CAPÍTULO 5
Habían pasado algunos días después del macabro hallazgo de Eddie y Venom. Las autoridades permanecían muy herméticas al respecto y preferían guardarse toda la información para sí que notificarla a la ciudadanía. Los medios de comunicación hacían hasta lo imposible por conseguir pistas o cualquier cosa que pudieran comunicar tanto en medios electrónicos, periódicos o noticiarios.
Eddie no era la excepción, estaba trabajando a marchas forzadas para poder preparar un buen programa especial y así informar a sus espectadores. La mayor parte de su tiempo la pasaba fuera de casa, entrevistándose con algunas personas que pudieran tenerle información útil, así como familiares y personas cercanas a las víctimas. Ya tenía bastante información de interés para armar un excelente reportaje al respecto y el canal para el que trabajaba ya le había dado luz verde para que echara a andar el proyecto. De hecho, se había mantenido al margen en cuanto a charlar y cenar en casa de Venus, declinando prácticamente todas sus invitaciones. No le gustaba tener que portarse de esa manera con ella, pero primero estaba su trabajo y ella debía entenderlo.
«¿Porqué rechazaste esa invitación a cenar?»
La voz dentro de su cabeza lo sacó de sus reflexiones. Eddie se frotó el rostro y lanzó un hondo suspiro.
-¡Lo sabes bastante bien! - Exclamó Eddie tomando un par de rebanas de pizza fría - No puedo darme esos lujos por ahora. Tenemos trabajo por hacer.
«No entiendo porque tanto alboroto... ¡sólo son simples humanas! Este planeta está lleno de ellas...»
-¿Qué puedo esperar de un sujeto asesino y sin alma? - Bufó Eddie bebiendo casi por completo un galón de jugo de manzana - Trata de al menos ser un poco más empático con los seres del planeta que ahora habitas.
«Yo lo único que quiero es comer bien y sólo me das porquerías... ¡ya ni siquiera salimos por bocadillos criminales! ¡Necesito sangre, necesito carne!»
-¡Y la tendrás cuando atrapemos a este hijo de puta! ¿De acuerdo? - Gruñó Eddie llenándose la boca de pizza - ¡Sólo dame un poco de tiempo! Estoy buscando a ese desgraciado y...
«Te distraes muy fácilmente pensando en Venus, especialmente en las noches, cuando te tocas y te masturbas pensando en ella. Así que, ¿por qué no vamos a buscarla? Así aprovechas para hablar con ella, quitarte las ganas de copular y ¡me alimentas!»
-La llamaré más tarde - Murmuró Eddie con molestia - Detesto cuando te metes en mis asuntos y los sacas a relucir.
«Es inevitable, vivo dentro de ti y ¡no dejas de pensar en ella! Ya me estoy cansando de que la ignores, porque no puedes hacerlo... ¡eres un marica, Eddie!»
Eddie ignoró las palabras de Venom y se concentró en el guión que estaba preparando para su programa especial. Sabía que ese parásito Klyntar tenía razón. No obstante, se detenía debido a lo que Venus le había revelado a cerca de sus miedos e inseguridades. No sabía ni cómo ni porque, pero temía asustarla y que ella se alejara para siempre de él.
§ § § § §
Venus guardó el trabajo en su computadora, la apagó y cerró los ojos. Era suficiente trabajo por ese día. Se levantó de su asiento y caminó hacia la cocina para comer algunos de los bocadillos sobrantes que preparó para invitar a Eddie a cenar. La joven le echó un ojo al teléfono y lanzó un profundo suspiro. Estaba un poco triste porque Eddie la estaba evadiendo. Había intentado invitarlo a cenar un par de veces y él sólo se negaba a acompañarla a cenar.
Lo vio un par de veces en el recibidor del edificio y él sólo le hizo una seña con la mano, para alejarse rápidamente y cuando le preguntaba el motivo del porque no aceptaba sus invitaciones, él inventaba tontas excusas.
-¡Seguramente tiene una novia nueva! - Suspiró mirando al gato de peluche que él le obsequió aquella vez - O seguramente le caigo mal porque soy una tonta y miedosa mujer - Bufó y se sentó frente al televisor.
Venus encendió el aparato, dispuesta a distraerse con algún programa bobo de comedia, una película o algo interesante para ver. Se detuvo en las noticias de la tarde y titubeó un poco, ¡no quería verlas! Le daba un poco de pánico mirar las noticias y enterarse de algún nuevo asesinato. El pensar en ello le ocasionó escalofríos.
La chica estaba a punto de cambiar de canal, cuando la imagen de Eddie apareció en la pantalla. Ve miró el reloj, ¡el programa de Brock estaba al aire! Ella titubeó de nuevo, ¿estaba correcto que mirara un poco? Se preguntó. ¡Claro que sí! No pasaría nada, Eddie siempre tenía muy buenos reportajes y hablaba, por lo general de problemas sociales o ese tipo de cosas, nada de nota roja. Decidió mirar un poco, ¡se trataba de Eddie! Y ella quería verlo aunque fuera en la tele.
"Tres, tres son ya los asesinatos de mujeres que se han presentado en la ciudad de San Francisco a lo largo de estas semanas. Se trata de tres chicas jóvenes, entre veinte y veinticinco años. Todas ellas estudiantes de la Facultad de Lenguas Extranjeras, todas ellas presentan los mismos signos de violencia. Han sido torturadas, golpeadas con saña y ultrajadas con extremo sadismo..."
Venus se llevó las manos al rostro al escuchar las palabras de Eddie. Su corazón latía a prisa y sus manos comenzaron a temblar. Trató de no seguir mirando para no atormentarse con esos sucesos. Pero era curiosa y continuó escuchando lo que Eddie decía de cada una de las víctimas.
"El asesino ha seguido un patrón. No elije sus víctimas al azar. Él las estudia, las acecha por días para tener una idea de su rutina diaria y conocer cada uno de sus movimientos. El tipo es astuto y escurridizo ya que la policía no tiene idea o al menos una pista que los acerque un poco a algún sospechoso. Lo curioso es que estas tres chicas son muy parecidas en cuanto a aspecto físico, todas ellas pelirrojas, atractivas y que no sobrepasan el metro setenta de estatura... además, todas estas chicas comparten algunos intereses y uno que destaca es su labor altruista y humanitaria..."
Ve no lo podía creer; a su mente regresaron los recuerdos de lo que descubrió el día en que decidió escapar de las garras de Alexander. En aquel entonces, no prestó mucha atención al patrón que él seguía. Pero ahora que lo analizaba a conciencia, las pobres chicas que no lograron escapar compartían los mismos rasgos físicos que ella. Cabello rojo, tez blanca, menudas.
-¡Es Alexander! - Chilló Venus y apagó el televisor - Él está aquí - Gimió - Y viene por mí.
La mujer se puso de pie de un salto y cogió el teléfono. Llamaría a su madre y a su terapeuta, pues el miedo comenzaba a apoderarse de ella. Venus respiró profundo y marcó el número de su madre, espero unos momentos pero ella no respondió a su llamada. Volvió a marcar el número y tuvo la misma suerte. Parecía que su madre no escuchaba el sonido de su móvil o estaba muy ocupada en sus asuntos.
Venus suspiró y dejó el teléfono a un lado. Quizá era mejor no llamar a su madre o a su terapeuta. Si hablaba con ellos a cerca de sus miedos, especialmente con su madre, esta iba a poner el grito en el cielo y la obligaría a regresar a su lado. Ve no deseaba volver con su mamá, ella era demasiado sobreprotectora, al igual que su padrastro. No iban a dejarla ni a sol, ni a sombra y eso no era vida para ella. Venus deseaba ser de nuevo independiente, pero sus inseguridades la frenaban. Ahora que había conocido a Eddie tenía otros planes. Le parecía una locura, pro ella quería tener algo más que una amistad con ese hombre.
¡Eddie no era el hombre perfecto! Eddie tenía defectos, a veces era torpe y comía como un troglodita. Sus dientes eran torcidos, caminaba extraño y en un par de ocasiones lo pilló hablando solo, pero... ¿eso qué? No importaba porque sabía que detrás de sus imperfecciones, Eddie era un hombre tierno, dulce y amable. Y lo más importante era que no había sentido miedo a su lado. Su sexto sentido no la puso alerta como con los otros hombres. Al contrario, junto a Eddie se sentía segura y protegida.
Venus sabía que en ocasiones, un hombre en apariencia perfecto, esconde un horrible secreto. Porque detrás de esa cara dulce, angelical, de esos comportamientos intachables y de esos tratos amorosos y extremadamente ensayados, se puede esconder el más terrible de los monstruos.
La mujer lanzó un hondo suspiro y se llevó las manos a la cabeza. Debía tranquilizarse, pues de nuevo sus manos comenzaban a temblar y su corazón latía a la velocidad de la luz. De alguna manera tenía que sacar a Alexander de sus pensamientos. No quería volver a tener otra crisis de nervios y tener que llamar a su madre para que la auxiliara.
Venus caminó a grandes zancadas y se acercó al pequeño escritorio para volver a encender el ordenador. Trabajaría un par de horas más, quizá mientras estuviera concentrada en sus actividades, se olvidaría de Alexander y todo lo que la torturaba.
La chica estuvo trabajando hasta cerca de la media noche. Sus párpados comenzaron a pesarle y de inmediato bajó la tapa del ordenador. Cerraría los ojos por unos minutos para descansar y después continuaría trabajando en la traducción de ese libro de cocina.
Venus no supo cuando se quedó profundamente dormida sobre el ordenador. Había estado trabajando por varias horas seguidas. Lo que menos deseaba era que Alexander volviera a adueñarse de sus pensamientos. La pelirroja lanzó un bostezó y se estiró en su silla, aún mantenía los ojos cerrados. Volvió a bostezar y estiró las piernas y los brazos que estaban entumecidos por permanecer un buen rato en una sola posición.
Un aire frío se coló por la ventana abierta y la muchacha se estremeció. Ve abrió los ojos lentamente y frunció el ceño al ver que no estaba en su habitación. Ella se encontraba en un sitio que le pareció muy familiar. La chica se frotó los ojos con sus manos y parpadeó un par de veces. Inmediatamente reconoció el lugar en el que se encontraba y una sensación de pánico la invadió. ¡No podía ser verdad! pensó la joven y comenzó a temblar de miedo. ¿Cómo demonios había llegado ahí?
Lo que estaba pasando en ese momento no tenía explicación para Venus. ¡Ella no podía estar en la casa de Alexander! Antes de ponerse a trabajar se había cerciorado de que puertas y ventanas estuvieran bien cerradas. Nadie podía tener acceso a su vivienda, era muy difícil que alguien pudiera entrar, al menos que ella lo dejara pasar o forzaran de alguna manera las cerraduras.
La joven intentó moverse pero en cuestión de segundo se encontró atada de manos y pies. Venus quiso gritar para pedir ayuda pero las palabras morían en su garganta. Un fuerte olor a sangre impregnó su nariz y de pronto, la imagen de Alexander con un bate en sus manos la hizo estremecerse de terror. El hombre caminaba lentamente hacia ella moviéndose al ritmo de una melodía imaginaria.
-Venus, Venus. - exclamó Alexander y acarició el bate que llevaba entre sus manos - Mi bella Venus. - murmuró y se detuvo frente a ella para ponerse de rodillas dejando el bate sobre el piso - ¿Acaso creíste que ibas a librarte de mí? - susurró y se pasó la lengua por sus labios - ¡Nadie puede escapar de mí! Y mucho menos tú, mi preciosa pelirroja. - dijo el hombre y acarició los muslos de la joven que intentaba moverse para evitar el roce de las frías manos de Alexander - Me juré a mi mismo que iba a encontrarte y lo he logrado. - exclamó y continuó acariciando las piernas de la chica - ¡Tú eres mía, Venus! Y esta vez no voy a dejarte escapar. - susurró en su oído mientras su lengua se paseaba por la mejilla de la pelirroja que temblaba de terror - Pero te has portado muy mal conmigo, ¡me abandonaste! Me dejaste solo por mucho tiempo y eso es algo que jamás te voy a perdonar. - gimió y depositó un suave beso en los labios de Ve - Ahora vas a tener que atenerte a las consecuencias porque conmigo nadie juega, ¿me entendiste? - preguntó el hombre y la miró con desprecio - ¡Vas a pagar todo el daño que me has hecho, Venus! - exclamó Alexander y apretó con fuerzas las rodillas de la mujer.
Venus gritó de dolor y se retorció en su silla intentando soltarse de los amarres pero era imposible.
-¡No podrás escapar, zorra! - dijo Alexander acariciando su entrepierna.
-¡Eres un maldito asesino! - gritó Ve y escupió el rostro de Alexander.
El hombre la miró con furia y le propinó una fuerte bofetada, para después limpiar la saliva que escurría por su mejilla. Venus volvió a gritar de dolor y respiró profundo, seguramente ese era su fin. La chica giró el rostro y miró a Alexander ponerse de pie y tomar el bate entre sus manos. ¿Qué haría ahora? Se preguntó Venus y volvió a temblar presa del pánico. Lo que menos deseaba era morir, ¡no a manos de ese desgraciado!
Alexander posó sus ojos en Venus, en su mirada se reflejaba el odio y sus deseos de venganza. Ve cerró los ojos mientras respiraba con dificultad, esperando el primer ataque del hombre. Alex se acercó más a la mujer y con todas sus fuerzas, atestó un fuerte golpe del bate en la cabeza de la chica.
Venus abrió los ojos del golpe y lanzó un fuerte grito. En esos momentos era presa del error y como pudo se levantó de la silla para encender las luces. ¡Estaba en casa! Todo había sido una terrible pesadilla. La mujer rompió en llanto y se dejó caer sobre el piso de la sala, lanzando alaridos de terror. ¡Tenía mucho miedo! No iba a estar a salvo en ningún lugar porque Alexander iba a encontrarla en cualquier momento.
¿Qué podía hacer? Se preguntó la chica y continuó llorando. Tenía muchas opciones, pero no estaba segura si alguna de ellas era correcta. Si llamaba a su madre y su padrastro, ambos entrarían en pánico e irían a buscarla para llevársela de nuevo muy lejos. ¡Y ella no quería abandonar San Francisco! Si se ponía en contacto con su terapeuta, este seguramente iba a internarla en una clínica para enfermos mentales, ¡ella no estaba loca!
Tampoco podía llamar a la policía, ya que ellos también la tacharían de demente al decirles que sólo tenía un ataque de histeria gracias a una pesadilla. ¿Huir de nuevo? No tenía caso hacerlo, porque si Alexander ya la había localizado, podría hacerlo de nuevo y esta vez quizá ya no podría escapar de sus garras.
Lo más sensato era llamar a Eddie. ¿Por qué no? Él le había dicho que si tenía algún problema podría llamarlo a cualquier hora del día. Ahora tenía miedo y no quería estar sola. Venus contuvo el llanto y respiró profundo al momento que tomaba el móvil en sus manos y buscaba desesperadamente el número de Brock. Inmediatamente apretó el botón de llamar y esperó unos instantes hasta que su llamada fue respondida.
§ § § § §
Eddie terminó de escribir su reporte para el periódico en el que también colaboraba. Lo releyó y adjuntó el archivo en el mensaje. Escribió algo brevemente y presionó la tecla "ENVIAR". Apuró el café frío que le quedaba y devoró los restos de galletas de chocolate, tirando la caja en el cubo de la basura. Después de que Venom diera un par de vueltas por las calles de San Francisco, ambos regresaron a casa y Eddie trabajó en su artículo hasta ya entrada la noche. ¡Su trabajo estaba hecho por ese día! Tenía demasiados mensajes por leer en la bandeja de entrada del correo, ¡pero esos podían esperar!
El hombre se levantó, lanzó un gran bostezo para dirigirse al cuarto de baño, echarse una meada y cepillarse los dientes antes de meterse en la cama y dormir a pierna suelta hasta el medio día.
«Si tanto la quieres, deberías ir a buscarla...»
Eddie suspiró y negó con la cabeza echando un vistazo a su reloj de pulsera. ¡No eran horas adecuadas para hacerle una visita a Venus. ¡Realmente se moría de ganas de verla! Quería estrecharla entre sus brazos y probar de nuevo sus dulces labios. El reportero suspiró y se metió en la cama, cubriéndose con las mantas. Quizá podía levantarse un poco más temprano e invitarla a desayunar. ¡No era una mala idea!
Brock estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó el timbre de su móvil. De inmediato se levó las manos a la cabeza, mientras sentía cómo Venom se sacudía debido a las frecuencias emitidas por ese sonido estridente. ¡No debió cambiar el tono de llamada!
«¡Apaga eso! ¡APAGA ESE MALDITO APARATO!»
Eddie respondió de inmediato la llamada, sin siquiera haber mirado la pantalla para saber quién lo molestaba a esa hora de la noche.
-¿Diga? ¡Habla Eddie Brock! - Murmuró el reportero - ¿En qué puedo ayudarle?
-¡E-Eddie! - Gimió Venus del otro lado de la línea - ¡Gracias a Dios que me respondes!
La chica se escuchaba asustada, alterada y al borde de la histeria.
«¡Debes ir a verla! ¡Algo no anda bien con ella!»
-¿Está todo bien, Ve? - Preguntó Eddie - Te noto alterada, demasiado alterada...
-¡No, no, no! - Chilló la mujer - No estoy bien, estoy... - Suspiró - Estoy muy asustada, ¡tengo mucho miedo! - Gimió - ¿Puedes venir a mi casa por favor? No quiero estar sola.
-¡No te preocupes! - Murmuró el hombre - Dame cinco minutos y estoy contigo.
Eddie colgó el teléfono y se levantó de un salto de la cama, buscó sus zapatos y se los puso a toda prisa, cogió la chaqueta y salió a toda velocidad de la casa para golpear tres veces la puerta del departamento de Venus.
-¡Ve, soy Eddie! - Exclamó - ¡Abre por favor!
La puerta se abrió casi de inmediato. Eddie miró a la joven, estaba pálida, tenía los ojos llorosos, respiraba agitada y se notaba demasiado asustada. Ella no dijo nada y se arrojó a los brazos del hombre para romper en llanto.
-¿Qué sucedió? - Preguntó Brock acunándola y conduciéndola hasta la sala - ¡Cuéntamelo todo! - Suspiró.
-¡Fue una pesadilla! - Gimió Ve y escondió su rostro en el pecho del hombre - Pero estuvo realmente horrible y... ¡tengo mucho miedo!
-¿Qué es lo que te atormenta? - Preguntó Eddie acariciando con suavidad el cabello de la chica - Por favor, tenme confianza, soy tu amigo.
-¡No quiero que él me encuentre! - Suspiró Venus llorando a lágrima viva - ¡Él es malo, muy malo!
-Pero... ¿quién? - Volvió a preguntar el hombre - No te entiendo.
-¡Alexander! - Murmuró la joven y al pronunciar su nombre, su rostro adquirió una expresión de terror inefable - Mi ex novio - Gritó y volvió a llorar.
Eddie la abrazó con fuerza tratando de consolarla. Venus estaba fuera de sí. Él no comprendía del todo la situación. La chica estaba muy asustada, seguramente la experiencia vivida junto a ese sujeto fue algo horrible para la mujer. Él no insistió en seguir preguntando, no quería atormentarla más con esa situación. Sólo esperaba que la joven se tranquilizara.
Una vez que Venus dejó de llorar un poco. Eddie fue a la cocina y preparó un té de lavanda que encontró en la alacena de la joven. Después regresó con ella y le ofreció la taza para que ella tomara pequeños sorbos.
«Trátala bien para que esté tranquila. No la dejes sola, Eddie. Venus tiene miedo, puedo olerlo y cada vez es más intenso»
-¿Ya te sientes mejor? - Preguntó Eddie dejando la taza sobre la mesa de centro.
-¡Ya, muchas gracias Eddie! - Gimió Venus y abrazó al hombre con fuerza - Seguramente has de creer que soy una loca y que...
-¡No pasa nada! - Murmuró Brock sujetando el rostro de la chica con sus manos - Ahora debes ir a descansar, ¡necesitas dormir y olvidarte de este mal trago!
-¡Quédate conmigo! - Gimió Ve y lo miró con ojos suplicantes - ¡Por favor, Eddie! No quiero dormir sola.
Eddie suspiró y asintió, tomó a Ve de la mano y juntos entraron en la habitación. Él la ayudó a meterse a la cama, la arropó y después se recostó junto a la joven, quién se acurrucó entre sus brazos e inmediatamente se quedó dormida. El hombre lanzó un profundo suspiro y se acomodó en las almohadas, pero no se durmió, sólo se quedó callado, contemplando el techo de la habitación.
«Debemos cuidarla muy bien, Eddie. Ella es nuestra humana ahora, es joven, frágil y nos ha puesto de cabeza... creo que yo también la amo.»
§ § § § §
¡Pobre Ve! Va a comenzar de nuevo su tormento, porque Alexander está cerca y en algún momento él aparecerá frente a ella. ¿No lo creen?
Afortunadamente cuenta con el apoyo de Eddie y de Venom, que no van a dejarla sola.
¿Qué le pareció este capítulo?
No olviden dejar sus votos y sus comentarios; y muchas gracias por su apoyo.
Maria Decapitated
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