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capitulo O8.

Advertencias: chaelisa como pareja principal, cositas lindas y fluff.

***

Para calmar las cosas un poco en la universidad, ChaeYoung y Lisa llegaron al acuerdo de disimular esa relación frente a otros. En público, decidieron, se iban a comportar sólo como profesora-estudiante, y cuando Lisa pasara el curso, entonces podrían iniciar alguna relación oficial.

Eso significó que Lisa decidiera no llevar a RyuJin a las clases de ChaeYoung, no si lo podía evitar. La omega sabía que la cachorrita querría ser atendida por la alfa, ya se encariñó bastante con ella, y no quería que sus compañeros miraran con mala cara a su bebé por eso.

Sólo debía aguantar un par de meses, Lisa inició el segundo semestre hace poco, recién estaban a inicios de octubre, y en febrero terminaría su primer año universitario. No era tanto.

Sin embargo, eso no significaba que ellas dejaron de verse. ChaeYoung comenzó a visitarla por las tardes, pasando tiempo con las dos. RyuJin no podía estar más feliz con eso, teniendo a alguien más con quien jugar. A veces, Lisa las veía desde la cocina americana, cocinando la cena y observándolas en el suelo. Su bebé gateaba y ChaeYoung estaba arrodillada, viéndose un poco graciosa con la camisa arremangada y su traje, jugando con la pequeña. No podía evitar sonreír, sintiéndose como si ellas fueran ya una familia.

Además, la alfa estaba ayudando a RyuJin a aprender a caminar. A veces, la tomaba por las axilas y la ponía de pie, manteniéndola así frente a ella, hablándole siempre con una sonrisa dulce.

Una tarde de viernes, mientras veían una película acurrucadas en el sillón, con RyuJin pintando en su cuadernito de dibujos, ChaeYoung llamó su atención.

Lisa se enderezó, parpadeando para enfocar su vista en la alfa. En ese instante, sintió muchos deseos de inclinarse y darle un beso a la mayor, pero a último minuto se arrepintió. Qué vergüenza.

—La próxima semana es el cumpleaños de Lia —dijo ChaeYoung—, y me ha preguntado si RyuJinnie puede ir.

La Tailandesa pensó en la pequeña niña de cinco años, que vio una semana atrás. Se la encontraron en un parque, junto a su padre, y Lia no dudó en ir a jugar con RyuJin en el arenal. Ambas terminaron con granitos de arena en el cabello.

—¿No crees que RyuJin es muy pequeña para ella? —preguntó, preocupada—. Si van más niños...

—No te preocupes, no irá nadie más —le dijo ChaeYoung—. Es decir, Lia sólo invitará a su vecina, una chica llamada YeJi. JiSoo sabe que muchos niños pequeños en una casa serán un desastre.

Oh, eso suena mejor —se rió Lisa, abrazándola—. Vas a ir tú igual, ¿Cierto?

ChaeYoung le acarició el cabello a la omega, sonriendo con relajo. Miró brevemente si RyuJin no las estaba mirando, los últimos días la pequeña bebé estaba actuando muy celosa con la atención de Lisa. Pareció darse cuenta ahora que iba a tener que compartir a su mamá con ChaeYoung, y eso no le estaba agradando demasiado.

—Claro que sí, iremos como pareja. —le dijo ChaeYoung, agarrándole la mano a la chica.

Lisa soltó una nueva risa, emocionada y feliz. Sin embargo, ese sonido pareció ser suficiente para romper la concentración de la bebé, que dejó el lápiz a un lado y levantó la vista.

—Mami —barboteó—, mami, mami...

RyuJin gateó hacia la pierna de Lisa, abrazándola y sin dejar de llamar a la omega. ChaeYoung rodó los ojos, pero vio con atención cuando la pequeña comenzó a tirar del pantalón de Lisa.

—No la levantes, déjala. —le dijo, deteniendo el amago de la menor para tomar en brazos a su hija.

¿Ah? Pero... —Lisa bajó la vista, viendo a su bebé tratando de tomar impulso para ponerse de pie.

—Mami, mami. —lloriqueó RyuJin, desesperada por estar en los brazos de la omega.

Aferrándose en todo momento del pantalón de Lisa, la bebé apoyó sus pequeños pies desnudos en el suelo y sus regordetas piernas trataron de empujarse hacia arriba. La de cabello castaño observó las manitos de RyuJin agarrando la tela del pantalón, oyendo los sonidos de esfuerzo que hacía para levantarse.

Luego de varios minutos de duro trabajo, la bebé se puso de pie, sosteniéndose de la rodilla de Lisa.

—Mami —dijo RyuJin, mirando a Lisa, que tenía una sonrisa enorme en sus labios—. ¡Papa!

RyuJin levantó sus brazos por la felicidad mientras ChaeYoung parpadeaba por la sorpresa y Lisa soltaba una risita. Sin embargo, la bebé pareció perder el equilibrio y agitó sus brazos para no caer, pero fracasó: la pequeña RyuJinnie cayó de trasero al suelo, sentada y gritando.

¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaa! —RyuJin rompió a llorar.

Oh, Dios —suspiró Lisa, tratando de mantener la sonrisa en su rostro—. Vamos, RyuJinnie, ¿Qué pasó, mi vida?

¡Waaaaaaaaaah! —siguió llorando RyuJin.

Lisa la tomó en brazos, atrayéndola contra su pecho para consolarla un poco. No quería lucir asustada, aunque en el fondo se estuviera muriendo por el miedo de la caída, a pesar de que no fue grave. Sabía que, si se veía espantada, eso asustaría más a su bebé y quizás no querría ponerse de pie otra vez.

ChaeYoung buscó la manta de RyuJin, con la que le secaban las lágrimas cuando lloraba.

—Pero lo hiciste bien —le dijo ChaeYoung, limpiándole las mejillas húmedas. RyuJin comenzó a chupar su dedo, su cabeza apoyada en el pecho de Lisa—, fuiste muy valiente, RyuJinnie.

Pa... Papa. —masculló la pequeña, mirando a ChaeYoung con sus ojitos brillantes por las lágrimas.

ChaeYoung le sonrió.

—Sí, papá. —aceptó, sonriéndole.

Lisa besó la coronilla de RyuJin, ocultando la sonrisita que quería esbozar. Sólo volvió a acurrucarse contra ChaeYoung, dejando que la alfa le abrazara por el resto de la tarde.

***

El día en que Lia iba a cumplir años, Jennie le frunció el ceño.

—Me dijiste que viniera para cuidar a RyuJinnie. —le dijo su amiga, cruzando los brazos sobre su pecho.

—¡Y la vas a cuidar! —dijo Lisa, envolviendo el regalo que le compró a Lia—. Pero en casa de la amiga de ChaeYoung.

—¡Pero... Lisa! —Jen hizo un mohín de exasperación—. ¡No conozco a nadie allí!

—Ya le pregunté a JiSoo y dijo que podías ir —le respondió Lisa, poniéndole la cinta al regalo—. Es para que RyuJin no nos robe tiempo a mí y ChaeYoung. ¿Sabías que ahora está detrás de mí cuando ella viene acá?

—Está celosa, claro —dijo Jennie, observando a la niña sentada en el suelo—. Espera, ¡¿Me vas a utilizar como niñera?!

Lisa le sonrió con inocencia, poniéndose de pie cuando escuchó el timbre del departamento sonar. Jennie guardó el regalo en una bolsa, refunfuñando por la molestia, y vio la forma en la que RyuJin comenzó a gritar para exigir la atención de Lisa.

La omega de cabello naranja corrió a tomarla en brazos para calmarla, por lo que la bebé dejó su berrinche una vez sintió las feromonas suaves de Jennie. Lisa sonrió a lo lejos, abrazando a ChaeYoung.

—Iré, ¡Pero me deberás algo! —reclamó Jen, también a segundos de hacer un berrinche como RyuJin.

A los pocos minutos, todas salieron del lugar y fueron hacia el auto de ChaeYoung. Una semana atrás, la alfa le compró al vehículo una silla de auto en la que llevar a la bebé. Lisa insistió en que no era necesario, pero la mayor suplicó, aludiendo a que era por el bien de la pequeña. Ante eso, poco pudo hacer.

Jennie acomodó a la niña en la silla, sentándose junto a ella. Seguía sin estar muy convencida de ir a ese cumpleaños, pero terminó cediendo por su amiga. Sabía que Lisa no era de pedir muchos favores, además que le quedaría debiendo una. Por último, ¡Le hubiera avisado antes para vestirse con algo mucho más decente!

Llegaron a la casa de JiSoo veinte minutos después, en un bonito barrio residencial privado. Según lo que le dijo ChaeYoung, JiSoo hacía clases en la Facultad de Medicina, así que, obviamente, ganaba mucho mejor que ella.

Se bajaron y Jennie tomó en brazos a RyuJin. La bebé estaba tan acostumbrada a la constante presencia de la omega Coreana que no protestó, considerándola casi una segunda mamá.

ChaeYoung las guio hacia la puerta, tocándola, y JiSoo apareció segundos después con una sonrisa enorme.

—¡Vinieron! Menos mal, Lia...

—¡Tía Roooooooooooooooosie!

La alfa se rió cuando la niña corrió por el pasillo de entrada y salió a abrazarla, rodeándola por la cintura. ChaeYoung le revolvió el cabello, sacándole una risa de felicidad.

—Hola, Lia, ¿Cómo va tu día?

—¡Muy bien! —dijo Lia—. ¡Hola, tía Lili!

—¡Hola, Lia!

Lia se asomó, mirando ahora a Jennie con curiosidad en sus ojos.

—¿Quién eles tú? —preguntó.

Jennie se aclaró la garganta y JiSoo la miró. La omega sintió una extraña sensación en ese momento, sus mejillas poniéndose coloradas repentinamente y su corazón acelerándose. JiSoo, a unos pasos de ella, frunció el ceño en señal de confusión y con su rostro enrojeciendo de pronto.

—¡Es Jennie, una amiga mía! —dijo Lisa, indiferente a lo que ocurría—. Vino con RyuJinnie.

—¡Lia, Lia! —gritó RyuJin.

Eh... Pa-pasen —tartamudeó JiSoo, invitándolas a entrar—. Ye-YeJi to-todavía no llega...

—¿Pasa algo, JiSoo? —preguntó ChaeYoung, arrugando las cejas.

—Acompáñame a la cocina, debo ver algo... —JiSoo se giró hacia Lisa, ignorando a Jennie, que no había dicho nada hasta el momento—. ¡Pu-Pueden sentarse en la sala de estar!

ChaeYoung siguió a su amiga hacia la cocina, cruzando la puerta y observando el pastel con las velas puestas y la comida chatarra que serviría para Lia y su amiga. Lisa le llevó comida a RyuJin, no quería darle todavía a probar ese tipo de comida.

—Oye, esa amiga de Lisa... —comenzó a decir JiSoo, nerviosa—, ella...

—Es Jennie. —le dijo ChaeYoung, confundida.

—Ella huele muy bien.

ChaeYoung pestañeó un instante, como tratando de procesar esas palabras. Luego de un momento en silencio, habló:

—¿Qué dices? —bajó la voz un octavo—. Jennie tiene una omega débil, por lo que su glándula de cuello no emite feromonas.

—¿Qué? —JiSoo palideció—. Te juro que lo podía oler, ChaeYoung. Huele a... Su aroma es como el chocolate.

ChaeYoung sacudió su cabeza en una negativa.

Mientras tanto, Jennie dejó en el suelo a RyuJin, que gateó para ir a jugar con los juguetes de Lia. La chica le entregó un autito de carrera, hablándole mientras la bebé le respondía con balbuceos.

—Esa alfa, ¿Cómo se llamaba? —le preguntó Jen, susurrando.

—JiSoo, ¿Por qué?

—Es muy linda. —respondió la chica.

Ow, ¿Ya te enamoraste, Unnie?

—¡Qué pesada eres! —Jennie le dio un golpe en el costado—. Cuando nos vimos, sentí algo muy raro, aquí, en mi estómago. —apuntó a su vientre, todavía algo colorada.

Lisa sonrió juguetonamente, aunque no podía entender bien lo que le estaba diciendo su amiga.

—Tal vez encontraste a tu destinado. —bromeó, porque las historias de los destinados ya fueron olvidadas hace mucho.

Jennie le dio otro golpe, arrancándole un gemido.

Durante las siguientes horas, tanto Jennie como JiSoo trataron de ignorar ese calorcito en su cuerpo cuando se miraban o hablaban, con las mejillas tan coloradas que parecían tener fiebre. Sin embargo, a pesar de eso, y para sorpresa de todas, se llevaron muy bien enseguida.

La amiguita de Lia, YeJi, apareció media hora después de que RyuJin llegó. Como era la vecina de las Kim, la madre de YeJi no tenía problema en dejarla e irse, por lo que las cuatro adultas eran las encargadas de cuidar a las tres niñas.

Bueno, de proteger a YeJi de las rabietas de RyuJin. La bebé pareció odiar enseguida a la amiga de Lia.

—¿Lo estás disfrutando? —preguntó ChaeYoung, más tarde, y dándole de comer a Lisa un trozo de pastel en la boca. Se fueron a la cocina para tener un momento a solas, guardando las bolsas de comida chatarra.

—Sí, gracias por invitarme. —le dijo Lisa, sonriendo con amor.

Mientras, Jennie se estaba riendo por una mala broma que hizo JiSoo. En ese instante, Lia se acercó a su papá, pero mirando a la omega.

Eles muy bonita —le dijo Lia—. ¿Estás casaa?

—¡JiSoo! —regañó JiSoo, atragantándose con el pastel. La risa de Jennie aumentó.

—¡No, soy muy joven para casarme!

Oh —Lia ignoró a su papá, sonriéndole a Jen—. ¿Tienes hiyos?

¡Liaj! —volvió a gritar JiSoo, que todavía no se recuperaba del atragantamiento.

La omega trató de que la sonrisa en su rostro se mantuviera, aunque la inundó la pena en el interior. Sabía que la niña lo preguntaba desde su inocencia, pero eso no evitó que doliera. Miró de reojo a RyuJin, que rayaba el dibujo de YeJi.

—No por ahora —respondió Jennie, amable—. No tengo pareja todavía.

Ah —Lia sonrió, sus dientes llenos del chocolate del pastel—. ¡Mi papá tampoco tiene novia!

—¡Lia!

—¡AH, RyuJin!

—¡RyuJin, NO MUERDAS A YEJI!

La bebé se puso a llorar por el regaño y tuvieron que calmar a una alterada YeJi. Lia sólo pensaba en lo bonito que sería tener otra mamá.

***

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