17. Mision (II)
Jihyo solo tenía que dar una pequeña señal para que dieran la vuelta al juego e hicieran una de sus tácticas tan entrenadas por si ocurría una emboscada o un efecto no deseado en la misión.
—Sí —pronunció Jihyo y la velocidad y rápida evasión que adoptaron las nueve muchachas sorprendieron a los enemigos.
Un firme y rápido cambio de posición en las que se ocupaban de ocuparse de golpear puntos exactos de los cuerpos contrarios para debilitarlos o noquearlos.
Fueron tan rápidas que apenas tuvieron tiempo para reaccionar. Encima la sincronización fue increíble.
El único que no tuvo problemas en leer los movimientos de las jóvenes fue aquel enmascarado que esquivó fácilmente la patada de Nayeon. No obstante la coreana no se había dejado la piel entrenando para nada, así que así consiguió enganchar un golpe.
—No quería recurrir a la fuerza —escupió sangre el hombre amagando para usar su fuerza contra la chica.
Sin pensárselo y por temor a que llegara a arrebatarle el objeto, lanzó lejos el USB para que éste no pudiera llegar a ella esquivando sus golpes. Así fue como terminó cayendo de los pies de Mina quien se ocupaba y tiraba a uno de los rivales.
Estaba a punto de tomar el USB cuando observó el teléfono móvil del individuo y ver la pantalla brillando con "Myoui" en esta.
—¿Qué...? —frunció el ceño mirando el aparato tecnológico.
—¡Mina coge el puto USB —gritó desesperada Son al ver el alto nivel de lucha que tenía el enmascarado a pesar de que Nayeon y Jihyo le atacaran a la vez.
El pequeño error de Mina y esa distracción fue la pequeña grieta que encontró el hombre para tomar el USB y salir corriendo sin apenas darle tiempo a las demás chicas de reaccionar por el agotamiento.
Sobretodo Dahyun y Jeongyeon estaban demasiado agotadas y algo heridas por algunos golpes que no habían podido esquivar de sus contrincantes.
—¡Qué no escape! —bramaba Park haciendo que su equipo persiguiera con todo su aliento al tipo.
Era hora ya de salir de ahí por la puerta trasera y atrapar a ese idiota.
Corrieron con todas sus fuerzas tras él, les quedaban pocas balas, el encontrarse con más personas de las que se esperaban también fue una patada en el trasero para estas y ya para finiquitar un imbécil huis con su objetivo.
—Lo tengo —se relamió los labios Tzuyu apuntándolo desde lejos con su arma.
Estaban cerca de la salida trasera y podía ver que él estaba en la puerta ya prácticamente .
—¡Dispara! —chilló Dahyun con la respiración entrecortada.
—Es mío, no lo mates Tzuyu hay algo que no me cuadra con este idiota —ordenaba la líder alcanzándolo y tomando el USB al hacerle una llave.
Estaba ya acorralado y prácticamente hecho mierda. Aun así soltó una risa dejando desconcertadas a las nueve.
—De qué te ríes basura, te tenemos —gruñó Minatozaki poniéndose de cuclillas para quitarle la máscara.
—Yo que tú no lo haría...
Y ahora entendían por qué, era otra de sus asquerosas trampas, tipos con la misma máscara las empezaron a rodear apuntándolas.
—Por ahora no abráis fuego hacia ellas —ordenó a sus compañeros.
Yoo reaccionó antes y trató de defenderse fallando en el intento pues uno de los hombres la tomó del cuello apuntando directamente a su cabeza.
—¡Tu estás en la misma situación!
—¿Eso crees? Yo moriría, pero tus otras amiguitas también en cuanto de la orden. Yo también sé liderar —habló con un tono egocéntrico —Así que suéltame y daré la orden de que no disparen.
—¡Jihyo!—llamó Nayeon mirándola a los ojos.—Hagámoslo de nuevo.
—La misma táctica no sirve dos veces...—le explicó Dahyun que estaba a su lado siendo apuntada.
—Y ahora nuestros movimiento son más lentos —maldijo Hirai.
Estaban entre la espada y la pared, sobretodo Jihyo en quien recaían las decisiones.
—Alejad más las armas de sus nucas y te soltaré.
—Hecho, Jihyo —pronunció su nombre causándole un asco profundo.—Soy un hombre de palabra.
—Hacedlo, es una orden —y tal y como les dijo los demás acataron su orden haciendo que la líder también cumpliera parte de su trato.
Una vez suelto se limpió el polvo de los hombres y miró a uno de sus trabajadores pidiéndole explicaciones.
—Ya hemos desatado a los jefes con los que quería negociar señor, están con ganas de matar a estas putas —explicaba el desconocido como si fuera un juego dirigiéndose esta vez a las chicas —he calmado a los chicos del segundo piso, así que si me da el permiso podemos masacrarles. Sobretodo a esta zorra que ha intentado golpearme, a esta no puedo dejarle el así de fácil.
El sudor y los nervios se reflejaron en los ojos de todas, se había complicado el doble de lo que pensaban, no había ni rastro de la agente Hyuna y era el USB o Jeongyeon.
Se les había ido de las manos, estaba claro.
—Dame ese USB, no os mataré, eso os lo aseguro.
Jihyo abrió los ojos sin saber que hacer, ahora al menos no estaban todas bajo peligro sabía que podrían huir, sin embargo quien lo tenia más difícil era Jeongyeon, no podía dejarla morir y no delante de sus ojos.
—¡No se lo des! —gritó Jeong.
—Cállate —golpeó el sujeto a la menor haciéndole guardar silencio.
El SaMo llenas de furia al ver esto trataron de librarse silenciosamente de sus enemigos, aún así lo único que consiguieron un golpe directo en el estómago causando que ambas cayeran de rodillas retorciéndose de dolor.
Para que estuvieran así debieron de dar en uno de sus puntos débiles.
—Saca el cuchillo, que aprendan a respetar a sus mayores, como no os mantengáis quietas usarán esto con las que rehusen a colaborar —pidió el enmascarado y otro más entró con lo mencionado
Dahyun presa del miedo por su compañera hizo una maniobra para quitarle el arma y le salió la jugada al revés pues la tomó por el cuello y la tenía apuntándola con un cuchillo.
—¡No me jodas! —maldijo Son y como fue ordenado ya la tenían sujeta enredando un hilo en su cuello.
—Dijiste que no les harías daño —vociferó Jihyo con furia apuntando a su cabeza.
Tzuyu al ver eso no se quedó de brazos cruzados, consiguió movibilidad y se deshizo de su rival. Ahora era la única que tiene movilidad al igual que Jihyo tomando dos armas y apuntando a los agresores que tenían a sus amigas. La líder copió rápidamente su acción y lo mismo hicieron el MinaYeon.
Ahora estaba igual de jodidos si no fuera porque a los enmascarados parecían no tener ningún toque de empatía por sus compañeros.
Mina observó preocupada a las dos niponas, ¿que clase de golpe habían empleado para dejarlas así? Al hombre que acababa de noquear no tenía semejantes reflejos, ¿acaso sabían de las grandes habilidades de pelea de sus dos compañeras y por eso les habían asignado a dos rivales con sus mismas características?
Su cabeza estaba siendo un enredo en ese instante, tenía muchas preguntas y todo estaba en estado crítico.
Sorpresivamente, Minatozaki que parecía no poder más, no se pudo quedar quieta al ver el estado de Dahyun así que trató de apartar a su novia del rival.
—¡Sana! ¡Que haces! —trato de detenerla Kim en vano.
En el forcejeó recibió un corte en su brazo causando que cayera al suelo de nuevo de rodillas y escupiera sangre casi convulsionando. Hirai quien estaba recuperando el aire la sujetó preocupada.
Observó con cuidado la herida de su amiga y vio la sustancia que rodeaba la herida, el cuchillo tenía veneno.
—Jihyo, esto no se ve bien —obvió Im. Pero no podían ceder.
Ella solo seguía centrada en conseguir la jodida misión. Y no dar el USB.
—Lo sé, mierda, lo sé —miró al suelo apretando sus puños con rabia.
La orden era mantener el USB costará lo que costará, pero no podía ver a su equipo en ese estado.
Acabaría mal como siguieran jugando con esos sujetos.
Lanzó finalmente el USB al suelo y Nayeon la miró histérica.
—¡Qué haces! Ese USB era esencial.
—Nos rendimos.
—Disculpas aceptadas, que pena esperaba más de JYP —suspiró el hombre que parecía ser el cabecilla acomodándose su máscara tomando el USB.
Nayeon apretó sus puños recargando su arma, no dejaría que acabara así por así.
Inesperadamente sonó una explosión. Se oyeron disparos y los hombres se mirando confundidos entre sí ¿más enemigos?
En un abrir y cerrar de ojos unas balas atravesaron las frentes de sus contrincantes liberándolas, todas menos la del jefe.
—¿Q-qué? —gritó aterrorizado.
Nadie entendía lo que estaba ocurriendo, era un golpe de suerte quizás.
Cuatro chicas se adentraban tranquilamente a la zona de la batalla, caminando como si eso fuera una pasajera.
Una de ellas fue lo bastante rápida y hábil para ponerlo contra el suelo y dejarlo inmóvil tomando el USB. Tenía una cabellera negra y su pelo era corto, de complexión delgada, pero su fuerza era notable pues de una maniobra lo había dejado mal.
—Chicas... que —una de las cuatro y más pequeñas de estatura pisó su cabeza sin compasión.
—Cierra la boca, te vamos a interrogar pedazos de basura. Reza para que no te torturen como a un perro.
—No...por favor...—comenzó a llorar el enmascarado.
Otra de las chicas altas y con el cabello grisáceos abrió los ojos al ver la situación de las otras chicas se acercó rápidamente a la herida y le dio una mirada a la muchacha restante.
Esta parecía más servicial y no tan fría como sus compañeras.
La chica con dos mechones rubios suspiró rebuscando en el bolsillo trasero del indefenso e inútil hombre que no paraba de lloriquear lanzándole un pequeño frasco a su colega.
—Es el antídoto, los idiotas como tú suelen llevarlo ahí —ofreció la chica con el cabello gris dándoselo de beber a la afligida Minatozaki.
Nayeon que seguía en shock no entendiendo como era de colocó en posición defensiva apuntándoles con su arma y éstas soltaron una risa.
—No nos hagas reír, somos del NIS
—¡Demuéstralo! —le gritó Jihyo ayudando a sus compañeras a recomponerse.
—Mira —les enseño la tarjeta oficial tapando su nombre y las nueve no entendieron lo que ocurría.
Se quedaron boquiabiertas al ver que habían arrasado esas cuatro con todo el local y que lucieran tan tranquilas como si nada estuviera pasando. Se apoyaron las unas en las otra siguiendo a las cuatro desconocidas.
—Ya hemos llamado para que se ocupen de vuestras heridas —avisó la chica con mechones rubios.
—Nosotras nos ocupamos de esto —concordó la chica de su misma estatura y sonriendo mostrando un hoyuelo.
—¡Esperad! —se negó Jihyo.—El USB nos pertenece.
Esta vez la pelinegra alta suelta una risa golpeando el hombro de sus compañeras. Im que no se quedaría atrás la fulminó con la mirada, no queriendo demostrarse débil.
—Ya teníamos una orden sobre la posible mafia y los jefes de esta. Ese idiota usó a la agente Hyuna, la cual les temo informar de que les ha traicionado —explicaba la chica con su mirada fenina —El hecho de que nos hayamos topado con ustedes es pura con incidencia y quizás para ustedes suerte.
—¿Suerte? —respondió ofendida la más mayor recibiendo una mala mirada de su líder.
No era el momento indicado para discutir y quedar bien por orgullo.
—Tendremos que informar a nuestros superiores por esto —objetó Jihyo.
—Hacedlo y decidles que el control ha pasado a nosotras, esta misión es nuestra ahora, por eso nos lleváramos nosotras el USB.
—¡Entonces nuestro trabajo ha sido todo en vano! —se opuso inmediatamente Chou siendo detenida por Myoui que estaba bastante ausente.
Hirai no decía nada, mantenía de pie con ayuda de Dahyun a su mejor amiga, Chaeyoung apretaba el puño mirando al suelo y lo mismo iba para Jeongyeon que se sentía culpable por dejar arruinar así las cosas.
Las más conscientes eran la protagonista, Jihyo y la taiwanesa.
—Nosotras los hemos derrotado, vosotras hubierais fallado —sonrió egocéntricamente y les dio una orden a las otras tres chicas que solo suspiraban siguiéndola.
—Nos volveremos a ver pronto —les guiñó un ojo la pelinegra con el cabello corto pateando al problemático hombre misterioso.
El equipo se quedó estático oyendo como justo se empezaba a llenar todo de agentes de asistencia médica de JYP, Nayeon observó una mujer que parecía ser Taeyeon corriendo hacia ellas con el semblante sumido en una gran preocupación.
—Lo siento...—lloriqueó su mejor amiga cayendo de rodillas y haciendo una reverencia eso fue lo último que escucho Im antes de sentir que todo empezará a dar vueltas.—No hemos cumplido la misión.
—Agente Taeyeon...—masculló la coneja con pocas fuerzas empezando a tambalearse.
—Eh, Nayeon, ¿estas bien? —se alarmó la japonesa menor al verla mal.
Fracaso. Eso era en lo único que podía pensar. Y así era, habían fracasado. Con ese pensamiento la cabeza de Nayeon no dio más.
De un momento para otro todo dejo de dar vueltas y paró su dolor de cabeza, sus sentidos decayeron y lo último que llego a sentir antes de cerrar los ojos fueron unos brazos que la sujetaron evitando que cayera al suelo.
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