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»This is chapter number thirty (2/4)

Al llegar a la casa de los di Angelo, al pobre Will le fue encomendada la tarea de bajar las maletas que anteriormente había guardado.

—Nico, procura que no se caiga nada.— dijo nonna mirándolos desde la puerta antes de entrar.

Will miraba las maletas con decisión. No es que fueran muy pesadas, pero no quería romper nada, lo que implicaba la necesidad de ser sumamente cuidadoso y últimamente se sentía incapaz de hacer algo delicadamente.

—Te puedo ayudar si quieres.— le dijo Nico poniendo una mano en su espalda.

—No es necesario bebé—dijo besando su frente—. No lo olvides que tengo que impresionar.

—La mera vista de ti es impresionante.—dijo Nico mirando el maletero—¿Recuerdas cuando te dije que los di Angelo no viajamos ligero?

—Sip.

—De la misma manera, los di Angelo pueden cargar sus yunques.

—¿Dudas de mi fuerza?

—Parece que tú mismo dudas de tu fuerza, joven Solace.

Will se quedo sin palabras. Si bien sabía que los dos estaban bromeando, pero no estaba muy lejos de la realidad. La última vez que había usado una mediana parte de su fuerza, golpeó a un tipo hasta casi matarlo.

—¿Yo? Pff, me ofendes— Will tomó la maleta que arriba y con cuidado la bajó—. Listo, faltan dos.

—Ooh, no sabes, ojalá mi abuela haga algún postre.— dijo Nico mirando a Will bajar la segunda maleta.

—¿Cómo cual?

—Uyy, no sé pero estoy emocionado.

—Pues... no puedo esperar a llegar a casa.

—Mi amor, ya estamos en tu casa.

Nico sonrió con una mueca.

—O sea, sí, sé que ya estamos en mi casa, pero me refiero a entrar.

—No te preocupes, ya termine— dijo bajando la última maleta,  para después tronarse los nudillos—, ¿nos vamos?— preguntó tendiéndole la mano.

Nico sonrió.

—Me encantaría, pero alguien tiene que meter las maletas.

—Cierto—dijo Will a la par que tomaba dos de las maletas—, tú agarra la maleta roja.

—Okey. —Nico hizo lo que le dijeron. Si bien quería que Will conociera más a su nonna, el también quería pasar tiempo con él, a pesar de tenerlo todo el tiempo para él. —Espera.

—¿Que pasa?

—Ah, es solo que... ¿me da un beso?— preguntó Nico subiendo las escaleras de la entrada.

—¿Aquí? ¿Con tu abuela presente?

—No te ha detenido nunca besarme en frente de mis padres...

—Sí...— diablos, pensó Will avergonzado— pero ellos ya me habían dado el visto bueno.

—¿Seguro?—dijo Nico bromeando.

Y por un segundo la cara de Will se descompuso un poco, pero rápidamente lo arregló.

—Bueno... ya no, pero...—suspiró y se acercó a Nico para darle un beso rápido en los labios—. Listo, ¿entremos, okay?

Hay algo mal con él, pensó Nico mirando cómo batallaba para abrir la puerta, pero finalmente lo logró; el italiano entró detrás del rubio y cerró la puerta.

Will y Nico dejaron las maletas en el recibidor y fueron a la cocina, donde las mujeres de la casa estaban haciendo café. Sinceramente era una imagen que Nico extrañaba con todo su corazón, su madre abrazando a su abuela mientras Bianca checaba su celular. 

—Mamá, ¿ya le mostraste su habitación a nonna?

—Aún no cielo, si quieres llévala tu—dijo María sonriendo—. Will, perdón por hacerte cargar todo.

Will estiró los brazos.

—No se preocupe, señora María.

—¿Señora?

—Perdón. María.—corrigió.

—Bueno, mis niños, vamos.—dijo Nonna sonriendo mientras caminaba hacia su nieto.

Para la suerte de Will, no le tocó subir las maletas a la segunda planta. Tenían cuartos de visitas en la planta baja y la habían adecuado para que se pudiera dormir ahí.

—El plan inicial era que durmiera en la planta alta, pero hace poco tuvo un... pequeño percance y se lastimó la rodilla.—le susurró Nico llevando una maleta.

—¿Percance?

—Estaba persiguiendo a su perro en la lluvia.

—Nico, deja de hablar pestes de mí—bromeó Nonna sonriendo.

—Nunca, solo cosas buenas, Nonna.

Nico se adelantó un poco para abrir la puerta y meter la maleta primero. El rubio creía que era su manera de acercarlos más.

—¿Te preocupa algo, William?—preguntó Nonna mirándolo.

—Emmm... no, ¿por qué?

—Hijo, no te conozco tanto, pero te siento un poco consternado.

Vaya, pensó Will.

—Estoy un poco... sí, creo que se podría decir consternado, pero no es tan relevante, no se preocupe.

—¿Es sobre Nico?

Mierda, pensó.

—No es sobre Nico, lo rodea a él, pero no es por él... no sé si me di a entender.

—Perfectamente— Nonna le tocó el brazo—. Y todo lo que logre hacerte sentir triste, realmente importa, ¿de acuerdo?

—Sí, Nonna.— Dicho esto, ambos caminaron a la habitación dónde Nico estaba levantando la maleta para dejarla suavemente en la cama.

—Mi corazón, ¿qué quieres cenar hoy?

—Realmente lo que sea que prepares tu— Nico caminó al lado de Will, lo abrazó y sonrió—. A quien tienes que sorprender es a Will.

—¿Es un reto?

—Si lo quieres tomar así, sí—Nico sonreía cómo un campeón—. Yo lo distraigo para que puedas prepararte.

—Si Bianca no te llama, no pueden bajar, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, nonna —Nico la abrazó y le dio un beso en la mejilla—. Vamos a ir a mi habitación, ¿está bien?

—Portense bien.

—Siempre.

Nonna se despidió de Will con una sonrisa y fue a la cocina, llevando con ella una bolsa muy linda.

—¿Vamos?—preguntó Nico tendiendole la mano a Will.

—Vamos.—contestó aceptándola.

Subieron las escaleras lo más rápido qué pudieron para escapar un poco de la mirada de Francesca di Angelo, quien apremiaba a su nieta a llamar a su novio, porque quería conocerlo.

—No lo sé, tal vez esté ocupado.

—No lo sabrás si no lo llamas.

Bianca suspiró y lo llamó.

—Hola, Tony... ¿Tienes planes en la noche?

Ni Will y Nico se quedaron para averiguar si Tony iba a venir o no, tal vez se sorprenderían esa noche.

—Vas a cambiarte la ropa—dijo Nico abriendo la puerta.

—¿Por?

—Falta mucho para la cena, y pues no queremos que sudes tu ropa bonita.

—Es un muy buen punto.

Will vio cómo Nico abría su armario y empezaba a rebuscar algunas de las sudaderas que el rubio le había cedido y conociendo a su novio, también debía tener un pantalón de chándal que no había visto hacía meses.

El Omega se acercó al  rubio con la ropa y lo miró severamente.

—Esto es solo un préstamo, ¿okay?— las manos del pelinegro estaban aferradas a las prendas.

—De acuerdo, mi amor— Will tomó su ropa y besó a Nico en la frente.

Después de todo el tiempo y todas las cosas que ya habían hecho, cambiarse de ropa frente al otro ya era algo cotidiano y normal. Las marcas que Nico había hecho en la espalda de Will aquella vez que estuvo con él durante su Celo estaban desapareciendo poco a poco.

—¿Quieres ver una película?—preguntó el italiano sacando otra sudadera de Will.

—Claro, ¿cuál?

—La que nos parezca mejor—Nico se quitó su ropa completamente quedando gloriosamente en ropa interior, un bóxer negro que hacía maravillas con su tono de piel. Y de la manera más sensual del mundo se puso la sudadera que apenas le cubría los muslos—. Estoy listo.

Will y Nico se recostaron lado a lado en la cama del italiano, prendieron la televisión y entraron a Netflix. Al final los dos acordaron ver una película con Sandra Bullock y Hugh Grant. A mediados de la película, Will se quedó dormido y Nico aprovechó para tomarle varias fotos.

Si alguien me ve haciendo esto, sería muy turbio, pensó Nico mirando la bellísima cara de su novio.

Pero había algo en la cara de su novio que al menos hacía unas semanas no estaba allí, y eran ojeras. Apenas era un atisbo de ojeras, pero eso era algo preocupante para Nico.

Empezó a acariciar el pecho de Will, para después subir por su cuello, dónde había una palpable tensión. Suavemente se levantó de la cama, le puso pausa a la película que realmente era muy entretenida y buscó en su baño una crema que su madre le había regalado cuando empezó sus clases de defensa personal. Una crema llamada Deep Blue Rub que realmente hacía maravillas al tratarse de relajar músculos.

Se quitó la sudadera y se lavó las manos.

Cuando volvió al cuarto, vio a Will con una sonrisa. Seguía exactamente cómo lo había dejado; se acercó suavemente a su novio y le susurró:

—Will, quítate la sudadera y ponte boca abajo—el Alfa gruñó pero le obedeció a su novio.

Nico se puso manos a la obra, literalmente. Se subió de horcajadas a la espalda de su novio. Al ver completamente expuesta la espalda de su novio, sintió un poco de vergüenza al ver las pequeñas y ya casi invisibles marcas de sus uñas.

Tranquilo, Nico, piensa en la Biblia, se recordó.

Vertió un poco de crema en sus manos, pero cómo estaba un poco fría, la frotó un rato hasta que estuvo un poco tibia. Empezó ejerciendo un poco de presión en el redondo mayor usando solo las palmas de sus manos y lentamente fue bajando por su dorsal derecho. Will gruñó un poco cuando estuvo más o menos cerca del oblicuo externo, así que trabajó un poco más en esa área.

La piel de Will se sentía tersa y firme bajo las manos del italiano, quien esperaba ayudar un poco a liberar la tensión que tenía su novio. Por parte del mayor solo provenían pequeños gruñidos, algunos de dolor y otros de algo más.

Para cuando llegó al área lumbar, Will no emitía ningún sonido. Ahora solo dormía profundamente. Ya debería haber empezado a hacer efecto, pensó Nico bajándose de la espalda de Will, volvió al baño para lavarse las manos y volver a ponerse la sudadera. Al volver, el rubio seguía dormido, con la espalda bien humectada; se recostó a su lado y cerró los ojos.

¡Holaa! ¿Alguien me recuerda? XD

Bueno, han pasado 84 años desde la última vez que publiqué, así que no los culpo si ya no leen esto y para los que siguen aquí y los nuevos lectores, muchas gracias por la paciencia y todo el cariño que me dan diario.

Bueno, para que entiendan un poco más la parte del masaje, de aquí me basé. Si hay algún masajista o alguien con conocimiento de anatomía que lea esto pueden corregirme, siempre se aprecia.
Como ya estoy de vacaciones de navidad, y entro hasta frebrero (creo, no recuerdo) me tienen aquí pa rato.

💞Es hora del spam: Tengo una historia klance ya disponible en mi perfil, vayan a leerla, voten y comenten, que los comentarios son 10/10💞

Nos leemos pronto

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