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Capítulo 16

—¿Quién es la mejor ahora? —cantó Alex nuevamente victoriosa señalando la pantalla.

—Le he dejado ganar —susurró Kara achinando los ojos y cruzándose de brazos, indignada.

—¿Quién? ¿Eh? —preguntó dirigiéndose a Kelly que se echó a reír—. ¡Yo!

—Le he dejado ganar —repitió nuevamente en voz baja y le hizo un puchero a Lena cuando dejó la bola—. Le he dejado ganar.

—Ya lo sé, Kara —sonrió tiernamente—. Sé que perfectamente nos habrías dado una paliza como todos los años, pero le has dejado ganar para que impresionara a Kelly —se sentó a su lado después para que ambas viesen como Alex conversaba animadamente con Kelly tras la victoria—. Y también sé que te frustra que tu hermana no lo vea y te lo restriegue como si fuera un logro de verdad —se echó a reír burlándose de su mejor amiga que ésta la fulminó falsamente con la mirada, pero no pudo evitar sonreír.

—¿Por qué tuvo que ser a los bolos? —preguntó Kara al aire.

—Porque dijiste que te gustaría despedirte de las vacaciones de esta manera y nos pareció una buena idea —se encogió de hombros y la rubia asintió en un suspiro.

—En realidad estoy triste porque tenemos que madrugar para regresar a la universidad mañana por la mañana... Ha estado tan bien esta semana que me gustaría que se hubiera alargado —se recostó en la silla y observó como Lena la miraba con la ceja alzada—. Huhhuh, porque nos hemos divertido, ¿no? —arrugó la frente confusa sin saber cómo interpretar su cara, pero tardó solo un segundo en abrir los ojos de par en par, comprendiendo el doble sentido que tenía cuando su mejor amiga abrió la boca con su rostro atónito—. Quiero decir... No lo decía por eso, aunque... tampoco ha estado mal, ¿no? Quiero decir... No quiero sonar... Nosotras... solo que estuvo también bien... O no lo sé... —balbuceó y balbuceó sin poder evitarlo, viendo que su mejor amiga seguía con el mismo rostro—. Rao, solo quiero decir que eres mi mejor amiga y me has ayudado mucho que no sé ni cómo describirlo para no sonar tan rara y, aparte de eso, nos hemos divertido con lo demás —sentenció sintiendo como sus mejillas ardían, pero se tranquilizó cuando Lena se echó a reír.

—Es fácil meterse contigo, Danvers —se burló la pelinegra y Kara achinó los ojos, aunque más calmada.

Estos dos días restantes Lena había estado mejor desde la última vez en la ducha, recordando las palabras que le había dedicado la rubia y las palabras que compartió con Kelly. Además, la rubia siguió siendo una chica chinchosa, tratándola con amor y cariño. Comprendió que fue suficiente; que se acabó y de que era una despedida ante los placeres y deseos, que era un punto final. Se le metió en la cabeza de que era esto y nada más. Así que lo guardó como un recuerdo y miró hacia delante.

Ella debería dejar de estar triste porque, a pesar de sus sentimientos, Kara siempre iba a estar allí para ella y no quería perder eso. Ella debería sentirse afortunada y más cuando todo siguió como siempre: las mismas tonterías, los mismos comentarios, las mismas trastadas, incluso los secretos compartidos que solo ellas comprendían como ahora después de todo lo que han pasado; desde la adolescencia hasta ahora, siguiendo a pie de cañón. No tenía sentido llorar o estar mal por los rincones, sino feliz por mantenerla a su lado.

Quizá no tan feliz cuando se trataba de Andrea, pero ella, sea como sea, iba a dejarle saber de alguna manera y, pasase lo que pasase, rechazaría cualquier comentario en su contra y estaría ahí para Kara. Era una mentira piadosa, pero realmente la kryptoniana le había demostrado tanto que sintió que era justo.

—¡Oye! —se quejó Kara con un puchero, golpeando en su hombro y Lena pidió disculpas—. Encima madrugamos el doble porque la señorita tiquismiquis ha dejado todo para el final —discutió cambiando de tema, mirando como Alex se acercaba un poco más a Kelly. 

—Quizá tengamos que darles un empujoncito... Como aquella vez —exhaló desanimada al pensar en Sam y la rubia encogió de hombros.

—No sé... Puede que tengas razón porque las dos son iguales de estúpidas.

—Pues sí —concordó con Kara viendo las sonrisas tontas de aquellas dos—. Con lo fácil que es decirlo todo sabiendo que es recíproco o que es comprensible o que es un poco obvio —puso los ojos en blanco.

—Supongo que es por miedo.

—¿Miedo a qué? —preguntó la pelinegra curiosa mirando esta vez a la rubia para entender el sentido, pero Kara permaneció los ojos en su hermana.

—Supongo que tienen miedo a lo que vendrá después... A lo que podrían decir o hacer... No sé —susurró mordiéndose el labio.

—Pero si nunca lo hacen, nunca sabrán lo que pasara y se arrepentirán de eso, incluso si no supieran que se gustan. Si no arriesgan, no ganan. ¿Cómo decías? Ah, sí, vivir el presente —contestó Lena de manera natural, casi echándose a reír y se ganó la mirada de Kara que asintió lentamente. Frunció el ceño cuando la rubia mantuvo su mirada, como apretaba fuertemente sus labios como si estuviera a punto de decir algo—. ¿Qué? —animó a que se soltara y la rubia exhaló.

—Quería hablarte sobre algo que he descubierto hace un par de días y quería...

—Chicas —interrumpió Alex junto a Kelly—. ¿Os parece celebrarlo, aunque más bien despedirnos de Midvale en tu casa? Ya sabéis, tiempo para nosotras y sin padres —se dirigió a Lena y ella asintió con la cabeza sin dudar.

Miró nuevamente a Kara para que prosiguiera, pero ella sacudió la cabeza dando a entender que no era nada y la pelinegra frunció el ceño, pero no insistió. Uniendo los hilos con lo que había hablado anteriormente y con la relación entre Alex y Kelly, pensó que se trataba de Andrea.

Quizá tenía miedo en volver y en enfrentarla porque iba a romper una barrera importante y, conociéndola, quizá también se sentiría avergonzada de hablar de ello que pondría cualquier excusa o que estaba cansada de darles tantas vueltas y de desahogarse como siempre. Que ahora se alegrase por Kara no quería decir que se hiciera daño tontamente y lo dejó pasar.

.

—No vamos a quedarnos toda la noche bebiendo —se quejó Kara empujando a su hermana—. Tenemos que estar en casa antes de las doce porque mañana tenemos clase. Te recuerdo que...

—Que sí, madrugamos mucho por mí —completó Alex su frase de manera exasperada y la rubia hizo un puchero cuando comenzaron a empujarse.

—¿Llegaremos antes que la pizza? —preguntó Kelly echando el freno y dejando que las hermanas Danvers discutieran porque no entendía nada, poniéndose junto a Lena que estaba más atrás y colgó el teléfono después de pedir.

—Sí. Está todo calculado —respondió la pelinegra con tranquilidad, pero frunció el ceño al verla tan nerviosa—. ¿Hay algo más que eso?

—Hum, no... —susurró apartando la vista y Lena lo entendió cuando su mirada cayó en la pelirroja.

—Deberías decirle —aconsejó llamando su atención y le dedicó una sonrisa llena de complicidad.

—Es que...

Kelly no tuvo la oportunidad de terminar la frase cuando Lena comenzó a correr comprendiendo de que no tuvo la oportunidad de hacerlo. Habían estado todas juntas haciendo planes sin parar estos dos días restantes para despedirse de Midvale y necesitaban estar un tiempo a solas.

—¡Tú la pillas! —Lena empujó a Kara hacia un lado y siguió hacia delante, corriendo sin parar. Las hermanas Danvers se miraron extrañadas, volteando sus cabezas hacia atrás donde también se encontraron a Kelly con el mismo rostro. Entonces la rubia lo captó y miró a Alex con una sonrisa.

—Suerte... —susurró la rubia antes de empezar a correr, persiguiendo a Lena hasta llegar a la esquina y desaparecer de sus vistas. Que bien se sentía coger las cosas al vuelo.

La pelirroja todavía se sentía confundida por aquellas dos, sin hacer ningún movimiento y teniendo todavía el ceño fruncido hasta que Kelly llegó. "Hijas de puta", pensó Alex después cuando escuchó a su compañera exhalar, nerviosa. "Gracias", pensó después cuando ésta apretó los labios para no sonreír de lo obvio que era todo.

—Tienen casi veintidós años y siguen siendo unas crías —rompió Alex el hielo y Kelly esbozó una sonrisa, asintiendo—. En serio, no me puedo creer que sean tan diferentes y a la vez tan iguales —se echó a reír nerviosamente y Kelly la miró, comprendiendo. "Oh, ¿ella no sabe nada?", pensó antes de carraspear un poco.

—Bueno, supongo que ellas rompen lo tópico —comenzó Kelly ganándose el ceño fruncido de Alex—. No sé mucho porque solo las conozco de hace unos meses, pero lo que tengo entendido es que Lena sabe que Kara no es tan boba y Kara sabe que Lena no es tan mala como las han y se han pintado y eso hace que se complementen a la perfección.

—¿Qué quieres decir? —preguntó entrecerrando los ojos y Kelly soltó una pequeña sonrisa.

—Que el día no puede vivir sin la noche. El yin no puede estar sin el yang. Que...

—¿Estás segura? —interrumpió la pelirroja cogiendo su brazo sin pensarlo, pillando sus indirectas y ésta asintió.

—Soy psicóloga. Se me da bien leer la gente hasta cuando no dicen nada —explicó con simpleza y Alex sonrió entre dientes.

—Y yo pensaba que estaba loca —se echó a reír recordando toda esta semana en su mente, pero cerró la boca cuando se dio cuenta de sus manos y se separó como si su brazo quemase.

No quería cometer un error ni estropear nada por su atrevimiento cuando su compañera la había evitado esta semana a pesar de saber de qué esto era una encerrona. No sabía que era lo que sentía o lo que pensaba Kelly y quiso alejarse para darle espacio, pero Kelly avanzó, disipando todas sus ideas y cogió sus manos.

—Alex, sé que hemos pasado unos meses intensos y, a pesar de que ha sido un poco obvio, debo confesar que tengo miedo. Sé cómo lo pasaste en tu última relación y yo tampoco tuve una buena... —se mordió el labio y la pelirroja respiró hondo, creyendo que no era buena señal, pero eso se esfumó cuando Kelly esbozó una sonrisa tierna y prosiguió después de un silencio—. Pero siento esto tan profundo por ti que has hecho que salga de mi caparazón, que has roto todos mis esquemas, que has conseguido que me impulse. Y espero... Solo espero que tú también sientas lo mismo y...

La pelirroja no esperó más palabras, cerrando el escaso centímetros para juntar sus labios con los suyos de manera tierna. No hacía falta decir nada más cuando Kelly correspondió dulcemente, sintiéndose feliz por su respuesta.

—¡Por fin! —chillaron Kara y Lena al unísono cuando regresaron en el momento justo al notar que tardaban tanto, llamando la atención de ambas.

—¡Cotillas! —gritó Alex en un quejido avergonzada, pero todas rieron y Kelly la besó de nuevo antes de comenzar a andar a su dirección e ir a casa de la pelinegra.

.

—Deja de beber —le arrebató la botella de vino a Alex y ésta gruñó.

—¡Y sin embargo le sirves otra copa a Lena! —chilló indignada viendo como vertía el líquido en su copa.

—Porque ella soporta el alcohol mientras tú caes redondo en el sofá. Te recuerdo que todas dormimos en casa para salir todas juntas tempranito —discutió con burla haciendo gruñor a su hermana y Lena asintió en de acuerdo.

—Alex, tu hermana te conoce más que nadie —apoyó Kelly haciendo que la pelirroja le dedicase un puchero.

—Mierda, Kara —se quejó Lena segundos después cuando la rubia no se dio cuenta de que se había sobrepasado al verter el líquido, manchando su camisa.

—Vaya, lo siento... —quitó la botella rápidamente, viendo como el líquido rojo se había mezclado con la tela blanca.

—No pasa nada —se levantó quitándose los primeros botones—. Voy a la cocina a limpiarme —sentenció pasando por delante de las tres y Kara también se levantó.

—Voy con la excusa de ayudarla, pero es para que estéis un rato a solas que sé que tenéis ganas y os cohibimos —les guiñó un ojo haciendo que ambas se ruborizasen sin poder evitarlo. Alex en realidad la miró sorprendida de ver tanta vacilación de repente, pero no pensó mucho en ello cuando Kelly atacó a sus labios.

*.

La pelinegra cogió el trapo mojado, pero gruñó cuando vio que la mancha se había extendido. Luego recordó que para estas ocasiones era mejor agua oxigenada y se volteó para buscarlo, pero chocó con el cuerpo de Kara. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta que ella ya llevaba tiempo ahí. La rubia miró hacia abajo y alzó la ceja para luego mirar a Lena.

—Está bien, es solo vino —se encogió de hombros sin más, pensando en que la rubia se sentía culpable, pero todo se disipó cuando la rubia avanzó, cogiendo la tela de su camisa, acariciando la mancha.

—Lo hice adrede —confesó mordiéndose el labio y Lena, sorprendida, sintió que le faltaba el aire cuando Kara dio un paso más, estando a solo unos centímetros de ella—. Sé que tengo super poderes para quitarte la ropa hasta con solo mirarte, pero me encanta provocarlo y que lo hagas tú por mí.

—¿Qué...? —susurró apenas inaudible, tragando saliva en el proceso y la rubia se acercó a su oído.

—Que llevo toda la noche con estas inmensas ganas de follarte.

El cerebro de Lena produjo un cortocircuito, sintiendo como su corazón chocaba con su garganta ante su contestación. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Se había perdido algo o se había desmayado y estaba soñando? ¿Había bebido demasiado? ¿No habían terminado? ¿Dónde demonios estaba la avergonzada, tierna, dulce e inocente Kara?

Hace un par de horas estaba balbuceando y ahora estaba siendo más directa que nunca, bajándole las bragas sin usar sus manos. Y luego recordó aquellas palabras: "quería hablarte sobre algo que he descubierto hace un par de días y quería...". Ella lo hiló enseguida.

Era esto, no había duda. Tenía mucho sentido. Ella estaba al cien por cien segura de que Kara había descubierto que no era esa sumisa como pensaba, que ella era la que quería mandar y tomar las riendas. Ella lo intuyó por la manera en que se abalanzó hace un par de días, en cómo se lo hizo en la ducha; por haber cogido esa confianza después de hacerlo tantas veces, por aquella despedida vacilante.

"Quería hablarte sobre algo que he descubierto hace un par de días y quería... demostrártelo", completó Lena la frase en su mente.

Ella en realidad debería rechazarlo. Ya lo había captado, ya sabía por dónde cogerlo. Kara lo había averiguado por sí misma y realmente se alegró por ella. Si accediese, aseguró que esto la mataría y la dejaría por los suelos. Y sin embargo sus sentidos se nublaron cuando Kara habló de nuevo.

—Deja de pensar tanto. ¿Quieres que te lo explique? De acuerdo —preguntó y contestó rápidamente, acariciando los labios de Lena sensualmente con las yemas de sus dedos—. Al principio no lo sabía porque yo estaba arrodillada ante ti y tú estabas de pie en aquella ducha, pero todo cobró sentido cuando me suplicaste que te follara —susurró roncamente sin contenerse lo más mínimo y observó como a la pelinegra se le cortó la respiración—. Averigua como echarlas porque cuanto más tarde, peor —gruñó de manera exigente, musitando cerca de su boca.

—¿Peor...? —preguntó con un hilo de voz.

—Te castigaré por hacer que tardes tanto... —gruñó rozando sus labios con los suyos, provocándola.

—Joder, Kara... —cerró los ojos, conteniéndose en besarla, cachonda perdida con solo unas simples palabras. Le encantaba la Kara tímida y dulce, de verdad, pero esto... era otro rollo.

"Vive el presente", maldita Kara.

.

—¿Seguro que no quieres que te ayudemos a limpiar o a recoger?

—Eso... Kelly y yo po-podemos con todo —murmuró la pelirroja contentilla, cogida del brazo de Kelly y se echaron a reír.

—Kara y yo nos encargaremos. Tú encárgate de llevar a Alex a su madriguera. Oh, y tardaremos un poco porque haré mi equipaje. Díselo a Eliza y a Jeremiah, ¿vale? —insistió Lena intentando no sonar desesperada y suspiró de alivio cuando Kelly asintió, haciéndole caso.

Kara se había pasado toda la noche provocándola; rozando sus nudillos por sus muslos, pellizcándolos suavemente con sus manos; masajeando su cuello o peinando su cabello para agarrarlo suavemente mientras conversaba tranquilamente con su hermana y nueva cuñada; acercándose a su oído para susurrarle que deseaba llevarle a la cama para que luego Lena sintiera el cosquilleo de su risa para disimular delante de sus invitadas. Incluso Kara se burló cuando vio el rostro de la pelinegra reflejando pavor cuando Kelly o Alex preguntaron si le pasaba algo al notarla tan roja.

Solo había pasado una hora. Una hora no era para tanto, ¿verdad? Bueno, para Kara sí que lo fue que nada más Lena cerró y se giró, se abalanzó sobre ella sin previo aviso, estampándola contra la puerta; cogiendo su cuello y cortando la distancia de sus bocas con urgencia, ansiosa de enseñarle lo que es capaz de hacer, de quitarle el título y superando a su maestra.

—Eres cruel por hacerme esperar tanto —gruñó Kara sin contenerse y Lena vaciló hacia atrás cuando sus labios abandonaron su boca al igual que sus manos vagaron hacia sus caderas, dejando que salpicase besos desde su mandíbula hasta su cuello para luego dejar marcas.

—A lo mejor lo hice adrede porque quiero que me castigues —confesó con voz ahogada, sintiendo ya la plena confianza con su mejor amiga y más cuando se la veía tan hambrienta.

—¿Eso quieres? ¿Quieres que te castigue, Lena? —preguntó en un susurro, apretando su cuerpo con el suyo, inclinando su pierna entre las suyas y la pelinegra gimió al sentir el contacto, abrazándola por el cuello.

—Joder, haz lo que quieras conmigo, Kara... —contestó en un hilo de voz, sintiendo como las manos de Kara vagaban con soltura por su cuerpo, notando sus mordidas sobre su garganta—. Eres libre de hacerlo —le concedió permiso sonando casi a súplica, dejándose hacer por ella. Kara gruñó satisfecha ante su petición y su boca se hundió más en su cuello, arrastrando sus labios por cada poro de su garganta mientras deslizaba sus manos por su pecho.

—Casi te sigo a tu habitación cuando fuiste a cambiarte de camisa —comenzó Kara cogiendo ambos lados de la apertura mientras su lengua recorría desde su cuello a su boca de manera sensual y morbosa.

—¿Sí? —abrió la boca cuando Kara abrió la suya, jugueteando y dando toques a su lengua, pero sin llegar a entrelazarlas.

—Rao, sí —contestó con voz áspera nada más abandonar su boca, agarrando la tela de su prenda con más fuerza y ladeó la cabeza para acariciar su rostro con su nariz, mirando sus ojos verdes oscurecidos por el deseo en el proceso—, pero me tuve que contener porque te habría hecho lo que te estoy haciendo ahora.

—Dios, deberías haberlo hecho —confesó Lena estremeciéndose con cada roce, en lo ardiente que se encontraba cuando la rubia la tenía contra la puerta.

—¿Me habrías dejado?

—Sí —contestó sin titubear un poco.

En realidad, odiaba escuchar a cualquier persona deambular por la zona que no se atrevería hacer esto ni por asomo, temiendo en ser pilladas; odiaba aquella desesperación, de pensar tanto en más allá y no lo que tenían ahora. 

Pero si Kara la hubiera seguido, si la hubiera estampado contra la puerta de su habitación de esta manera, si la hubiera escuchado con esa voz tan dominante y hubiese sentido este toque tan posesivo, no le habría importado en absoluto. 

Segundo después, jadeó cuando su mejor amiga tiró fuertemente de la camisa hacia los lados opuestos, destrozándola en el proceso hasta tirarlo al suelo.

—Kara...

—¿Qué? —preguntó vacilante al escuchar su quejido.

—Era mi camisa favorita.

—No lo siento —volvió a atacar su boca y Lena simplemente se rindió ante ella.

Hizo lo mismo con su sujetador con lo que hizo con su camisa. La pelinegra podía creer que antes le pidiera disculpas por cada tontería y ahora no se lo pensaba en lo más mínimo. Realmente le encantaba esta nueva versión de Kara.

Se estremeció cuando una de las manos de Kara llegó a sus pezones, apretando y pellizcando para mantenerlos duros que tuvo que agarrar su pelo porque sentía que estaba a punto de desmayarse. Sintió como su otra mano bajaba hacia la abertura de sus pantalones para desabrochar el botón y bajar la cremallera, introduciendo sus dedos después y jugueteando un poco por encima de la tela de su tanga.

Kara gruñó esplendorosa al sentir lo húmeda que estaba. No quería imaginarse como sería cuando conquistase su zona erógena. Sus besos se volvieron más salvajes y obscenos, compartiendo unos cuantos gemidos. Los dientes de la rubia arrastraron su labio inferior y miró a su mejor amiga con picardía, dando a entender de que iba a comenzar el juego.

—Me encanta la forma en que tu pulso salta cuando te toco —susurró con voz áspera cuando llegó a su clítoris completamente mojado—. La forma en que te arqueas contra mí —prosiguió describiendo cada cosa, excitando más a Lena mientras sus dedos hacían movimientos circulares—. La forma en que tu respiración queda atrapada en tu garganta —su boca regresó a su cuello, mordiendo y lamiendo cada trazo hasta hacerla gemir—. Rao, por no decir esos sonidos que haces por mí...

—Joder, Kara... —gimoteó Lena sin poder evitarlo.

—¿Qué? —preguntó vacilante, viendo la poca resistencia que la pelinegra tenía con ella.

—Fóllame —suplicó agarrando los pelos de su nuca.

—Pídemelo amablemente —gruñó, borracha de poder.

—Fóllame, por favor...

—¿Sabes? —se echó a reír arrogantemente, lamiendo hasta morder su mandíbula afilada, sintiendo todo el dominio en sus manos—. Todavía pienso en si esto también me lo hubieras pedido con nuestras invitadas al lado —su boca regresó a su rostro, acercándose tentadoramente a sus labios—. Tendrías que estar callada y yo echaría de menos escucharte... Pero habría valido la pena porque no sabes lo jodidamente caliente que sería al verte sentir que luchas por no gritar cuando te toco así.

—Kara, por Dios... —gimoteó desesperada cuando aumentó el ritmo, increíblemente cachonda de que la rubia la tratase así.

—Dime una cosa... ¿Habrías podido quedarte callada si hubiera sucedido, Lena? —preguntó aumentando el ritmo de sus dedos, sintiendo como su mejor amiga también se movía contra ella entre gemidos.

—Sí... —mintió descaradamente haciendo que Kara ampliase su sonrisa.

—¿De verdad? Pues yo me esforzaría mucho para que te rompieras; para hacerte suplicar, para hacerte rogar, para hacerte llorar, para hacerte gemir, para que me pidieras a gritos que te follara contra la puerta para que ellas supieran lo que estaríamos haciendo.

El mundo de Lena tambaleó. Había caído en su juego. Lo había pillado en el momento de que Kara hizo que se imaginase la escena. No le importaría en absoluto en hacerlo. Estaba tan cachonda que ahora mismo dejaría que Kara la destrozase ahora mismo. Ella podría hacerlo de hecho y se repitió que no le importaría lo más mínimo.

—Lo estás imaginando, ¿verdad? —preguntó Kara roncamente viendo como Lena se estremecía entre sus dedos, asintiendo con la cabeza—. Estás a punto de llegar, ¿no? —volvió a asentir.

Ya era suficiente castigo cuando tenía a Lena completamente a su merced. Así que retiró su mano haciendo que la pelinegra se quejase incrédula, pero no tuvo tiempo a decir nada cuando la rubia la cogió del cuello y la besó con pasión, susurrando "habitación" en el proceso. Ella simplemente asintió sin quejas.

Caminaron a ciegas sin parar de conquistar la lengua de la otra mientras se desnudaban, dejando caer cada prenda por el camino. Llegaron a la cama donde Kara empujó a Lena para que se tumbase e le indicó que se diera la vuelta; la pelinegra hizo caso ipso facto, gateando hasta ponerse en posición.

Kara se inclinó, cogiendo su trasero en el proceso y acercó su boca para lamer su humedad, sintiendo como su boca se mojaba. Lena gimió, agarrando sus sábanas con fuerza y mirando por encima de su hombro, viendo como Kara la tenía totalmente dominada. Solo se entretuvo unos minutos cuando arrastró su cabeza hacia atrás y azotó su culo antes de introducir sus dedos.

—Dios, Kara —gimoteó increíblemente gloriosa, deseando más.

—No te voy a preguntar si te gusta porque sé que te encanta que te folle duro —susurró arrogantemente, palmeando nuevamente su trasero hasta pellizcarlo mientras introducía y sacaba lentamente sus dedos resbaladizos.

Cogida. Lena simplemente agachó la cabeza rendida y escondió su rostro en sus propios brazos, agarrando las sábanas con firmeza con cada azote y empujón de sus dedos. No iba a negarlo porque sería mentira ni iba a asentir porque Kara ya lo sabía. Simplemente se dejó hacer.

Sus embestidas se volvieron más salvajes y bruscas cuando Kara escuchaba como cada gemido de Lena era más pornográfico que el anterior. Se sentía tan bien que la pelinegra le siguiera el juego, que también se moviera contra sus dedos, de que le pidiera "por favor" repetidas veces de que no parase... Y la pelinegra sentía un escalofrío en la espina dorsal cuando Kara le contestaba de que era una buena chica, premiándola con más azotes.

La pelinegra no le hacía falta más. Solo era recordar; la provocación de Kara, la tensión, el calor, en como la había buscado; sus besos apasionados y húmedos, sus dientes por su cuello, sus manos sobre su cuerpo, su voz y su cuento... y también sentirlo ahora. Todo lo que formaba ella en realidad hizo que llegara al clímax a una velocidad casi vergonzosa, pero Kara se sintió orgullosa de ello cuando la pelinegra abandonó sus dedos, arrastrándose hacia delante en un orgasmo gutural; en como llevaba su nombre.

Lena solo tomó un segundo de descanso cuando se giró, poniéndose boca arriba. Kara se sorprendió que la pelinegra agitase la mano, indicando lo obvio y la kryptoniana no iba a decir que no cuando la vio ansiosa y desesperada, además de escuchar como sus latidos se habían relajado. Estaba K.O, pero Lena ni de broma iba a dejar pasar en devolverle el favor después de lo que ha hecho, de compensarle de lo bien que lo hizo y de despedirse de esto de la mejor manera, aunque no pensó mucho en eso último.

La rubia tuvo la ventaja y voló hacia arriba para abrirse de piernas y, nada más llegar, se sentó suavemente a horcajadas sobre la boca de la pelinegra. Lena introdujo su lengua y trazó movimientos rítmicos sobre su clítoris, cogiendo su trasero para indicar que se moviera encima de ella; cosa que hizo sin pensar.

—Rao, Lena... Me encanta como se mueve tu lengua... —murmuró agarrando su cabecero con esquinas rotas mientras su otra mano toqueteaba sus propios pezones, mirando hacia abajo y observando los ojos cerrados de la pelinegra. Lena solo estaba centrada en hacer que se sintiera bien y movió su lengua con más efusividad, estremeciendo a Kara y haciendo que se moviera más rápido—. Estoy tan cerca...

A decir verdad, quien debería sentir vergüenza ahora mismo debería ser la rubia porque ella era una alienígena indestructible, pero cuando se trataba de esto, cuando se trataba de Lena y su lengua... tenía que admitir que tenía poco aguante y más después de vivir esta experiencia. Verla tan obediente, haberle hecho caso en todo, haberla provocado de esta manera... No pudo contenerse más y explotar en un orgasmo, deshaciéndose en su boca.

Detuvo sus movimientos y se quitó de encima para ponerse a su lado. Ambas exhalaron satisfechas y felices por el gran orgasmo que tuvieron.

—¿Estuvo bien? —preguntó Kara de manera vacilante, casi echándose a reír y Lena asintió con la cabeza, cansada.

—La mejor follada de mi vida —confesó sin tapujos tapando sus ojos con su brazo, haciendo que la rubia se irguiese sobre sus codos.

—¿En serio? —preguntó sorprendida mirando su cuerpo desnudo, viéndola complacida y Lena volvió a asentir con la cabeza.

—Te lo juro por tu Rao y por mi Dios... Cualquier chica se volvería loca —le costó decir en un susurro, por no añadir que evitó el nombre de Andrea.

—Hum... Gracias. Por todo en realidad. Como siempre. Sin ti, yo... —sonrió ilusionada y se acercó a ella para seguir hablando, pero Lena se estiró poniendo la mano sobre su rostro y luego se levantó.

—Lo sé, Kara... ¿Para qué están las amigas? —preguntó siendo ya experta de que su voz no temblase, dirigiéndose para recoger su ropa.

—Eh, sí, mejores amigas —contestó con una sonrisa, no añadiendo nada más porque era siempre lo mismo.

—¿Me harías el favor de cogerme la ropa y ponerlo la maleta que ya estaba hecha mientras yo me visto? —preguntó mostrando su indiferencia porque esto ya era el final y no quería pensar más en ello, queriendo ir a casa de Kara para dormir lo más antes posible.

—Sí —se levantó de la cama y cruzó la puerta para luego volver ya vestida—. He recogido también.

—Gracias.

—Siempre. Siempre a ti —contestó Kara con una sonrisa dulce y Lena le correspondió de la misma manera.

Esta noche podría ser historia, pero mañana ambas se darían cuenta de que esto realmente marcó en la historia.














Deciros que falta un capítulo (que seguramente subiré mañana) y el epílogo. Y que por cierto; el epílogo tardaré en subirlo porque será como un One Shot de estos largos... Muy largo, en realidad 😉. Se explicarán muchas cosas <3. 

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