Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mejores amigos

PETER

—¡¿Qué hiciste qué?!—espetó histérico.

—Lo que escuchaste...

—Eres un idiota, Peter.

—Gracias Harry, también te quiero.

Su amigo le lanzó una mirada decepcionada para después volver a centrarse en la pantalla con gráficos moviéndose.

Jamás creyó que Harry se fuera a alterar tanto por confesarle su reciente decisión respecto a Deadpool.

—Lo tenías a tu merced y simplemente lo perdonaste.—reprochó despectivamente.

—Todos nos merecemos una segunda oportunidad.

—Te equívocas mi amigo, no todos se merecen si quiera ese privilegio.

—No lo conoces.—se defendió el arácnido.

—Ni tú tampoco, ¿crees que por pasar una semana y unos días más ya puedes saber todo sobre una persona?, porque suena ridículo.

Ahora que lo recapacitaba mejor, Harry tenía parte de razón.
Peter no conocía nada sobre el buscado mercenario. Era un completo desconocido al que perdonó deliberadamente.

¿Por qué hizo eso?

—Ya me arrepentiré después, ahora sólo tengo que afrontar las consecuencias.

Harry negó, moviendo su cabeza hacia los lados. Pausó el videojuego, poniéndose de pie de un salto de su cómodo sillón.

—Lo hecho, hecho está. —le tendió la mano.—Pero no olvides que te lo dije.—sentenció, haciendo reír a Peter.—Ahora, vamos a ordenar una pizza, me muero de hambre.

—Estoy contigo.

Sobraba decir que su vínculo con Harry era sumamente especial. El chico había sido su amigo desde que eran tan solo unos niños, con el tiempo se volvieron inseparables.

Sus padres también se conocían gracias a su trabajo. El señor Osborn, era un distinguido científico y además fundador de Industrias Oscorp, importante fuente para los nuevos descubrimientos del mañana. Parecía casi inevitable el trato entre Industrias Stark y Oscorp.

Lamentablemente el padre de Harry casi nunca estaba en casa. Peter era consiente de que era un hombre ocupado, pero no era excusa para descuidar a su propio hijo.

Y vaya que él sabía perfectamente sobre padres con trabajos agobiantes. Es decir, sus padres eran los líderes de los vengadores, por supuesto que tenían muchas ocupaciones, deberes por cumplir y sin embargo siempre estaban allí para él.

Su amigo fingía desinterés en el tema, pretendiendo que realmente no le afectaba la ausencia de su progenitor. Peter sabía que mentía.

Se dirigían a la cocina; junto al teléfono colgado en el muro, ambos adolescentes tenían pegado en un papel los números de aquellos lugares donde a su parecer valía la pena la comida.

—Debemos ir al nuevo gimnasio que abrieron cerca de aquí. He escuchado solo maravillas y buenos comentarios. —sugerió Harry.

—¿Y desde cuándo te interesa ir al gimnasio?—Peter rió por el simple hecho de imaginarse a su amigo en un lugar así.

—Bueno, no está de más hacer un poco de ejercicio. —expuso, sonriente.

—Ya, vamos, dime la verdad.

De seguro buscaba impresionar a alguna chica, intentando hacerse el atlético.

Harry lo ignoró, marcando el número de la pizzería.

—No hay una razón oculta, sólo deseo ponerme a prueba, sabes que me encantan los desafíos. Puede que tú no lo necesites, pero puedes acompañarme como buen amigo que eres.

Chantajista...

—Ya veremos.

Bernad, el mayordomo de la familia Osborn, al ver a los dos jóvenes conversando en la cocina, se acercó a ofrecerles algo de tomar. Gesto que Harry rechazó.

—Estamos bien Bernad, nosotros podemos hacerlo.

—Pero señor...

—Sin embargo puedes avisarnos cuando el repartidor llegué, aquí está el monto a pagar.—sacó de su bolsillo trasero un par de arrugados billetes y se los entregó.

—Entendido, con su permiso.

El hombre asintió, retirándose igual de educado y pulcro que siempre.

Otra de las cosas que compartía con su amigo era precisamente su actitud sencilla.

A pesar de que ambos chicos habían crecido dentro de una familia con estándar económicamente alto, Peter y Harry solían ser poco presuntuosos al respecto. Sobre todo Harry.

No le gustaba ser reconocido por toda la comunidad estudiantil como un mimado niño rico. Razón por la cual evitaba a toda costa lujos innecesarios, como llegar a la escuela en limosina.

Decidieron quedarse en la sala y jugar a los dardos mientras esperaban.

—Gwen dará una fiesta el próximo fin de semana. —comentó Harry.

—¿Y piensas ir? —Peter detuvo su tiro.

—No lo sé, puede ser divertido. Vamos, tienes que ir. —insitió.

Buscó en su mente una excusa, no es que no deseara salir a divertirse, pero él era pésimo socializando y prefería mil veces quedarse solo en casa que asistir a una de esas locas reuniones de sus compañeros. Además, Gwen no le caía del todo bien. Lo más probable es que se equivocaba y fuera una encantadora chica, algo que no descubriría hasta tratar con ella.

—Tenemos exámenes.

—Ay, por Dios... ¿Cómo si te hiciera falta estudiar?

—Yo paso Harry, ve tú si quieres.

—No iré sin ti. —dijo con obviedad. —Eres mi único amigo.

Peter volteó a verlo con una sonrisa burlesca.

—Yo veo que eres bastante popular en la escuela, muchos te hablan y te buscan. —recordando, se alistó para lanzar.

—¿Y dime a cuántos de todos ellos les importo más allá de mi dinero?—Harry se plantó  frente a él, interponiéndose entre la diana.—Peter, fuera de broma, sabes que eres la única persona con la que cuento, con quién soy yo mismo. Eres como ese hermano que nunca tuve.

Sabía que era verdad. Porque él se sentía igual respecto a Harry.

Su amigo podía aparentar incluso en ocasiones ser feliz cuando no necesariamente era su verdadero estado. Podía disimular la falta de un auténtico hogar en su vida, parecer relajado y sonriente ante los demás.
Con él no hacía falta todo eso.

Si había alguien en todo el mundo en quién sin pensarlo confiara plenamente, ese sería el intrépido Harry Osborn.

—Me vas a hacer llorar.—le empujó, notando como la expresión de su amigo cambió por una menos tensa.

—Señor Osborn, la pizza que ordenaron llegó. Le dejé las cajas en la cocina.—Bernad interrumpió.

—Genial, gracias. —sonrió. —Vamos, Peter, tampoco bromeaba cuando dije que me moría de hambre.



...

—¿Estas seguro de esto?—una vez más, volvió a preguntar.

—Sí, Peter, y deja de mirarme así —entró en el establecimiento seguido de él.

Apostaba todos sus ahorros a que el joven castaño, no duraría ni cinco minutos entrenando.

Fueron recibidos por un enorme hombre fornido. Era un entrenador personal, que les explicó en términos simples, cómo se manegaba el gimnasio.

Dependiendo del tiempo que una persona llevara inscrito, podía hacer uso de los diversos aparatos, debido a que unos requerían de mayor esfuerzo físico que otros.

Como Harry iba a empezar desde cero, lo pusieron a practicar cardio.

Peter se aguantaba la risa, el adolescente llevaba haciendo todo tipo de flexiones, lagartijas, abdominales, saltar la cuerda y demás ejercicios.

Gracias a su gran idea, le había llevado más de cinco botellas de agua a Harry, de las cuales sólo le quedaban dos.

—Dame una botella, no ves que me deshidrato.—le quitó un envase de las manos y se despuso a beber.

—Te vas a acostumbrar con el tiempo, ahora se te hace muy pesado pero ya verás que no es la gran cosa.—intentó animarlo.

—Espero que tengas razón.—secó el sudor de su frente con un trapo que le habían brindado. —No me rendiré tan fácilmente.

—Ese es mi Harry.

—Mira lo que me han dado.—le mostró con odio una hoja. —Es una lista de los alimentos que se supone debo consumir, como una tipo dieta diaria. Es un asco, ¿quién come frutas y vegetales hoy en día?

—Mi papá Steve me obligó siempre a comerlos, qué puedo decirte.—ambos rieron.

—Vamos a casa, fue todo por hoy. —se deshizo en sus brazos.

—No voy a llevarte cargado hasta tu casa si es lo que pensabas. —le confirmó, ayudándole a incorporarse.

—Tienes que hacerlo, muy apenas y me puedo sostener, mis piernas me están matando—rogó.

—Tengo una reputación.—dijo para molestarlo, mirando al frente para ver por donde caminaban.

—¡A la mierda tu reputación!—Harry no le soltó.

Salieron del local.
Lo bueno del asunto era que no estaban lejos de la residencia Osborn.

Peter distinguió a dos sujetos con traje del otro lado de la acera. Se veían intimidantes.
Dejó de prestarles atención para seguir por su propio camino mientras escuchaba los lamentos y quejas de su amigo.

Algo lo inquietaba, por cada paso que daban, sentía que cierto par de ojos los seguían. La poca circulación de personas por la banqueta no ayudaba mucho.

Hubiera dejado pasar ese extraño presentimiento de no ser porque su sentido arácnido lo alertó de un posible peligro.

Instintivamente giró su cuerpo lo más rápido que pudo, deteniendo con fuerza la mano de su atacante.

Era uno de los hombres de traje negro.

El sujeto se veía impresionado no solo por la fuerza aplicada a su muñeca sino por la reacción del adolescente.

—¡Harry corre! —le ordenó, mirándolo con pánico.

Su amigo parpadeó sorprendido, siguiendo su indicación.

Peter finalmente arrojó al hombre al suelo y siendo consciente de que estaban en un callejón vacío, se dio la libertad de adherirlo al pavimento con la ayuda de sus lanza telarañas.

Mientras tanto, Harry seguía corriendo del otro hombre misterioso.  Gracias al desgaste físico, su cuerpo empezaba a fallarle, sus piernas las sentía débiles y temblorosas, la opresión en su pecho le cortaba la respiración al punto de nublarle la vista por instantes. No aguantaría por mucho tiempo en ese estado.

Como era de esperarse el atacante lo alcanzó, amenazando su integridad con un arma blanca.

A Peter se le heló la sangre al presenciar tal escena. El hombre apuntaba al cuello de su mejor amigo con una filosa daga.

El joven héroe, reaccionó lanzando una telaraña al peligroso artefacto. Forcejeó intentando arrancársela de las manos hasta que lo consiguió. En el proceso Harry había logrado separarse de su agresor, dándole el espacio a Peter para derribarlo de un golpe certero.

El hombre cayó al suelo derrotado.

¡¿Qué mierda fue eso?!


Harry lo veía asustado, paralizado por lo que acababan de vivir.

—¿Estás bien?—se acercó a él.

—Eso creo.—Harry se ciñó a su espalda, aferrándose a su cuerpo. Nunca lo había visto tan nervioso. Casi juraba que temblaba en sus brazos.

Antes de irse dieron anuncio a las autoridades, no podían dejar a esos tipos sueltos por allí.

La policía se encargó de dar arresto a ambos hombres. Las declaraciones por parte de los dos amigos además de la evidencia de la portación del arma, fue muy útil para los oficiales.

Fueron escoltados personalmente por un policía hasta la mansión de Harry. Era su deber informar a un adulto de la situación.

Bernard puso una cara preocupada al abrir la puerta y ver al par de chicos en compañía del oficial. Y no era para menos, cualquier persona se exaltaría ante tal contexto.

Después de estar al tanto del conflicto, el mayordomo le aseguró al policía que se haría cargo de informar a los padres de los dos jóvenes.

—Bernad no tienes que llamar a nuestros padres, estamos bien, nada nos ocurrió.—trató de persuadir Harry.

—Lo siento, señor, me temo que esta vez no puedo hacerle caso. Es bastante delicado lo que pasó, sus padres deben de estar al tanto.

Sin decir nada más se retiró, dejándolos solos en la sala.

Peter estaba de acuerdo. Aunque eso implicaba que de seguro Tony y Steve se sobresaltarían, llamándolo para que regresase a la Torre.


—Qué alegría verlos aquí a salvo.—aquella voz los hizo ponerse de pie.

El señor Osborn hizo acto de presencia.

Harry giró tan rápido su cabeza hacia su padre que Peter temió por su cuello.

—Padre... ¿qué haces aquí?

—Es mi casa, ¿no es así?, ¿por qué ponen esa cara como si hubieran visto a un fantasma?

—No, no nos lo tome a mal, es que poco usual verlo a esta hora del día. —respondió Peter.

El hombre dio unos pasos más, abrazando a su hijo.

—Bueno, ya estoy de vuelta. —resolvió sereno.

Le tendió la mano a Peter en muestra de saludo, después de que terminara de abrazar a su amigo.

—Esa sí que es una sorpresa. —mencionó Harry.

—Me enteré de lo que pasó hace unas horas. —su mirada cambió por una calculadora y fría.

—Pero...

—El comandante Stacy, es amigo mío, me informó en cuanto supo de su ataque. —explicó. —Así que decidí venir a confirmar que estaban bien.

Harry no era el único asombrado por la reciente confesión de su padre, Peter tampoco daba crédito a que el señor Osborn haya dejado sus labores a cambio de saber el bienestar de su hijo.

Sería lo normal para cualquier padre, pero Norman no era precisamente el mejor modelo paterno.

Tal vez no lo demostraba, pero Peter tenía claro que el señor Osborn amaba y se angustiaba por Harry.

—A partir de mañana tendrás guarda espaldas para donde quiera que vayas, es una medida preventiva. —Norman se dirigió para con su hijo.

—No es necesario padre.

—Por supuesto que sí.—objetó firme. —La delincuencia y problemas a causa de nuestro prestigio, no será impedimento para mantenerte a salvo, eso tenlo por seguro hijo.

Su teléfono celular empezó a sonar y tuvo que encaminarse a otra habitación para contestar. Agradeció salir de aquella aura tan incómoda.

Ya sabía lo que se venía.

—¡Peter, hijo, ¿qué pasó?!, Bernad nos dejó un mensaje con Jarvis.

—Estoy bien, Pops, les contaré más tarde. No tienen de que preocuparse.

—Tony ya fue por ti, estará allí dentro de unos minutos.

—Están exagerando, controlé la situación. Harry y yo salimos ilesos.—presumió.

—Igual hay otra razón para que vuelvas.

Peter sostuvo el celular con su otra mano, confundido por las palabras de su padre. No supo distinguir en su tono de voz si eso era algo bueno o malo.

—¿Qué es?

—Es tu tía Natasha...


















¡Hi, amores!






¿Vieron el avance de End Game?

Mi hype y mi mente está colapsando por la espera de esta película.

Me:















Por cierto...

Drama time en camino.


¿Qué le habrá pasado a Natasha?



Ya lo descubrirán.





Gracias por leer y por todo su apoyo.






With all my love,




—Missmarvel17 ❤










Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro