Capítulo 10
—Lena, estás completamente ida de la cabeza. Es una locura.
—Por favor... —pidió nuevamente con ojos de cachorro.
—Es que todavía estoy... flipando. Ni me estás dando tiempo a procesar toda la información. Jamás me has prestado atención ni hemos llegado a tener tanto contacto salvo por un proyecto o un trabajo grupal y ahora, de repente, me has contado toda tu vida en menos de...
—Tres horas.
—¿Hemos estado aquí tres horas? —preguntó alucinada mirando a su alrededor—. Normal que el camarero me haya puesto esa cara cuando he pedido otro café —murmuró mirando la taza y luego sacudió la cabeza al ver los ojos verdosos—. ¡Qué decir estar aquí! ¡Te he escuchado durante tres horas y una hora y media ha sido sobre Kara! ¡Esa mujer que solo conocía por las competiciones y ahora me sé hasta su fecha de nacimiento! —elevó la voz agitando la cabeza incrédula y Lena suspiró cabizbaja—. Es que solo piénsalo y escúchate: te has acercado a mí con la excusa de hacer un trabajo que no tenemos. Me coges y me dices tonterías hasta llegar a la cafetería y, cuando nos sentamos, me sueltas que eres bisexual. Yo pensé "¿y qué tiene que ver el trabajo inexistente con lo de ser bisexual?". Pero luego cobra sentido cuando me confiesas que te gusta tu mejor amiga y, para que no se dé cuenta porque sabes que no siente nada por ti, te inventas que te enrollaste con una tía en una fiesta. Y no una fiesta cualquiera: la de Olsen. Oh, y tampoco solo eso, sino la chica en cuestión —terminó cogiendo su café y tomó un sorbo para calmarse al ver que la pelinegra se mordía el labio—. Y ahora me pides ayuda para que una farsa se convierta en realidad.
—Sí... —hizo una mueca acercándose a la mesa y miró a sus ojos—. ¿Eso es que me ayudarás? —pidió nuevamente y su compañera de clase exhaló—. Por favor, Andrea... Sabes cómo soy y no podría hacerlo sin ti. Lo siento si recurro a ti como una rastrera, pero eres mi única esperanza.
—Lena, joder, ¿por qué tuviste que señalar a mi mejor amiga? —murmuró la latina apretando los labios y finalmente asintió sacando una sonrisa a la pelinegra—. Está bien, pero por qué sé cómo eres. Debes estar demasiado desesperada como para contármelo todo y pedirme ayuda.
—Gracias...
—No, todavía no me las des porque queda la última parte y te seré sincera; por ser Kara va a ser un poco difícil después de todo lo que ha pasado, por no decir que mi mejor amiga es más hetero que miles de heterosexuales juntas.
.
—Kara —llamó Alex nada más traspasar la puerta de la habitación después de su hermana—. Ahora que estamos aquí... —la rubia se giró y la pelirroja suspiró—. Lo siento, pero no...
—¿Qué quieres decir con eso? —interrumpió Kara al ver su rostro, atónita—. ¿Es que realmente no te alegras por Lena y por mí? ¿Es eso? ¿Y más por mí que soy tu hermana y cada vez coge las cosas al vuelo? —preguntó molesta y gruñó más cuando la pelirroja volteó los ojos—. Vale, sé que hemos tardado en contároslo, pero solo ha sido un par de días porque queríamos nuestro espacio y tiempo. Pensé que estabas feliz al igual que Sam que chilló como una cabra y tú también...
—¡Por Dios! —interrumpió—. ¡Que no es por eso, lenta! —chilló desesperada no aguantando más de que la rubia no lo pillase y ésta frunció el ceño al verla tan alterada—. Claro que estoy feliz por ti. En serio, lo hago. Es más, yo ya esperaba que me lo afirmases estos días después de que me dijiste que lo aclaraste todo con James y me dijiste que nunca pasarías más por esto por un hombre.
—Pero ¿y qué pasa con...?
—Sí, es por Lena —detuvo su pregunta en un suspiro sabiendo a lo que se refería y alzó la mano cuando Kara abrió la boca, sabiendo que iba a protestar—. A ver, me pilló por sorpresa porque jamás lo habría imaginado, aunque fui sincera de que dije que también me alegraba por ella. Así que no es que dijese que es bisexual, sino lo de después...
—¿Qué quieres decir? —preguntó la rubia perdida sin saber lo que estaba pensando su hermana y ésta exhaló para comenzar su explicación.
—Escuché atentamente a tu mejor amiga cuando comenzó a describir y contar su pequeña y corta historia: "es morena, ojos claros y guapa. No hemos hablado nunca, pero iba borracha y me acerqué a ella porque me llamaba la atención. Hablamos un poco y surgió sin más... El resto es historia y ahora no paro de pensar en ella". Al principio pensé: wow, que atrevida y callada se lo tenía como dijo mi novia. Pero lo que me descolocó más es cuando al final rabiaste en broma porque dijiste que ella te señaló quien era y que no la visualizaste muy bien y ella dijo el nombre de la chica nada más Sam se marchó. Es ahí cuando todo se tuerce porque no tiene sentido.
—¿Y eso por qué?
—¿No te das cuenta de que es imposible?
—Pues no, ¿por qué lo sería? —contestó esta vez confundida y ladeó la cabeza al ver como su hermana se levantaba de la cama.
—Esa chica con la que Lena se había enrollado... —titubeó un poco y exhaló—. No estaba en la fiesta, Kara. Es más, jamás iría a una fiesta de James.
—¿Y tú cómo lo sabes?
—¿Acaso no te suena su nombre con esas características y más después de que me la describieras tú más detalladamente de lo que recuerdas andando hacia aquí? —preguntó seriamente y Kara agachó la cabeza, pensativa. Y todo cobró sentido cuando miró a Alex con ojos insistentes—. Es la ex de James.
.
—Gracias por venir, Lucy —Andrea le ofreció asiento, pero la chica frunció el ceño cuando observó a Lena—. Esto va para largo...
Y casi una hora después.
—Estás loca. Ni siquiera me gustan las chicas y odio a Kara con todas mis fuerzas. Quizá no lo sepas, pero ella fue la razón por la que la persona que más quería y yo lo habíamos dejado —gruñó incrédula ante la petición de Lena.
—Eso mismo le dije yo —Andrea añadió para que su mejor amiga no se esmerase en entrar en detalles porque ya se lo había contado ella y la pelinegra agachó la cabeza un poco avergonzada.
Se quedaron en silencio y una ansiedad recorrió por el pecho de la pelinegra. En su imaginación era perfecto, pero la realidad era otra cosa. Después de aquellas palabras sintió el arrepentimiento de haberse expuesto por personas que realmente no conocía, de confiarle en algo tan profundo, pero tenía que intentarlo porque era la única opción y más cuando se trataba de Lucy.
Había pasado dos días casi sin dormir porque había tenido la mala suerte de señalar a la persona que menos debería y sabía que tarde o temprano Kara y sus amigas iban a darse cuenta. Lo único que le alivio es que no se hubiese cruzado con ella, pero ¿hasta cuándo duraría eso y hasta cuando permanecería esa mentira piadosa? Supo entonces que tenía que hacer algo y recurrió a su compañera de clase Andrea para que convenciera a su mejor amiga de que esa historia fuese real, por decirlo de alguna manera.
Intentó no especificar cuando Kara insistió en que contara la historia y no pudo mentir porque, aunque la rubia hubiese dicho que no la había visto bien, sabía que se había fijado en ella y más cuando la buscaba con la mirada por los pasillos, diciendo que no la ubicaba por ningún sitio como si la conociera de toda la vida.
—Pero... lo haré.
—Espera, ¿qué? —preguntaron Andrea y Lena al unísono.
—Sí, lo haré. Te buscaré para hablar las cosas, pero solo afirmaré que nos enrollamos y nada más porque no estoy de acuerdo en flirtear contigo ni crear una historia amorosa. Más que nada porque no me gustan las mujeres y no quiero fingir algo que se ve que es para largo, por no decir que no soportaría ver a tu mejor amiga con esa sonrisa estúpida —suspiró Lucy viendo las caras atónitas de ambas, aunque la pelinegra tensó la mandíbula porque odiaba que criticase a Kara, pero todo estaba en su contra si decía algo—. Así que sí: me pasé por la fiesta porque quería ver a James, pero me ignoró o eso pensé porque ni siquiera me vio. Estábamos borrachas y te correspondí porque yo estaba despechada o triste o algo así al igual que tú. Te buscaré para aclararlo y te destrozaré tu corazoncito para que Kara no sospeche nada —se cruzó de brazos seriamente entre que Andrea fruncía el ceño sin poder creérselo, pero Lena se recostó en su asiento al ver su mirada.
—Tiene un precio —habló la pelinegra nada más vio que Lucy alzo la ceja. Lo supo perfectamente debido a su explicación. Era demasiado obvia lo que quería a cambio.
—Quiero que me ayudes a recuperar a James —descruzó los brazos para apoyar los codos en la mesa—. Quiero que hagas que vea que fue un error dejarme por una tía que encima es lesbiana. Me da igual cómo lo hagas, es tu elección.
—Pero... —Andrea quiso intervenir porque, a parte de que era imposible después de saber que James no iba a engañarla más, no quería ver sufrir a su mejor amiga ni quería que llorase nuevamente por ese imbécil. Miró a la pelinegra con esperanza de que lo entendiera, pero se tensó cuando Lena dijo:
—De acuerdo —aceptó sin pensarlo dos veces, rabiosa por hacerlo porque Lucy era completamente idiota, pero por un fin que justifica los medios: no perder a su mejor amiga.
.
Al día siguiente Kara estaba cruzando por los pasillos en busca de su mejor amiga. Estaba demasiado aturdida. Ni siquiera concilió el sueño de darle tantas vueltas a la conversación que tuvo con su hermana, incluso tuvo que reírse con sorna porque Alex siempre causaba esa sensación en ella: en hacerle pensar tanto que no podía pegar ojo.
Pero ahora necesitaba respuestas. Tenía miles de preguntas en su mente.
Lo primero que pensó era si de verdad Lena se había inventado aquellos sentimientos inexistentes. Lo segundo que quería saber era el motivo o por qué había escogido a Lucy. Luego pensó en que quizá lo hizo por una explicación razonable, pero ella era su mejor amiga y descartó esa posibilidad porque ella cree que no tenía razón para inventarse algo así.
Además, tampoco tenía sentido ya que, aunque no supiera mucho de Lucy, James le contó un poco su relación por encima: nunca había estado con una chica y menos cuando Olsen le dio a entender de que pensaba que seguía tras suya, cosa que cada vez le veía menos sentido.
Quiso pensar que se había confundido de mujer o que se había confundido en expresarse, pero recordó como la señaló con decisión, insistiendo de que era ella y todo era demasiado inequívoco.
Lo último que se dijo y que quiso que fuese cierto fue que Lena finalmente se lo había inventado, pero lo de que era bisexual. Quizá no tenía sentido, pero para ella sí lo tenía. Kara había estado nerviosa y distante, como si hubiera pasado algo malo o fuera la peste después de su cita con James, que estaba hasta entrando en pánico después de todo lo que pasó con Lena y quizá ella lo dijo para apoyarla y ayudarla de nuevo de alguna manera.
Sea lo que fuese no quiso juzgarla antes de tiempo y solo lo sabría si hablaba de ello.
—¡Lena! —chilló al verla al otro lado del pasillo y la pelinegra se giró hacia su el escaparate de los trofeos. Comenzó a caminar y a hablar en voz alta para que la escuchara—. Te he estado buscando. Necesito saber una cosa y...
—Lena.
La rubia cerró la boca cuando la misma Lucy interrumpió apareciendo por la esquina. Se puso al lado de ella mientras Lena guardaba el móvil y Kara finalmente se detuvo a centímetros de ambas al ver a la morena tan cerca de su mejor amiga, dando media vuelta para coger su móvil. Lena asintió para que Lucy continuara, sabiendo de que Kara iba a estar escuchando, que solo estaba disimulando.
—Hola... Quería hablar contigo.
—¿En... en serio? —fingió Lena un balbuceo excelente entre sorprendida y emocionada y Lucy se mordió el labio. Kara no pudo evitar mirar por encima de su hombro y observó como las facciones de ambas cambiaban y no supo realmente que estaba pasando.
—Sí... Es sobre lo que pasó entre nosotras en la fiesta de James... Si te soy sincera, ni siquiera sé por qué acudí. Supongo que echaba de menos que Olsen me invitase y yo que sé. Hemos pasado tanto tiempo juntos y solo pasó una semana desde que lo dejamos... —comenzó con una mueca y la pelinegra asintió levemente—. En fin... Lo que quiero decir es que estaba muy borracha y... Fue un error —se mordió el labio y Lena le lanzó una mirada aturdida—. Solo quería que lo supieras porque me enteré de que también te iban las tías y no quería crear confusiones porque yo soy hetero.
—¿Cómo sabes...?
—Andrea nos vio y lo dejó pasar porque ella es mi mejor amiga y sabía que era una tontería. Además, pasaste por lo mismo que yo: Jack te dejó y con más razón de no darle muchas vueltas. Como dije: estábamos borrachas y estábamos haciendo tonterías que todas pensamos que se quedaría en el olvido. Pero me dijo que últimamente tenía un presentimiento y...
—Por eso ayer me preguntó sobre mi orientación sexual —habló en voz baja y Lucy asintió fingiendo tristeza.
—Sí, ha sido toda una casualidad... —se volvió para que Kara no la viese de ningún modo y la morena le alzó la ceja de manera burlona. Lena cada vez más odiaba a esta chica porque sabía que se refería a ella, pero lo aguantaría tres veces más con tal de que su mejor amiga le creyese—. Claro que no significa que sientas algo por mí; ya ha pasado tiempo y me habría dado cuenta —vaciló sin poder evitarlo y Lena intentó no rodar los ojos—, pero es solo por si acaso y quería aclararlo.
—Oh, claro... Guay... Tienes razón.
—¿Todo bien entonces? —preguntó con una sonrisa y la pelinegra exhaló, asintiendo suavemente—. Bien, me alegro. En fin, solo era eso. Que tengas un buen día —se despidió yendo hacia el otro lado y la pelinegra se volvió a para observar los trofeos, aunque aliviada de que hubiera salido bien y más cuando escuchó la voz preocupada de su mejor amiga.
—¿Lena? —Kara se acercó con cautela y su mejor amiga se volvió cabizbaja.
Inmediatamente la rubia la abrazó sintiéndose culpable de haber puesto en duda su historia y más cuando Lucy claramente le había rechazado. Sin embargo, la pelinegra salió de su escondite al segundo porque tampoco iba a aprovecharse de esto cuando había disfrazado su historia. O así quería llamarlo porque mentir era demasiado para ella, pero insistió de que lo había hecho por no perderla.
—Está bien, Kara... No ha sido el primer rechazo de mi vida y mucho menos el más doloroso —no pudo evitar soltar eso de manera desahogada, sabiendo que Kara no sabría que se refería a ella—. Así mejor. No me ilusiono y tengo vía para olvidarme e ir a por otra persona, aunque sinceramente me preocupa más mis estudios.
—¿Segura que...?
—Estoy bien —repitió dedicándole una sonrisa tranquilizadora al separarse de ella y Kara exhaló.
—Vale... —susurró rodeando su brazo por el cuello y Lena sacudió la cabeza al observar su rostro de cachorro.
—En serio. No estoy mal, tonta —la abrazó por la cintura y agarró su mano caída por su hombro—. Es más, te invito a una pizza para cenar.
—Vale, te creo. Carbohidratos por la noche es exclusivo para celebraciones —se echó a reír recordando las palabras de su mejor amiga—. Y yo acepto encantada porque me comería tres y seguiría igual que siempre.
—Como te envidio por esa parte —bromeó Lena asintiendo hasta que se dirigieron a la salida.
.
Y Lena convenció a Kara de que tenía razón y así evitó perder a su mejor amiga. Pero lo que no logró fue repeler los sentimientos por ella ni descenderlos un poquito, sino que incrementó conforme los días fueron pasando y más cuando estaba encima suya después de lo de Lucy.
Intentó escabullirse, pero aparecía por todas las esquinas por arte de magia. Realmente olvidó de que Kara tenía superpoderes y sabía donde encontrarla en cada momento. La rubia tampoco supo porque se molestaba tanto porque con Jack fue distinto. Claro que se preocupó después de que ese cerdo le había hecho daño, pero no a tal extremo como ahora y mira que solo era un rechazo tonto.
La pelinegra ni siquiera tuvo la oportunidad de distraerse cuando intentó que James regresara con Lucy como había prometido. Solo consiguió que se volvieran a besar, pero Olsen, a pesar de que agradecía su cariño, fue sincero ante todo y no iba a engañarla más.
Aunque Lena había puesto a Kara de lesbiana para arriba, el chico no cambió de parecer. Pero no por Kara; insistió de que eso era otra cosa aparte, sino porque no sentía nada por su ex y Lucy finalmente se dio por vencida porque no iba a morir por él, no iba a malgastar más tiempo, dándose la oportunidad de ser feliz.
Sin embargo, al principio claramente no le fue muy bien a la morena como sospechó la latina porque una cosa era decirlo y otra hacerlo y eso le afectó a Andrea porque quien se ocupaba ahora de su tristeza era ella. Por eso quería evitarlo a toda costa.
Y Kara... se volvía más cariñosa, más atenta, más adorable que hizo que la pelinegra tuviera que salir con excusas. Sobre todo lo hacía más cuando Alex o Sam se ponían a hablar sobre otras chicas, otras que pasaban por su lado y la rubia lanzaba una mirada interesada porque no solo aumentaba esos sentimientos amorosos y cariñosos, ese afecto y esos mariposeos y aleteos de corazón de manera agradable, sino también el dolor. Eso si que no lo podía soportar.
Pero cuando más se vino abajo fue el día de San Valentín y no solo por Kara.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro