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»This is chapter number twenty-nine (2/2)

Día 8

Después de aquella ronda de sexo, ambos habían caído muertos por el cansancio. Nico jadeaba un poco más rápido que Will, quien se encontraba encima del Omega.

—¿Estás bien?—preguntó sin aliento.

—S-sí... ¿y tú?

—Igual... pero tengo mucho sueño...—Nico ya no le contestó puesto a que se había quedado dormido, y el rubio aprovechó para ir al baño y tomar algunas toallitas húmedas para limpiar un poco el cuerpo de su novio. Al volver encontró la enternecedora imagen del Omega durmiendo con la cobija enrollada entre las piernas y brazos.

Tan tierno, pensó Will. Se acercó más a la cama, quitó toda la lencería y empezó a frotar la nívea piel de su novio con suavidad. Mirar a Nico existir le daba muchísima alegría. Una vez que terminó de limpiar al italiano, tomó su ropa interior del piso y se la puso. Tomó su celular y le marcó a su madre.

—¿Qué pasó, hijo?

—Pues... ya estoy con Nico.

—Ahh, de acuerdo, pues... si necesitan algo, pueden llamarnos, ¿okey?

—Gracias mamá.

—No hay de qué, pero, bueno, ya. Duérmete ahora mismo, Wilbur.

—Sí señora.— dijo mientras sonreía.—Te amo.

—Yo más.—Se recostó al lado de Nico. Este se removió un poco para darle espacio al Alpha, quien a pesar de eso, se pegó lo más posible a su novio, cayendo dormido casi al instante.

Iban a ser días bastante cansados.

Por la mañana, Nico se levantó entre los fornidos brazos de Will, aspirando y probablemente absorbiendo toda la esencia del Alpha. Este dormía semidesnudo a su lado, sólo con un pequeño bóxer que ocultaba al pequeño Will.

Empezó a moverse poco a poco, tratando de no despertar al rubio. Él creyó que tal vez después de dos rondas de sexo tan duro, estaría muy adolorido, pero la verdad es que se encontraba de maravilla. Cuando se puso de pie, sintió frío, y se sonrojó al ver que estaba totalmente desnudo. Buscó en el suelo y encontró la playera de Will, y con sigilo se la puso. Tenía que ir al baño a tomar una ducha.

—¿A dónde vas?—preguntó Will.

—Al baño...

—Ayer te limpié un poco.—dijo Will mientras ocultaba su cara de cualquier tipo de luz, ayudándose de una almohada.

—¿De verdad?

—Si.— Will quitó la almohada de su cara y miró a su novio con los ojos entrecerrados y sonrió.—Ven.

Nico caminó a la cama, decidido a volver a acurrucarse con su novio. Cuando volvió a estar en sus brazos, empezó a ronronear y dar pequeños gemidos para llamar un poco más la atención del rubio.

—¿Pasa algo?

—Te amo.— dijo Nico, mientras dejaba pequeñas lamidas en los pectorales del Alpha.

Will rio bajito.—¡Ey, me haces cosquillas!—dijo besando la coronilla de su novio.—Yo también te amo.—tomó la barbilla de su novio y alzó su rostro, robándole un beso corto y rápido.

Nico decidió en seguir el beso, no de manera salvaje, más bien de una manera delicada. Las manos del pelinegro se pasearon desde el pecho del rubio, hasta su abdomen, su trasero, fuera a donde fuera, encontraba oro.

—¿Te gusta lo que hay?—preguntó sonriendo contra los labios del Omega.

—Mucho,— dijo Nico mientras lamía el labio inferior del rubio.—mucho, mucho, mucho, me gusta mucho... me gustas mucho.

—Igual tú, Nico, me encantas.—dijo mientras metía la mano debajo de la camisa del Omega, gozando del tacto.

Ahora los dos estaban totalmente excitados, las manos de ambos iban y venían de manera frenética, agarraban, arañaban y por parte de Will hubieron pequeñas nalgadas. El bóxer del Alpha estaba hecho a un lado, dejando el pene de Will libre, y con bastante cuidado retiró la piel del prepucio para dejar la cabeza del miembro libre y liberando líquido pre seminal.

—¿Quieres hacerlo?—preguntó Nico jadeando.

—Sí.—gruñó. —¿Tú?

—Sí.—y apenas dicho eso, Will con brutal agilidad se colocó encima de él, mientras que Nico levantaba su playera, dejando al aire sus pezones. Apenas se dio cuenta de lo que iba a suceder, se giró y alargó su brazo hacía su buró y sacó dos cosas, un pequeño paquete de aluminio y un collar que puso en su cuello; este era casi una gargantilla, pero un poco más gruesa y firme, perfecta para evitar mordeduras. No es como que no la quisiera, sólo que aún no. Una vez que se lo puso, vio que Will lo miraba con una lujuria impresionante mientras se masturbaba.

—Listo.—murmuró Nico mientras miraba a Will sonriendo.—¿En dónde estábamos?

—En esto.—dijo Will tocando suavemente a Nico en el abdomen, con el pecho al descubierto, pezones palpitando de la excitación, no de su habitual tono rosa claro, ahora era una especie de rosa más fuerte. Sin esperar invitación alguna, dio un lenguetazo en uno y luego en el otro. Después decidió concentrarse en uno, mordiéndolo y estimulándolo de aquella manera que enloquecía a Nico.

—Ahh... ¡sí... más, más Will! — decía Nico mientras trataba de buscar más tacto con el cuerpo del Alpha. Él estaba totalmente inmerso en los pezones del Omega. Tenía pensamientos muy pecaminosos que lo harían sonrojar.

—Nico...—gemía Will mientras mordía el otro pezón del Omega. —Q-quiero meterla...

—Sí... ¡sí, por favor, sí!—gemía extasiado Nico, como si la mera idea de que Will volviera a estar dentro suyo fuera más satisfactorio que nada.

Will tomó el condón y lo abrió, para después ponérselo, listo para introducirse en su novio. Cuando el miembro de este empezó a hacer presión sobre la entrada del Omega, este empezó a sentirse más y más feliz, tanto que sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—¿Estás bien?

—Si, es sólo que... ¡mételo ya!—gimió Nico, sin poder esperar a que Will lo tomara de nuevo. Una buena manera de empezar el día, pensaron. El rubio empezó a adentrarse lentamente en Nico, pero cuando la cabeza de su miembro se vio envuelta en el cálido interior del pelinegro, gruñó, y juntó sus frentes. Poco a poco empezó a ir más y más profundo. Cuando su pubis chocó contra las nalgas de Nico, ambos gimieron aliviados.

—¡Ahhhh... tan profundo!—Nico de verdad estaba teniendo su Celo. El normalmente se sentía bien cuando tenían relaciones, pero nunca lo decía de manera tan explícita porque le daba vergüenza.

—¿Te gusta?

—Sí, sí, me encanta, sí.—gemía Nico mientras enrollaba las piernas alrededor de la cadera de Will, obligándolo a moverse.

—¿Quieres que me mueva?

—Sí, por Dios, sí.— Eso fue todo lo que Will necesitó para empezar a moverse de manera un poco lenta pero profunda, sacándole pequeños y maravillosos gemidos a su compañero, pero al mismo tiempo gimoteaba, no era suficiente para él, era más que evidente que quería más.—¡Más rápido por favor!

—Sí, mi amor.— y fue ahí cuando el autocontrol del Alpha voló y se fue a la puta. Empezó a embestir rápidamente contra Nico, haciendo que la voz de este temblara un poco, todo su cuerpo estaba estremeciéndose por el placer. Ninguno de los dos quería parar, necesitaban más tacto, más potencia. El vaivén de las caderas del rubio hacían que el moreno perdiera la cabeza lentamente. Urgía más, necesitaba más.

—Will... más... necesito más.—gemía mientras sentía como su interior era explorado y probado por el miembro de Will.

—No puedo ir tan rápido... te puedo lastimar...

—Te he dicho que no te preocupes por eso...—gimió Nico mientras trataba de dejar un chupetón en el cuello de su novio.

—Pero... oh dioses, haz eso de nuevo... sí... así... no puedo no preocuparme...—La respiración de Will era desaforada, casi salvaje. Estaba poco a poco cediendo ante las feromonas liberadas por el menor. Poco a poco fue dándole a Nico lo que quería. ¿Quería duro? Va a darle duro. Apoyándose de manera casi violenta, logró encontrar una postura en la cual tuviera un punto estable para empezar a embestir. Al principio fueron cortas, tratando de acostumbrarse a cuan profundo estaba llegando. Nico no esperaba que Will volviera a arremeter contra él con tanta fuerza, la suficiente como para voltear sus ojos.

—¡Así, sí, así Will!—las manos del rubio se aferraban a las caderas del menor,  sus respiraciones eran irregulares.

—Nico...—gruñó Wil.—Creo que me voy a venir...—gimió Will mientras apresuraba más el movimiento de sus caderas. Movimientos frenéticos y casi violentos arremetían contra Nico, quien no podía dejar de gemir y lloriquear. Will que decidió dejar los labios del menor en paz para ir a atacar los sensibles pezones del Omega, buscando llevarlo al orgasmo, y no fue hazaña de mucho esfuerzo, puesto a que el Celo estaba jugando a favor de Will.

Con un fuerte gemido Nico se vino, y poco después él también lo hizo. Will se desplomó contra el pecho de su compañero, deleitándose por cómo se movía agitado. Nico trató de controlar más su respiración, lográndolo a medias. Empezó a tocar el cabello de su novio, enrollándolo en sus dedos, jalando de juguetonamente.

—¿Cómo te sientes?

—Feliz... ¿y tu?—preguntó Nico mirando el cabello de su novio.

—Bien... bien... que buena manera de empezar el día...—dijo Will mientras tomaba la mano de Nico.—Aunque realmente... no creo hacerlo de nuevo...

Nico contuvo la respiración.

—¿Por qué?—su voz sonaba tan triste.

—Creo que se me bajó la presión. —dijo Will riendo mientras acariciaba la piel de Nico con su nariz.—Primero deberíamos desayunar, antes de hacer tremendo ejercicio de cardio.

Nico volvió a respirar.

—Sí... creo que tienes razón.—dijo mientras acariciaba el cabello de su novio. Su estómago estaba rugiendo.—No me quiero levantar aún.

—Está bien.—dijo Will sonriendo.—Si quieres, te puedo traer el desayuno a la cama.

—Uyy, eres un romántico.—Nico sonrió un poco, pero cerró los ojos.

—¿Ese es un sí o un no?

—Sí, está bien.—el italiano quería meterse a bañar. Como lo había hecho apenas levantarse, tal vez podía tener lapsos más tranquilos. Lo cual sería bueno.—Me voy a ir a bañar.

—Está bien, ¿qué quieres desayunar?—preguntó el rubio, aún sin alejarse de Nico.—¿Fruta? ¿Algo salado?

—Lo que tu quieras, realmente no tengo una preferencia.

Will con cierta pereza sujetó a Nico por la cintura y se dio la vuelta, poniendo a su novio sobre su pecho, sin salir de él.

—Te amo.—dijo Nico jugando con los vellos del pecho del Alfa.—Te amo mucho.

—Yo más, hermoso.—dijo mientras salía de Nico. —¿De verdad te sientes bien?

—Me siento... calmado... lo cual es bueno.—dijo mientras empezaba a tocar suavemente la aréola del pezón del Alfa, cerrando los ojos.

Will empezó a hacer círculos en su espalda, sonriendo mientras se le erizaba la piel. Estar cerca del cuerpo de Nico le causaban escalofríos por todo el cuerpo. Se sentía casi electrificado, pero sabía que eso era posiblemente era por el Celo de Nico.

—No me quiero levantar.—dijo mientras volvía a sujetar al pelinegro por la cintura.

—¿Dormimos un rato más?

—Me parece una maravillosa idea.—dijo mientras se acurrucaban muy juntitos.

En los sueños de Will, normalmente pasaban dos cosas, ya sea bien cosas muy raras, casi llegando a la comedia, o recordaba cosas de cuando vivió en Florida.

Está vez estaba en uno de los sueños que esperaba tener cuando estaba solo. Nico y él estaban teniendo sexo, a un paso casi frenético, el Omega gemía de placer, o al menos eso parecía. Como estaban haciéndolo desde atrás, Will solamente veía la sensual espalda de Nico. Este estiraba la mano, tratando de alcanzar la pelvis de su novio, como si quisiera alejarlo un poco.

—Will... ya... p-por... por favor...—gemía mientras seguía tratando de empujarlo.

Will conocía esa sensación, esa sensación de fuego, esa sensación de mil voltios electrificando todo su cuerpo. Conocía esa necesidad frenética de querer correrse, de querer morder, arañar.

Estaba en Celo.

Una vez que estuvo a punto de venirse dentro de Nico, introdujo la base de su miembro, esperando a anudar dentro de su novio. Cuando lo hizo, Nico soltó un fuerte grito a la par que el Nudo de Will empezaba a inflamarse y a llenar el interior del Omega.

Pasaron los minutos hasta que el Nudo del Alfa empezó a bajar, hasta que pudo sacarlo y cuando hizo esto, vio que junto a grandes cantidades de semen, había también un poco de sangre.

—Nico, ¿estás bien?—el Omega no contestó, estaba inconsciente. Will volteó el delgado e inerte cuerpo de su novio, tratando de despertarlo. No hubo éxito. Sintió como las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos cuando vio la sangre saliendo de la entrada de su novio.

¿Lastimando de nuevo a tus parejas, Will?—dijo una voz familiar, y ahí, al lado de su lecho, estaba su ex. Ese beta de cabello castaño y ojos azules, mirándolo con los ojos muy abiertos.—¿Qué no aprendiste nada?

—Cállate.—dijo Will casi ahogándose con sus lágrimas.—¡Largo, por favor, vete!

No puedo, yo también estoy herido, ¿no lo ves?—abrió un poco las piernas y le mostró como de su pierna escurría un chorrito de sangre. —Con suerte me puedo mantener de pie, Will, ayúdame, ¿es que ya no me amas?

—¿Después de todo lo que pasó? —escupió Will mirándolo con los ojos entrecerrados.—¿Después de cómo me trataste? ¿Después de todo lo que te hice?

Yo aún te amo, Will. Y tú mejor que nadie, sabes que soy difícil de olvidar.—dijo mientras, temblando, se empezó a inclinar hacia la cama. Tomó la mano de Will y la puso sobre su pecho.—¿No recuerdas cómo amabas mi cuerpo?

—Amé muchas cosas de tí, pero la mayoría fueron una ilusión. —dijo Will apartando su mano.

¿Por eso me lastimaste? ¿Por no ser más que una bonita ilusión?

—¡NO!—lloró Will.—¡Nunca quise herirte!

Will...—empezó a gemir el Beta.

—Para.

Will...

—No...

—¿Will?—el rubio abrió los ojos, solo para ver a su hermosa alma gemela, mirándolo algo preocupado.—¿Estás bien?

Will sentía como el sudor frío corría por su frente, sentía la garganta seca. Miró a Nico, este seguía desnudo y aún usaba aquel bonito collar.

—¿Te sientes bien?—preguntó rápidamente el Alfa, tomando la cara de Nico entre sus manos.—¿No te duele nada?

Nico sonrió confundido.

—No... no, amore mio, estoy bien... ¿y tu?

—Sí... estoy bien.—dijo Will mientras se sentaba, imitando a su novio.—Dioses... ¿qué hora es?

—Casi las 11:00... ¿de verdad estás bien?

—Sí, no te preocupes, todo está bien.—dijo mientras se revolvía el cabello. —Ahora me imagino que si tienes hambre, ¿no?

—Mmm... sí, un poco...—Nico seguía mirando preocupado a su compañero, sonriendo de lado.—¿Quieres que yo prepare el desayuno?

—Nah, no es necesario.—dijo mientras se estiraba y se ponía de pie.—¿Quieres algo específico para desayunar?

—No, puedes preparar lo que quieras. —dijo mientras copiaba a su novio, sonrió. Ambos estaban desnudos.

—Bueno... ven conmigo, no creo que tenga mucho sentido que te demores mucho tiempo bañandote, ya sabes, no sabemos cuando va a iniciar tu siguiente Ola de Celo...

—Cierto...—dijo Nico, mirando a Will.—¿De verdad estás bien?

Will sonrió.

—Sí, no te preocupes.—dijo mientras recogía una playera del suelo.—Ten.

—Gracias.—dijo aceptando la playera, se la puso y sonrió. Ambos se pusieron unos bóxers.—¿Vamos?

Will asintió con la cabeza y le tendió la mano a su novio, saliendo de la habitación para bajar a la cocina. Una vez en la planta baja, el rubio fue a la cocina a empezar a picar un poco de fruta, procurando alimentar primero a su novio.

—Sabes, soñé que estábamos casados.—dijo Nico sonriendo con un leve rubor en sus mejillas.

—¿Ah, sí?

—Sip...—dijo mientras jugaba con sus dedos.—Y teníamos una casa enorme, y también teníamos dos perros que parecían lobos, y tres hijos.

—No perdimos el tiempo, ¿no?—dijo Will mientras miraba hacia arriba.—¿Cómo eran nuestros hijos?

—Eran idénticos a ti.—empezó a relatar mientras le robaba un pedazo de sandía.—Tenían ojos azules enormes y como estaban pequeños, tenían el cabello muy claro, y tenían pequeños rizos, y eran muy hermosos.

—Algún día, diAngelo, algún día.—agarró un tazón en donde dejar la fruta y se lo pasó. Nico le sonrió y empezó a comer. —¿Quieres algo más?

—Sí...

—¿Qué es?

—Quiero un abrazo.—dijo mientras miraba a Will con los ojos de foca bebé.— ¿Por favor?

Will se rio bajito, rodeó la isla de la cocina y fue a su novio, rodeándolo por detrás, escondiendo su cara en el cuello del italiano.

—Te siento algo triste...—comentó el italiano, poniendo las manos en los brazos del rubio.—Y cuando estábamos dormidos estabas jadeando... hasta lloraste.

—¿De verdad?—Nico asintió con la cabeza. —Vaya...

—Sí...—dijo Nico tocó la cabeza de Will.—Si hay algo que te incomode, sabes que puedes decirme, ¿verdad?

—Lo sé.

—Y también sabes que no te voy a forzar a contarme nada... pero me preocupa verte así, sin saber qué hacer.

—Creo que yo sí podría necesitar ese abrazo, ¿sabes?

Nico se bajó de la silla para encarar a Will y abrazarlo. Las feromonas de este ya no estaban en su apogeo, pero aún había un tenue rastro de su aroma. El Omega se alejó un poco de Will y volvió a subirse a la silla, esperando quedar de la misma altura que el rubio. Este lo miraba maravillado, rogándose no lastimar a este hermoso ser. Nico lo esperaba de brazos abiertos, y como si fuera un niño pequeño, se acurrucó.

Tener a Will así, hacía que algo en Nico se tensara, puesto a que no sabía qué le pasaba a su novio. Will lo había ayudado mucho en todo lo que llevaban conociéndose, y saber que algo molestaba a su novio ahora, en su parte, era su momento para brillar como Patricio estrella.

—Si hay algo, lo que sea que pueda hacer para ayudarte,—empezó a decir Nico.—haré todo lo que me sea posible, ¿okey?

—Lo sé, bebé, pero... no creo que decírtelo ahora sirva de algo. —dijo sonriendo de manera triste.—Pero te lo contaré, te lo juro.

—Esta bien.—dijo mientras comenzaba a masajear el cuero cabelludo de su novio.

Se quedaron un rato así, simplemente gozando del tacto ajeno, el calor de su compañero era algo embriagador. Poco a poco empezaron a acercarse más, deseosos de más tacto, deseosos de estar más juntos.

—Will...—dijo Nico mientras olfateaba su cuello.—Creo que va a iniciar de nuevo...

—Pero no ha pasado mucho tiempo desde la anterior Ola.

—A veces el Celo no siempre sigue lo que se estima de esto...—dijo mientras empezaba a respirar un poco más agitado.—Pero aún es soportable.

—¿No te duele?—preguntó mientras miraba a su novio con una mirada algo preocupada.

—Nono, no te preocupes.—dijo mientras dejaba un beso en la frente de su novio. —Yo te voy a avisar cuando ya no pueda más... pero si no te sientes dispuesto a hacerlo, siempre tengo mis juguetes, así que no te preocupes. —dijo con una sonrisa muy sincera.

Will tomó a su novio por los muslos y lo alzó, poniéndolo sobre la isla de la cocina, moviendo un poco el tazón con sandía para no llegar a causar desastres.

—De verdad, mi amor, está bien.—dijo el rubio mientras tocaba los muslos del Omega, gozando del poco pelo que tenían sus piernas, como una pelusa.—Tu me ayudaste con mi Celo, sabiendo los riesgos, así que yo quiero ayudarte.

—Pero... no era enteramente para ayudarte.—dijo Nico mirando hacia otro lado.—También quería yo hacerlo... o sea... quería estar contigo para ayudarte y... para...

Will rio, una risa ronca y casi aterciopelada.

—Ya veo, ya veo, querías estar conmigo para "sufrir" los gajes del Celo, ¿no es así?

Nico lo encaró, con una sonrisa burlona.

—Sí, sí, la verdad es que sí.—dijo jalando a Will por la nuca para juntar sus labios. El beso empezó lento. Los labios del italiano estaban suaves, y posiblemente después de una larga sesión de besos, estos van a estar completamente hinchados y rojos. Nico fue el que se separó primero, con un plop húmedo.—Nono, aún no. Tenemos que comer cuando podamos.

Will sonrió y besó rápidamente a Nico en los labios.

—Bueno, termina de comer tu sandía.—dijo Will ayudándolo a bajar de la isla y volviéndolo a sentar en la silla. —Voy a preparar un poco de pan tostado, ¿quieres?

—Sisi, tenemos un poco de mermelada de fresa hecha en casa.—comentó Nico llevándose a la boca un pedazo bastante grande de sandía. —Creo que también tenemos mermelada de frutos rojos.

—Ohhh, ¿tu mamá sabe hacer mermelada?

—No, quien las hace es Hazel, desde que llegó tenemos mermelada casera, y es deliciosa.—dijo Nico, terminando su sandía.—¿Quieres café?

—Ohh, sí, definitivamente quiero.—dijo mientras sonreía como un niño pequeño.

—Bueno, al fin puedo hacer algo.—dijo divertido el Omega mientras sonreía.—¿Me puedes bajar de aquí?

Will rodó los ojos y sonrió. Fue a su novio como si fuera un bebé y lo bajó de la silla. Pero la verdad, todo era un sucio truco de Nico para abrazar a su novio mientras le daba un beso en la mejilla.

—Gracias.—dijo mientras se soltaba, yendo a preparar el café.

Ahora la pareja estaba preparando el desayuno, mientras Will esperaba a que el pan terminara de tostarse, el italiano preparaba el café. No estaban conversando, solo estaba el silencio y la sensación de compañía, el olor de ambos y el aroma del café.

—¿Qué mermelada quieres?

—Fresa.

—Ok... ¿cuántas rebanadas de pan?

—Dos, por favor.—dijo mientras tomaba las tazas. —¿Cómo lo quieres?

—Con poquita leche y una cucharada de azúcar.—dijo Will untando mermelada en las rebanadas de Nico. El pelinegro estaba terminando de servir el café del Alfa, tarareando una canción. Una vez que acabó con el café del rubio, empezó a servir el suyo.

Will sonrió analizando la imagen de manera panorámica, reconociendo que le encantaba estar así con alguien que amaba. Con sus padres era bastante raro que escenas así sucedieran, dado a que ambos tenían mucho trabajo, en especial su padre, a veces con su madre podía darse estas situaciones, pero igualmente eran muy raras. Y Will realmente adoraba este tipo de cosas, deseaba que pudiera vivir cosas así a diario.

Sintió unos brazos rodeando su cintura.

—¿Sabías que te amo?—dijo Nico mientras tomaba las manos de Will.

—Mmm... no, no lo sabía, ¿me lo podrías decir de nuevo?

—Claro que sí. Te amo. Te amo mucho.

—¿No importa qué?

—No importa qué.—dijo mientras apretaba el agarre en la cintura de su novio.

—Ay, Dioses.—dijo Nico mientras arqueaba un poco la espalda.

—¿Te duele?

—Poquito. Casi nada.

—Bueno, terminemos de desayunar.—dijo Will tomando las manos del Omega, dando la vuelta y dejar un beso en sus labios.—¿Tienes mantequilla?

—Sip.—dijo Nico agarrando su plato con el resto de su desayuno.—Ven conmigo.—Nico le dio una suave nalgada al Alfa y fue de vuelta a la isla. Empezó a comer antes que Will, no quería ser maleducado, pero sabía que si no comía ahora, posiblemente no tendría oportunidad de comer en mucho tiempo, y él sabía lo que era pasar un Celo con hambre.

—Vaya, sí que tenías hambre.—dijo Will revolviendo su cabello.

—Tengo que comer lo más que pueda antes de la siguiente Ola.—dijo mientras comía otro bocado.—Creo que entiendes, ¿no?

—Claro...—dijo Will comiendo su propio desayuno.—Un día pasé casi un día entero sin poder comer.

—Ohh, me ha pasado, hubo una vez que bajé casi dos kilos.—dijo mientras miraba a Will.—Fue horrible.

—Me imagino.—dijo Will mientras limpiaba un poco de mermelada de los labios de su novio. —Mmmm, la mermelada está deliciosa.

—¡Te dije!—dijo mientras apartaba un poco su plato de Will.—Si quieres más, ahí hay, no me robes.

Will rio. Una vez terminado el desayuno, ambos subieron y se lavaron los dientes, volviendo al cuarto, realmente pensando si querían bañarse o no. Mientras tanto, Will pensaba en una manera ninja de comprobar que no apestaba. Dentro de Nico, el dolor empezó a hacerse más y más agudo. Miraba el miembro de su novio, que yacía dormido debajo del bóxer.

—...co... ¿Nico, estás bien?

Salió de su ensoñación de golpe y miró a Will con una sonrisa torpe en sus labios.

—¿Estás bien?—continuó el rubio.

—¿Puedo probar algo?

—¿Qué?

—Ya verás... ¿puedo?

Will asintió mientras miraba de nuevo al televisor. Ambos estaban sentados en la cama, recargados contra la pared, viendo documentales sobre animales. El rubio se había negado a ponerse una playera, dejando su abdomen de Dios al aire. Tenía sus grandes brazos cruzados.

—¿Podrías alzar los brazos?—preguntó Nico sonrojándose.

Will obedeció. Teniéndolo así, Nico se puso de rodillas y luego gateó hacia el bóxer de su novio, y con cuidado se puso a horcajadas sobre las rodillas de Will, dándole la espalda a la televisión. Empezó a acariciar de manera cariñosa el bulto dormido de su novio.

Will se sonrojó.

Una vez que Nico empezó a notar cómo empezaba a ponerse dura, con cuidado bajó el bóxer, viendo a ese pequeño titán medio despierto. Empezó a acariciarlo con la suavidad, sonriendo victorioso por cómo Will batallaba por seguir mirando el televisor.

—¿Puedo meterlo en mi boca?—preguntó Nico, ahora tomándolo con su mano completa, sin poder rodearlo completamente. —¿Por favor?

—Sí, Nico, sí.—dijo gruñendo.—Por favor.

—Gracias.—canturreó mientras llevaba su boca al miembro de Will, primero moviendo el prepucio hacia atrás, dejando la glande descubierta, dándole un beso. Will gruñó, los labios de Nico estaban caliente.

Empezó a lamer el cuerpo del pene, degustando el sabor de la piel, pero aparte de solo concentrarse en él, también empezó a tocar el abdomen de su novio, jugando un poco con el vello de su pecho.

Comenzó a introducir el miembro del rubio en su boca, rogando por hacerlo bien. Lo lamió como si fuera una paleta, desde la punta hasta la base, donde se empezaba a inflamar el Nudo, pero aún no estaba en su máximo tamaño. Si bien no era su primera vez, Will seguía sintiéndose algo preocupado, por si en algún punto todo llegaba a ser mucho para Nico.

—Si no quieres hacerlo, puedes parar.—dijo Will, acariciando la cabeza de su novio.—Y yo lo puedo hacer por ti.

Nico sacó el miembro de Will de su boca, sonriendo con un hilo de saliva entre los dos.

—Esa es una buena idea.—murmuró con una voz tierna. Se quitó de encima del rubio, nada más para lograr una pose que Nico secretamente siempre quiso hacer. Después de varias patadas más, al fin lo consiguió. Su trasero estaba apuntando a la cara del rubio, mientras que él seguía besando su pene.

Estaba a punto de hacerlo.

—Wow, te has puesto más duro.—murmuró Nico besando el cuerpo del pene.

—¿Por qué crees?—dijo Will, quitándole el bóxer. Ver las nalgas de Nico tan de cerca era un deleite para los ojos. Separó las nalgas del Omega, dándole un beso en los muslos, Nico tembló. El Alfa sonrió mientras pasaba sus dedos por la cavidad del Omega, empapando sus dedos con ese lubricante natural, para después lamerlo. Poco a poco, fue acercando su lengua a la entrada del Omega, lamiendo desde el perineo hasta el ano, donde empezó a tratar de meter la lengua.

Nico pegó un saltó al sentir al intruso dentro de él. Sabía que no podía quedarse atrás, así que él también empezó a lamer miembro de Will, forzándose a meterlo al menos hasta la mitad, donde ya sentía que tocaba muy profundo dentro de su garganta. Lo sacó rápidamente acompañado de una arcada, pero sin importarle nada, volvió a meterlo.

Los sonidos de la saliva eran demasiado eróticos como para no tener una reacción tan obvia.

Will veía de reojo como el pene de Nico estaba temblando, así que sin dudarlo, lo tomó y empezó a masturbarlo, poco a poco llevándolo al orgasmo. Cuando esto sucedió, el italiano tuvo que sacar el miembro del rubio de su boca, arqueando la espalda, teniendo leves espasmos.

—¿Estás bien?—preguntó el Alfa, sonriendo al ver el esperma del pelinegro en su pecho.

Nico procuraba no desplomarse sobre Will, pero todo le temblaba.

—Sí...—dijo tembloroso.—Todo bien... pero... aún no te has venido...

—¿P-podrías continuar...?—preguntó Will avergonzado. El Omega movió un poco su trasero.

—¿No quieres meterlo...?

—Tengo una mejor idea.—dijo Will, tomando al Omega por la cadera, quitándolo de encima de él, dejándolo tumbado boca arriba, aún con la respiración irregular.—¿Cómo te sientes?

—Q-quiero más...—dijo mientras cubría su boca con el dorso de su mano.

El Alfa supo lo que tenía que hacer, así que con cuidado se puso encima del italiano, tanteando su cuerpo, sintiendo los delgados brazos de Nico, que ahora tenían una decente cantidad de músculo. Se maravilló al ver que sus antes delgados pectorales, ahora se sentía un poco más tonificados, cosa que solo mejoraba lo inmejorable.

—Te voy a ayudar.—dijo sonriendo, mientras tomaba el miembro del Omega, este dio un respingo.

—W-Will...—jadeó.—N-no es necesario.

—Shhh... sí lo es.—dijo dejando un rápido y tierno beso en los labios.

—Me acabo de venir...—gimió Nico. Los labios de Will dejaron los suyos y emprendieron un camino por sus mejillas hasta su cuello, donde empezó a dejar varios besos húmedos. La lengua del rubio acariciaba su cuello de una manera delicada pero sin dejar de ser sensual, poco a poco empezó a bajar hasta su pecho, maravillado por el sabor de la piel de Nico. Siguió bajando hasta llegar al abdomen, donde repartió más y más besos. El Omega cerraba los ojos y cubría su boca con el dorso de la mano, mientras que con la otra tocaba la cabeza del Alfa, enredando sus dedos en esa mata de cabello rubio. Poco a poco Will descendió hasta el miembro de Nico, que volvía a estar erecto.

—No te preocupes.—dijo alzando la mirada para ver a Nico, quien estaba muy excitado.

—Pero... No te he hecho sentir bien...

—Me siento bien haciéndote sentir bien. —tomó el miembro de Nico y sin pensarlo dos veces lo llevó a su boca, metiéndolo rápidamente. Algo bueno de que su pareja tuviera un miembro acorde a su tamaño, era que no costaba tanto hacerle este tipo de trabajitos. Will por un momento agradeció que Nico no fuera tan grande como él. No creía tener las mismas capacidades de su novio para lograr engullir algo de ese porte sin ahogarse o vomitar en el proceso.

Nico empezó a gemir sin control. La boca de Will estaba caliente y la lengua de este acariciaba su miembro en una danza húmeda y perfectamente rítmica. Y aunque el rubio había empezado hace poco, se sentía tan cerca de venirse que veía borroso, sus piernas se sentían de gelatina y no podía formar palabras coherentes.

Las manos de Will estaban sujetando las nalgas de Nico, estrujándolas, acariciándolas; sacó de su boca el miembro de su novio y miró lo que sus manos habían hecho: las antes perfectamente blancas nalgas de Nico ahora estaban de un tierno color rojizo, dónde podía ver perfectamente la forma de sus manos.

—Wow.—dijo Will rozando con la yema de los dedos aquellas marcas.

—¿Qué pasó?

—Creo que si pasó mi celular por tus nalgas, se puede desbloquear.—dijo Will besando las marcas. —Dios, amo esto.

—¿Desbloquear tu celular con mis nalgas?

—Eso sería maravilloso, pero no. Te amo, amo estar así contigo,—volvió a besar las nalgas del pelinegro.—amo tu aroma, amo tu cuerpo, amo tus ojos, amo todo de ti.

Las mejillas de Nico se encendieron en carmesí. No sabía si es que ambos estaban muy excitados, o si la excitación que le producía el Celo estaban influyendo en cómo sentían las palabras del rubio.

—Yo también te amo, Will.—dijo mientras se enderezaba apoyándose con los codos, el rubio volvió a subir, y se volvieron a besar, los brazos de Nico abrazando más cerca a Will, mientras que los suyos apretaban la cintura del menor. Ambos estaban tan calientes, que solo un pequeño gemido sonaba más como un gruñido, Nico estiró la mano y tomó toda una fila de condones.

—¿Tantos?—preguntó Will contra los labios del menor, sólo abriendo un ojo para ver de reojo lo que hacía.

—N-no puedo romperlos.—dijo Nico volviendo a abrazar a Will, y detrás de él escuchó cómo rompía el aluminio. —Listo.—dijo mostrándole el preservativo.

Will ya estaba retirando las manos de la cintura de Nico para tomar el condón, pero Nico lo sorprendió cuando se impulsó para un lado, haciéndolos rodar. Ahora Will estaba abajo de Nico, quien se alzaba ante él como un ángel. Vio como abría el paquetito con algo de experticia y sacaba el preservativo, colocándolo entre sus labios.

—¿Qué vas a?... ahhh—gimió Will cuando con extremo lujo de detalle vio cómo Nico le ponía el condón con la boca, claro sin lograrlo todo, solo poco más abajo de la mitad, de ahí se ayudó con las manos. Sacó el miembro de Will de su boca con un húmedo gak, que hizo a Will estremecerse.

—Voy a hacerlo ahora yo.—dijo Nico posicionándose encima del miembro de Will, torciendo un poco la espalda para agarrar el miembro del rubio y empezar a dar pequeños golpes con él en su entrada.

Will estaba impactado por lo atrevido que estaba siendo su novio, aunque claro que le encantaba. No sabía que aparte de ser el Nico tierno, también podría ser este Nico seductor. El Omega empezó a descender sobre el pene de Will soltando pequeños suspiros y largos gemidos; una vez que sus caderas estuvieron al mismo nivel, ambos gruñeron.

—N-Nico... estás tan apretado...

—N-no es eso... es solo que eres muy grande...—gemía Nico. Las manos del Omega estaban recargadas sobre el vientre de Will, dándole soporte. Pero quitó una mano y tomó una del rubio, y la llevó a su propio vientre, muy pocos centímetros bajo el ombligo.—Lo siento aquí...—era cierto que se sentía un poco duro, pero se dijo que aunque su miembro fuera grande, tampoco medía cuarenta centímetros. —¿Lo sientes?

—Un poco.

—Me gusta como te sientes.—dijo Nico sonriendo. —Me gusta mucho.

—Eso es bueno, amor.—dijo Will acariciando la cadera de Nico.

—Voy a empezar a moverme.—dijo sonriendo como un pequeño niño.—Tu no te puedes mover, ¿okey?

—P-pero...

—No, nada de peros.—dijo Nico a la par que levantaba sus caderas, volviendo a bajar completamente. Si bien no se movía de manera rápida, se estaba sintiendo muy bien, hacía mucho no sentía a Will tan profundo dentro de él, y nada más con eso, él ya estaba casi en éxtasis. —Ahhhh...

Will seguía viendo el miembro de Nico muy duro, y pues, él le había dicho que no se moviera, pero nunca dijo nada sobre no poder tocarlo. Cuando el Omega se había acostumbrado a tener al Alfa tan dentro de él, empezó a moverse de manera más rítmica, pero empezó a hacerse más lenta y temblorosa cuando el Alfa comenzó a masturbar el miembro del menor.

—¡W-Will... para...!—gemía Nico mientras volvía a sentarse completamente sobre Will.—¿No te dije que no te movieras?

—No me estoy moviendo, solo te estoy tocando.—dijo él sonriendo, volviendo a acariciar las caderas del Omega. —¿Al menos puedo hacer eso?

—No voy a durar nada si haces eso...—frunció el ceño e hizo un puchero.

—Siempre podría moverme.—dijo él sonriendo con simpleza.

—Pero no quiero que hagas eso. —dijo tocando las manos del rubio.—Quiero hacerte sentir bien...—gimió el pelinegro volviendo a moverse.

El ritmo de Nico no era malo, todo contrario, era bastante placentero, pero sabía que durante el Celo, era probable que pronto necesitaría un poco mucho más de vigor. Pero todo se le olvido cuando el Omega empezó a mover la cadera de manera circular.

—Ohhh...—gimió Will. —Se siente muy bien...—jadeó el rubio mientras agarraba las caderas del pelinegro.—Sigue así.

Nico deseaba un poco más de potencia. Bueno... no la deseaba, sentía que lo necesitaba. Will seguía el ritmo de las caderas de Nico al estimular el miembro erecto de este, procurando que no fuera ni mucho ni muy poco.

—¡Will! ¡Will!—repetía como si de un hechizo se tratase.

—¿Estás bien?

—Sí... pero...—las manos de Nico estaban juntas en el pecho de su novio, manteniendo su postura un poco encorvada.

—¿Y si te apoyas en mis rodillas?

—¿Qué?

—Sí... trata de mover tus piernas hacia adelante y apoya tus manos en mis rodillas.—dijo Will mientras pellizcaba los pezones del Omega.—O como te sientas más cómodo.

Nico asintió con la cabeza sin cambiar de posición, aún en ese constante vaivén. Le llamaba la atención probar lo que Will le había propuesto, pero no podía sentarse derecho, y sacar el pene de su novio no era una opción que quisiera siquiera considerar. Las manos de Will no paraban de moverse sobre él, y Nico sabía que si eso seguía así, iba a terminar viniéndose más tarde que temprano. Y con mucha fuerza, tomó las manos de Will, quitándolas de su miembro, y abusando de la longitud de sus extremidades, puso las manos del rubio al lado de su cabeza.

—Por favor... quiero que te sientas bien...—gimió Nico estirándose al máximo.

—Mi amor, ahora mismo no se trata de mi, tu eres el que está en Celo...—dijo Will besando la nariz de Nico.—Tu ya me ayudaste cuando era yo el que estaba en Celo, ahora déjame hacer lo mismo por ti.

Nico frunció el ceño.

—No me gusta que tengas que hacerlo todo.—se quejó Nico, enderezándose con trabajo.—También quiero estar arriba, ¿sabes?

—Y puedes estarlo, pero pues, quiero darte lo que necesitas, ¿de acuerdo?

—No.—dijo Nico de nuevo, enderezándose. Volvió a mover sus caderas como sabía que a Will le gustaba, y volvió a tratar de retomar el ritmo que llevaba. Pero como el Omega no le había prohibido nada ahora, el rubio de manera sigilosa apoyó los pies en la cama, y justo cuando el italiano volvía a bajar, él dio su primera estocada, sacándole a Nico un jadeo.—¡Will!

—Perdón, bebé, pero voy a empezar a moverme.—dijo el Alfa volviendo a dar otra estocada dentro de Nico. Las caderas de Will habían estado en reposo por bastante rato, y se creía capaz de moverse de manera vigorosa. El sonido de los testículos del rubio golpeando contra las nalgas del menor estaban sacando lo mejor de él, deseando poder moverse más, llegar más profundo, y poder hacer sentir bien a Nico, claro sin ir tan rudo, no quería lastimar a Nico. No debía ni lo haría.

Nico por su parte estaba tratando en vano no ponerse a gritar. Cada vez que Will tocaba ese punto dentro de él, sentía que se vendría de inmediato. De hecho, el placer que estaba sintiendo se estaba volviendo definitivamente abrumador, tanto que se estaba asustando un poco. Estaba sintiéndose tan bien, que su mente estaba en blanco y sabía que el orgasmo que estaba a punto de tener iba a ser colosal, capaz y el grito lo escucharían sus vecinos.

Will por su lado estaba embistiendo muy rápido a su novio, aferrándose a su cadera mientras trataba de llevar a su novio al orgasmo.

—¡Will.... Will!—exclamaba el menor echando la cabeza hacia atrás.

—¿Qué pasa, bebé?

—Más... pero...—las caderas de Nico se movían por sí solas, buscaba más contacto, y deseaba tener el Nudo de Will dentro de él, pero en esa posición iba a ser un poco más complicado.—Cambiar... abajo...—gemía Nico incapaz de formar una oración coherente.

—¿Qué?

—No más... arriba no...—lloriqueaba Nico mientras se corría, haciendo que sus piernas y cintura temblaran.

—¿Ya no quieres estar arriba?—Nico aún seguía en una nebulosa post orgasmo, así que lo único que pudo hacer fue asentir con la cabeza. El ritmo de Will había disminuido su violencia, y ahora iba más lento.

—No...—gimió el menor, mirando a Will con los ojos llorosos. El Alfa con cuidado tomó la cintura de Nico, y delicadamente lo giró de encima suyo, y cuando el pene aún erecto de Will salió del interior del Omega, salió con un plop húmedo que hizo a ambos estremecer.

Que el pene de Will haya salido de él puso a Nico algo desesperado, se sentía vacío, y su entrada palpitaba. El italiano estaba recostado boca arriba, su respiración estaba agitada y su miembro descansaba semi erecto en su estómago. Will puso sus dos manos a ambos lados de la cabeza de Nico, mirándolo con las pupilas casi totalmente dilatada, solo un fino anillo azul rodeaba esa negrura que veía sola y únicamente a Nico di Angelo.

—Eres hermoso.—dijo Will mirando como su novio trataba de regular su respiración.—Eres hermoso.

—Tu igual.—dijo él acunando la cara del rubio en sus manos.—Pero, ahora mismo quiero que me tomes con fuerza.

Esa declaración hizo que el cerebro de Will tuviera una embolia por un microsegundo, pero después de comprender lo que le pidió, tomó las manos de Nico y las besó.

—Tus deseos son órdenes.—dijo posicionándose entre las piernas de Nico, guiando su miembro a la dilatada y húmeda entrada de su novio. —¿Listo?

—Más listo que nunca.—dijo sonriendo, poniendo sus manos en los hombros del rubio.

Poco a poco fue adentrándose en Nico, y no se cansaría de cómo se sentía hacerlo con su novio en Celo. Si de por sí se sentía bien hacerlo con él, en Celo era completamente distinto. Cuando ya hasta la base estuvo dentro de Nico, ambos gimieron.

—¿Te duele?

—No.—dijo Nico enrollando las piernas en las caderas de su novio, moviéndolas un poco esperando a que el rubio entendiera el deseo que tenía porque se moviera.

Will rápidamente captó el mensaje y empezó un movimiento rápido de caderas, gruñendo en cada una de estás, llegando al punto del Omega dónde si seguía presionando, posiblemente terminaría teniendo otro orgasmo.

Las manos del pelinegro estaban en los hombros del rubio, y si bien no quería hacerle daño, no podía evitar clavar sus uñas. Pero el resultado de casi tres rondas previas ya habían hecho estragos en la espalda de Will, y si bien nunca le había dolido que sus parejas le clavaran las uñas, su espalda ya estaba un poco bastante magullada, así que con mucho pesar, tomó las manos de Nico y las colocó por encima de su cabeza, lo que provocó que el Omega arqueara un poco la espalda y gimiera, con los ojos llorosos.

—Perdón, bebé, pero al paso que vas, me arrancarás un pedazo de piel.—dijo besando en los labios a Nico, recibiendo cada uno de esos gemidos ahogados que venían con cada estocada.

—Me gusta...—gemía Nico contra los labios de Will. Y secretamente siempre quiso probar algo así. —Me gusta... ahhh, sí, Will, ahí, no pares.

El rubio continuó moviéndose rápidamente, esperando a que Nico se viniera, estando él peligrosamente cerca de venirse, así que soltó los labios y manos de Nico para tomarlo por las piernas, enderezando completamente el torso. Necesitaba un ritmo contundente para matar dos pájaros de un tiro, así que con lo que quedaba de su cadera, empezó a embestir rápidamente a Nico, haciéndolo gemir descontroladamente, y por poco creyó ver que en el plano abdomen de su novio se veía un bulto que se movía cada vez que el metía su miembro profundo dentro de él, pero se convenció que era solo su vista cansada.

—¡Will....!—gritó cuando se vino.

—Nico... estoy a...

—Hazlo.—O Nico ya sabía lo que iba a pedirle, o él quería que lo hiciera, pero sin preguntarselo mucho, embistió rápidamente y antes de meter su Nudo ya bastante hinchado, separó las nalgas de Nico y con una fuerte embestida introdujo completamente su miembro, haciendo que Nico tuviera el mejor orgasmo del mundo. Sus interiores se retorcían alrededor del pene de Will, y cuando el Nudo de Will se inflamó completamente, Nico se volvió a venir, casi gritando.

—¿Estás bien?—preguntó Will gruñendo.

No hubo respuesta.

Cuando la vista de Will se aclaró, vio a Nico, quien al parecer se había desmayado. El rubio no se alarmó tanto, pues había escuchado de su padre alguna vez que cuando un Omega está en Celo, su cuerpo podía llegar a tal punto de sentirse tan bien, que al igual que como con ciertas personas y el dolor, podía suceder.

El Alpha se recostó sobre el pecho del menor, respirando su esencia. No quedaba mucho que hacer más que esperar a que su Nudo se desinflamara y con mucho cuidado movió a Nico para no aplastarlo.

Día 9

Después de rondas incluso aún más agresivas y largas de sexo, cada vez que tenían un momento de claridad, aprovechaban para dormir o comer, cosa bien necesitada por ambos. Usar tanta energía tantísimas veces al día era algo que los mataría.

—Esto no es tan fácil como lo pintan en las películas.—le dijo Nico, mirándose al espejo, donde podía ver cuánto peso había perdido.—Julia Roberts nunca perdió como siete kilos en Loving, love. —Y era cierto que Nico se veía más delgado que hacía dos días, pero tampoco eran siete kilos.

—La magia del cine, creo.

—El cine es una maldita mentirosa.—cuando estaban hablando de eso, eran alrededor de las cuatro de la tarde, acababan de comer, y ambos estaban tumbados en la cama, simplemente esperando. —Me siento más cansado que con tu Celo.

—Lo sé... creo que igual yo.—dijo Will, pestañeando para mantenerse despierto. —Bebé, tengo sueño...

—Yo igual...

—¿Y si dormimos?—preguntó Will, cerrando los ojos. La verdad estaba preocupado por su pene. Como decía el antiguo verso de la sabiduría:

"Uno al año, no hace daño.
Uno al mes, que rico es.
Uno a la semana, es vida sana.
Uno al día, pues qué alegría.
Uno a cada rato, se te daña el aparato."

Y Will temía que se le dañara el aparato. Aunque se imaginaba que Nico debía de estar todavía más adolorido que él. Poco a poco fue perdiendo la razón.

Nico se despertó con un dolor increíble en el vientre, y supo que su Celo posiblemente estaba llegando al pináculo de la excitación, lo que sólo significaba que tendría que tener sexo por mucho mucho tiempo. Se enderezó con cuidado, sintiendo los músculos de su vientre y cintura desgarrarse.

Will estaba durmiendo al lado suyo, y fue cuando Nico vio las ojeras de su novio.

Debe estar muy cansado, pensó Nico triste. Definitivamente cansado.

Pero otra parte de él necesitaba aliviarse. También podría tomarse un supresor, pero sabía que en esas alturas del Celo, si tomaba un supresor, posiblemente se enfermaría. Pero no quería despertar a su novio, así que hizo algo no muy moral de su parte, pero en ese momento no era realmente él.

Will se sentía raro. Pero no el raro malo, sino el raro... raro. Se sentía caliente, pero no quería levantarse para comprobarlo, no tenía la suficiente energía vital como para hacerlo. Escuchó un poco de ruido, no muy fuerte, pero no podía ignorarlo. También escuchaba su nombre. Will. Will. Will.

Okay, esto ya era muy raro, como pudo abrió los ojos y no le dio crédito a lo que vio: encima de él, estaba Nico, completamente desnudo. El Omega seguía moviéndose, de una manera rápida y casi descontrolada. Y Will supo que Nico estaba en esos momentos del Celo donde lo único que necesitabas era hacerlo ya.

Pero también notó otra cosa: Nico estaba llorando. Pero no era ese llanto que indicaba cuán bien se sentía, este era el llanto que él evitaba.

—¿Nico?

—Perdón...—lloraba el Omega sin detener sus caderas. Ahí fue cuando Will notó que las piernas del pelinegro estaban temblando.

—¿Qué pasa, bebé?

—Tengo...—un gemido casi animal interrumpió a Nico. Sus piernas seguían temblando.

Lo que Will no sabía es que Nico llevaba más de una hora en esa posición. Ya sus piernas no le respondían, le costaba respirar y mantenerse en esa posición, sus músculos ardían y sentía que posiblemente se desgarrarían.

—Will...

—Nico, ¿estás bien?

El Omega negó con la cabeza.

—Estoy muy cansado... me duele... me duele Will—sollozaba Nico jadeando. El Alpha sabía que por algún lado debían de estar los supresores de Nico, y tomándolo una bocanada de aire, se enderezó, y con un pequeño impulso se puso de pie, aún dentro de su novio.

—Mi amor... ¿dónde están tus supresores?—preguntó Will susurrando en su oído.

Nico seguía llorando. Y Will obviamente sabía por qué: tomar un supresor en esas alturas del Celo, al menos al menos en su experiencia personal, causaban un dolor espantoso.

—No te preocupes, —continuó.—sé que te da un poco de miedo, pero tu cuerpo ya no puede más.

El cuerpo de Nico se movía en su propia contra, aún buscando pequeñas estocadas por parte del Alpha incluso estando entre sus brazos.

—En el clóset.—dijo Nico mirando hacia su armario, donde había varios frascos.—Los azules.—dijo escondiendo su cara en el cuello de Will.

—¿No tienes inyectadas?—normalmente las que son inyectadas, hacían un efecto menos agresivo y más efectivo.

—Creo que sí.—murmuraba Nico, gimoteando. Ya no se movía, posiblemente sus músculos se habían rendido, pero las necesidades del Celo no.—¿Sabes inyectar?

—Claro.—dijo Will acariciando cariñosamente la espalda de su novio.—En parte por experiencia propia, y otra por enseñanzas de mi padre.

—Vaya.—dijo Nico aún gimoteando.

Will encontró dos frascos supresor, uno de veinte volúmenes y otro de treinta volúmenes. Sabía que si usaba el de veinte el efecto duraría por lo menos una noche completa, el de treinta posiblemente lo dejaría fuera por al menos dieciséis horas.

Nico necesitaba descansar.

—¿Puedo usar el de treinta volúmenes?

Nico asintió con la cabeza, luego se puso rígido.

—¿Ya no quieres hacerlo conmigo?

Will sabía que no era Nico quien preguntaba eso, sino su mero instinto de Omega.

—No es eso, chiquito.—susurró Will, acariciando la cabeza de Nico.—Amo hacerlo contigo, todo, pero tu cuerpo ya no puede más, tienes que dejarlo descansar.

El instinto de Nico sonrió y abrazó más fuerte a Will.

—Te voy a dejar un momento en la cama, ¿okey? Voy a lavarme las manos para ponerte el supresor, ¿está bien?

Nico asintió con la cabeza, y Will lo fue a depositar en la cama, acostándolo boca abajo. Caminó rápido al baño y se lavó las manos lo mejor que pudo. Cuando volvió a la recamara, vio que Nico estaba masturbándose lo mejor que podía con sus manos sin fuerza.

—Ya casi, bebé, ya casi.—Will había agarrado una botella de alcohol del baño y una bolsa con algodón. Para su mucha desgracia no pudo encontrar guantes por ningún lado, así qué tendría que hacerlo así. Preparó la jeringa y fue a Nico. Lo tomó por las manos y lo enderezó, le dio un beso y Nico empezó a gimotear. Limpió la nalga de su querido novio e inyectó. Una vez hubo terminado, limpió dónde inyectó y se arrodilló a su lado.

—Tengo mucho sueño...—murmuraba Nico.

—Lo sé, amor, descansa.—dijo dejando otro beso en su frente.

—Will...

—Mande.

—Duerme conmigo.

—Lo haré chiquito, pero voy a limpiar un poco, ¿okey?

—No tardes...—las palabras de Nico se fueron apagando y cuando Will lo vio, ya se había dormido.

Bueno, a trabajar, pensó Will mirando el desastre de condones y empaques.

Día 10

Nico estaba tan cansado que no soñó nada de nada, había una alta probabilidad de que hubiera dormido alrededor de dieciséis horas, y normalmente cuando dormía esa cantidad tan exagerada de tiempo, al levantarse tendría menos energía que con la que se había ido a dormir. Pero curiosamente se sentía más descansado que nunca. También sentía un malestar gigante en el estómago, pero al menos ya no le temblaba la respiración.

—¿Will?—preguntó cuál sapo con bronquitis.

Al lado suyo alguien roncó; con algo de esfuerzo se volteo y vio a Will durmiendo a su lado, y en ese esfuerzo, notó que también lo había vestido. El rubio también tenía un poco de ojeras... no quería ver cómo se veía.

—Te amo.—susurró mientras estiraba la mano para tocar la mejilla de Will.

Como pudo se sentó y miró a su novio, y después miró su reloj: 10:43 am.

Estirando la mano, buscó su celular y llamó a su madre.

Hola, mi cielo, ¿cómo estás?—preguntó casi de inmediato su madre.

Algo cansado.

—¿Han estado comiendo bien?

—Sí.

—¿Estás bien? ¿Pasó algo?

—Ayer tuve que usar supresores.—dijo Nico bajando la voz, y sabía que no importaba mucho que bajara la voz, puesto a que Will aún dormía y no sabía tanto italiano.

¿Cómo te sientes?

—Me duele un poco el estómago...

—¿Has comido algo?

—Me acabo de levantar.—dijo Nico mirando a Will.—Y Will sigue durmiendo.

—Will me dijo que si podías bajar, fueras a la cocina porque te dejó un poco de fruta picada.

—¿Hablas con mi novio?

—De vez en cuando.—dijo María riendo.

—¿Cómo están mis hermanas?

—Hazel está durmiendo aquí conmigo, y Bianca está con papá.

—¿Dormidas?

Sí, mi amor.

—Bueno... diles que dije hola... igual a papá.

—Volveremos mañana por la mañana, ¿está bien?

—Sí, mami.

—Bueno, querido, volveré a dormir, también deberías descansar.

—Dormí casi dieciséis horas.—dijo sonriendo.

Dieciocho no harán daño.

—Bueno... nos vemos mañana.—dijo María sonriendo.—Te amo.

—Yo más.

Bueno, nos vemos.—colgó.

La verdad es que Nico ya no tenía sueño, y gracias a todos los cielos tampoco tenía ganas de tener sexo, cosa que sin duda sus músculos agradecieron, pero tampoco quería moverse.

Volvió a llamar a alguien. Al segundo tono, respondió.

—¿Hola?

—¿Cómo estás?

—No he sabido de ti en mucho tiempo, Nico.—dijo Jamie bostezando.

—Sí, lo sé, perdón... ¿cómo has estado?

—Bien... creo.—dijo mientras hacía algo que parecía ponerse de pie.—He seguido con un poco de nauseas... y son horribles.

—¿Todo bien?

—Sip, pero pues... es un poco molesto.—dijo bostezando de nuevo.—Te juro que el bebé no quiere comer nada, ni me deja hacerlo.

—¿Has probado con licuados?

—Unos pocos... pero todos han ido para afuera.

—Vaya... lo siento...

—See, no te preocupes, pero, ¿cómo te está yendo a ti?

—Algo muy cansado.

—Me imagino.—dijo Jamie.—¿Tu cuerpo está bien?

—Un poco adolorido, nada más.—dijo mientras se recostaba.

—Uff, creeme que el dolor durante no se compara al dolor después de.

—¿Es tan malo?

—Al menos para mi, el dolor me duraba una semana extra.

Las piernas de Nico temblaron incluso estando acostado.

—Pero no te preocupes, tu eres definitivamente más atlético que yo.

Nico rio bajito.

—¿Por qué te ríes?

—No soy para nada atlético, o sea, estoy en clases de defensa personal, pero aún no logró ser más atlético.

—Mínimo movías tu cuerpo.—dijo Jamie abriendo el refrigerador.—Yo soy una papa.

Nico volvió a reír.

—Somos dos papas.

Jamie sacó algo del refrigerador y después de un ruido sordo, gimió.

—¿Pasó algo?

—Me pegué con la encimera de la cocina.—gimió mientras Nico podía sentir su dolor.

—Auch.

—Creo que perdí el dedo.—dijo mientras hacía otro movimiento brusco.—¿Has hablado con tus padres?

—Sí, justo acababa de llamar a mi madre.

—Que bien, recuerdo una vez que no llame para nada a mis padres... mi madre creyó que había muerto.

—Wowow... ¿tenía por qué creerlo?

—See.

—¡Diablos, aún me cuesta creer que no eres Virgen McCastidad!

Jamie rio como desquiciado y Nico lo acompañó. Después de aproximadamente dos minutos continuos de risas, Nico escuchó el estómago de Jamie rugir.

—¿Vas a comer algo?

—See, espero que el bebé no me haga vomitar.—dijo Jamie.—¿Y tu?

—Me siento mal del estómago.

—¿Qué tipo de mal?

—Mal de: estaba en el pico más alto del Celo y tuve que usar un supresor inyectado.

—Oh... al menos estás despierto.—dijo Jamie.

—¿Qué?

—Cuando me tocaba hacer eso, a veces me quedaba dormido... como un día entero y cosas así.

—Fuck.

—Lo sé.

—¿Sabes inyectar?

—Lo básico, ¿y tu?

—No... me da cosa.

—Ah, sí pasa las primeras veces, ya después es como meh.

—Will fue quien me inyectó.

—Me imaginé, su padre es un doctor, ¿no?

—Sip.

—¿Estabas de acuerdo?

—¿Con la inyección? Sí... mi cuerpo ya no podían seguir, te juro que sentía como si mis piernas fueran a romperse.

—Vaya... que horror.

—¿No habrá vitaminas o algo para que ayude en eso?

—Debe haber, pero no he buscado realmente.

—¿Jamie?—preguntó una voz detrás del Omega al otro lado del teléfono.—¿Por qué estás en el piso?

—Me pegué.—dijo sonando como un niño pequeño.

—¿En dónde?

—El dedo pequeño del pie.—dijo mientras su voz se hacía más tierna—Estoy hablando con Nico, ¿me cargas?

—Hola, Nico.—dijo Jacob mientras obviamente se acercaba más a su novio, posiblemente lo habían puesto en alta voz.—¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tu?

—Apenas despertando.—dijo mientras hacía un gruñido, tal vez ya había cargado a Jamie.—¿Y tu?

—Aún acostado. Adolorido, de hecho.

—No te vayas a levantar muy rápido.—dijo sonriendo el Alpha pelirrojo. —Si no has comido en un largo rato, posiblemente te vas a marear.

—Sisi, muchas gracias.—dijo sonriendo el Omega.

—¿Will está por ahí?

—Está durmiendo.—dijo Nico mirando a Will mientras este se volteó, dándole la hermosa visión de su novio relajado.—Y no creo que despierte en un largo rato.

—Ambos deben de estar molidos.

La pareja ahora estaba caminando de vuelta al cuarto.

—See, ¿cómo han estado las cosas en la escuela?

—Decidieron faltar cuando estamos viendo lo más jodido en estadística.

—Mierda.—dijo Will gruñendo.

—¡Hola, hermano!—dijo Jacob.

—Hola.—dijo Will, aún con su voz de recién levantado.—Buenos días, bebé.—susurró para Nico mientras extendía una mano y la ponía en la pierna del italiano.

—Buenos días.—dijo Nico tomando la mano de Will.

—Buenas, Will.—dijo Jamie.

—Hola, ¿cómo estás?

—A punto de comer una manzana.—sonaba emocionado.

—Que todo pase bien.—dijo Nico.

—¿Tan pesado está lo que estamos viendo en estadística?—preguntó Will estirándose.

—Bastante... bueno, al menos para mi.—Nico se imaginaba que posiblemente ya estaban en la cama.

—Diablos.—dijo Nico.

—Sí, diablos.—escuchó un jaloneo rápido al otro lado de la línea, y poco después alguien estaba vomitando.

—¿Está...?

—Los llamo al rato, chicos.—rápidamente Jacob colgó.

La pareja se quedó recostada lado a lado, mirándose.

—¿Cómo te sientes?—preguntó Will, acercándose más a Nico.

—Cansado ¿y tu?

—Igual... pero... me refiero a cómo te sientes después de la inyección.

—Me duele un poco el estómago, pero nada comparado a lo que temí.

—¿Duele mucho?

—Para nada.—dijo Nico dándose la vuelta para abrazar a su novio.—Gracias por limpiar.

—No hay de que.

—Creo que para mi siguiente Celo, deberíamos entrenar como desgraciados.

—See, opino lo mismo.—dijo Will acariciando el cabello de Nico.—No lo digo por ti, pero necesito bañarme.

Este es el momento, pensó Nico.

—Me parece bien.—dijo Nico sonriendo.—Me bañaré contigo.

Will.exe ha dejado de funcionar.

—¿Estás..?

—Sí.

—¿Puedes..?

—Creo que sí.

—¿Podré..?

—¿Puedes?

—No lo sé.

—¿Averiguamos?

—Sí.—dijo Will sonrojándose hasta las orejas.

Después de estar en shock por casi quince minutos, la pareja se levantó perezosamente de la cama, y con un esfuerzo titánico fueron a desayunar algo ligero, en especial Nico. Si bajar fue difícil, subir fue mortal. Pero una vez logrado el objetivo, fueron al baño a lavarse los dientes y a recostarse un rato en la cama.

—¿Cómo te sientes del estómago?

—Ya casi no duele.—dijo Nico, diciendo una mentirita blanca. Le dolía como cuando despertó, pero si le decía eso a Will, no lograría tener sexo en la ducha.—Creo que la fruta ayudó... posiblemente era hambre.

—Eso es muy bueno...—dijo Will rascándose el abdomen. —Muy bueno.

Nico no dijo nada, solo inhaló la esencia de su novio. Así estuvieron un rato hasta que Will estiró los brazos e hizo un gesto de asco.

—¡Fuck, apesto!—dijo mientras se sentaba.

—Sí, yo igual...—dijo Nico aún acostado. —Deberíamos bañarnos.

—Definitivamente.

—Ayúdame a sentarme.—dijo Nico mientras alzaba los brazos. El Alpha obedeció y lo ayudó, y una vez ambos sentados, el Omega se impulsó hacia arriba y caminó hacia el baño.—¿Vienes?

Will se puso de pie y tomó un condón de la cama.

Una vez ya dentro de la regadera sin ningún tipo de prenda, cosa nada nueva desde que empezó el Celo de Nico. Si bien en una luz más clara, ambos se veían más esbeltos de lo que estaban, en especial Nico, su clavícula era bastante pronunciada.

—Después de esto, deberemos comer ridículamente bien.—dijo Will frotándose el jabón por el pecho, mientras que Nico usaba su estropajo y un jabón líquido que olía maravilloso.

—Apenas dejé de estar en Celo, voy a ir a un buffet a comer todo lo que pueda. —dijo mientras sobaba su cuello.—¡Mira nada más, parezco muerto!

—Mi amor, no creo que parezcas muerto.—dijo sonriendo.—Nada más un poco más delgado de lo usual.

—Si de por sí soy delgado, quitarme más peso es casi matarme.—dijo mientras tomaba las mejillas de su novio.—¿Quieres que te lave la espalda?

—No, gracias bebé.—Will sabía de sobra que su espalda debería lucir como un trepadero de mapaches y no quería hacer sentir mal a Nico.—¿Quieres que lave la tuya?

—Por favor.—dijo Nico pasándole el estropajo.

—¿Qué es?

—¿Por?

—Huele increíble.

—Es un exfoliante de cotton no sé qué cosa.—dijo Nico dándole la espalda a Will. Este lavó la espalda de su novio sin alguna clase de segundas intenciones, ahora mismo, lo único que quería era cuidar y mimar a su compañero.

Una vez que el Omega se terminó de lavar y era turno del Alpha, Nico empezó a mirar su espalda. Parte de él estaba muy acongojado por lo que le había hecho a la espalda de su novio, pero otra parte más primitiva de él pensó: lo he marcado.

—Will... ¿vamos a hacerlo?

—¿Lo decías en serio?

—Claro.

—Mmm... no sé... ¿quieres?

—Es que... no quiero forzar más tu cuerpo.

—Un último empujón... literalmente. —dijo Nico, mirando a su novio.

Will parecía confuso. Pero la imagen de su novio con el cabello pegado a la frente por el agua, con el cuerpo esbelto completamente desnudo y un poco sonrojado por la temperatura del agua.

—Bien...—dijo Will abriendo los brazos.—Ven.

Nico se acercó lentamente hacia su novio, aceptando gustosamente el abrazo de su novio, frotando la cara en el pecho del rubio. Las manos del Alpha se pasearon por los hombros del menor, bajando lentamente por sus omóplatos, su cintura, cambiando rumbo a sus estómago, sus pezones, para llegar al cuello del Omega, donde aprovechó para alzar un poco su rostro, uniendo sus labios en un beso suave y perezoso.

—Ok, pero no voy a hacertelo duro.—dijo Will mientras acariciaba las mejillas de su novio.

—Por favor.—dijo Nico mientras se ponía de puntitas.—Más. Bésame más.

Will hizo lo que su novio le pedía, uniendo sus labios, gozando la temperatura del cuerpo del italiano. Las manos de Nico tocaban suavemente la espalda del Alpha, como acariciando todas las pequeñas heridas que le había causado antes.

—Te amo.—murmuraba Nico mientras Will besaba sus labios.—Te amo.

Will no contestaba nada, no quería estar lejos de los labios del menor, besaba sus labios, sus mejillas y cuando iba hacia su cuello, el italiano atrapó allí los labios del rubio, besándose ahora con un poco de lengua.

Poco a poco esas acciones empezaron a hacer reacciones físicas normales. Ambos estaban deseosos de tacto, pero ambos querían seguir disfrutando del tacto previo al acto sexual. Las manos del Omega se dirigían a las caderas del Alpha, tocando suavemente desde el muslo hasta las nalgas.

—Will...—suspiraba mientras el Alpha lamía el cuello del pelinegro, succionando marcas en su cuello, marcándolo. Tocaba la zona dónde se hacía el Enlazamiento. Dónde deseaba hacer una marca permanente. Pero aún no. Aún no.—Will...

—Nico...—gemía el Alpha mientras sentía las curiosas manos de Nico tocar todas sus partes íntimas. Estaba descubriendo lugares que no sabía que sentía que se sentían así de bien.

Ambos estaban completamente entregados al momento, que poco se dieron cuenta que el agua seguía corriendo, que el vapor estaba empañando el vidrio de la regadera, como cada vez Will arrinconaba a Nico contra estos, haciendo que por su cuerpo corrieran miles de escalofríos.

Will separó sus labios y se arrodilló frente a Nico.

—Ojalá te puedas agarrar de algo.—dijo Will, tomando el semi erecto pene de Nico, primero masturbandolo de manera suave, y sin previo aviso, lo metió a su boca. La cavidad caliente donde ahora se encontraba Nico hizo que sus piernas se debilitaron casi en el acto. Un gemido extra alto salió de la boca del Omega, y casi para no perder la cabeza extendió los brazos y jaló la cabeza de Will, sacando su miembro de un movimiento rápido y por poco brusco.

—Will...—gimió mirándolo con los ojos llorosos.—¿De verdad?

—Sí, mi amor, de verdad.—dijo tomando el pene de Nico, acariciando la punta del miembro de un color algo rosa un poco fuerte, después siguió la vista hasta el cuerpo del pene, dónde era ligeramente más rosada que el resto de su piel.—Tú lo has hecho cientos de veces por mi, un par de veces que lo haga yo por ti, no nos hará ningún daño.

—Pero...

—¿Te disgusta?—preguntó Will, y ni en los sueños más locos del pelinegro pensó que tendría a un Alpha como Will Solace, de rodillas ante él, mirándolo con esos hermosos ojos azules.

—N-no... no es que me disguste, es sólo que no me acostumbro...

—Pues a partir de ahora, voy a tener que acostumbrarte, ¿okey, mi amor?

—De acuerdo...—dijo Nico nada más para ver como, con una sonrisa Will devoró su miembro y empezó a meter y sacarlo en un ritmo constante, y aunque el Omega no tenía ningún criterio previo para juzgar las habilidades de Will, él estaba haciendo un muy buen trabajo.—Will...—gemía el italiano.

El nombrado no decía nada, tenía un trabajito especial que hacer. Las manos de Will también se aventuraron hacia los testículos del menor, estimulandolos. Posiblemente estaba repitiendo actos que ya le habían hecho a él.

—Will...—Nico sentía como estaba cerca del orgasmo, definitivamente, esto era muchísimo más de lo que alguna vez pudo haber imaginado. —Will...—la boca de Will hizo un truco que tendría que guardar para la posteridad: ahuecó sus mejillas, logrando que su tan esperado orgasmo estuviera a nada de llegar.—Sácalo... me voy a venir... s-sacalo...—volvió a hacerlo, sacándole más gemidos al menor.

Will hizo caso omiso a esto y con una tercera succión, Nico no pudo aguantárselo más y se corrió en la boca del rubio.

—Perdón...—gimió Nico con las piernas temblorosas.—Perdón...

—No te preocupes, mi amor.—dijo terminando de lamer los restos de semen del pene de Nico.—No es como que nunca lo hayas hecho.

—Pero...

—No hay ninguna diferencia, mi amor.—dijo Will poniéndose de pie.

—¿No quieres que lo haga por ti?

—No creo que sea necesario, mi amor.—dijo Will poniéndose de pie, mostrándole lo duro que estaba. —Mira como estoy...—dijo sonando... ¿¡avergonzado?! ¿¡El hijo de puta más sexy que Nico ha conocido esta tímido con algo tan natural como una erección?!

—Si, lo veo perfectamente.—dijo Nico mordiéndose el labio. abrió las puertas de la regadera y alcanzó el condón que estaba encima del lavamanos. —¿Lo usamos ya?

Will se puso detrás de él, y le quitó el condón de la manos, volviendolo a poner en dónde estaba. Se acercó al oído del Omega y susurró:—Aún no he terminado.—y así como dijo eso, dejó una mordida en el lóbulo de Nico y sin dejarlo mover, empezó un recorrido de besos desde su nuca, lugar donde ciertamente hizo más énfasis en los besos. Siguió su recorrido hasta por encima de las nalgas, dónde beso uno a uno esos pequeños lunares que tenía. Con extremo cuidado separó las nalgas del menor, exponiendo su entrada totalmente húmeda, algunos tonos más arriba de su color regular, y definitivamente se veía muy distinto a como se vio la primera vez que lo hicieron.

La mente de Nico estaba en todos lados, no podía concentrarse del todo por la posición en la que se encontraba. Sentía cada uno de sus músculos estirarse y hacer un esfuerzo gigante para no caerse de cara.

Sin detenerse, la lengua de Will atacó la entrada de Nico, entrado con una gran facilidad, degustando los fluidos naturales del menor, el resto del slick que quedaba. De mismo modo empezó masajear suavemente las nalgas del menor, haciéndolo estremecer cada vez más y más.

—Will...—gemía mientras inconscientemente movía la cadera hacia atrás, buscando más contacto con su novio. Otra de las manos del rubio empezó a pellizcar los pezones del menor, estirándolos y acariciando.

Pronto, el de por sí abundante líquido del Omega se volvió cada vez más y más. Sacando su lengua de Nico, empezó a dar besos en los sitios cercanos a la entrada, succionando esperando dejar marcas en esos lugares tan recónditos que nada más él debía ver.

La succión de Will hacía que Nico se estremeciera más y más.

—¡Aaahhh!—exclamó antes de venirse. Jadeando, usó lo último que quedaba de su fuerza vital, se impulsó para atrás, aún con condón en mano y se recargó en el borde de la bañera, para poco después caer rendido sobre el fondo de la misma. Todas sus extremidades se estremecían. Will estaba a unos pocos centímetros de él, mirándolo con el corazón latiendo a mil por hora.

—¿Estás bien?—preguntó Will, mirando a Nico.

—M-más que bien.—dijo Nico, aún temblando.—Más que bien... ¿ya... podemos?—preguntó mientras alzaba el condón.—¿Tu plan es hacerme venir cinco veces antes de realmente hacerlo?

Will sonrió, cerrando el chorro del agua. Su cara era una verdadera obra de arte, con los labios sonrosados al igual que sus mejillas, el cabello pegado a su frente y nuca, ondulándose como si acabase de salir del mar.

—No es un mal plan.—dijo Will estirando el brazo para tomar el condón, pero Nico lo alejó de él, como jugando con un cachorro y un hueso.

—Nonono.—canturreó Nico, agitando el preservativo.—Te lo voy poner yo.—cuando Will estaba a punto de negarse, Nico se puso en cuatro, gateando en dirección al rubio. Si bien quedaban restos de los síntomas del Celo en él, lo único en lo que podía pensar era en hacer sentir bien al rubio.

—Nico...—dijo Will cubriéndose la cara, de dónde no podía esconder la enorme sonrisa y el sonrojo. Al llegar Nico cerca de él, le quitó mano de la boca y dejó un beso pequeño.

—Shhh...—dijo mientras sonreía como un pillo.

Fue dejando besos desde su fornido pecho hasta su bien armado abdomen, llegando finalmente hasta el pene palpitante del rubio. Si bien la bañera era bastante amplia, Nico tenía que estar aún a gatas para poder darle un buen oral a Will. Tomó el duro pene del rubio y lo empezó a masturbar, maravillandose como los testículos se movían a la par.

—Mírate... estás tan duro, ¿no te duele?—preguntó Nico como si estuviera hablando con un niño pequeño. No esperó a una respuesta y cuando menos lo pensó Will, ya estaba dentro de la boca del Omega, mientras este seguía moviendo su mano de arriba a abajo, estimulando mucho a su pareja.

—Nico...—gimió mientras el ritmo no fluctuaba. Sin imprevisto, la boca del menor dejó su miembro y fue rápidamente a sus labios, un beso totalmente inocente.

—Te amo.—dijo mientras seguía moviendo la mano. Con la otra alcanzó el condón, lo abrió y lo posicionó entre sus labios. —¿Listo?—preguntó coqueto el Omega.

—Como nunca.—dijo mientras miraba con amor a su novio.

Nico volvió a escurrirse hasta la entrepierna del mayor, y como ya tenía la experiencia previa, puso el condón.

—Bueno... ya está puesto.—dijo el menor, mirando a Will con los ojos brillantes.

Will se puso de rodillas y tomando a Nico por los hombros, recostándolo suavemente en el piso de la bañera. El Omega lo miraba con los ojos muy abiertos, llenos de estrellas, y sin dudarlo dos veces, abrió las piernas para él y solo para él. El Alpha tomó las piernas del italiano y las puso encima de las suyas, incluso sin penetración, ambos definitivamente ya estaban haciendo el amor.

—Nico...—no habían palabras para describir lo que sentía en ese momento. Amaba a Nico con toda la fuerza que había en su cuerpo, adoraba verlo, adoraba estar con él, adoraba todo lo que era él. Todo. Y no habían palabras suficientes para expresar todo ese amor.

—Will...

Poco a poco Will empezó a hacer presión en la entrada de Nico, yendo poco a poco, introduciéndose en su novio con toda la ternura que él merecía.

Los gemidos de Nico no eran como los anteriores, esta vez eran más queditos, casi parecían privados. Cuando la pelvis de Will chocó con las nalgas del Omega, ambos suspiraron.

—Dioses, Nico...—gimió Will mientras apoyaba los codos a ambos lados de la cara del pelinegro.

—Bésame.—pidió Nico con las mejillas sonrojadas.

Will no hizo a su novio esperar, y unieron sus labios en conjunto con pequeñas y suaves embestidas. Los brazos de Nico estaban alrededor del cuello de su novio, buscando más cercanía. Las piernas del mismo estaban alrededor de las caderas de Will, solo con el mero propósito de querer estar en contacto con él. Con cada suave estocada Nico gemía el nombre del rubio. Este mantenía su ritmo lento y poco agresivo.

Ya hemos tenido sexo como animales, pensó mientras besaba la frente de Nico.

—Will...—gemía Nico, mirándolo como si fuera el sol.—Te amo.

—Yo te amo más.—dijo Will mientras ponía sus brazos en la nuca de su pareja para evitar que se lastimara o estuviera incómodo. —Te amo, Nico.

Las estocadas fueron aumentando de rapidez, buscando llevarlos al clímax a ambos, pero Will empezó a masajear el pene de Nico, poniéndolo al borde del orgasmo.

—¡Will, por favor, no...!—gemía sin ser muy alto.—Q-quiero venirme contigo...

—Okey.—dijo Will. Su cadera no iba a un paso tan violento como antes, pero si estaba cerca de venirse, y justo cuando dio la última estocada, sin introducir su Nudo, se vino y segundos después, Nico también.

Will salió del interior de su novio y con habilidad se rodó junto con él, para que el Omega quedara encima del Alpha.

—No debemos quedarnos aquí.—murmuró Nico abrazándose más al rubio.

—Lo sé...—dijo él, besando la coronilla del menor.—Lo sé.

—Podrías enfermarte.—dijo mientras enterraba la nariz en el pecho de Will. —¿Quieres ir al cuarto?

—See...—dijo Will sin moverse. El Omega se iba a levantar pero el Alpha lo abrazó fuerte. —Pero quedémonos así un rato más.

—¿No quieres que usemos una bomba de baño?

—¿Tienes?

—Tengo algunas.—dijo Nico.—Una es de lavanda con con rosas, una es azul y la otra es como amarilla.

—Usemos la que tu quieras.—dijo Will, soltando poco a poco la cintura de su novio.

Nico salió temblando de la bañera yendo a buscar la caja con las bombas de baño y agarró a la de lavanda. Mientras tanto el Alpha sacaba el condón de su miembro, hacía un nudito para que no se cayera el semen, pero antes de que terminara de hacerlo, Nico le quitó el preservativo y se tragó el contenido, dejando a Will en shock.

—Siéntate, por favor.—dijo Nico, apretando el botón para que el agua no se escapara; también abrió el chorro del agua, templándola. Will hizo lo que le pidió.—Bueno, amor, a esperar.—dijo Nico sentándose en el borde de la bañera, acariciando el cabello del rubio.

—¿Cómo está tu cuerpo?

—Bien, gracias...—dijo Nico sonriendo.—¿Y el tuyo?

—Bien, el dolor de cadera es menos.

—¿No quieres tomarte algo para el dolor?

—Yo creo que con un poco de reposo se mejorará.—dijo Will, y pocos minutos después la tina ya estaba medio llena. Nico se metió en la tina, sentándose entre las piernas del Alpha, recargándose contra él. Lanzó la bomba un poco lejos de ellos.

—Así no se usan, creo, pero pues ya.—dijo mientras agarraba los brazos de Will y los envolvía a su alrededor. Will estaba extrañamente callado, e incluso su presencia era rara.—¿Estás bien?

—Sí.—dijo Will mientras apretaba su agarre.—¿Y tu? ¿Seguro que no te duele nada?

—Sí.—dijo Nico besando el antebrazo de Will.—No es por ser grosero ni nada, pero desde hace un tiempo siempre me preguntas eso...

—Perdón.—dijo Will, sonando algo ahogado.—Es solo que... no creo que me perdonaría si te llego a lastimar...

Will y Nico pensaron en aquella primera vez.

—Cuando te llevé con mi papá... y nos dijo que te pasaba... dioses, me sentí fatal.

—Pero no es tu culpa.

—Sí lo era.—dijo Will, muy calmado.—Si te hubiera preparado mejor, no te hubiera lastimado.

—No creo que tenga algo que ver.—dijo Nico, recargándose más.—Era mi primera vez, al menos yo estaba preparado para que mi cuerpo no pudiera tomarlo tan bien.

—Sí, pero...

—¿Tiene que ver con lo que soñaste?—preguntó Nico.—¿La vez que estabas llorando?

Will soltó aire que no sabía que retenía.

—Sí.

—¿Quieres hablar de eso?

Will empezó a relatar.

Una vez que el Alpha terminó, Nico lo abrazó todavía más fuerte. Se quedaron un rato así en la ducha, diciéndose palabras de amor y apoyo. Cuando sus dedos se empezaron a arrugar, ambos salieron de la bañera, se secaron y Will ofreció a limpiar el agua que se había salido.

Nico volvió al cuarto primero, y sin dudarlo dos veces, sacó muchas prendas de vestir de Will, dejando aparte dos playeras, una para Will y la otra para él y un bóxer. Lo demás lo lanzó a la cama. Él mismo fue a su clóset y se puso un bóxer y la dichosa playera; empezó a lanzar su ropa a la cama y cuando vio que era suficiente, él también fue hacia la cama, preparándose para hacer un Nido.

Esta era su primera vez compartiendo Nido con alguien en su periodo de Celo, y si bien sería algo bastante ceremonioso, estaba sin duda alguna emocionado.

Para cuando Will salió del baño, encontró en el respaldo de una silla su ropa y en la cama solo vio a un Nico feliz en su Nido: montones de ropa especialmente ordenadas por el Omega, brindándole calor, comodidad y protección.

El Alpha se puso la ropa y se acercó lentamente al Omega e hizo una pequeña reverencia.

—¿Puedo entrar?—preguntó. Un Omega era bastante receloso con los Nidos que hacía, dado a que no eran cualquier cosa, estos se tendían a hacer solo en los Celos o partos. Los ojos de Nico estaban tan brillantes que parecían faros; con un energético asentimiento de cabeza, le hizo espacio a Will, quien cuidadosamente se acurrucó junto a él.

No dijeron ni una palabra después, solo se quedaron en ese maravilloso Nido hasta que el sueño los alcanzó.

Si, si, lo sé, han pasado mil ocho mil años. Lo sé, no tengo perdón de nadie.
No tengo excusa.
Perdónenme de verdad.
Perdón si hay algún error u horror
Ojalá les haya gustado.
Los amo

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