Capítulo 5
Pasó una semana y media después de aquella fiesta. Por supuesto, Kara y Lena no hablaron del tema; ni siquiera un simple comentario secreto para ver si se sentía mejor o lo había logrado. Tenían demasiadas preocupaciones encima como para decir algo, sobre todo por los exámenes que se les venían encima.
A pesar de eso, la pelinegra al principio estaba preocupada porque tenía la sensación de que Kara la estaba evitando. Ni siquiera fue puntual cuando quedaron todos para estudiar en la biblioteca cuando la rubia era la primera en aparecer después de ella. Incluso contestaba tarde a sus mensajes, con textos cortantes cuando Kara le enviaba hasta cinco emojis distintos con cada respuesta, por no decir que pensó que lo estaba forzando.
Y todo se revolvió por dentro cuando estaban en la cafetería, dando los últimos repasos para el último examen.
—Yo creo que me voy a ir —suspiró Nia levantándose para coger sus cosas—. Creo que si sigo así me voy a tirar de la ventana. Me voy a ver a Brainy para que me de algunos mimos antes de hacer el examen —se despidió agitando la mano.
—Mira, tiene razón. Me ha dado tanta envidia que voy a ver a Lyra —Winn también se levantó haciendo que todos volteasen los ojos.
—Esa alienígena está fuera de tu alcance, Schott —se burló Alex pasando las hojas de texto sin mirarle.
—Ah, ¿sí? ¿Y cómo explicas que ayer me invitó a ir al cine este fin de semana? —sonrió victorioso haciéndole la peseta a la pelirroja.
—Esa mujer es muy cañera —Alex sacudió la cabeza inmediatamente al mirarle—. Solo te tratará como un objeto sexual, lo sabes, ¿no?
—Lo sé, me lo ha dejado claro desde el principio, pero gracias por los ánimos, mujer —el chico borró su sonrisa en un suspiro.
—Pero es la verdad, Winn —añadió la pelirroja con una mueca—. Su reputación no es muy buena que digamos. Seguro que eres un chico más en su lista y no quiero que te hagan daño.
—Si me hago daño es porque quiero, ¿de acuerdo? —gruñó de mala gana, un poco molesto de la conversación porque siempre se metían en su vida.
—Bueno, al menos cambia esa cara de amargado para que te dé un beso en condiciones —se burló todavía más haciendo que el chico se enfadara.
—Por lo menos tengo a alguien que me deja las cosas claras y sigue a mi lado, no que me deja y se va a la otra punta de la ciudad para dejarme solita —soltó enfadado haciendo que Alex se tensara y Winn se marchó sin despedirse.
—Será imbécil... —masculló la pelirroja sacudiendo la cabeza incrédula—. Se lo decía de broma...
—Es que te has pasado, Alex. Tú misma te lo has buscado —susurró Kara haciendo una mueca—. Si Winn se siente bien con ella...
—¿Y tú que sabrás, Kara? —interrumpió Alex de mala gana recogiendo sus cosas y se levantó viendo como la rubia alzaba las cejas, atónita—. No has tenido nunca nada con ningún chico como para que opines sobre eso —soltó sin tapujos haciendo que su hermana se tensara.
—Alex —regañó Sam poniéndose de pie para detenerla y la pelirroja se dirigió a ella, señalándola con el dedo.
—No, tú eres la menos indicada para decirme nada —escupió dándose la vuelta sin despedirse.
—¡Alex! —gritó Sam recogiendo también sus cosas para seguirla.
Todo esto mientras Lena permanecía con la boca abierta contemplando toda la conversación, sin apoyar ni meterse porque estaba tan helada que no supo reaccionar. Segundos después miró a su alrededor y se dio cuenta de que se había quedado a solas con Kara, algo que le parecía hasta extraño porque sentía que el aire fluía diferente, cosa que no le gustó, pero agitó la cabeza para desalojar los pensamientos negativos de la cabeza; tendría que haber una explicación razonable para ello y, sobre todo, confiaba en Kara y en que creyese cada palabra que le dijo.
Entonces ella quería hablar, claro. Lo llevaba pensando toda esta semana y más ahora con todo lo que Alex le ha ladrado hace unos momentos. Lo que pasa es que ni siquiera sabía cómo dirigirse a ella porque no sabía que pasaba. Necesitaba respuestas, pero cuando la miró, supo que no era el momento: la rubia tenía un rostro cabizbajo y no quería agobiarla. Así que, como si no hubiera pasado nada, habló en susurros para solo ver cómo se encontraba.
—¿Kara? —intentó acercarse a ella, viendo que estaba hundida en sus cosas—. ¿Estás...?
—Estoy bien —le alzó la mano para que no la tocase y la pelinegra se apartó—. Sigamos con esto.
—¿En serio que estás...?
—Lo estoy —repitió tensando la mandíbula, apretando el bolígrafo en su libreta y la pelinegra la miró apenada.
—Pero...
—Déjalo ya —alzó la voz mirándola furiosa y la pelinegra respiró hondo, apartando la mirada y asintió con la cabeza mientras cerraba la boca.
Minutos después de silencio, Lena fue poco a poco recogiendo sus cosas sin molestar porque sentía una presión en el pecho. Entendía su enfado, por supuesto que lo entendía ahora más que nunca, pero odiaba que lo pagase con ella sin tener la culpa y más que se dirigiese así de aquella manera cuando nunca lo hizo.
Estaba claro que algo estaba pasando y, si no le iba a decir nada al respecto, sabiendo que tampoco era el momento, no se iba a quedar ahí comiéndose toda la mierda. Tenía millones de preguntas en su cabeza, preocupándose por ella todos estos días, queriendo también ayudar a la rubia a pesar de todo y se sintió un poco impotente después de esto, teniendo ganas de llorar. Ella necesitaba despejarse, salir de ahí porque sentía que estaba a punto de hacerlo.
—¿A dónde vas? —preguntó Kara al ver que se levantaba en silencio.
—Necesito aire —respondió tajante poniendo su mochila en la espalda y la rubia respiró hondo.
—Lena, lo siento, yo... —se disculpó por su actitud brusca sabiendo que Lena tenía razón a lo que estaba pensando y la pelinegra asintió entre que se encogía de hombros.
—Da igual.
—No, no da igual —susurró intentando coger su cadera, pero la pelinegra se deslizó hacia un lado—. Por favor, no quería...
—Kara, ya hablaremos, ¿vale? —interrumpió en un suspiro—. Necesito concentrarme porque me gustaría sacar nota.
Quiso darse la vuelta para irse, pero sus ojos azulados la atraparon. Ella supo que Kara estaba arrepentida, pero su trasfondo también transmitía algo de confusión, rabia y miedo. Entonces debía enfrentarla; no solo para dejarle saber que algo estaba pasando entre ellas, con la última posibilidad de que la rubia no se estuviese dando cuenta de ello, sino para que supiera que también estaba ahí a pesar de todo. Que supiera que estaba sintiendo porque era su mejor amiga y no quería perderla.
—Solo intenté ayudar como siempre hago, preocupándome por ti en todo... —comenzó Lena con un suspiro y agachó la cabeza—. Pero creo que no te sientes cómoda conmigo y que me estás rechazando.
—Lena, eso no es...
—Entonces no te estás dando cuenta —acertó levantando la mirada para conectar sus ojos azulados de cachorro y volvió a suspirar—. Kara, algo no va bien y me frustra que hasta lo pagues conmigo cuando tú nunca has sido así. Por no decir que me llevas evitando estos días desde lo de la fiesta y no sé por qué —explicó brevemente entre que apoyaba su cadera en la mesa y se cruzaba de brazos al ver que Kara apartaba su mirada hacia su libro de texto—. Si es por lo que pasó... Pensé que estábamos de acuerdo; tú misma me diste la razón de que nada iba a cambiar. Te dije en serio que quería ayudarte, y ahora, después de todo esto, parece lo contrario. Así que cuando quieras hablar, estaré ahí porque eres mi mejor amiga y me da pena todo esto, pero no pienso comerme la cabeza en qué hacer o no para que te sientas mejor si al final también te estoy molestando y me vas a contestar mal —se sinceró para luego despedirse sin dejar que la rubia contestase porque solo balbuceaba y Kara la observó marchar.
La había cagado. Exhaló mirando hacia el techo y cerró los ojos, arrepintiéndose porque no se estaba dando cuenta de que la pelinegra estaba tratándola como siempre mientras ella estaba en su mundo. La verdad es que le molestó el comentario de su hermana que no pudo evitar enfadarse y Lena tenía razón de que estaba pagando todas sus frustraciones con los demás. Pero lo que no sabía la pelinegra es que no era con ella, sino con todos.
.
Después de estudiar y pasar toda la tarde pensando hasta caer la noche, se dirigió a su habitación. Lo primero que pensó era en hablar con Alex porque tampoco entendió a qué venía ese ataque, cosa que nunca hizo por muy enfadada que estuviera cuando ella solo quería que supiera que sus comentarios eran hirientes como lo hizo hacia su persona, aunque se tratase de una broma o no.
Abrió la puerta y se encontró a su hermana tumbada en la cama con los cascos puestos y ojos cerrados. Dejó su mochila y su portátil para sentarse en su colchón a la altura de sus rodillas. Alex inmediatamente se movió y abrió los ojos, suspirando al ver a su hermana, quitándose los auriculares en el momento y Kara abrió la boca.
—Oye...
—Lo siento, Kara —la pelirroja se irguió para sentarse con ella sabiendo a lo que venía y dejó las cosas en la almohada—. Es que llevo unos días de locos y las pagué contigo. No lo decía en serio y no estabas equivocada.
—¿Por lo menos puedo saber la razón? —preguntó segundos después de aceptar sus disculpas, alzando la ceja curiosa al ver a su hermana suspirar derrotada cuando ella nunca se ponía así a menos que fuese por algo importante.
—Sam —respondió en un susurro apenas inaudible, pero que no pasó desapercibida para la rubia.
—¿Sam? —cuestionó sorprendida sin saber que significaba eso y Alex asintió con la cabeza.
—Sí, Sam —repitió mordiéndose el labio y vio como Kara la miraba, queriendo respuestas—. En la fiesta me confesó que llevaba colada por mí desde que me conoció, pero nunca me dijo nada porque estaba con Maggie y, cuando rompimos ella y yo, me lo siguió ocultando porque decía que era totalmente diferente a mi ex como para fijarme en ella, por no decir que éramos amigas. Puso la excusa de que el alcohol le hacía más valiente, aunque luego me dijo que creía que lo sabía porque Lena me lo había dicho sin querer.
—Wow, no sabía nada. Ahí tienes la prueba de que Lena es muy leal —inmediatamente la rubia sonrió alegre al pensarlo, pero se transformó en una mueca cuando su hermana la miró apenada porque obviamente la pelinegra lo hizo involuntariamente, dándole la pista de lo que realmente sentía Sam, pero Kara pensó que era por otra cosa—. ¿No sientes lo mismo y por eso...?
—No, claro que siento lo mismo —asintió sin darle más vueltas y dejó el tema de Lena a un lado porque tampoco es que fuese importante. Es más, debería estar agradecida—. ¿Cómo no me va a gustar si es dulce, divertida, carismática, guapa y que siempre está ahí hasta cuando no se lo pido? Además, me llevaba llamando la atención desde hace mucho tiempo —interrumpió en un suspiro y Kara frunció el ceño, achinando los ojos ofendida—. Sí, lo sé, no te lo he contado, pero porque pensé que yo tampoco tenía posibilidades porque nunca veía nada por parte de ella y no quería darle vueltas... hasta ahora —se echó a reír haciendo que Kara asintiese lentamente, comprendiendo, pero luego miró a los ojos de su hermana, instando a que continuase de contarlo todo y que relación tenía que ver con el gruñido de antes con esto—. Me lleva evitando desde que me lo confesó.
—¿Y por qué no le dices...?
—Oh, créeme que lo hice. Es más, cuando me lo dijo yo también se lo confesé en ese momento; que sentía lo mismo —detuvo sus palabras sabiendo a lo que se refería y suspiró nuevamente—. En cambio, ella soltó una carcajada porque lo veía imposible y dijo que me estaba riendo de ella porque sentía pena o algo así porque éramos amigas. Así que me senté a su lado, decidida a besarla, y... —titubeó un poco, no queriendo recordar el tema mientras hacía una mueca de asco y Kara abrió los ojos de par en par.
—Oh, Rao... ¿Fue antes de que nos marcháramos de la fiesta? Cuando ella... En tus vaqueros... —unió las piezas por fin, sintiéndose orgullosa de pillarlo cuando su hermana asintió con la cabeza.
—Exacto —se echó a reír con sorna, pero luego sacudió la cabeza al pensar en estos días y se detuvo para ir al punto—. Me lleva evitando todos estos días porque seguro que se siente avergonzada y, siempre que me acerco, me huye como la peste. Hoy pensaba que íbamos hablar las cosas cuando me persiguió sin pensarlo y me calmó, pero cuando solté un "oye, nosotras...", volvió a huir diciendo que tenía que estudiar. Por eso me frustré tanto; porque es recíproco y llevo días intentándolo, pero ella prefiere seguir chocándose con las paredes que enfrentarme y odié que Winn dijera eso cuando perfectamente agarraría la mano de Sam para demostrarle que se equivocaba —rodó los ojos derrotada y Kara la miró apenada.
—¿Y por qué no esperas a que ella se acerque? —preguntó unos segundos después interrumpiendo el silencio y Alex la miró, poniendo luego su cabeza en su hombro.
—Porque también le he dejado su tiempo y, aun así, me sigue evitando porque seguro que pensará en que me voy a reír de ella o algo parecido o todo lo contrario o yo que sé —se encogió de hombros y soltó aire acumulado de sus pulmones—. Eso suma toda mi frustración... Por eso lo siento por lo de antes porque tiré de mi lengua y tú no tenías nada que ver. Realmente quise disculparme al momento, pero cuando Sam se alzó... —concluyó en un susurro y Kara pasó el brazo por su espalda.
—No pasa nada, lo entiendo —le dio un breve apretón para terminar abrazándola y Alex suspiró aliviada.
—Hablando las cosas se entiende mejor. Espero que Sam se dé cuenta de eso —dijo Alex más calmada, echándose a reír en el proceso y Kara asintió en de acuerdo, separándose después con una sonrisa y levantándose en el acto—. ¿A dónde vas? —preguntó Alex curiosa viendo cómo se dirigía a la puerta sin despedirse siquiera.
—Digamos que tienes razón; me ha pasado algo parecido con Lena y voy a verla para hablar las cosas.
—¿Qué? ¿En serio? ¿Cómo yo con Sam? ¡Flipo! —casi chilló alucinada y Kara abrió los ojos de par en par nada más escuchó el timbre de su voz, alzando las manos al segundo y negando a lo que estaba pensando su hermana.
—¡No de esa manera! —respondió rápidamente, sintiendo como sus mejillas ardían y la pelirroja alzó las cejas traviesamente, señalando su rostro—. ¡De verdad, Alex! —insistió cuando su hermana siguió mirándola con una sonrisa diabólica.
—Bueno, si te gustase Lena no me extrañaría. Tú siempre estás...
—¡Que no es eso! —interrumpió alzando la voz, volviendo a insistir un poco más enfadada—. ¡No seas ridícula! ¡Lena es mi mejor amiga y tanto a ella como a mí no nos gustan las chicas!
—De ella vale, porque la he visto con muchos tíos... pero ¿tú cómo sabes que no te gustan las chicas? A lo mejor has estado equivocada todo este tiempo y quizás... —expresó mirándola a los ojos y la rubia sintió una presión el pecho.
En realidad, tenía lógica, pero no quería pensar mucho en ello porque no era el tema en cuestión. Para empezar; todavía tenía confusión del significado de la atracción y mucho menos que le gustase alguien de verdad, pero estaba claro de que no lo había sentido eso por nadie y menos por Lena (o eso pensaba ella porque de verdad que no tenía ni idea).
Lo segundo; su hermana no insistiría en la posibilidad de que sintiese algo por una chica sino de que sintiese algo por Lena porque sabía que explicación le iba a dar: que estaban siempre juntas, hacían planes seguidos, dormían juntas, básicamente estaban encima una de la otra y un largo etcétera desde que se conocieron, pero Kara rechazó esa idea porque jamás sintió que había cambiado algo en su interior por su mejor amiga al igual que pensaba que Lena no la trataba de manera diferente.
—¡Porque me fijo mucho en los chicos a pesar de no haber estado con ninguno! —siguió gritando convencida y la pelirroja finalmente asintió dándole la razón al escucharla tan hostil.
—Entonces, ¿qué tiene que ver con lo mío con Sam y lo tuyo con Lena? —preguntó la pelirroja curiosa al verle rodar los ojos más calmada.
—Simplemente nos hemos peleado o algo así por mi culpa porque he pagado mi fiasco con ella y debería hablar las cosas en vez de evadirme o evitarla; explicarle que yo también estaba metida en mi mundo y pedir perdón como Sam debería hacer contigo, nada más —exhaló después de comparar una cosa con la otra. Sin embargo, Alex alzó una ceja con más curiosidad y se cruzó de brazos porque quería saber el trasfondo de la situación cuando era raro de ver aquellas dos distanciadas.
—¿Y qué ha pasado para que...?
—Nada —interrumpió sabiendo lo que le iba a preguntar y comenzó a explicar después de un suspiro al ver que su hermana insistía con la mirada—. Todos estáis encima de mí con el tema del amor y Lena quería ayudarme en la fiesta empujándome hacia James, pero todavía no sabía por dónde cogerlo. Se dio cuenta, me pidió perdón y se quedó hablando conmigo toda la noche; por eso estuvimos en la habitación de James. Después de eso me sentí un poco mejor, la verdad. Pero pasaron los días y me agobié porque no quería que Lena ni nadie me insistiese ni me preguntase como lo iba llevando y, al final, como tú, pagué mi frustración con ella cuando no tiene la culpa porque últimamente he estado estresada con ese tema —disfrazó un poco sus palabras porque obviamente no le iba a contar la verdad, aunque tampoco mentía del todo y Alex finalmente asintió sin nada más que añadir antes de que Kara se despidiese y se marcharse por la puerta.
Aunque su hermana nunca exponía sus secretos (menos lo de Kenny porque lo vio necesario), no quería compartir esto con ella porque sabía que se iría de la lengua con indirectas y bromas, por no decir que seguramente la vería un poco rara e incrédula ya que había dicho que no le gustaba Lena y esto daba hincapié a ello porque no entendería que clase de ayuda era la que estaba ofreciendo su mejor amiga con besarla y tampoco quería explicárselo, sintiéndose ridícula y avergonzada con pensarlo.
Además, este caso era diferente porque Lena estaba involucrada; alguien que también era amiga de su hermana donde Lena lo pillaría todo al vuelo si soltase algún comentario y no quería que la situación se pusiera más embarazosa y molesta por su culpa.
Sin embargo, aunque la pelinegra lo pensara, la rubia no estaba arrepentida. Es más, Kara estuvo muy agradecida después de todo lo que hizo su mejor amiga por ella que incluso pensó en pedirle ayuda en algún otro momento si hiciese falta, deseando manejarlo a la perfección si a Lena no le importaba.
Pero al día siguiente de la fiesta fue verdaderamente un caos, yendo cuesta abajo y no dándose cuenta de lo que le hacía a su alrededor, ni siquiera con Lena y lo comprendió hablando con su hermana. Todo se soluciona hablando las cosas y más con la gente que te importa; eso es lo que iba hacer ahora. Se sintió aliviada al marcharse cuando lo dejó claro, que no insistiese con el tema al haberle explicado que no era lo que pensaba. Porque no lo era, ¿verdad?
.
—¿Kara? ¿Qué haces aquí? —miró su reloj de la muñeca, extrañada porque no había recibido ningún mensaje y era tarde—. Es la hora de cenar y mañana...
—¿Puedo pasar? —preguntó la rubia directamente y Lena agitó la cabeza, apartándose de la puerta.
—Oh, claro... —la rubia entró antes de escuchar su confirmación y nada más cerrar frunció el ceño al verla parada en medio de su apartamento, en silencio sin decir nada y mirándola con ojos de cachorro—. Kara, ¿qué es lo que realmente...?
—Estaba rayada, pero no era por ti —soltó directamente deteniendo las palabras de su mejor amiga porque sabía que había hecho una visita inesperada y ésta respiró hondo, no sabiendo muy bien que significaba. Se cruzó de brazos, ladeando los ojos de un lado a otro y Kara sabía que tenía que proseguir porque veía que estaba más confundida que antes—. Nunca fue por ti. Jamás sería por ti, Lena —aclaró acercándose a ella, jugueteando con sus manos mientras lo hacía—. Y si lo hubiese sido sabrías perfectamente que te lo hubiese dicho al momento, incluso en aquella fiesta si algo mal rondaba por mi cabeza —miró sus ojos verdosos y finalmente Lena asintió, dándole la razón—. Es más, nunca te agradezco lo suficiente que haces por mí, en ayudarme en todo sin nada a cambio. Siempre estás ahí, pase lo que pase a pesar de comportarme como una idiota. Incluso sigues conmigo ahora después de cómo te traté hoy sin ninguna explicación —exhaló y se mordió el labio.
—Entonces eso quiere decir... —titubeó un poco, intentando unir las piezas, pero Kara cogió sus manos para seguir hablando.
—Antes que nada, quiero aclarar que no quiero que pienses que fue un error o que estuvo mal o que huía de ti o que me arrepentí porque no lo hago en absoluto. No te evitaba por lo que pasó entre nosotras en la fiesta porque quedamos en hacerlo para que me ayudaras a controlarme e iba en serio cuando te di la razón de que nada cambiaría y de verdad que no lo ha hecho, te lo juro, aunque parezca que sí por cómo he sido estos días... Porque lo que me pasa viene a raíz de ahí, pero después de la fiesta —enfatizó lo último haciendo que Lena fruncía el ceño confundida y Kara prosiguió—. Me evadía sin darme cuenta porque tenía otras cosas en la cabeza. Si te sirve de consuelo no estaba así solo contigo, sino con todos. Y lo sé —vio el rostro reconocible de Lena e interrumpió antes de que dijera nada—, sé que no eres adivina y que debería haberte dado alguna pista porque eres mi mejor amiga, pero de verdad que estaba metida en mi mundo que ni me daba cuenta de eso, que ni me daba cuenta de lo preocupada que estabas.
—Siendo así... ¿qué pasa? ¿A qué te refieres con lo de después de la fiesta entonces? —preguntó más tranquila al escuchar su explicación y agradeció de que Kara hubiese aparecido para aclarárselo a pesar de lo tarde que era, pero quería todas las respuestas para completar el puzle de su cabeza.
Enseguida, Lena vio como agachaba la cabeza y, sin dudar, cogió a Kara de la mano y tiró de ella para que se acomodaran en el sofá. La rubia exhaló poniéndose a su lado y puso su cabeza en su hombro al igual que su mejor amiga se apoyaba en ella. Lena inmediatamente comenzó a hacerle caricias en el brazo como siempre hacía para darle un pequeño impulso a que se soltase definitivamente cuando algo le costaba entre que Kara acariciaba el dorso de su otra mano.
—James me habló al día siguiente —suspiró finalmente haciendo que Lena detuviese sus caricias—. Se enteró de que le había mentido y me exigió explicaciones. Estaba tan parada que le dije seriamente que era porque lo veía como alguien inalcanzable y al final se echó a reír antes de pedirme una cita para cuando regresáramos de las vacaciones de navidad en Midvale y al final acepté...
—Eso es genial, ¿no? —frunció el ceño sin entender que era lo malo y porque se había evadido tanto, apartando su cabeza para encontrar sus ojos, pero Kara negó con la cabeza—. ¿Hay algún 'pero'?
—Son todo excusas porque tengo miedo, Lena. Ni siquiera estoy motivada por la cita por no decir que James es un chico normal, no alguien inalcanzable y podríamos haber quedado antes, pero extendí mi tiempo por lo mismo: porque me siento abrumada y lo vi tan insistente que no pude decir que no. Sé que me controlo y que cada vez me pongo menos nerviosa de pensarlo. Pero... sigo haciéndolo y más cuando las cosas negativas rondan en mi cabeza. Quiero decir... —se irguió para mirarla y se mordió el labio inferior al ver las cejas alzadas de su mejor amiga—, lo manejé muy bien contigo hasta estando borracha, pero... también te hice daño, ¿sabes?
—No fue para tanto y ya te dije...
—Sí, sé lo que me dijiste, pero ese es el problema... Que eres tú, Lena, y no otra persona que sabe mi verdadero yo. Tengo miedo a quedar con él y que no salga como espero... Que lo arruine por un pequeño desliz por muy mínimo que sea... Y que vuelva a suceder algo parecido como con Kenny o como me pasó contigo... Quiero no estar pensando todo el rato en eso y manejarme a la perfección... —explicó finalmente con pausas, sintiendo como el calor se le subía por sus mejillas, avergonzada de soltarlo.
—Kara... —susurró al verla tan apenada, apretando su mano y volviendo a acariciar su brazo, pero ella sacudió la cabeza escondiendo su rostro nuevamente en su hombro.
—Rao, es que me cuesta hablar de esto porque me da vergüenza porque me veo muy patética y siento que es muy humillante.
—No lo es y no lo eres, Kara.
—Gracias por los ánimos, Lena, en serio. Sé que realmente lo piensas, pero no hará que cambie de opinión y sinceramente no quiero hablar más del tema —susurró alicaída y levantó la cabeza para dedicarle una sonrisa para que supiera que, aun así, estaba bien con ella—. Solo espero que, cuando vayamos a Midvale, pasen los días lentos —soltó una pequeña risa al ver el puchero de la pelinegra y Lena la abrazó segundos después sin titubear—. En fin, solo vine para eso, para hacerte saber que todo está bien entre nosotras y explicarte lo que me pasaba —susurró abrazándola más fuerte, apoyando su peso en ella y respirando con más tranquilidad cuando Lena acariciaba su espalda.
—Y yo te lo agradezco. Estamos bien entonces —murmuró Lena para separarse después de besar su cabeza, pero Kara volvió a la posición de antes después de asentir; de ponerse a su lado para apoyar su cabeza en su hombro y puso el brazo encima de su regazo, demandando caricias que su mejor amiga se lo daba sin rechistar—. ¿Quieres quedarte a cenar y dormir? —preguntó en un susurro rompiendo el silencio, sintiendo como Kara se acomodaba y, aunque todo estuviera bien entre ellas, sintió que todo estaba mal con Kara cuando se escondió en su cuerpo.
—¿No te importa?
—Sabes que eso ni lo tienes que preguntar, Kara. Además, ya no hay más exámenes y esto también lo haremos en Midvale —susurró felizmente y Kara asintió en de acuerdo, quedándose a cenar y dormir con ella.
A pesar de haberlo hecho muchas veces, sin duda era de sus planes favoritos.
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