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We keep in touch

A veces el universo tiene preparado cosas muy diferentes a las que teníamos planeado en un comienzo. Sea para mal o para bien, siempre hay un factor sorpresa en el camino que le termina dando un giro a nuestras vidas. Lo hace... ¿emocionante? Tal vez por eso lo necesitamos, sea cual sea el resultado al que nos lleve.

No fue muy distinto para YiXing. El cambio definitivo en su vida llegó el día en el que tomó un avión rumbo a un continente totalmente distinto al suyo y muy alejado. Después de la graduación, no había más que hacer en China, su futuro lo esperaba con los brazos abiertos al otro lado del planeta. Y así fue como la familia Zhang y sus amigos lo despidieron entre lágrimas de tristeza y orgullo.

De aquel día a la actualidad, unos diez años habían pasado, pero YiXing lo seguía recordando como si hubiera sido ayer.

Ahora era un profesional de treinta y cuatro años, que vivía la vida de una forma tranquila y sin complicaciones. Era cercano a su familia, tenía muchos amigos alrededor del mundo y disfrutaba de lo que hacía. No podía quejarse de su trabajo, pues todo el tiempo transcurrido le había servido para escalar dentro de la empresa de sus sueños. Era una pieza fundamental para la organización y estaba orgulloso de haber podido lograr sus objetivos.

Por otro lado, en su proceso de crecimiento como persona, se había ganado el amor de muchas personas y el respeto de la sociedad por ser un gran ciudadano. YiXing era un hombre que actuaba a carta cabal en todo ámbito.

En cuanto a su vida sentimental, se podría decir que las cosas habían estado algo movidas. Si era sincero, jamás podría haberse imaginado enamorado otra vez, y encima de otra persona que no fuera JunMyeon, pero la situación terminó resultando de esa manera. YiXing conoció a Song Qian en la pasantía de Canadá, y se hicieron muy buenos amigos de forma rápida. Sus personalidades congeniaron tan bien que, luego de tal vez unos tres años, se vieron cayendo el uno por el otro. Su romance fue casi sacado de un cuento de hadas, YiXing incluso podría asegurar que era demasiado calmado que no había espacio para la euforia. Dos años después de contraer nupcias, Qian dio a luz a una dulce niña que se convertiría en el brillo de su mundo. Sin embargo, así como todo se dio tan rápido, por haber creído estar profundamente enamorados, de la misma manera se dieron cuenta de que lo suyo no era el tipo de amor que se necesita en un matrimonio. Los dos se amaban, sí, pero tanto él como ella tenían un pasado que no podían olvidar. Así que decidieron darle fin a su matrimonio, sin ningún tipo de conflicto. Qian seguía siendo una muy buena amiga de YiXing, eso nunca cambiaría, después de todo, había sido su más grande confidente durante varios años.

Al echar un vistazo hacia atrás, su vida parecía haber estado llena de bendiciones, y aunque el sendero que recorrió no fue sencillo, estaba seguro que había hecho lo correcto. Aunque la duda del "y que hubiera sido si..." a veces removía su interior.

—Oye... —La voz de su querido primo, y el ganador olímpico vigente de patinaje sobre hielo, entró a su habitación—. Todos te están esperando para cantarte.

—Ahora bajo —respondió con calma, regresando a la mesa de noche el retrato que plasmaba sus maravillosos 20's.

YiBo cerró la puerta y se acercó para hablar.

—Estás divagando de nuevo —dijo al tiempo que se sentaba junto a él, al borde de la cama.

Pero YiXing negó con la cabeza.

—No, solo olvidé hacer algo.

—Y estás mintiendo de nuevo. Sabes que no puedes engañarme —le reprendió—. Esa expresión deprimente en tu rostro lo grita muy fuerte.

—Deja de ser molestoso —lo regañó.

—Anda, hombre, ¡es tu cumpleaños! El primero que pasas con tu familia y amigos desde que volviste.

—Lo sé, lo sé. Lo lamento, solo que me es inevitable no sentir nostalgia.

Se levantó de la cama y miró hacia su alrededor, inspeccionando con cuidado cada parte de la habitación. No había cambiado en nada, estaba tal y como la había dejado hace diez años, y se sentía tan especial. Diez años de recuerdos, de travesuras, de secretos jamás contados y de sueños por cumplir.

—Lo entiendo, de vez en cuando también extraño esas épocas. Nuestra juventud fue el periodo más hermoso de nuestras vidas. Como un jardín lleno de flores y mariposas de colores pintando el cielo —dijo YiBo contagiado de esa misma nostalgia.

Por supuesto, él también había pasado por muchos cambios, tristes despedidas y nuevos sueños. Ya no era el niño ingenuo que alguna vez se derrumbó por un amor no correspondido.

—Pero no quieres volver ahí, Xing —agregó el menor.

—Tan solo por un segundo...

—Ya está atrás, déjalo ir. Mira en lo que te has convertido, lo que tienes y lo que te espera. Eres feliz, no puedes negarlo.

—Claro que lo soy —sonrió de regreso—. Tengo a la niña más hermosa del mundo.

—Y hablando de ella... Te está esperando para colgarse de tu cuello mientras soplas las velas.

Debía darle razón a su primo, no podía hacer esperar más a su princesa, por lo que dejó las emociones pesadas atrás y salió de la recámara con él.

Mientras descendía hacia la sala de la cual fue su casa durante más de veinte años, observaba a cada una de las personas importantes en su vida. Sus padres lucían tan joviales como siempre, aunque ahora las canas cubrían gran parte de sus cabellos. Sus amigos de la universidad y colegas de trabajo. Sus mejores amigos, Jackson y XuKun, y el que iba delante suyo guiando el camino, YiBo. Por otro lado estaba Qian de la mano de su nena, a quien no dudó en levantar cuando llegó abajo del todo.

—Te tardaste. NingNing te extrañó —afirmó Qian—. ¿No es así, bebé?

—¡Bàba!

—¿Cómo está la princesa más hermosa del mundo? —dijo YiXing antes de darle un gran beso en el pequeño rostro de la niña.

Bàba, corta el pastel —pidió NingNing.

—¿Me acompañas a hacerlo? —preguntó muy sonriente, obteniendo una respuesta positiva de su hija.

En ese momento, su mamá caminó directo hacia él con la torta entre sus manos.

—Vengan todos, vamos a cantarle a mi hijo.

Los invitados formaron una media luna alrededor del cumpleañero, quien se encontraba bien abrazado de su pequeño retoño. A la cuenta de tres, un gran coro de voces animó el lugar con el famoso cántico por el onomástico.

Y eso fue suficiente para que YiXing confirmara que las decisiones en su vida habían sido las correctas.

—¡Que pida un deseo! —vitoreó el público.

Pero aunque estaba seguro de que había elegido el camino correcto, se aventuró a pedir un último deseo desde el fondo de su corazón.










••💫••

—Sí, ya estoy en camino —hablaba YiXing por el teléfono, cuando estaba entrando a una cafetería cercana a su nuevo lugar de trabajo—. Voy a hacer una parada unos minutos y llego aproximadamente en diez. Justo a tiempo. Dile a mi secretaria que prepare la sala de reuniones. ¿Okay? Nos vemos ahí.

YiXing colgó y guardó su celular en el bolsillo antes de acercarse al mostrador para hacer su pedido.

—Dame un doble americano, por favor —solicitó.

—¿Para llevar o tomar aquí?

—Para llevar.

Mientras la señorita anotaba su orden, YiXing aprovechó para sacar su billetera y pagar.

—¿Zhang YiXing?

Una voz suave y varonil lo llamó desde atrás, así que detuvo su búsqueda para voltear de inmediato. Pestañó un par de veces al ver un rostro más que conocido frente a él. Le había sucedido tantas veces cuando era más joven, debido a que lo extrañaba a morir, pero eso había dejado de pasar hacer mucho, así que francamente se encontraba confundido.

—¿Kim JunMyeon?

Lo vio asentir con esa hermosa sonrisa que solía alborotar su corazón. Su apariencia no había cambiado mucho, seguía siendo igual de apuesto y bien cuidado, aunque tenía el cabello más largo de lo que alguna vez lo tuvo. Su ropa solo acentuaba perfectamente sus elegantes facciones. Se veía refinado, tan distinguido y ridículamente guapo, como sacado de una revista Forbes.

—Hey... ¿Qué haces aquí? —preguntó YiXing bastante extrañado.

—Uhm, bueno, nuestra empresa abrió una sede aquí y yo estoy a cargo. Ya llevamos un par de meses.

—Pero en Corea...

—La principal la está dirigiendo GoEun, mi hermana —aclaró JunMyeon—. Después del retiro de mi padre, ambos quedamos a cargo de la empresa, así que esto fue lo que decidimos. Fue idea mía incursionar en China, después de todo... Estas son mis raíces.

YiXing sabía que debía decir algo, moverse o actuar de alguna forma, pero la sorpresa lo había dejado de piedra que apenas su cerebro podía ordenar a su cuerpo que respirara.

—Señor, su orden está lista —llamó la señorita, sorprendiéndolo. ¿Cuánto había pasado?

—Ah, sí... Muchas gracias —tomó su pedido y se alejó del mostrador. Miró la hora en el reloj de su muñeca, descubriendo que estaba a punto de llegar tarde si dilataba más su estadía en ese lugar—. JunMyeon, disculpa, yo...

—Oh, claro, tienes cosas que hacer. No te preocupes.

—Sí, pero me gustaría que nos encontráramos de nuevo para conversar. Han pasado tantas cosas...

JunMyeon sonrió y asintió con un leve sonrojo en sus mejillas. Luego, metió su mano en uno de los bolsillos de la gabardina marrón que llevaba y sacó de ella una tarjeta oscura.

—Esta es mi tarjeta de presentación —dijo—. Ahí podrás encontrar mis datos.

YiXing tomó la tarjeta e hizo lo mismo que él. Buscó dentro de su saco la suya, se la entregó y caminó hacia la puerta. JunMyeon al recibirla leyó los datos en ella: "Zhang YiXing, gerente de operaciones, Jade Industries". Se alegró demasiado al ver que lo había logrado. Su corazón se llenó de orgullo.

—Oye —llamó YiXing haciendo que JunMyeon levantara su mirada hacia él—. Nos mantendremos en contacto.

JunMyeon tardó unos segundos en recordar aquellas palabras que él mismo le dijo la primera vez que se separaron. Sin embargo, en esta ocasión se sentían distintas, pues tenían todo el tiempo del mundo para verse las veces que quisieran, para conversar y ponerse al día de cómo los había tratado la vida, para confesar aquello que no se dijo en su momento y para volver a amar. De la misma forma, la distancia nunca más supondría un obstáculo para ellos, así que por supuesto que tomarían esta segunda oportunidad como un nuevo comienzo.

Así que, asintió con una sonrisa y lo vio dejar el Café con la promesa de encontrarse otra vez para disfrutar de la compañía del otro.

Justo como en los viejos tiempos.

F I N










🦄
+++
¡Muchas gracias por leer We keep in touch!

La verdad es que me ha encantado participar en este precioso fest.
Me he sentido un poco como una infiltrada, porque realmente no son una ship de la que suelo escribir, pero me he terminado encariñando mucho con esta parejita.

Gracias a mi amiga Candelariaequis por invitarme a participar en el SuLay fest. Ojalá hayan disfrutado de la historia tanto como yo lo hice al escribirla.

~Nos leemos en otra historia~

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