capitulo 12.
Advertencias: chaelisa como pareja principal, cositas lindas y fluff.
***
Unas semanas después cayó Navidad en la ciudad, y Lisa, junto a RyuJin, tuvo que ir a Gwangju para ir a ver a sus padres. Finalmente acordaron que no presentaría a ChaeYoung todavía, pero volvería el veinticinco para pasar el resto de las vacaciones junto a su pareja.
Pareja. Novia. La sola idea le provocaba una sonrisita a Lisa, entusiasmada por pensar en ChaeYoung como su compañera. Un año atrás jamás se le habría ocurrido que algo así fuera posible, sin embargo, ahora la emoción de tener una novia le provocaba muchas mariposas en el estómago.
RyuJin se portó muy bien esos días con sus abuelos, que la mimaban más de lo que ya estaba. La bebé parecía haber olvidado por completo lo ocurrido tantos días atrás, con la crisis nerviosa de Lisa, y seguía muy cariñosa con su mamá, aunque Lili continuaba sintiéndose culpable por lo ocurrido.
La única persona que sabía de lo ocurrido era ChaeYoung. Lisa no quería contárselo a nadie más por la vergüenza de la situación.
—Pero ¿Por qué debes irte tan pronto? —se lamentó su mamá, tomando en brazos a RyuJin, que chilló por la felicidad—. ¡Extraño tanto a mi bebé!
—¿Te refieres a mí o a Ryu? —bufó Lisa, rodando los ojos—. Tengo algunas cosas que hacer, mamá...
—¿Acaso hay algún alfa que te ha robado el corazón? —preguntó su mamá.
Lisa enrojeció y farfulló unas negativas. Su mamá le sonrió picaronamente. RyuJin metió su mano, hecha puño, en su boquita.
Al final salió después de mediodía de regreso hacia Seúl, con Ryu durmiendo en su pecho en medio del viaje. Lisa estaba algo cansada de todo el último movimiento, pero le consolaba que pronto estaría en los brazos de su alfa para ser mimada.
Por Dios, su alfa. De sólo pensarlo podía derretirse. Con toda probabilidad sus padres tuvieron que haber olisqueado el aroma de ChaeYoung en ella y RyuJin. Su bebé apestaba a una alfa, pero no parecía molestarle el olor. A Lisa también le gustaba quedar impregnada en la esencia de ChaeYoung, que no escatimaba en extender sus feromonas alrededor de ellas, como una alfa protectora de su familia. Su pequeña familia.
Sonrió ante ese pensamiento.
Cerca de las seis de la tarde llegó al terminal de Seúl, donde ChaeYoung ya le esperaba con una sonrisa de emoción. La saludó con un beso, revolviéndole el cabello a una dormida RyuJin, y mientras iba a buscarle la maleta, Lisa lo esperó.
Fue cuando tuvo su segundo encuentro con JiWon.
Mientras veía a ChaeYoung esperar su turno para recibir la maleta que llevó, se giró a mirar hacia la vitrina de una tienda que estaba dentro en el terminal. En medio de todo ese movimiento, golpeó con una persona y retrocedió, con RyuJin quejándose en sus brazos.
—Whooops, tan torpe como siempre, Manoban.
Levantó la mirada y se quedó paralizada al encontrarse con el guapo y pálido rostro de su exnovio. El padre de RyuJin.
Ni siquiera supo qué hacer al verlo frente a ella, llevando un bolso en su hombro, quizás dispuesto a viajar también. Lisa pensó, durante mucho tiempo, que cuando lo tuviera frente suyo le gritaría y mandaría a la mierda, diciéndole todo lo que pensaba de él. Sin embargo, sólo se quedó quieta y en su lugar, apenas respirando y sosteniendo a su pequeña cachorrita en brazos.
JiWon le sonrió, la burla pintada en su rostro.
—Entonces, ¿Esa es tu bebé?
Su abrazo a RyuJin se volvió más fuerte, retrocediendo otro paso por el repentino miedo que sintió. No sabía por qué, pero tener a JiWon frente a ella, tan improvisadamente, le provocó algo de pánico y terror.
Tanto tiempo evitándola para encontrársela ahora así...
—Qué bueno que nos hayamos encontrado —prosiguió JiWon, a gusto con su silencio, porque debía recordarle a esa omega patética y enamorada de él, que aceptaba cualquier cosa—. ¿Sabes qué me ha dicho mi mamá? Que debería pedirte un examen de sangre. Quiere confirmar si esa bebé es mía.
—Es mía —murmuró Lisa de forma repentina, con la voz temblando. JiWon enarcó una ceja—. Es mía, de nadie más, idiota.
La ofensa pareció descolocar un poco a JiWon, sorprendido por lo que estaba escuchando. Sin embargo, la sorpresa se transformó en disgusto.
—¿Quién te crees que eres? —espetó el alfa.
—Amor, ¿Está pasando algo?
Lisa volvió a sobresaltarse al escuchar una voz más grave, sintiendo enseguida la presencia de ChaeYoung a su lado, con la mano de la mayor agarrándola de la cintura.
—Papa. —barboteó RyuJin hacia ChaeYoung, y la alfa sonrió. Aunque no con humor.
—¿Te está molestando, mi amor? —preguntó ChaeYoung, volteándose hacia Lisa—. ¿Quieres que le rompa la nariz, preciosa?
Sin poder evitarlo, y al ver la expresión atónita de JiWon, Lisa soltó una risa escandalosa. RyuJin, al verla reírse, también se rió con felicidad. Era un poco más gracioso cuando notó que ChaeYoung era obviamente mucho más baja que JiWon, pero parecía muy dispuesta a meterse en una pelea.
El alfa frente a ella bufó.
—Me verás otra vez. —le dijo JiWon, antes de marcharse a paso veloz y con una expresión enojada.
ChaeYoung soltó un gruñido, sin embargo, se volteó hacia Lisa, que seguía todavía algo shockeada por lo que acababa de ocurrir. Pero reaccionó cuando la alfa le acarició las mejillas, llamando su atención.
—Él...
—Me imagino que es tu exnovio —dijo ChaeYoung, tranquila. Lisa bajó la vista, apenas asintiendo con la cabeza—. Perdona, Lili, pero ¿Cómo pudiste meterte con ese cretino?
Escuchar a ChaeYoung decir eso le provocó una nueva risa, viendo la suave sonrisa que tenía la alfa en su rostro, y los nervios y el pánico parecieron esfumarse de pronto, como polvo llevado por el viento.
—Nunca fui muy inteligente. —respondió, agarrándole la mano a ChaeYoung.
—Claro que lo eres —ChaeYoung la llevó hacia donde estacionado su auto, sin soltarla un poco—. Eres la omega más inteligente y preciosa que haya visto.
Lisa se ruborizó, feliz por lo que estaba escuchando de ChaeYoung.
Acomodaron a RyuJin en su sillita y se subió al asiento del copiloto. Decidieron pasar el resto de los días en el departamento de ChaeYoung, desde que fueron la primera vez que la alfa insistió en pasar tiempo allí para ir acostumbrando a RyuJin. Lisa no quería darle muchas vueltas a lo que le estaba diciendo ChaeYoung de manera indirecta, pero no iba a decirle que no.
—Ojalá no encontrarme más con ese idiota —se quejó Lisa, fastidiada—. Realmente tuve que estar muy ciega para meterme con él, ¡¿Puedes creerlo?!
ChaeYoung se rió, aunque Lisa pudo notar cierta tensión en el rostro de la alfa.
—¿Y qué era lo que quería? —preguntó.
Lisa mordió su labio inferior, mirando de reojo a RyuJin. Otra vez estaba durmiendo como una roca, con la boca abierta y un hilo de baba cayendo por la comisura de su boca. Que ternura.
—Un examen de sangre —murmuró Lisa—, me ha dicho que su madre lo quiere. ¿Qué piensa hacer? ¿Acaso querer compartir con RyuJin? Está loco, jamás lo dejaré acercarse a ella.
—La próxima vez lo golpearé. —le prometió ChaeYoung.
Lisa sonrió, pero eso no quito la preocupación en su interior. Sabía que ChaeYoung debía estar pensando acerca de las posibilidades de que JiWon reclamara ante la justicia que Lisa no la dejaba estar con la cachorra, y eso podía acabar muy mal. En especial porque la familia del alfa tenía muchos contactos que podían gatillar una decisión en favor de él.
No, pero ¿Para qué la querría? JiWon no se veía interesado en RyuJin. Además, Lisa jamás le entregaría a su bebé. Antes muerta.
Decidió que era mejor no dejar que esos pensamientos empezaran a carcomerle la cabeza. Si no, no iba a disfrutar de sus días con ChaeYoung, y no quería pensar más en el idiota de JiWon.
A los pocos minutos llegaron al departamento de ChaeYoung y entraron. Dejaron a RyuJin en el suelo, que gateó hacia el árbol de Navidad instalado, viendo las luces de colores.
—Mira, RyuJinnie —suspiró ChaeYoung, dejando la maleta en el suelo y caminando hacia el árbol—. Un regalo para ti.
ChaeYoung levantó el regalo que estaba en el suelo, sentándose junto a RyuJin, y la bebé trató de recibirlo, pero sus manos tan pequeñas no podían agarrarlo bien.
—Buuuuu —barboteó RyuJin—. ¡Papa babo!
La alfa, en lugar de enojarse, se rió con suavidad y comenzó a abrir el regalo del envoltorio. Lisa no tardó en unirse a ellas, animando a RyuJin a quitar el papel, y la bebé terminó rasgando todo el envoltorio. ChaeYoung le quitó la tapa a la cajita blanca y mostró un enterito de monito, de color rosadito y con unas orejitas en la capucha que tenía.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —gritó RyuJin, feliz y moviendo sus manitos.
—¿Te gustó? —preguntó Lisa.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —volvió a gritar RyuJin, y las dos lo entendieron como un sí.
No tardaron en cambiarle la ropa a RyuJin, poniéndole el pequeño enterito que le quedaba un poco grande, pero hacía que se viera adorable. Pronto, se puso a gatear por todo el departamento.
ChaeYoung y Lisa también se intercambiaron unos regalos: ChaeYoung le regaló una pulsera muy bonita con un dije de pato, que la hizo reír, y Lisa le entregó un nuevo reloj de muñeca.
Prepararon la cena más tarde, comiendo mientras veían una película de Navidad, y cuando RyuJin cayó dormida, la acostaron en la pieza de invitados. Ellas dos se marcharon enseguida al cuarto de ChaeYoung entre risas pequeñas, y una vez a solas, comenzaron a besarse en la boca, acostándose sobre la cama.
Lisa gimoteó al sentir las manos de ChaeYoung deslizarse por su trasero, apretándoselo con suavidad y arrancándole jadeos. Pronto, el aire se llenó de feromonas, gemidos y risitas pequeñas, y por Dios, Lisa se sentía muy necesitada. ChaeYoung no parecía mucho mejor, no cuando notó el bulto contra sus muslos.
—Chae... —le susurró Lili.
—Sí, sí, ya paro... —masculló ChaeYoung.
—No, no —Lisa la abrazó por el cuello—. ¿Y qué tal... Qué tal si... Si ha-hacemos algo...?
—¿Algo como qué?
Colorada, Lisa se lo susurró al oído. Le daba mucha vergüenza decirlo en voz alta.
ChaeYoung, en respuesta, le gruñó antes de agarrarla bien de los muslos. La sola sensación le provocó escalofríos a Lisa.
—¿Estás segura, bebé? —le murmuró.
—Muy segura —afirmó Lisa—. Te quiero.
ChaeYoung le sonrió, feliz.
—Yo también te quiero, preciosa.
Eso era lo que bastaba oír para derretir a Lisa.
Volvieron a besarse y sus manos a viajar por ambos cuerpos. Antes de darse cuenta, Lisa le estaba quitando la camisa a ChaeYoung, viendo los pechos de la alfa cubiertos por un sujetador, y la blusa de la omega tuvo el mismo destino. La mayor comenzó a desabrocharle el pantalón, sin dejar de besarla, y estuvieron batallando varios minutos en quitarle dicha prenda, comenzando a reírse cuando el primer intento fracaso. Se sentía un poco torpe y tierno, y eso provocaba que Lisa no sintiera tanto pánico por lo que estarían a punto de hacer. Al hacer lo mismo con el pantalón de ChaeYoung también se demoraron, pero pronto quedaron en ropa interior y volvieron a besarse, sus manos acariciándose mutuamente.
—Qué hermosa eres —le dijo ChaeYoung—, hermosa, mi linda bebé...
—¡ChaeYoung! —se rió Lisa, recibiendo besos en su cuello—. Ah... Oh... Mi... Mi a-alfa...
ChaeYoung gruñó en señal de afirmación, luchando ahora por quitarle la ropa interior a Lisa. La omega pronto quedó desnuda, pero ChaeYoung la acompañó con rapidez, y Lisa se echó boca arriba en la cama.
—Dios, ¿Puedo comerte las piernas después? —bromeó ChaeYoung, acariciándole sus muslos.
—Sólo si eres buena. —desafió Lisa.
—Te volveré loca, bebé.
La omega juntó sus piernas, elevándolas en los aires, y las acomodó sobre el hombro de ChaeYoung, que comenzó a frotar su propia polla, dura y soltando líquido preseminal. Lisa apenas la vio, pero sí lo suficiente para notar que era grande y gorda.
Por un momento quiso chuparla, pero se dijo que era mejor en otra ocasión. Ahora estaba demasiado concentrada en la mano de ChaeYoung deslizándose por la separación de su coño, los dedos empapándose en el lubricante, y comenzó a frotarlos contra su muslos, dejándolos mojados.
Lisa mordió su labio inferior cuando ChaeYoung comenzó a meterle la polla entre la unión de sus muslos, la cabeza del pene asomándose en sus piernas y frotándose superficialmente contra el coño de Lisa. El roce fue suficiente para hacerla soltar un gemido bajo de placer.
—Dios, bebé, mírate —le gruñó ChaeYoung, comenzando a mover sus caderas, y su polla comenzó a entrar y salir del interior de sus muslos, provocándole el éxtasis—, ¿Tanto lo quieres, preciosa? Te... Te lo daré todo, bebé...
—Chae...
Lisa no podía dejar de verlo: el pene de ChaeYoung humedeciendo sus muslos con el presemen, el glande enrojecido y brillante, sin dejar de follarse sus piernas. Jamás hizo algo así, sólo lo escuchó o leyó, pero se sentía demasiado placentero a pesar de que no se la estaba follando directamente. Su entrada pareció palpitar en señal de queja, queriendo algo allí, pero Lisa se concentró más en lo que le estaba provocando la alfa en ese momento.
—Ah, ah... —gimoteó, necesitada, y su propio coño libero mas liquido, a veces tocándose con la polla de ChaeYoung—. ¡Oh, mmm!
—Mierda, cariño —le gruñó ChaeYoung, sin dejar de embestirla—, na-naciste para esto, mi amor...
Las sucias palabras de la alfa le estaban provocando más placer, sus pezones erectos, su piel como gallina, y bajo esa estimulación constante no lo pudo soportar mucho más: arqueó su espalda y se corrió con un gemido sonoro, sus ojos viendo estrellas debido al placer. Otro gemido escapó de su boca cuando, repentinamente, sus muslos se llenaron de semen pegajoso, viscoso y caliente, y ChaeYoung soltó un ruido de gusto, obteniendo su liberación.
ChaeYoung bajó las piernas de Lisa, que las abrió levemente para ver el esperma ensuciándola. La esencia de ChaeYoung sobre ella. El solo pensamiento le provocó otra ola de placer, que salió en forma de gemido cuando la alfa le agarró la barbilla y la besó.
Desnudas completamente, sucias por el semen, se subieron a la cama y siguieron besándose entre risitas.
—¿Estuvo bien, preciosa? —le preguntó ChaeYoung.
—Muuuuuy bien —Lisa se sentía demasiado feliz, dándole un abrazo—. Mi alfa sabe satisfacerme, ¿A qué sí?
—Cuando quieras, mi pequeña bebé. —prometió ChaeYoung.
Lisa lo quería siempre.
***
hoy se ceno gente.
¡Gracias por leer!
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