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7. Un paso más (II)

Estaba prestando atención y esperando el momento en el que Momo se separara por más de cinco minutos de Sana para poder acercarse a ella, porque sí necesitaba preguntarle unas cuantas cosas.

La oportunidad se dio cuando Hirai finalizó de comer y fue a tirar los envoltorios de las galletas que se había comido. Mientras tanto, Minatozaki contaba cómo había puesto a Bambam en su sitio a su grupo de amigas. Así pues, Nayeon caminó tras la japonesa mayor sin disimulo alguno.

—Oye Momorin, acompáñame fuera —pidió tomándola de la mano y caminando hacia fuera donde estaba el campus de fútbol.

De lo que no se dieron cuenta es de las miradas de sospecha que lanzaba cierta japonesa viéndolas salir por la puerta.

—¿Por qué venimos aquí? —preguntó Momo dejándose arrastrar hacia uno de los bancos.

—Porque aquí no nos escuchará nadie —contestó girando su cabeza en busca de posibles "espías" que escucharan su conversación.—E-es sobre Mina...¡digo! Myoui, es sobre Myoui.

Las cejas de Momo se alzaron denotando sorpresa, había notado que no habían peleado tanto durante lo que quedaba de día y eso le pareció muy extraño.

—Has acudido a la persona correcta —aplaudió Momo.

—A ver, es el cumpleaños de Mina ¿no? —Hirai asintió —Pues todas parecían saberlo, menos yo. Lo que no entiendo es por qué tenia tan mal humor, no sé cómo felicitarla.

La sonrisa que mantenía la japonesa mayor se desvaneció poco a poco, no sabía muy bien si sería correcto responder aquella cuestión pues era más cosa de Mina que de ella.

—No quiero entrar en detalles, pero Minari odia celebrar su cumpleaños porque no le trae buenos recuerdos —dijo algo pensativa para luego mirar a la coneja —encima su padre ha organizado una fiesta sin su permiso. De ahí su mal humor, Sana dice que se escaparía pero sabe que las mataría.

—¿Sana? ¿Son vecinas?

—Sana es la hermanastra de Mina, aunque nunca les digas que son hermanastras, mejor hermanas.

Los ojos de la más mayor se abrieron como platos. No tenía ni la menor idea de ello. Ahora, por otro lado se sentía apenada porque parecía que de la noche a la mañana le había empezado a importar Mina y también parecía su stalker.

—Ósea que de ahí la cercanía...

—Sí, crecieron juntas. Y conmigo claro.

Vaya, eso sí que se lo esperaba.

—¿Querías consejos para felicitar a Mina? Solo sé sincera y listo —codeó a la mayor que ladeaba la cabeza —Ahora dime que pasó en la enfermería.

Ahí la había atrapado sin embargo, ni ella misma sabía lo que había ocurrido en la enfermería era como algo bastante irreal. Era demasiado...loco para ser verdad, ese momento fue prácticamente algo que no preveía. Todo ese bendito día estaba siendo bastante extraño para Im.

—¿No os besasteis, no?

—¡Pero que dices! —gritó golpeando su hombro al llegar a imaginárselo.—Eso jamás.

—Solo bromeaba, solo bromeaba.

Las dos estaban tan en su mundo que no notaron la presencia de Sana quien las juzgaba con una ceja levantaba. Rápidamente, Momo que tenia atrapada a Nayeon entre sus brazos para que no huyera la soltó en cuanto se dio cuenta de que había alguien mirándolas.

—¿Estáis saliendo?

—No lo malinterpretes —dijo levantándose apenada y Sana solo le sonrió.

—Estábamos jugando —informó Momo acomodándose en el banco.

—Ya lo sé, solo molestaba —habló mirando a Im para luego fijarse en su mejor amiga –te estaba buscando para preguntarte si querías acompañarme al baño

Momo se levantó al igual que la mayor y asintió con su cabeza mientras empezaba hablar con su mejor amiga.

—Vamos, si tenemos suerte nos podemos saltar una clase diciendo que nos encerramos en el baño.

—Chaeyoung ya lo intentó, pero es difícil romper el pestillo ¿te unes Nayeon?

Nayeon caminaba al lado de las dos mientras negaba con la cabeza, esas dos eran todo un caso. Ni loca se saltaba una clase ya había perdido suficiente.

Así pues, subió las escaleras practicando una y otra vez lo que le diría a Mina en cuanto la viera "solo ser sincera" se dijo, pero no entendía que quería decir Hirai con ello. Un jalón en su falda la desconcertó, ¿quién era el pervertido?

—Te voy a golpear, asqueroso  —gruñó girándose.

Lo que no se esperó es ver a Mina ahí levantando ambas manos inocentemente. Bendita casualidad.

Ah y Jeongyeon riéndose como loca al ver la cara enojada de su amiga, Tzuyu mordiéndose el labio para no reírse y Dahyun abriendo los ojos alarmada de que alguien además de ellas lo hubiera visto.

—Oye Nayeon, felicítala ya—bufó Jeongyeon y la mencionada se sonrojó.

—¿No la habías felicitado? —frunció el ceño Tzuyu mirando primero a la coneja y luego a la pingüina.

—Exposed! —gritaba Jihyo alcanzando a sus amigas junto a Son.

Genial, ahora tenía a todas llenándolas de preguntas y a Myoui con su rostro indiferente como si le importa una mierda que le deseara un feliz cumpleaños o no.

—¡A vosotras que os importa! ¡Tú! —señaló a la japonesa. —Ven aquí.

Ya en el pasillo, sus compañeras y gente que pasaba por el allí miraban interesados la escena, parecía una declaración pública.

—Felicidades Myoui y como es tu día tendremos una tregua por hoy —comentó mirándose las uñas tratando de sonar como una diva.—Nada de peleas.

En realidad se estaba muriendo de la vergüenza y las manos le sudaban por los nervios.

—¿Debería de agradecerte? —respondió Mina desconcertada.

—Pues claro, esta diosa te está felicitando y dando una tregua.

—Vale, como quieras —le dio unos cuantos golpecitos en su espalda ingresando a clase como si nada.

Y en cuanto se metió a la clase todas explotaron en risa, Dahyun y Chaeyoung rodaban por el suelo. La sangre le comenzó a subir a Nayeon dejándola algo roja por la vergüenza.

—¡Pero que mierda de regalo es ese! —reía Jihyo limpiándose las lágrimas.

—Lo mejor fue la cara de Mina —concordó Chaeng.

—¡A clases! —gritó Dahyun al ver como los profesores se acercaban.

Velozmente las chicas corrieron a sus correspondientes clases y Nayeon quería morirse ahí mismo, después de todo lo ocurrido se tendría que sentar con Mina.

"Hoy no es mi día" pensó apenas pudiendo verla a la cara, mejor se hizo la loca y se sentó al lado de Sowon en última fila bastante alejada del sitio de las extranjeras.

—Im Nayeon, ya sabes dónde vas. Por favor, cámbiate —pidió su profesor de psicología. Mala suerte.

Tímidamente tomó asiento al lado de Myoui que parecía estar perdida en sus pensamiento jugando con el lápiz. La clase comenzó y no cruzaron ni palabras ni miradas. Era extraño que no discutieran o debatieran cada vez que se daba la oportunidad.

Lo peor llegó cuando Nayeon comenzó a sentir un sueño terrible, se había quedado hasta la madrugada revisando el caso que prácticamente ya era suyo y sin permiso de su madre lo había aceptado. El señor Yang parecía de fiar, además tenía razón en que iría un paso más allá que las demás.

El sueño le atacaba cada vez más y el que le diera el sol en toda la cara no ayudaba. Los párpados le pesaban y deseaba al menos cerrarlos por un instante, se iba a quedar dormida en cualquier momento.

—Alguien no ha dormido sus horas de belleza —comentó con burla su rival.

—Ya te dije que no voy a discutir hoy, así que venga ríete todo lo que quieras —respondió para después bostezar.

Mina se acercó un poco a su rostro y alzó las cejas sorprendida, tenia unas ojeras enormes. La coreana le sostuvo la mirada esperando que se riera, no obstante la contraria se separó dejándola aturdida.

"Ahora qué va a hacer" suspiró para verla mover un poco su asiento como si se fuera a levantar.

Lo que no se planteó para nada fue que se quitara la sudadera que llevaba por encima de su uniforme y en el proceso se le levantara la camisa del uniforme mostrando su abdomen desnudo.

—¡Yah! ¡Qué haces! —gritó en voz baja sujetando la camisa para que nadie más viera lo que ella había visto.

Quizás habían sido unos pocos segundos pero lo había visto casi todo. La cara se le puso de un rojo carmesí y desvió la mirada mientras que la extranjera no entendía por qué tanta exageración.

—Toma, puedes usarla como almohada —explicó tendiendo su sudadera y poniéndola en la mesa de Im.

La adolescente se quedó anonadada. No esperaba esa acción por parte de Myoui.

—N-no puedo aceptarlo, me van a regañar además tengo que tomar apuntes y...

—No te van a regañar, este hombre no se entera de nada. Tómalo como agradecimiento por todo lo de antes —la obligó estampando su cabeza hundiéndola contra la sudadera de manera brusca.—Los apuntes los tomaré yo por ti así que descansa.

Nayeon iba a discutir, mas de acordó de sus palabras y se quedó con su rostro clavado en la dichosa sudadera viró lo suficiente su cabeza para mirar a Mina, quien tal y como le prometió estaba prestando atención.

Más calmada comenzó a notar la comodidad, además el aroma impregnado en la sudadera hizo que se embriagara en él preguntándose qué clase de perfume usaría para oler tan bien.

Y finalmente Nayeon cayó dormida con una Myoui que ponía la mano de vez en cuando para que el sol no le diera de manera directa en su rostro.











💓💓










Momo había sido quien había esperado por ella para ir juntas pues incluso la había despertado. Caminaban hacia la salida e inconscientemente llevaba la sudadera entre sus brazos.

—¡Momo! ¿Has visto a Mina? —preguntó Eunha y se detuvo examinando a la coreana con la mirada —¿Por qué tienes su sudadera?

—Yo no tengo...—amplió sus ojos dándose cuenta y luego se golpeó en la frente.—Momorin corre, ¿se habrá ido ya?

—Eunha, creo que está arriba o en el baño —sonrió amablemente Hirai para arrastrar consigo a Nayeon.

La nombrada quedó confundida y se soltó del agarre de la chica.

—Tengo que darle la sudadera a Mina, déjame.

—Era para despistarla, Miguri ya se fue. Tenía comida familiar.

—¿La verás hoy? Dale la sudadera de mi parte —pidió haciendo un puchero.

Hirai no era tonta, así que se cruzó de brazos negando con la cabeza.

—No, no. Se la das tú —se burló sacándole la lengua. —Pero si quieres le llamo para decirle que la tienes y que se la quieres entregar.

—¿Qué? ¡No!

La más mayor se abalanzó tratando de arrebatarle el móvil a la japonesa que lidiaba con ésta para llamar a su amiga. No pasó más de un minuto para que Mina le contestara a su llamada.

—¿Momorin? ¿Qué pasa? —preguntó algo confundida mientras Momo la ponía en altavoz para que así Nayeon escuchara la conversación.

—Iba a acompañar a Nayeon a su casa y se acaba de acordar de—

—¿Acompañarla a su casa? Qué mierda haces Momo, ¿te gusta?

Nayeon se atragantó ahí mismo tenía ganas de gritarle y Momo solo soltó una risita adorable.

—Uhh tranquila fiera. Aquí la cuestión es otra, te has olvidado tu sudadera y Nayeon la tiene ¿qué hacemos?

—Que me la traiga a casa, ya que te gusta acompañarla dile dónde está —no dejo ni que Momo respondiera para colgar.

Es decir que quería que la adolescente fuera a su casa solamente para devolverle la dichosa sudadera.

—¡Esa idiota! Que mal humor lleva siempre, ¿qué se cree que soy? ¿Su sirvienta?

—Le estresan las comidas familiares, no la culpes. Seguro que en cuanto se la entregues se pone más contenta —le aseguró guiñándole el ojo.

—Sí claro...

Aún ese repentino mal humor por parte de Myoui le sorprendió ya que ese día había sido el más tranquilo entre ambas. Primero lo de la enfermería, luego lo de la estúpida tregua y por último lo de la sudadera. Definitivamente era un día raro.

—A las cinco vengo a recogerte para ir a la casa de la cumpleañera —anunció Hirai en cuanto llegaron a la casa de la coreana —¡No tardes mucho!

—¡Pero si todavía no sé si voy a ir! —le chilló viéndola escapar para no oír su respuesta.

De nuevo poniéndola en un compromiso. La coneja ingresó en su casa y saludó a sus padres como de costumbre eludiendo un poco a su madre por temor a que le preguntara o le sacara información sobre lo que le había prohibido.

—En ocasiones así solo se puede acudir a Dios.

Así, Nayeon procedió a escribirle a su mejor amiga para decidirse de una vez por todas.

Pues la decisión estaba hecha. Sí que iba a ir. No sin antes discutir con Park unos minutos más.















🐧🐧












Tocaron el timbre del hogar Myoui y Nayeon tenía abierta la boca sin poder cerrarla debido a la sorpresa que se llevó al ver semejante casa, es que no era ni casa era más bien una mansión por fuera. El jardín era enorme, las vistas increíbles y la casa era moderna y elegante. Simplemente un hogar con el que cualquiera soñaría.

No es que Nayeon tuviera una casa pequeña, que bastante grande era, pero comparada con la "casa" de Mina era una mierda.

—Es bonita, ¿verdad? —preguntó Momo riendo.

—Parece la casa de un jugador de fútbol, dios —tomó aire la mayor aún sin poder asimilarlo.

Les abrió la puerta Dahyun con el pelo recogido en un moño, unas gafas puestas y ropa cómoda. Las orejas de Kim comenzaron a arder al ver que Momo venía acompañada.

—¡Nayeon! No sabía que venías que vergüenza —se tapó el rostro la menor e Im se quedó aún más desconcertada.

—Dubu, ¿no es Momo? —gritaba Minatozaki acercándose a ver por qué tardaba tanto. —Uy, que sorpresa más agradable. Pasa, pasa.

—Eh que yo también estoy aquí —lloriqueó Hirai haciendo un mohín con sus labios.

—Momorin esta ya parece tu casa, estamos acostumbradas a tu presencia —la molestó su mejor amiga mientras la coreana entraba a la mejor casa que había visto.

Por dentro era un poco como se la esperaba, igual de espaciosa, elegante grande y ordenada. Ordenada menos la sala que tenía cojines tirados por el suelo, la enorme televisión de pantalla plana con Netflix puesto y el sofá costoso lleno de palomitas.

—Perdona el desorden, Minari no nos dijo que vendrías.

—Entonces tú y Dahyun...—las señaló a ambas y la pareja asintió. —Me tienes que contar bien el chisme.

—Sí, pero mantén esto secreto. Recuerda que lo que dijo Taeyeon.

Im seguía admirando la cocina que daba con el salón mientras oía la conversación de las dos japonesas.

—Pensé que no vendrías Dubu.

—Me pidió ayuda con los deberes, pero era una trampa para que viera Netflix con ella.

—Mina estaba practicando y me aburría , además Momo-chan siempre llega tarde.

—¿Quieres que te pegue? Le estás dando una mala imagen sobre mi a Nayeon.

—Ella vino por Mina, no por ti.

El nombre de su rival hizo que recordara el por qué había ido allí así que dejó de envidiar por unos minutos para centrarse.

—Esto...chicas. He venido a entregarle a Mina su sudadera que se olvido en clases ¿dónde está?

—Dahyun-ah acompaña a la coneja mientras que Sanita y yo arreglamos unas cuantas cosas —pidió mientras le lanzaba un cojín a su amiga a la cara.

—Sana, no rompas nada que luego tú madre te mata —avisó para sonreírle a Nayeon. —vamos.

La chica de tez blanca subió las escaleras que estaban cerca de la entrada, Nayeon tenía la boca abierta formando una "o"
mientras caminaban por larguísimo pasillo. Cuando pensaba que nada más le podía asombrar vio nada más y nada menos que una sala solamente para Mina.

Una sala de baile, en la cual se podía ver a la perfección como la nipona ensayaba una y otra vez haciendo giros espectaculares y con tanta clase. Era ballet. La música estaba sumamente alta y se denotaba que la joven estaba sudando.

—Baila ballet desde los cinco años, es increíble. Creía que ya había acabado...

La mayor apenas podía oír lo que le decía Dahyun, estaba embelesada con la danza de la extranjera. Kim sin vergüenza alguna golpeó el cristal repetidas veces para que la bailarina se diera cuenta de que tenía visita.

Terminó la canción y Mina se fijó en el reflejo del espejo para después caminar hacia fuera encarando a ambas chicas.

A Nayeon le parecía irreal. Irreal el hecho de que aún con algunas gotas recorriéndole la clavícula y la frente y con la respiración agitada se viera tan...hermosa de cierta manera.

—¡Dahyun! ¡Sana rompió el jarrón ayudaaa!

—Estos animales...¡os dejo a solas! —dijo corriendo escaleras abajo para solucionar el problema.

Ahora sí a solas se quedaron mirando de la misma manera que lo hicieron en la enfermería. Esa extraña forma que ninguna de las dos comprendía que significaba.

—Gracias por tu sudadera —rompió por fin el hielo la coreana entregándosela.—Bonita casa por cierto.

—Lo mejor es el jardín, deberías sentarte y ver el atardecer. Es lo mejor.

—Me gustaría.

Así habían terminado tumbadas en la fresca hierba esperando a que el sol se ocultara y un silencio reinaba entre las dos. No era necesariamente incómodo, pero Nayeon quería aprovechar la tonta "tregua" para hacer las cosas bien.

—¿Odias el día de tu cumpleaños?

—No.

Y de nuevo esas respuestas cortantes e indiferentes típicas de Myoui Mina. Era de esperarse.

—El día de mi cumpleaños, mi madre solía preparar un desayuno típico japonés, Sana lo intentó una vez con Momo y casi queman la cocina —comenzó de nuevo a hablar mirando como el cielo se teñía de un bonito rosa anaranjada —Siempre me despertaba cantándome feliz cumpleaños, es frustrante no poder recordar su voz bien.

La más alta tenía los ojos brillantes, se acomodó y se sentó con la mirada perdida en el cielo.

—Pero luego llegaste tú, desde ese día en el baño siendo tan ruidosa e impertinente. Hoy también me hiciste recordarla con tu tonta canción en la enfermería también —soltó una risita mirándola esta vez —Eres la única que no duda en llevarme la contraria y por ello siento que no me tienes pena o me tratas diferente.

Tras oír esto, Nayeon se sentó copiando las acciones de la japonesa. No podía mirarle por mucho tiempo a los ojos pues temía verse vulnerable y no quería acabar llorando.

—Tú eres de las pocas personas que no me miran con pena, no quiero una tregua de regalo de cumpleaños, quiero que sigas siendo así de sincera conmigo —admitió tomando aire para finalizar con su charla —Así que no es que odie el día de mi cumpleaños, es solo que en momentos así es cuando más recuerdo que ella no está en mi vida.

La contraria supo que era momento de recoger el suficiente valor  para hacer lo que iba a hacer. Tomó la mano de Mina mientras miraban al cielo, temiéndole aún el mirarle a los ojos.

—Tu madre siempre estará contigo —sonrió y esta vez sí que cruzaron miradas —aquí —sin miedo alguno señaló el pecho de la menor que se quedó mirándola en silencio estática.

Myoui miró al suelo y luego sin pena alguna soltó una tímida sonrisa, la cual hizo en efecto en Im que sonreía igual.

—¡Mira! Lo estás haciendo de nuevo —rió Nayeon.

—El qué.

—Estás sonriendo.

Mina no aguantó y soltó otra risa tímida negando con su cabeza mientras se peinaba su flequillo.

—Sé que no hay persona mas hermosa que yo en el universo —comentó —pero tú me haces un poquito la competencia cada vez que sonríes.

—Quiero acabar esta tonta tregua, no aguantó tu egocentrismo.

—Ni yo tu presencia —respondió mostrándole el dedo del medio y empujándola.

Esto llevó a una clara reacción de Mina golpeando el hombro de Nayeon y haciéndole un gesto de querer pelear, la menor de estatura forcejeó para detener el movimiento de la nipona quedando cara a cara.

—Feliz cumpleaños, Mina.

Y de nuevo, la hermosa sonrisa de Myoui Mina se mostraba ante ella, diciéndole lo contenta que estaba con aquellas simples palabras. Nayeon se sintió satisfecha, la había hecho sonreír en el día de su cumpleaños y eso ya era un gran paso para ella. Sin lugar a dudas  había avanzado.

La sonrisa de Myoui era prueba infalible de ello.





💚



lamento la demora y que el capítulo no sea lo suficiente bueno 😔

(Estoy abierta a sugerencias)

De hecho debería haberlo subido para el cumpleaños de Mina, pERO TANTA TAREA ONLINE NO ME DEJA VIVIR.

Ahora con las vacaciones de Semana Santa debería de actualizar más seguido así que...intentaré darle ritmo a la trama nada más que decir.

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