasa. ¿Te molesta algo?

-No, tranquilo.

¿Cómo le iba a explicar que me pasaba de todo y a la vez nada? ¿Qué mierda con mis cambios de humor? En serio. ¿Era parte de la amnesia o me estaba volviendo loco?

-Si quieres hablar, puedes decirme, lo sabes.

¿Era normal que la gente fuera tan linda o yo era un simple cascarrabias?

-Sí, descuida. Es solo... cansancio.

Al llegar, lo primero que hizo Soobin fue sacar la silla de ruedas de la maletera y asentarla, me ayudó a sentarme y de allí sacó de la maletera una bolsa de plástico negra, claramente ocupada por una botella, pues el pico de esta sobresalía.

Supuse que el hombre con el que habló era ese tal Daves, fueron unos cuántos minutos de charla amena entre ellos, los cuales aproveché para darle una vista rápida al panorama. Este era oscuro como la noche, pero bonito. No esperaba nada menos, por supuesto que la universidad más cara del país tenía que estar en una zona residencial, felizmente habían unos cuantos faroles de luz, además que por lo poco que se veía desde donde yo estaba, se podía ver que el sistema de iluminación de la universidad estaba funcionando, así que no se veía tan aterrador.

Cuando terminaron de hablar, Soobin se ofreció a empujar mi silla, a lo que me negué educadamente, porque vamos, podía solo, además tenía que acostumbrarme.

Entramos a la universidad y pasamos junto a Daves, quien nos abrió la reja, él me dedicó una mirada cálida, pero también con aires de nostalgia. Supuse que también lo llegué a conocer si era amigo de Soobin, me imaginaba que le había comentado de mi amnesia, por eso no toqué el tema.

Ya dentro de la universidad, empezamos a andar hacia... Yo solo estaba siguiendo a Soobin

-La universidad es ENORME, y los edificios de nuestras facultades están del otro lado. Normalmente vamos por la otra puerta, pero solo tengo confianza con Daves para pedirle el favor, el otro señor no hubiera aceptado en un millon de años, así que demoraremos un poco hasta llegar, no estás cansado, ¿verdad?

Así que lo había sobornado con alcohol. Un genio. Esa cuestión me generó una duda que necesité saciar.

-Dormí toda la tarde por esto -Dudé en preguntarle, pero igual lo hice porque no podía recordarlo -. Pregunta de curioso... ¿Yo tomo alcohol?

-¿Preguntas por lo de Daves? -inquirió y yo asentí.

De paso iba a matar mis demás dudas.

-. También te oí decir algo de una licorería antes. ¿Trabajas ahí?

-Hmm... No exactamente, no en una licorería, en un bar. Me llamaron de la licorería porque alguien no recogió un macro pedido de cientos de botellas e insumos desde hace días y yo soy como uno de los tantos contactos de repuesto -rió al final.

No voy a mentir, estaba sorprendido. ¿Trabajaba tanto?

-¿Qué con eso? -Oh, seguro lo dijo a la defensiva por la expresión en mi cara. Toda la vida fui muy transparente.

-Nono, no es nada malo, solo que estoy sorprendido -me sinceré.

-¿De lo de la licorería?

-De cómo no estás volviéndote loco. Quiero decir, no sé cómo sacas tiempo para todo: la tienda de arte, los estudios, llevarme todos los días, el bar...

-Es cuestión de organización y de acostumbrarse, y en sí lo del bar es ocasional.

-¿Un trabajo ocasional?

-Sip, ayudo cuando quiero o cuando hace falta personal.

-¿Existe un trabajo así? -Yo quería uno.

-No es un trabajo como tal con contrato todo y eso. Soy amigo del dueño entonces lo ayudo en lo que puedo. Invierto mi tiempo y no recibo un centavo -Chistó-, aunque a veces abuso de la mercancía -admitió en una melodiosa risa.

-¿Tomas mucho?

-Hmm... Empecé a beber de joven, entonces estoy familiarizado con eso. A veces en fiestas. No soy de los que beben a diario tampoco, ni suelo emborracharme o querer beber por impulso, cuando lo hago, siempre es por una buena razón. Pero quitando ese hecho de lado, supongo que sí me interesa beber un buen trago de vez en cuando; marcas y esas cosas, uno nota la diferencia. Podemos decir que soy un gran fan del vino.

Buena respuesta.

-¿Y yo?

Soobin sonrió enternecido.

-A ti no te gusta.

Nunca me interesó tomar cuando los de mi edad ya lo hacían con frecuencia en fiestas del colegio, a las que casi tampoco iba porque no era mi estilo...

-¿Nada de nada? -presioné.

-Hmmm, lo haces pero muy poco, en fiestas o celebraciones quizá. Pero sin excederse, no es que lo odies tampoco.

-Supongo que no soy gran conocedor de marcas y eso -dije con gracia en respuesta a sus palabras de antes.

Él sonrió de nuevo, como la persona alegre que era.

-Con decirte que una vez mientras cenábamos en un restaurante, ordené un Cote de Nuits y tú dijiste frente al mozo que sabía exactamente igual al de la esquina que tomamos un día...

Ignorante en vinos. No era el gran insulto.

-Ni idea, solo sé que suena caro.

-Igual es mejor que no bebas mucho. Mata el cuerpo y alma.

-Pero tú lo haces.

-Es mi pintura amarilla.

-¿Pintura amarilla?

-¿Van Gogh? -me devolvió la pregunta como si fuera obvio. Mi cara de "no te entiendo", hizo un buen trabajo -. Ay verdad. Te explicaré eso después. Ya llegamos.

Nos detuvimos en la entrada de uno de los tantos edificios.

-Ven, primero te mostraré los salones.

Soobin me explicó que como estudiábamos carreras diferentes, eran edificios diferentes, no obstante, por suerte estos estaban cerca.

Me mostró primero su edificio y sus clases que estaban en el primer piso.

Tengo que ser honesto, quedé atónito ante la inmensidad y pulcritud de los salones teóricos, sin embargo la parte más encantadora fue el contraste entre estas y el salón práctico. Dios, era gigante y tan colorido... Algo desorganizado también, pero esa era la esencia. Brochas, cuadros hermosos de todo tipo, grandes y pequeños, retratos y paisajes, cuadros a medio terminar y otros perfectamente inmaculados y protegidos por un vidrio, lienzos de todos los tamaños, baldes de pintura, rodillos, todo tipo de materiales, cerámica, hasta esculturas pequeñas . El solo estar ahí parado te daba la inspiración que una persona necesitaría toda la vida. Fue impresionante.

Soobin me comentó un poco de sus clases, profesores, sistema de evaluación, etc. Escuché atentamente pues quería saber más, además que no era como que me aburriera estando con él.

Por un momento se quedó totalmente quieto mirando un cuadro que tenía de protagonista a un muchacho rubio sujetando una rosa, haciendo que me cuestione si algo andaba mal.

-Yeonjun -me llamó. Deje de curiosear alrededor y vi su fornida espalda tensa -, ¿te puedo confesar algo?

Su tono era más serio de lo normal. No tenía idea de lo que podía ser, por lo que me puse algo nervioso

—Claro.

Estaba detrás suyo, pero desde donde estaba podía ver claramente su perfil iluminado por la luz de luna que entraba por el ventanal. Seguía mirando ese mismo cuadro como si quisiera descifrar algo o como si fuera algo complejo. Más que pensando en lo que me iba a confesar, veía que sus primeras intenciones eran diseccionar aquel cuadro, parte por parte.

Después habló, era claramente a mí, pero no lo parecía tanto. Podemos decir que no se encontraba realmente en la habitación.

—El otro día... —empezó, esperé en silencio por una confesión, que nunca llegó —. Cuando nosotros... —Sucedió exactamente lo mismo —. Hay alguien que...

Y de nuevo... Nada.

No podía estar más confundido. Aún así me moría por saber, así que lo apoyé, deduciendo e intentando presionar los botones correctos.

—¿Tiene que ver con el cuadro? —inferí, ya que no dejaba de verlo.

Él hasta parecía tener las cosas menos claras que yo. Frunció el ceño y asintió casi robóticamente.

—Espera, no —se corrigió —. Sí y no. Yo... —Soobin calló, bajo la cabeza y dio el suspiro de la vida. Esperaba que lo haya ayudado a despejarse, luego de esa escena, por fin me vio a los ojos —, no es importante —musitó, pero sus ojos me decían otra verdad —. Mejor sigamos con el tour. —Sin más, dejándome parado como un estúpido de primera, pasó a mi costado y salió del aula.

¿Qué diablos había sido eso? Literalmente me dejó parado, confundido, como un espantapájaros en el medo del aula, pero bueno... Consideré que yo también tenía mis episodios de rareza, así que solo por eso lo dejé pasar, y como se veía algo incómodo, no lo presioné más a pesar de mi inaudita curiosidad.

Después de eso, seguí a Soobin afuera, me guió al edificio correspondiente a arquitectura. Era similar al suyo pero habían unas ligeras diferencias, dónde más se notó fue cuando dimos un paseo por los salones prácticos, pues los míos eran más ordenados; maquetas, instrumentos de medición, etc; todo separado en mesas grandes y enumeradas.

Soobin también sabía un poco sobre mi facultad, así que me contó todo lo que pudo. Me surgieron ganas de estudiar, no se por qué.

—Y... Eso —suspiró, finalizando su explicación—, mmm, ¿qué podemos ver ahora? —Salimos del edificio volviendo a la fría noche.

—Mmm... No lo sé, ¿qué tal como cosas más generales?

—Hm, dado que tenemos solo una hora, no podré darte un tour completo ahora, porque como te dije, cuando uno se pierde aquí jamás lo encuentran, entonces... Oh, ¡ya sé! Ya sé que puedo mostrarte, ¡sígueme!

Y así hice. Lo seguí hasta otro edificio mucho más grande que los anteriores.

Apenas entramos pude ver un sinfín de mesas y sillas de color azul, agrupadas.

—¿Qué es esto? —pregunté.

—El edificio principal, la cafetería.

Soobin no bromeaba con lo de enorme, en lo más profundo de tremenda habitación podías ver muchos platos apilados, una barra para deslizar bandejas y las mismas bandejas apiladas a un costado. Una cafetería común y corriente, limpia y ordenada.

—Ven, por aquí, aquí están los pasillos.

Como me había quedado observando la cafetería, no me di cuenta cuando Soobin se movió hacia el otro extremo, en este, un lado de la cafetería conectaba con un corredor gigante. Fui a alcanzarlo.

—Aquí están los casilleros de los alumnos de sociales. —Señaló, y pude ver que prácticamente ese corredor no tenía fin, habían centenares de casilleros metálicos rojos, uno al costado del otro, lo que los diferenciaba era que habían números negros en la superficie derecha de cada uno.

Todos eran casi iguales, exceptuando ese detalle. Me tome mi tiempo mirando cuidadosamente mis alrededores porque, de alguna forma, todo se sentía irreal, como si fuera un sueño...

En eso... Fue que lo noté, justo en el medio del corredor había un casillero que parecía ser diferente a los demás, pero como estaba un poco lejos, no estaba muy seguro, así que me acerqué, y cuando lo hice lo suficiente para ver, un suspiro murió en mi garganta.

Era mi casillero.

¿Me había hecho recordar? ¿Mi memoria se había activado con verlo? ¿Cómo podía saberlo?

Lamentablemente no, pero eso suponía, sino, ¿por qué mas tendría mi foto? Y...  ¿Una corona de flores?


Mi foto estaba pegada en la pequeña puerta, rodeando esta había una coronilla de flores, completamente secas. En lo poco de espacio que quedaba, habían notas de papel pegadas.

Con sangre fría, me acerqué más para leerlas, totalmente extrañado.

"Siempre te recordaremos".
"El mejor amigo y alumno".
"Choi Yeonjun leyenda".
"Te querremos por siempre".

Mi estómago dio un vuelco.

—¿Qué mierda es esto? —cuestioné, tragando saliva como pude.

Escuché los pasos de Soobin a mis espaldas.

—Cuando nos accidentamos, el que estuvo más grave de los cuatro, fuiste tú —empezó. Me giré hacia él para atender a sus palabras —. De hecho, los primeros días, el doctor tenía por asegurado que no te quedaban más de dos semanas, te rompiste casi todos los huesos y tenías mucho daño interno, pero sobre todo en la cabeza...  No sé cómo, pero los rumores llegaron hasta aquí, y por más que algunos aseguraron que seguías vivo, el telefonito malogrado hizo de las suyas, y todo el mundo pensó que habías nuerto. Como yo también estaba en cuidados intensivos, no pude aclarar la verdad. Cuando volví a la universidad meses después, desmentí dichos rumores, pero igual mucha gente aún cree que estás muerto, por lo que dentro del casillero puedes encontrar más notas todavía, cartas de algunos amigos, admiradores y profesores; algunas de pésame y despedida, otras para darte la bienvenida. Lo único que sé es que nadie se ha atrevido a tocar tu casillero desde entonces, ni nadie lo hará, tranquilo, yo incluído.

Casi muero... Tenía que repetírmelo. Como seguía viviendo mi vida con normalidad, lo olvidaba por momentos.

Esperen, ¿dije normal? ¿Qué me pasaba? ¿Desde cuando normal era ir a terapias todos los días para volver a caminar? ¿Desde cuando era normal no recordar una puta mierda de mi vida? ¿Qué era normal para mí en ese entonces? Estaba tan aterrado a acostumbrarme a esa vida prestada. No quería que lo fuera.

Miré mis brazos cubiertos donde sabía perfectamente que bajo esas capas de tela, estaba la muestra de mi verdad y la evidencia de mi absurda negación: Yo casi muero.

—Tengo la llave del casillero en el carro por si deseas-

—No —me negué de inmediato. No estaba listo para tanto, no estaba listo para la inminente verdad que brillaba más que nunca ante mis ojos. La negación era mi único escudo —, aún no.

Devolví mi vista hacia mi foto.

—No hay presiones —lo escuché decir —, ¿quieres ir a ver otra cosa?

Lo necesitaba.

—Sí, por favor.

Cuando volvimos a la cafetería; más animado de lo que debía estar, Soobin me llevó a una ventana mientras señalaba algo, muy alegre. Me acerqué para ver lo que señalaba fuera de esta: Arbustos y flores. Lamentablemente, por la oscuridad de la noche no pude apreciarlo como era debido, peso podía imaginármelo con una mejor iluminación, eran gardenias y lirios. Parecía un arreglo floral elaborado, realmente muy hermoso.

—Es mucho más bonito de día, por las mañanas, con el sol brillando, los colores se ven más vibrantes y es re bonito. —Miró embelesado algo tan simple como aquello, y sonrió para sí.

Lo que había presenciado en el corredor me había dejado una sabor amargo en la boca, pero la alegría de Soobin me contagió en cuestión de segundos, me hizo sonreír junto a él, como él; aun cuando no nunca hubiera visto dichas flores así... Aún cuando no había mucho por lo que ser positivo.

—Son lindas —comenté.

—Lo sé. Amaría mostrártelas de día. Aunque... ¡tengo fotos! Oh, pero están en mi laptop, te las muestro luego. Ahora... Uhm, ¿quieres ver el gimnasio?

—¿Hay aquí, en una universidad?

—Genial, ¿no? Aunque ahora que lo pienso, no serviría de mucho. Nunca vamos —admitió riendo.

—¿Dejé mi vida fit? ¡No! No me digas eso —dramaticé.

—No cariño —rió —, no dejaste de ser atlético. Me obligabas a correr por las mañanas, solo que la universidad nos mantenía demasiado ocupados como para entrenar durante el día.

—Ya estaba por preocuparme —dije observando los detalles en las flores. Realmente era muy hermoso así, incluso estando oscuro.

—¿Sabes? Cuando te llamé para que veas el corredor creo que te interrumpí. Estabas viendo la cafetería, y sí tiene muchísimas cosas —¿Un jodido piano? Claro —. Igual ya debemos volver dentro de poco, te daré tiempo para que revises todo lo que gustes. Por algo es la universidad más cara del país, mira lo que quieras. Yo te esperaré por una de las mesas de allá.

Pronto, Soobin desapareció de mi campo visual. Me permití saciar mi curiosidad porque habían más cosas de las que uno creería que hay en una simple cafetería. Había un piano en la esquina,  decenas de cuadros en las paredes directo de la facultad de arte según me dijo, había muchísimas máquinas expendedoras de todo tipo... para café, frituras, helados, hasta frutas. No me imaginaba lo que era gozar de todo eso.

—No vayas a comprar nada, te estoy viendo. El doctor no te ha autorizado aún para que comas a esta hora. —Escuché.

Sonreí para mí, porque precisamente, eso estaba pensando hacer. Todo se veía tan apetitoso que moría por dar una probada después de tanta privación. Para mi mala suerte, Soobin se dió cuenta justo antes de que ejecutara mi cauteloso frustrado plan.

Terminé de ver máquina por máquina hasta el final. No sabía si había algo más que ver ese día, así que me dispuse a preguntarle. Giré para buscarlo con la mirada. Y... Dios mío.

Creo que nunca me sentí así de avergonzado/ atacado por los visuales de un hombre.

Lo peor de todo era que él no estaba haciendo nada. Yo ya sabía que de por sí Soobin era muy atractivo, pero había algo específico en él esa noche, sospechaba que era su atuendo, quizá su vibra también.

La luz de luna literalmente brillaba sobre su piel, sobre ese perfil tan delicado. Él solo estaba apoyándose en una mesa, mirando quien sabe qué. ¿Acaso eligió esa mesa a la que le caía la luz  para tener su momento de modelo?

Se dio cuenta de que lo estaba viendo y me la devolvió sonriente. Mis mejillas se calentaron, rápidamente desvié la mirada.

—¿Qué tal? ¿Viste la cocina? Genial, ¿no? Hasta tiene air fryer.

Volví a levantar la mirada porque yo no era cobarde.

Pero a su vez, no quería mirarlo de nuevo. Mi reacción no tenía sentido, no era una niña.

—¿Yeonjun?

¿Pero tenía opción?

—Sí, sí. ——Tragué saliva y me obligué a sostenerle la mirada. ¿Qué carajo me sucedía? —. Aquí estoy.

El muy idiota sonrió. ¿Algo le parecía chistooso? Luego rio bajito.

—Ven aquí —dijo.

¿Qué tenía esa noche que me hacía sentir tan nervioso?

No podía creer que estaba obedeciendo.

Llegué justo a su costado, al costado de la mesa en la que estaba apoyado, siendo consciente una vez más de la gran diferencia de altura, porque me sacaba más de una cabeza.

—Llegamos a la parte importante —dijo, después señalando la misma mesa.

—¿Una mesa? —pregunté confundido.

—Nuestra mesa —corrigió —. Aquí nos reunimos con los demás, nuestro grupo de amigos. Más que nada en algunos recesos cuando coincidimos en tiempos libres. Por ejemplo, los  martes y viernes la mayoría coincide. Comemos y hablamos aquí.

—¿Nuestros amigos?

Soobin asintió.

—Woo, Changbin, y bueno, a los demás los conocerás luego. Son de diferentes carreras.

—Ya veo... —dije viendo la mesa sin saber qué más decir. Si Soobin dijo que era importante, seguro en esa mesa ocurrieron más cosas de las que podía imaginar.

Cuando vi a Soobin de nuevo, lo atrapé mirándome con una sonrisa pequeña en sus labios, incluso si lo estaba viendo, no dejó de mirarme así.

—Se nos acabó el tiempo —dijo en cambio —, ya es tarde además. Vamos a casa.

Ir a casa, con él. Se seguía sintiendo extraño en mi cabeza, pero ya no era terrible.

Asentí con una sonrisa, de verdad agradecido por todo el recorrido, su esfuerzo y en sí la bonita noche. Dimos media vuelta.

Ya volviendo por el mismo camino, bajo la luz de luna llena, con el viento nocturno desordenando su cabello, Soobin preguntó.

—¿Te gustó la universidad?

—Sí —respondí con honestidad —, gracias por lo de hoy. Fue muy lindo.

—¿Recordaste algo con lo de hoy?

Lamentablemente no lo había conseguido, negué con la cabeza. Lo escuché suspirar.

—Me lo esperaba —suspiró —, aun así fue lindo mostrarte todo, fue como volver en el tiempo.

—¿Tú me diste un tour igual hace años?

—No, tú a mí, por eso creo que es lindo devolverte el favor.

—Oh... gracias.

Soobin de repente emplazó una expresión extrañada.

—¿Por qué la cara de curioso? —pregunté.

—Nada, solo que hoy estás... más amable de lo usual.

Oh... eso tenía que ser un insulto. Para que dijera eso... ¿Tan insoportable era yo? Me ofendí un poco, debo admitir.

No hablamos más durante el camino. Llegamos a la entrada, nos despedimos de Daves y viajamos con música alta de fondo. Fue silencioso, sí, pero en ningún momento me sentí incómodo, quizás porque estaba muy feliz, tanto, que incluso estaba motivado para empezar la conversación, yo.

—Gracias por lo de hoy.

Nuestros ojos se encontraron.

—No hay de qué, Yeonjun. —Sonrió, viéndose adorable.

—¿Sabes? El doctor me explicó que es probable que pueda recuperar mis recuerdos, la mayoría de casos de amnesia son así con el tiempo...

Y ojalá así fuera.

—Lo sé —Sonrió un poco más —.Y me alegra muchísimo, podemos potenciar eso. Entonces cada que sea posible hacer esta clase de cosas, hay que hacerlas, tal vez no haya resultados de inmediato, pero siento que con granitos de arena  podemos ir llenando un frasco. Imaginemos que cada frasco es un recuerdo olvidado por ahí, esperando a ser encontrado. Si seguimos así, vamos a poder desenpolvarlos juntos, ¿no?

Wow, él... Era su forma de ver las cosas.

¿Estaba sonriendo como un bobo? Puede ser, no tienen por qué saber. Solo asentí y miré a un costado, Soobin no tenía por qué saber tampoco.

El resto del camino fue muy agradable gracias a la música, todas eran canciones que disfruto.

Cuando llegamos a mi casa, Soobin me ayudó a bajar, instaló mi silla y me ayudó a subirme.

—Te acompañaría hasta tu cuarto, pero sé lo que me vas a decir —suspiró.

—Puedo solo descuida, mis padres siguen despiertos.

—¿Ves? —rió, contagiándome.

—Hasta mañana, Soobin

—Descansa, ¿sí? Nos vemos mañana.

Al día siguiente me vi con Woo en mi casa. después de sus clases de la mañana.

Yo estaba echado en mi cama viendo Instagram cuando llegó. Entro a mi habitación y estrepitosamente tiró su mochila al piso, se tumbó en mi cama exhausto, y todo aquello sin siquiera decir "hola".

—Buenos dias para ti también, Woo.

—Perdón, fue un día largo de parciales.

—Se nota —me burlé.

—Dios, estoy muerto —Reguló su respiración mirando el techo unos segundos, después se acomodó de costado en la cama, viéndome con interés —. Ya, cuéntame bien, como es eso que te escapaste con Soobin.

Siempre tan dramático. Le entorné los ojos.

—No me escapé con él, tonto. Solo me mostró la universidad.

—¿Cómo? 

—En la noche. Nos escabullimos.

—Dios, qué romántico.

—Cállate.

Irremediablemente nos quisimos reír.

—¿Daves? —preguntó

—Sip.

—Lo imaginaba. Dejame adivinar, compró su silencio con un ron caro.

—Sí, dios, ¿cómo sabes todo?

—Daves es uno de nosotros. Pero es una larga historia, para otra ocasión. Yo quiero saber lo de ayer; ya, habla.

—No es tan complicado, solo me mostró la universidad y ya.

—¿Por qué fuiste a esa hora? Hubieras ido en la mañana así nos veíamos.

—No quería —Me sinceré —, no hubiéramos podido vernos igual. La universidad es ridículamente inmensa.

—Si Choi Yeonjun hubiera entrado por la puerta, me habría enterado en menos de dos minutos. Créeme —se burló, provocando un rubor mío.

—Ay, esto es tan raro.

—No lo es, ¿pero por qué no querías ir más temprano? Los chicos se mueren por verte.

—No estoy listo para ver a nadie. Creo que me daría un derrame ahí mismo. ¿Les dijiste lo de mi amnesia?

—Sí, saben, por eso no andan de insistentes, aún así, todos te mandan saludos.

—Carajo, cómo odio no recordar nada.

Me dio una palmadita en la mano.

—Poco a poco, confiemos en lo que dijo el doctor. —me tranquilizó, dándome una sonrisa que pude reflejar. Sin su positivismo hubiera terminado como un despojo deprimido, lo sabía—. Entonces, ¿qué opinas de la universidad?

—Eh... Es grande, bonita, super lujosa. Me imagino que debe costar una fortuna la pensión.

—Mmm, maso, pero nosotros tenemos descuento por estar en el tercio superior en rendimiento.

—Oh, bueno de saber que le pongo empeño. ¿Es media beca?

—Algo del veinte por ciento, creo, que es un montón igual.

—Claro que esos magnates ricos fundadores no darían una beca completa —resoplé.

—Sí dan, Soobin tiene una beca completa por ejemplo, pero, o tienes que ser un nerd sin vida o un genio.

—¿Soobin tiene beca? —Una sorpresa más.

—Sí, ¿no sabías?

—Nunca me lo dijo.

—Ese idiota... Ni por su vida presumiría que es de los mejores estudiantes de la universidad. Esta en el cuadro de honor de la universidad, no de su carrera eh, de la universidad, está en una mierda del consejo directivo que representa a la universidad en congresos y esas cosas, una mierda así que solo le quita más tiempo, pero bueno, es un masoquista.

—¿Qué mierda? —Sorprendido es poco. Nunca me dio vibras de ser tan inteligente —. Pero Soobin no es un nerd sin vida, tiene mil responsabilidades. Genio no sé. No me digas que es genio.

Choi Soobin... Tenía que ser guapo, talentoso y un genio. Yo me había besuqueado con una persona así y no podía recordarlo. Fabuloso.

—No es genio. Es otro imbécil como nosotros, algo inteligente.

—Sí sabes que inteligente e imbécil son antónimos, ¿no? —me burlé.

—¡Ya sé!

—Ah, por favor, tú nunca has sido estudioso, ni en el colegio, tremendo mentiroso, no sabes una mierda.

—Igual, voy ocho puestos más arriba que tú en la tabla general. —Me sacó la lengua.

—Imposible.

—¡Te lo juro! La envidia te mata, zorra. Cuando vayas a la universidad conmigo, vamos a tesorería a preguntar. Tu ranking está congelado, por cierto.

—Uff, cuándo será eso. No creo que vaya voluntariamente hasta que recuerde. Mis padres me dijeron que hablaron con el decano, entienden mi situación.

—Si fuiste con Soobin, puedes ir conmigo.

—Bien.

—De día.

—Ajá —Eso era un claro "no".

—Con todos.

—Algún día —En mi diccionario: nunca. Él lo sabía

—Agh, bien, sin presiones —Me entornó los ojos —. Solo digo que vas a ver cosas sorprendentes en ese ranking —rió.

—Hasta ahorita no me creo que Soobin tiene beca.

—De los miles estudiantes que tiene la universidad, son como ochenta los que tienen beca completa. Vaya locura, ¿no?

—Pero si no es un genio ni un nerd. ¿Qué es?

—Una combinación intermedia de los dos. Un tipo algo inteligente que estudia como si no hubiera un mañana.

—Eso es lo que más me sorprende. Tiene tantas cosas que hacer... El otro día me contó más de eso. Cómo... ¿cuando come? ¿Cuando duerme?

—Soobin no duerme —rió —. A menos que consideres tres siestas de media hora dormir. No sé como sobrevive, pero come en la hora del almuerzo, es la única hora del día en la que no se permite estudiar.

—Lo que hace la universidad... Dios mío —comenté sorprendido.

—Ah, nosotros vivimos una buena vida. Siento que deberíamos echarle más ganas. Hace poco conversé con mi mamá de eso, que no voy a la universidad a hacer vida social, me hizo sentir algo mal, no sé.

—Tienes razón, cuando me reincorpore, seré top 1.

—Eres como mi tía Haedong que dice todos los lunes: ¡Hoy empiezo la dieta!

—¡Ya déjame! —le grité antes de que ambos estallemos en risas.

—Ok, volviendo al tema importante, ¿pudiste recordar?

—Nada...

—¿Pero pasó algo raro ayer? Ya sabes, eso que te dio la vez pasada.

—No... Pero... tengo una pregunta del tema.

—¿Y es?

No lo digas, no lo digas, no lo digas, no lo digas, Yeonjun. Es mejor que se quede en tu cabeza.

—Mmm, ¿sabes cómo empezó a gustarme Soobin?

O tal vez no.

—What, esperaba chisme, no una pregunta así. ¿A qué viene?

¿Por qué me daba vergüenza? Maldita sea.

—Tiene que ver con lo de ayer.

Fui testigo de como la expresión seria de mi amigo fue transformándose en una cómplice y atorrante.

—¡No me digas qué-!

—No te voy a contar nada si sigues exagerando todo. Y cuéntame antes —exigí.

—¿Por qué se supone que yo lo sé? —me retó.

—Has sido mi mejor amigo desde que te comías los mocos y yo comía crayolas. Te contaba todo, probablemente esto también. Ya, habla, ¿te dije o no?

—Bueno, sí.

—Escúpelo.

—Es que... Fue una transición rara, de mejores amigos a novios. No es como que de repente empezaste a ver su encanto. Eran cosas que ya te parecían lindas de por sí, lo apreciabas objetivamente y con cariño porque querías mucho a Soobin. Ustedes nunca fueron de los amigos que bromeaban demasiado como nosotros. O sea, sí hacían bromas y se molestaban mutuamente pero menos intenso, ¿menos amical? No sé. Es que en sí no noté tanto cuando te enamoraste de él, porque como ya lo querías tanto, fue dar un mini pasito, ¿sabes? El último paso para la meta. Cuando se anunciaron como pareja, nadie se sorprendió honestamente. Ustedes ya se trataban como novios.

—¿Tan aburrida fue la noticia?

—Hermano si hubieras visto cómo se trataban...

—Bueno, ya —No más detalles, por favor —. Tú siempre dando mil vueltas y nunca respondiendo directamente mi pregunta.

—¡Pero sí la respondí!

—Pero no me estás diciendo qué me gustó de él. O sea, qué apreciaba objetivamente, eso que dices.

—Bueno, desde el momento uno, su talento e inteligencia. Literalmente apenas lo conociste, fuiste a contarme algo como —Lo siguiente lo dijo haciendo la personificación de un gorila retrasado... No sé cómo más decirle a su intento de imitación —: Oye woo, hay una tienda de arte cerca de la universidad, tiene cuadros hermosos. Si tuviera más dinero me compraría todos, y como no tenía dinero en ese momento, el dueño me prestó para el regalo de Yeonwoo. Usa el lápiz tan bien...  Creo que podría pedirle que me ayude a hacer mis trabajos, parece muy buena gente...

—Te ves como un gorila retrasado.

—Te estaba imitando.

—Eres un baboso.

—Cállate. Bueno, de ahí supongo que Soobin te contó la historia.

—Sí.

—Ya, ahora, cuenta tú pues

—¿Pero no hay nada más?

—Hmm, definitivamente hay algo que te hizo caer, a todos, creo yo, pero tú en especial.

—Y otra vez con tu misterio. ¿Y si me dices de una buena vez qué es?

—Naa, hagamoalo divertido. Dime qué es lo que más te gusta de Soobin..

—¿Ahora?

—Sí, ahora mismo, al Yeonjun pre enamoramiento.

—Es que no sé...

Lo único bueno de toda esa conversación de mierda era que me sentía lo suficientemente cómodo con él como para hablar de lo que sea. Hasta Soobin.

—Deja la mierda hetero. Puedes tener una crisis después, ahora no. Y apuesto mis calzoncillos Calvin Klein que vas a decir la misma cosa que esa vez.

Le sostuve la mirada con cautela, pero su mirada insistente me hizo rendirme. Ya qué... La respuesta la tenía clara.

—Ugh, bien —me rendí. Lo iba a admitir por primera vez en voz alta. Increíble —. Soobin en sí es... lindo.

—Guapo como la mierda, sí.

—¿No me querrás atrasar? —reí

—Solo di las cosas como son, hombre. No hay nadie más aquí para juzgarte. No homo, pero si fuera una chica, él...

—No lo digas —dije asqueado al imaginarme lo que estaba por decir. Odio mi vívida imaginación.

—Ya —rió —, sigue.

—Bueno sí, muy guapo, pero no es eso. Es...

—Es... —apoyó, porque me estaba tomando mi tiempo.

Pensé en eso de nuevo, y sí, en definitiva.

—Carajo, es que cuando sonríe...

—¡¿Viste?!

—¿Acerté?

—Es que sí, todos caen por esa sonrisa. ¿Cómo alguien puede sonreír tan bonito? Literalmente cuando tenemos un mal día en la universidad, uno lo hace reír solo para aliviar la tensión en el grupo.

Y ahora su estúpida sonrisa no dejaría mi mente.

—Siempre pensé que su sonrisa es bonita, pero no sé, ayer fue... El outfit, la iluminación, el lugar, y todo.. más su sonrisa... Supongo que me causó algo. Quizá.

Woo chilló.

—¡Tu primer gay panic! Joder, ¡qué emoción!

Lo iba a golpear.

—No soy gay por admitir cuando alguien está muy bien, sabes eso, ¿no?

—Shh, lo importante aquí es que por lo menos ahora lo admites.

—Supongo... O sea, ahora entiendo por qué me gustó, por qué me enamoré y eso: es lindo, amable, inteligente... pero no quiere decir que de pronto haya recuperado esos sentimientos de vuelta. Lo entiendo, lógicamente.

—Ayer, como me lo cuentas, no es tan lógico que digamos, eh.

—Todos tenemos nuestro momento emocional —me defendí.

—Me emociona . Siento que estamos pasando niveles hasta encontrar al Yeonjun del futuro que en realidad es del pasado.

—Es una mierda.

Pronto sonó una alarma.

—Oh mierda, ya me voy, tengo clase.

Me hubiera gustado conversar más con él, pero Woo solo tenía un pequeño espacio libre en la mañana. Se levantó y recogió su mochila de la esquina de mi habitación.

—Sí, igual Soobin ya viene.

Se giró solo para poner una cara pervertida el muy imbécil. Si me hubiera podido levantar a pegarle, lo hubiera hecho.

—Oh, te puedes ir bien a la mierda.

—No me puedes contradecir. Ustedes dos eran unos salvajes, hasta en la uni-

Que alguien lo matara... Le tiré la almohada grande, la dura, felizmente le cayó en la cabeza cuadrada.

—¡Carajo, vete!—Le grité escandalizado mientras él se retiraba entre risillas malvadas.

A veces tener un mejor amigo, tenía sus desventajas.

—Hey.

—Hey.

—Vamos.

Soobin me ayudó a subir al auto, y esta vez, después de la conversación que tuve con Woo, pude darme cuenta de la cantidad de folders que había en los asientos traseros. Pude empezar a notar detalles que había pasado por alto antes.

Me sentía más consciente que antes. ¿Acaso eran mis recuerdos asomándose a la superficie? Ojalá así fuera, porque me gustaba esa familiaridad.

Nota:

La universidad acaba, acabó y acabará conmigo.

Tomen agua, los quiero, no corregí porque no revisé así que traten de ignorar los cientos de errores que debe haber.

PD 1: Se vienen cositas turbias.

PD 2: Mari, te amo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro