capitulo 29.
Advertencias: chaelisa como pareja principal, cositas lindas y fluff.
***
A pesar de la promesa de hacer un nido, decidieron primero ir al hospital para constatar lesiones y que vieran que RyuJin estuviera realmente bien. Lisa temía que le hubiera roto la nariz, y no podía imaginarse el dolor que debía estar sufriendo su pequeña bebé. La idea era capaz de hacerla romper en llanto.
Para su fortuna, el doctor que les atendió en Urgencias les dijo que fue una pequeña fractura nasal que no requeriría alguna operación y que una férula nasal sería suficiente para que se recuperara. Lisa y ChaeYoung tuvieron que ser fuertes, porque la curación de su cachorrita le hizo romper en llanto otra vez, y para cuando acabaron, ya no quería separarse más de ChaeYoung. Se le abrazó al cuello y berreaba si alguien hacia el amago de alejarla, incluso si era su mamá. Lisa no se sintió herida por esa reacción, al fin y al cabo, ChaeYoung era la alfa de su manada. Era quien debía protegerlas y consolarlas ante el dolor emocional o físico.
Por lo mismo, una vez recibieron el informe del doctor, Lisa condujo camino a casa. Iban en apenado silencio, sólo roto por los constantes quejidos suaves de RyuJin. Había olvidado el llanto, pero parecía muy incómoda con la férula que cubría su nariz, y se veía demasiado agotada por todo.
En el momento en que llegaron a casa, ya estaba dormida. Lisa agarró su pijama, siguiendo a ChaeYoung hacia el cuarto principal, y allí le cambiaron la ropa a la bebé. No tardaron en acostarse, acurrucarse, y la alfa extendió sus feromonas. La omega no tardó en comenzar a llorar en silencio porque no quería despertar a su bebita.
—Amor... —le murmuró ChaeYoung, dándole un beso en la frente.
—... Lo odio... —sollozó Lisa, temblando para contener los gimoteos que pujaban por su garganta—, lo odio tanto, Rosie...
—Por Dios, quise matarlo —susurró la alfa, acariciándole el cabello a Lisa. RyuJin, entre ellas, dormitaba profundamente—, cuando vi a nuestra hija así, tuve que contenerme para no lanzarme a golpearlo.
Lisa soltó una risa quebrada, un poco aliviada de que ChaeYoung no lo hubiera hecho. Por mucho placer que sentiría al verlo, sabía que sería un error garrafal hacer eso frente a la mediadora. Ella apenas pudo controlarse para no hacerlo.
—No importa si, después de esto, nos siguen exigiendo que RyuJin comparta con JiWon —continuó ChaeYoung—, nos vamos a negar y, si es necesario, nos iremos a otra ciudad o a otro país. A cualquier otro lugar para cuidar de nuestra preciosa cachorrita.
La omega ya lo tenía más que claro. Ella ya no dejaría que JiWon ni cualquier familiar que tuviera se acercara en un radio de cien metros a su hija. No luego de lo que le hizo.
Era una fortuna que el día siguiente fuera domingo. Despertaron tarde las tres y se quedaron en la cama, con RyuJin en medio de ellas.
—Mami —farfulló RyuJin, y Lisa le sonrió. Su mejilla seguía hinchada por el golpe, pero a la bebé no parecía importarle demasiado—. ¡Teta!
Esa palabra la hizo reír y no tardó en enderezarse, acomodando a su bebita en brazos. Sabía que era necesario ir dejando el pecho poco a poco con su niña, pero en esa situación, no le negaría nada. Además, de seguro eso le serviría para distraerla de la férula en su naricita.
RyuJin parecía muy feliz cuando su boquita se cerró alrededor del pezón, comenzando a mamar la dulce leche. Lisa la arrulló, cantándole una cancioncita, y pronto ChaeYoung apareció con el desayuno en una bandeja.
—¿Y esta sorpresa? —dijo la Neozelandesa, somnolienta—. ¿Acaso es mi día de suerte?
—¡Fuera, atrevida!
—Hey, RyuJin, ¿Está buena la leche?
—¡Sí! —gritó la bebé, volviendo a cerrar su boquita para chupar—. ¡Mía! —añadió, y derramó un poco de leche, pero no parecía importarle.
—Ya la oíste —Lisa le acarició su cabellito, amorosa—, es de ella.
ChaeYoung puso mala cara, acomodando las cosas sobre la cama, y colocó algo en la televisión. Lisa ni siquiera la regañó, agarrando una galleta de arroz untada en mermelada de frutilla.
El resto del día lo pasaron así, mimándose y dándole a RyuJin todo el amor posible para que olvidara lo ocurrido el día anterior. Ninguna sacó a colación el tema, por supuesto, y para su fortuna, la cachorra se veía muy contenta con los cariños que recibía. Incluso vieron películas de Toy Story, las favoritas de la niña.
El lunes fueron citadas por la mediadora. ChaeYoung ya había conversado previamente con JiMin, contándole acerca de todo lo ocurrido, y él dijo que era suficiente para acabar con el tema de la custodia. El informe médico y el testimonio de JiHyo eran bastante para quitarle las ganas a JiWon de seguir con esa locura.
Sin embargo, decidieron no llevar a RyuJin a esa sesión. No sabían cómo iba a reaccionar la pequeña ante la presencia de su agresor, y para evitar que tuviera miedo o pánico, la madre de ChaeYoung decidió ir a cuidarla. Había llegado temprano en la mañana, tan indignada por lo ocurrido y llenando de mimos a RyuJin.
—¡Buba, buba! —dijo la cachorrita cuando la vio, riéndose al ser tomada en brazos.
—¡Qué linda te ves, mi amorcito! —contestó ella, elevándola y llenándole el rostro de besos—. ¡Te traje un montón de regalitos!
—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! —chilló RyuJin, feliz por la atención.
A Lisa no le importaba si la malcriaba esos días, con tal de hacerle olvidar el dolor de su naricita y mejilla, entonces mejor para ella.
Así que, con RyuJin ya encargada, partieron hacia el Juzgado, a la oficina que la mediadora les habilitó. JiMin ya les esperaba allí, con expresión seria y tranquila, y Lisa se sintió un poco más tranquila al verlo, al notar su seguridad. Ella no se sentía muy segura de nada.
Fue peor cuando JiWon apareció con su abogado y su madre. Costó todo su esfuerzo no lanzarse a darle un golpe, y sabía que para ChaeYoung fue peor. No quería imaginarse cómo debía sentirse la alfa, pero por su expresión, no golpear a JiWon era todo un sufrimiento. Al final, para calmar a ChaeYoung (y a sí misma), abrazó a su pareja y soltó suaves feromonas. Pudo sentir la boca de la alfa apretándose en su marca, la nariz rozando su cuello, y envió un escalofrío agradable por su columna.
—¿Dónde está mi nieta? —exclamó HyoYeon.
Lisa abrazó con más fuerza a ChaeYoung cuando sintió como se tensaba bajo ella. ¿Es que esa mujer no podía ser más descarada?
Respiró profundamente. Para su fortuna, en ese momento apareció JiHyo.
—Bienvenidos —dijo, haciéndose a un lado y abriendo más la puerta—, por favor, pasen y acomódense.
Primero entró JiWon y su grupo, aunque a Lisa no le interesó demasiado. Sólo quería alejarse lo más posible de ese imbécil y no verlo nunca más.
No tardaron en sentarse alrededor de la mesa. JiHyo les preguntó si no querían algo para beber, pero ante la negativa de todos, no tardó en sentarse a la cabecera de la mesa.
—Supongo que ambos abogados están al tanto de lo ocurrido el sábado con la niña. —comenzó a decir la mujer, calmada.
—Una torpeza por parte de mi cliente —saltó enseguida JanKnow—, me prometió que no volvería a ocurrir.
—¿Una torpeza? —preguntó JiMin—. Una torpeza sería que se le hubiera resbalado un vaso con agua o hacerse un corte mientras se pelan vegetales. Golpear a una niña no es ninguna torpeza, sino una clara muestra de que JiWon no quiere a la cachorra.
—¡No es así! —dijo HyoYeon—. Fue sólo un accidente, a cualquiera le pasaría...
—¿Qué dice? —exclamó Lisa—. Yo jamás le he levantado la mano a RyuJin, ni ha pasado por mi cabeza. Y ChaeYoung, su padre, tampoco lo ha hecho.
—Los golpes están fuera de cualquier método de enseñanza recomendado a los niños. —replicó ChaeYoung con voz helada.
—¿Es necesario que traigas a tu noviecita? —se quejó JiWon—. ¿O no puedes defenderte sola?
—Creo que es suficiente, señor Kim —habló JiHyo, callándolo—, y también señora Kim. Mientras RyuJin lloraba, sus consuelos fueron más que deficientes y luego de golpearla, quiso comprarme para que no dijera nada. A él no le interesa un poco la niña.
JiWon tuvo la decencia de enrojecer mientras su madre apretaba los dientes con furia.
—Vamos a proceder con una denuncia —dijo JiMin, y eso lo hizo perder el color con rapidez—. La niña fue llevada, el mismo día, a una clínica para constatar lesiones y hay un informe médico. Por supuesto, le pediremos a la mediadora Park que preste su declaración.
—¡No puede hacer eso! —reclamó JiWon—. ¡Señor Han, haga algo!
—Es... Complicado —dijo JanKnow—. Señor Kim, lo que hizo...
—¡No se le ocurra dejar a mi hijo en la cárcel, Han! —gritó HyoYeon, espantada.
—Mi cliente no procederá con la denuncia —agregó JiMin—, si es que el señor Kim desiste de su paternidad.
—¡¿Cómo?! —chilló la madre de JiWon—. ¡Pero... Pero es mi nieta!
Lisa la miró con desprecio.
—No es su nieta, sólo la quiere por orgullosa y ambiciosa. —la muchacha chasqueó la lengua.
—¡Bueno, está bien, no quiero ser padre! —gritó JiWon, repentinamente desesperado para que le quitaran la denuncia—. ¡Por Dios, jamás quise tener un hijo! Y esa mocosa... ¡Esa mocosa es una llorona mimada, quise pegarle más veces para que se callara!
—¡JiWon! —gritó su madre.
La omega quería lanzarse a darle un golpe a ese alfa de pacotilla al oírlo decir eso con tanto descaro, como si fuera de lo más normal. Para ella, golpearle a cualquier niño estaba fuera de todo límite, y que ni siquiera se arrepintiera de haberle hecho eso a su cachorrita, la hacía ver puntos rojos por la ira.
Sin embargo, logró controlarse. Y controlar a ChaeYoung, que se había puesto de pie y mostraba los colmillos en señal de amenaza.
—Es necesario calmarnos —habló JiHyo levantándose—, si empiezan una pelea, las cosas van a complicarse.
Lisa tiró de ChaeYoung para que se sentara, que seguía viendo a JiWon con rabia en sus ojos.
—JiMin. —habló, y su voz era grave.
El abogado se aclaró la garganta y sacó unos papeles de su maletín.
—Como no se llegó a cambiar el apellido de la niña todavía —dijo el alfa—, y no se reconoció a la niña como suya, legalmente, frente a un juez, será todo mucho más sencillo. Aquí, señor Kim, usted renuncia a cualquier pretensión de ejercer su paternidad con la cachorra ahora y en el futuro, incluso dejaría de pagar la pensión que, al parecer, tanto le molesta. A la señora Manoban y Park no les interesa seguir recibiendo dinero de usted.
—JiWon —habló su madre, tratando de persuadirlo—, por favor, no debes firmarlo. Ellas no te enviarán a la cárcel, con tu padre nos aseguraremos de eso...
—¿Qué? —bufó el alfa, agarrando los papeles y sacando un lápiz de su bolsillo—. Por Dios, mamá, no me arriesgaré a un juicio, ¿Estás loca? Además, si ganamos, ¿Vas a querer que siga criando a esa mocosa? Ni muerto.
Sin escuchar los balbuceos de la mujer, que parecía estarse poniendo histérica, JiWon buscó su lugar para firmar y se apresuró en hacerlo, casi lanzándole los papeles de regreso a JiMin. Lisa no pensaba que ese idiota cedería tan rápido, pero al parecer, la amenaza de la cárcel fue mucho más efectiva que cualquier otra cosa.
Ni siquiera se despidió de la mediadora, pero el alfa se puso de pie y se volteó para irse. Su madre y el abogado no tardaron en seguirle, y el silencio se instaló en el lugar.
—Eso fue... Apresurado —comentó JiMin ordenando los papeles—, no creí que aceptaría con tanta rapidez.
—Siempre fue un idiota —contestó Lisa, y de pronto, la idea lo golpeó. ¿Cómo? ¿JiWon acababa de terminar con todo ese show? ¿Ya no iba a molestarla más?
Esa última pregunta la hizo voltearse hacia JiHyo.
—Disculpe, señorita Park —le dijo—, ¿Esto significa que ya no... Que no será necesario seguir con esto?
—No —contestó la beta—. Por un momento, pensé que sería necesario ejercer un poco más de presión, pero al parecer el señor Kim no es tan idiota —enrojeció levemente—. Guardando el respeto, por supuesto.
—No se merece ningún respeto. —aludió ChaeYoung, todavía molesta, pero había una pequeña sonrisa en su rostro.
—¡Rosie! —Lisa se lanzó a darle un beso en la boca—. ¡Por fin se acabó esto! Ya no aguantaba más a JiWon... —esas últimas palabras hicieron que sus labios temblaran, y de pronto, estalló en llanto—. ¡Ya no... Ya no será necesario hacer sufrir más a... A nuestra cachorrita, Rosie!
ChaeYoung comenzó a consolarla, devolviéndole el abrazo con amor y ternura. Lisa no podía detener las lágrimas, tan aliviada por lo que acababa de ocurrir, a pesar de que eso hubiera pasado luego de hacer que RyuJin la pasara tan mal. Ojalá le hubieran evitado todo ese dolor y sufrimiento, pero ahora, se asegurarían de que no volviera a repetirse.
Ellas se asegurarían de que RyuJin fuera la niña más feliz del mundo.
La omega se despidió entre llorosos balbuceos de JiHyo, agradeciéndole su ayuda para que las cosas resultaran de esa forma. Ella sólo sonrió con un poco de pena.
—Lamento no haber previsto lo del golpe —se disculpó—, no actué a tiempo. Ojalá se la hubiera quitado unos segundos antes.
Lisa no guardaba rencor hacia ella, sabiendo que, al fin y al cabo, la mujer debía hacer cumplir las leyes al otorgarle un día de tuición al alfa. Todo era culpa de ese imbécil que, por fin, parecía haberla dejado en paz.
ChaeYoung y Lisa le dieron las gracias también a JiMin, que les aseguró que validaría todos los documentos lo antes posible, y se despidieron de él a la salida del juzgado. No tardaron en subirse al auto.
—Rosé —habló la omega, besando otra vez a la alfa aprovechando que todavía no se ponía a conducir—, te amo mucho, mucho. Gracias por estar conmigo.
—¿Por qué das las gracias por eso? —ChaeYoung le devolvió el beso—. Yo debería agradecerte por haberme incluido en tu vida y en la de nuestra cachorrita preciosa —le acarició el cabello—. Soy el padre más feliz de la vida, bebé.
Esas palabras le sacaron una enorme sonrisa, con el corazón acelerado y nuevas ganas de llorar por la emoción.
—Ahora, ¿Qué tal si invitamos a mamá a comer fuera? —preguntó ChaeYoung.
—Oh —Lisa tragó saliva, apenada—, no quería decírtelo antes, pero...
Se interrumpió. Su pareja le pellizcó la nariz para animarla a continuar.
—ChaeYoung, eres tan caliente cuando te enfadas...
—¡Por Dios, Lisa!
La omega se rió, aunque ChaeYoung no tuvo más remedio que desviar su camino hacia algún motel para compartir un momento de intimidad. La verdad es que, después de todo ese estrés, Lisa necesitaba de su alfa y sentirse sostenida por ella.
—Te adoro —le murmuraba ChaeYoung entre cada nuevo beso, con las ropas cayendo al suelo, y pronto quedaron desnudas. No hubo penetración enseguida, por el contrario, se acariciaron primero entre besos y suaves toques sobre la piel—, mi bonita, mi perfecta y encantadora bebé...
—Rosie... —suspiró Lisa, besando el cuello de ChaeYoung y dejando marcas en su piel—, me encanta cuando me haces el amor.
—Te lo haré las veces que quieras, cariño.
Qué bonita manera de embriagarse en su alfa, pensaba Lisa segundos más tarde, abriendo sus piernas y recibiéndolo sin mucha dificultad. Su agujero lubricaba para recibir a ChaeYoung, que no dejaba de besarle el rostro, y Lisa amaba eso, ser adorada y querida por su pareja.
Y lo mejor, después de todo, es que sería para siempre.
Una hora más tarde, iban saliendo del motel entre risitas y nuevos cariños.
—¿Qué tal si mejor pasamos a comprar algo para el almuerzo? —le preguntó ChaeYoung.
—Me parece perfecto. —Lisa le dio un pequeño beso en la mejilla y sonrió, porque su corazón estaba tranquilo y lleno de amor por su familia.
Y ahora, finalmente, iba a ir de regreso a su casa.
***
¡Gracias por leer!
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