-Capítulo 18: Lluvia-
→Arthur.
— ¡Aquí! ¡Hay un porche!
Ambos corrimos y nos cubrimos con un sobresaliente del edificio, impidiendo que la lluvia nos mojase. Según el señor del tiempo solo chispearía, pero no, eso parecía una auténtica lluvia de Londres.
— Primera semana en Oporto y ya está cayendo una... ¿Que posibilidades había? — Suspiré con molestia, viendo mi ropa.
Por suerte no estábamos TAN mojados, la lluvia empezó a agravarse hace escasos segundos y nos dio tiempo a cubrirnos. Era domingo por la mañana, ningún local estaba abierto y los pocos que lo hacían todavía estaban por abrir. Originalmente íbamos a dar una vuelta por el barrio antes de la llegada de los demás esa misma noche pero las cosas no parecieron jugar a nuestro favor.
Vi como Antonio guardaba su móvil en la chaqueta.
— Joao nos viene a recoger, ni él se cree este chaparrón...
Su pelo se había mojado tanto que sus rulos se aplastaron, pero aún mantenían cierta forma, como luchando contra la humedad. Lo cierto es que ni se había peinado esa mañana y yo tuve que estar media hora para que estuviera mínimamente decente...
— ¿Donde dormirán los demás? — Pregunté, intentado sacar un tema de conversación.
— En un hotel cerca de la costa, pero podemos ir a verlos antes de la boda si tenemos suerte. — Antonio contesto con su alegría características... Era como una droga. — ¿Ves eso de ahí enfrente? — El señaló un edificio de color amarillo pastel y con tonos blancos. — Ahí hice mi primer año de escuela.
— ¿Sí? ¿Y como te fue?
— Repetí. — Se sincero, riendo un poco y viendo al frente. A mí me pareció sorprendente... ¿Quién repite primero? — No sabía el idioma... Aunque luego me adelantaron un curso al empezar secundaria en España, así que me equilibre.
— Yo... Fui a una escuela privada — Añadí a la conversación, viendo cómo en la fallada del edificio había unas palabras con las que podia interpretar que se trataba de una escuela pública. — Toda mi familia estudió ahí.
— Ufff... ¿De esas con uniformes?
— Pantalón beige y americana azul... Era horrendo...
Nuestras miradas se juntaron escasos segundos. No dijimos nada, solo había un espacio y un silencio entre ambos hasta que este se deshizo por la voz de Antonio.
— De pequeño odiaba la lluvia... Pensaba que las flores se ahogarían con ella y no crecerían... Me ponía incluso a llorar por algo así... Pero luego entendí que la lluvia es necesaria para que crezcan las flores silvestres y que ellas saben cuanta de esa agua necesitan... La lluvia puede crear hermosos escenarios, aunque me sigue poniendo triste...
— Eres un sensible, ¿Lo sabias? — No pude evitar reír, a lo que, esta vez, el solo soltó un sonido que podría ser una risa muy leve o una afirmación cualquiera. — ¿Emocionado por la boda de tu hermano?
— ¡Claro que sí! Nuestra madre se preocupaba de no vernos nunca llegar al altar, le hemos salido los dos del otro carril así que no espera nietos, pero si una boda. — Hubo una pausa.— Me alegra que mínimo Joao le pueda dar esa oportunidad.
En este momento en mi mente sonó bien realizar la pregunta, o ni si quiera sonó, solo salió de mis labios, como saldría su respuesta.
— ¿Y tú?
— Yo nunca me casaré.
— ¿No quieres?
— Sí quiero, más que nada, solo no tengo la oportunidad.
Ambos nos miramos. En silencio, el máximo silencio que la lluvia pueda hacer. No entendimos como había llegado la conversación hasta ahí, pero si entendí algo antes de tiempo y estoy seguro que Antonio también.
No lo sabía todavía, pero esa conversación sería el desahogo de estos meses a su lado. Sin decir nada, pero haciendo de todo.
— ¿No la tienes? ¿A que te refieres? — Pregunte con duda, pero si de algo no dudaba era que sus ojos verdes no brillaban como de costumbres...
— Lovino se suicido, Roderich no me necesita para nada más que follar... Y hubieron más antes y después de ellos aunque no lo creas, y si no están aquí es por algo. — Su sonrisa seguía ahí... Por alguna razón.
— Yo sigo aquí.
— Arthur — Me llamó — ¿Si quiera me has preguntado que sea tu novio?
Un coche se paró frente mía, no tuve la valentía de caminar, no hasta que la ventanilla se abrió y una voz sonó del interior.
— ¿Arthur? — Joao tuvo que repetir mi nombre varias veces hasta que levanté la cabeza. — ¿Y Toño?
Miré a mi lado, no había nadie, hacia ya varios minutos que ese hueco estaba vacío. Quizás fue mi respuesta, quizás fue toda la conversación, pero Antonio tomó la decisión de irse a cada a pie. Según él, la lluvia no haría nada, y yo me quedé a esperar... Sin detenerlo, o peor, sin acompañarlo.
— Sinceramente... Ya ni sé si conozco a Antonio...
→Antonio.
—
¡Empapao'! ¡Miralo! ¡Chorreando el chiquillo! ¡Ay Antonio! Con esta lluvia y tu sin paraguas por ahí.
— Al final no estaba tan lejos...
Mi madre llevaba regañándome como quince minutos, ni le importo que entrará al cuarto a cambiarme, siempre fue así. La palabra "privacidad" no existe en su vocabulario, su justificación: Ella me dio a luz y me cambio los pañales. Pero ahora mismo estaba más concentrada en gritarme.
— ¡¿Y si no?! ¡¿Eh?! Pichilla que para algo te hice un cerebro. — Pude verla caminar hacia mi, agarrando una toalla que había en una silla y empezando a secar mi pelo de forma bruta, pero cariñosa...
— Ya, perdón perdón... — Solté una risa que acabo en una colleja por su parte. — Yo voy a matar a tu hermano por dejarte salir así sin más.
— Mamá.
— ¡Y sin avisaron de lluvia ni nada! ¡Cómo yo le pille!
— Mamá...
— Es más, ¿No ibas con ese giri? ¿Donde está, Arthur? Cuando lo vea también... A esos ingleses sus padres no le enseñan con mano dura...
— Lo deje yo. — Solté sin más, sus gritos cesaron, pude ver su mirada, pero no pude identificarla. — Digo... Él espero a Joao, pero yo simplemente quería caminar hasta casa, no es para tanto... Google Maps, ¿Sabes?
— Antonio... Por favor — Sus ojos verdes se posaron en mi de esa forma que sabes que la has cagado... — ¿Qué pasó ahora?
— Nada, nada — Intenté calmarla, sentándome al borde de la cama. — Es solo... Realmente no somos novios ni nada... No recuerdo que nunca me llamara así o... Algún acto que se interpretará como una pareja en publico... ¿Sabes? Y... Y se lo dije...
— Arthur — Le llamé — ¿Si quiera me has preguntado que sea tu novio?
Él no respondió, ¿Se lo estaba pensando?
— Formalmente no... Pero, no sé, eso no importa, ¿No?
Pude ver cómo llevaba su mano a su nuca y sus ojos iban a la nada.
— Para mi sí. — Respondí.
— Pues para mí no.
— Bueno, tú me has preguntado si eso es importante y yo te he dicho que sí, y tú qué no. — Sonreí ante aquella diferencia — Y bueno, recordando que te tiraste a tu ex.
— ¡¿Qué tiene que ver Alfred en esto?!
— Lo defiendes, ¿Te sigue gustando? — Me incline hacia él.
— ¿Qué más te da? ¿Estás celoso?
— Te pregunto cómo amigos, no por celos.
— Un amigo no metería a mi ex a la conversación.
— Pues tú novio no soy, total, no es importante eso, ¿No?
— Tú te vas a comer de la mano de Roderich cada vez que lo pide.
— Dejé de hablar con él porque tú me gustabas. — Interrumpí todo ese hilo de insultos. — Porque sabía que él cambiaría mi pensar... Tú volviste con Alfred yo intenté hacerlo con Roderich.
— Yo no volví con Alfred. Solo nos acostamos una vez. Tú hiciste eso con Roderich también.
— Le pedí que me acompañase a esta boda como mi novio. — Arthur me miró. — Me cancelo a ultima hora.
— ... Y soy tu segunda opción...
— Estabas con Alfr- — Su voz me cortó.
— ¡DEJA DE METERLO EN ESTO! Esta conversación es entre tú y yo.
Despegue mi espalda de la pared en la que estaba apoyado, le mire, él a mí.
— ¿Existe un "tú y yo"? — Pregunté. — Arthur... Quiero asentar cabeza... Desde hace años... Solo quiero tener una persona a mi lado de forma fija, ¿Sabes? Que me aporte esa seguridad de evitar la soledad o el desorden... Mi hermano y mi madre está en otro país, apenas les veo, y a veces solo me despierto queriendo tener a alguien a mí lado, ¿Sabes?
— Tony...
— Quiero volver a mudarme a España. — Confesé. — Contigo, o eso pensé durante un tiempo, quizás solo me mudé solo al paso que va todo esto...
— ¿Y la floristería? ¿Francis y Gilbert?
— Los conozco de años... Ellos pueden vivir sin mi, ¿Sabes? Y la floristería no va tan bien desde hace unos meses... Iba a cerrarla de todos modos. — Hubo una pausa. — Yo solo... Quiero saber si me acompañarías a esa vida... A una desde cero... Lejos de... Los recuerdos de esa puta ciudad...
Le mire. No hubo respuesta.
— ... Perdón, fue muy impulsivo por mi parte...
— Toño...
— No me llames así. — Le corté — Solo lo hace mi familia. Voy a volver a pie, Joao no tardará mucho... Solo... Me vendrá bien caminar.
— ¿Sin paraguas?
— A lo mejor así florezco...
¿Por quién lloraban estúpidas? No mentira, les quiero mucho.
Las clases pueden conmigo y no sé organizarme, aparte que enfermé (para variar, wow- ok no, son cosas de la anemia, don't worry. Coman bien para no estar como yo). Pero bueno, a ver si hay suerte y puedo publicar un poco más antes de volver a clase <3
Voten, síganme para más y comenten, besitos a todos, se les quiere mucho y gracia por el apoyo aún con las actualizaciones lentas.
1594 palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro