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꥟ | Capítulo 4

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La pequeña heladería estaba casi vacía, con apenas un par de clientes ocupando las mesas junto a la ventana. El ambiente era cálido y acogedor, con un ligero aroma a vainilla que flotaba en el aire. Mina tomó asiento en una mesa cercana al mostrador mientras Chaeyoung regresaba con dos helados.

— Aquí tienes — Chaeyoung dejó un cono frente a Mina antes de sentarse frente a ella.

Mina miró el helado de color verde pálido y luego a Chaeyoung, quien tenía una expresión que bordeaba la incredulidad.

— ¿Menta? — preguntó Chaeyoung, arqueando una ceja.

Mina alzó los hombros con indiferencia mientras lamía el helado.

— ¿Qué tiene de malo?

Chaeyoung negó con la cabeza y dio una mordida a su propio helado de chocolate.

— No sé. Es raro. ¿No te parece que sabe un poco a pasta de dientes?

Mina rió entre dientes, sacudiendo ligeramente la cabeza.

— No todo el mundo entiende el arte de disfrutar el helado de menta.

— Ah, claro. Arte — respondió Chaeyoung con un tono burlón. — Ahora entiendo.

Mina sonrió, encontrando la conversación sorprendentemente ligera considerando las circunstancias. Había esperado que pasar tiempo con Chaeyoung fuera incómodo, pero había algo en su actitud relajada que hacía que todo pareciera menos tenso.

Mientras continuaban comiendo, Mina decidió romper el silencio que seguía a la broma.

— Entonces... ¿desde hace cuánto estás en una banda?

Chaeyoung la miró por un momento, sorprendida por el cambio de tema, pero luego sonrió.

— Unos cuatro años. Empezamos en la universidad, tocando en bares pequeños.

— ¿Siempre fuiste guitarrista?

— Sí, aunque también canto. Bueno, más como coros, pero a veces me dan el micrófono completo — Chaeyoung se inclinó hacia adelante, apoyando un codo en la mesa. — ¿Y tú? ¿Fotografía desde siempre?

Mina asintió, pensando en ello por un momento.

— Algo así. Siempre me gustó. Pero fue hace unos años cuando decidí tomarlo en serio.

— ¿Qué te hizo dar el salto?

Mina hizo una pausa, buscando las palabras correctas.

— Quería capturar cosas que otros pasan por alto. Los detalles pequeños, esos momentos que parecen insignificantes pero que cuentan historias.

Chaeyoung asintió lentamente, como si entendiera perfectamente.

— Eso tiene sentido. Creo que por eso siempre me llamó la atención verte en los conciertos. Estabas ahí, pero parecía que veías algo que los demás no.

Mina la miró con cierta sorpresa, preguntándose cuánto tiempo Chaeyoung había reparado en ella antes del accidente.

— ¿Siempre notas a las personas en la audiencia? — preguntó con curiosidad.

— No siempre — Chaeyoung sonrió. — Pero es difícil ignorar a alguien que parece más interesada en fotografiar el techo que en la banda.

Mina soltó una risa ligera, sacudiendo la cabeza.

— Estaba buscando el ángulo perfecto.

Chaeyoung levantó las manos en señal de rendición.

— Lo que digas.

La conversación continuó fluyendo, pasando de la música a la fotografía, y luego a temas más casuales. Mina se sorprendió a sí misma riendo en más de una ocasión. Había algo refrescante en la forma en que Chaeyoung hablaba, como si no intentara impresionar a nadie, simplemente siendo ella misma.

Cuando terminaron sus helados, Chaeyoung se inclinó hacia atrás en su silla, cruzando los brazos.

— Estaba pensando... — comenzó, mirando a Mina con una mezcla de seriedad y timidez.
— Quiero compensarte por lo que pasó. No tengo mucho que ofrecer, pero puedo guardarte un lugar en primera fila para el próximo concierto de la banda.

Mina levantó una ceja, sorprendida.

— ¿En serio?

— Sí. Es lo mínimo que puedo hacer
— Chaeyoung sonrió ampliamente. — Puedes llevar a alguien si quieres, tu pareja o quien sea.

La sonrisa de Mina titubeó por un breve instante, tan breve que Chaeyoung apenas lo notó.

— Eso suena... genial. Gracias — Mina forzó una sonrisa mientras miraba su cono de helado ya derretido, evitando el contacto visual.

Chaeyoung, ajena a la ligera incomodidad, se puso de pie y tomó la bandeja de la mesa.

— Perfecto. Te pasaré los detalles. Estoy segura de que te gustará.

Mina solo asintió, dejando que la conversación tomara su curso mientras se levantaba también. Aunque las palabras de Chaeyoung eran amables, habían tocado una fibra sensible que Mina no esperaba.

Mientras salían de la heladería, Mina se permitió un suspiro silencioso, tratando de recordar por qué esa pequeña sensación de vacío había aparecido en medio de una tarde que, de otro modo, habría sido perfecta.

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