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Advertencias: Jongseong y JungSu como pareja principal, cositas lindas y fluff
Debido a ese encuentro, JungSu podía dar por arruinadas sus vacaciones.
Una vez regresaron a casa, se vio obligado a contarle la verdad a su mamá, y ella también pareció entrar en pánico. Fue mucho peor cuando llegó su padre del trabajo, que se enfureció un montón y empezó a maldecir a la familia de KangJu. Seonwoo no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, chupando un juguete con expresión curiosa.
—Vamos a contratar un abogado—decía Aerin, paseándose de un lado hacia otro—. ¿Qué se creen esos idiotas? ¡No tienen ningún derecho!
Sanghee asentía con la cabeza, dándole la razón, pero JungSu seguía teniendo una expresión deprimida. Como adivinando sus pensamientos, Jongseong se sentó a su lado, agarrándole la mano.
—Él no podrá...
—Claro que podrá—dijo amargamente el muchacho—. Yo podría exigirle que pague la pensión que me debería y lo podría hacer sin ningún problema. Y si se compromete con las pensiones restantes, el juez entonces accedería...—JungSu se calló unos segundos y sus labios temblaron.
Jongseong se anticipó a lo que iba a ocurrir, porque lo abrazo, y el omega se puso a llorar a lágrima viva. En ese momento, parecía haber procesado bien todo lo que había ocurrido, y sus emociones se encontraban a flote.
¿Qué es lo que iba a hacer JungSu si le quitaban a su Sunoo? Desde que lo tuvo en brazos, por primera vez, que supo que lo iba a proteger y cuidar todo lo posible, pero ahora, con lo que adujo la madre de KangJu sobre la custodia, el pánico y el terror se apoderó de él. No era sólo por el hecho de que KangJu lo trató tan mal y no se hizo cargo de sus acciones, sino que él sabía que sólo era un capricho de la señora Kim y no de su hijo. Él estaba seguro de que KangJu no estaba un poco interesado en Sunoo, y por lo mismo, sería un padre terrible. Lo que menos quería JungSu era que su bebé pudiera pasarla mal con ese hombre.
—Bebé, bebé, tranquilo...—consoló Jongseong, dejando que JungSu llorara en su hombro— te juro que no voy a permitir que te lo quiten...
—¡Mamiiiiiiiiiiiii!—gritó SuNoo, antes de romper a llorar también, asustado por el estado de su madre— ¡Buaaaaaaaaaaaaaa!
Sanghee tomó al bebé en brazos, comenzando a consolarlo, y salió del living para que no sintiera todas las feromonas de pena a su alrededor. Aerin fue donde su hijo, acariciandole la espalda con suavidad.
—No vamos a permitir que te lo quiten—comentó la alfa, ¡antes tendrán que pasar por sobre nosotras para que te quiten a tu bebé!
—Te-tengo tanto miedo...—sollozó JungSu, abrazando con fuerza a Jongseong—, ¿y si... y si le dan la custodia completa a él?—las lágrimas aumentaron ante la perspectiva.
—No, eso jamás—aseguro Jongseong, besándole la frente—. Te lo prometo, mi luna, eso no va a ocurrir, ni siquiera en tus pesadillas
JungSu se sentía tan mal que sus padres permitieron que durmiera con Jongseong esa noche, a pesar de que iban a estar apretados. SuNoo pegó el grito al cielo cuando vio que no dormiría con ellos, y no tuvieron más que acomodarlo entremedio de la pareja. El pobre bebé tenía los ojos rojitos y estaba acurrucado contra JungSu, chupando su dedo.
Jongseong empezó a liberar feromonas alfas de familia, tanto para calmar al cachorrito como a su pareja.
—Lo siento mucho—se disculpó JungSu, sorbiendo por su nariz—, no quería...
—No tienes que pedir perdón, cariño—Jongseong le sonrió con cariño—, para eso estoy, ¿bien? Soy tu novio.
—Y mi alfa—agregó JungSu, un poco colorado por la vergüenza.
SuNoo, a su lado, bostezó y se pegó más a su mami. Parecía ya más relajado y tranquilo, cómodo entre ambos, y el omega no podía creer en lo afortunado que era, a pesar de todo. Un año atrás, encontrarse con alguien como Jongseong era impensable, y mucho más que quisiera hacerse cargo de su hijo también, adoptándolo y queriéndolo como si fuera suyo. Es más, él durante mucho tiempo pensó que jamás podría encontrar a alguien como Jongseong y que estaría soltero durante años.
—Y tu alfa—aceptó Jongseong, acomodándose y dándole un beso suave en la frente—. Ahora, ¿qué tal si dormimos? Debes estar muy cansado, bebé.
—Abubububuaaa—barboteo SuNoo, afirmativo ante las palabras de Jongseong.
—Bueno, mis dos bebés—corrigió el mayor, besándole la frente también al pequeño—. Mi lindo y pequeñito cachorrito—comenzó a arrullar, y Sunoo solto unas risitas, feliz
La tristeza de JungSu comenzó a pasar al ver a Jongseong interactuar con su hijo, tan cómodo y sonriente, y se dijo que no debía asustarse. Su pareja era el padre de Sunoo, nadie más, y sabía que el mayor amaba al pequeño, sin importarle nada más. Jongseong les iba a cuidar y proteger, porque era el alfa de la pequeña manada que ellos tenian.
—¿Quién es el regalón de papá?—seguía diciendo Jongseong, frotando su nariz contra el cabello de SuNoo y causándole más risas— ¿Quién es el bonito principe de papá?
—¡Yo, yo, yo!—gritaba SuNoo entre risas, ahora arrastrándose donde Jongseong para acurrucarse a su lado— ¡Papi, papi, teqeyop!
Jongseong se rió ante el intento de hablar de SuNoo. Con el pasar de los días, el bebé estaba aprendiendo a pronunciar algunas nuevas palabras, y esa era la que decía como una forma de demostrar su amor.
—¿Y quién quiere que me lo coma a besitos?—siguió arrullando el mayor.
—Yo, muack, muack—chilló el menor, antes de reírse con más fuerza cuando Jongseong empezó a besarte la carita.
Ante esa visión, JungSu parecía a punto de llorar nuevamente, pero ahora de la felicidad emoción. A pesar de que no era la primera vez que Jongseong jugaba con SuNoo así, sentía que en ese momento era bastante especial, porque daba a entender y aseguraba que él estaba allí para ellos en todo momento.
Sunoo, poco después, cayó dormido, con la boca abierta y una expresión de completa alegría. Si bien el bebé estaba entremedio de ellos, eso no quitó que pudieran compartir ahora un beso un poco más íntimo
—Te amo—le dijo JungSu sonriendo con tranquilidad.
—Y yo te amo a ti—contestó Jongseong sin dejar el cariño en su voz.
Apagaron la lámpara, ambos relajados y queriendo olvidar ese desastroso dia.
A pesar de todo, las siguientes semanas que se quedaron con los padres de JungSu no tuvieron algún inconveniente. Ni KangJu ni su madre, ni alguna otra persona, se pasaron por la casa, ni tampoco se los encontraron, por lo que el omega empezó a relajarse poco a poco.
Al inicio, no quiso salir mucho de casa, pero una vez se dio cuenta de que el peligro pareció pasar, decidieron ir a varios sitios, por ultimo, para que Jongseong conociera la ciudad de JungSu.
—Mira, aquí fue donde pari a Sunito—le dijo, apuntando a lo lejos el hospital central. SuNoo iba en el coche, llevando un nuevo peluche que encontró en el cuarto de JungSu, que era una ardilla chillona.
—Fue un parto normal, ¿o no?—preguntó Jongseong empujando el coche.
—Claro—JungSu hizo un puchero—. No sabes cuánto dolió, ¡hasta pensé en no tener nunca más hijos!
—¿De verdad?—Jongseong también hizo un puchero, provocando que JungSu se riera y lo abrazara.
—¡Claro, pero eso fue hasta que te conocí!—animó el omega— Más adelante, si todo sale bien, ¡podríamos tener más cachorritos! Me encantan los niños, seonggie.
—Y a mí me encantas tú—afirmó Jongseong, besándole en la boca con una sonrisa.
SuNoo presionó la ardilla, riéndose ante el ruido chillón que hizo.
—¡Chichi, chichi, chichi!—repitió el bebé, pateando por la emoción.
Jongseong le dio otro beso a JungSu antes de inclinarse donde Sunoo, haciéndole cosquillas en el vientre.
—¿Cómo hace la ardillita?—le preguntó, provocándole risas.
—¡Chichi, chichi!—gritó SuNoo entre carcajadas.
Dos semanas después, decidieron que ya era momento de partir. Ahora irían a Daegu, a visitar a los padres de Jongseong, a pesar de que JungSu tenía muchas dudas sobre cómo lo recibirían. No podía olvidar el hecho de que su novio provenía de una familia bastante tradicional y que, además, lo habían comprometido con Dahy tanto tiempo atrás.
—¿Cuándo piensan volver?—preguntó su padre mientras acomodaban a Sunoo en su sillita.
—Primero debo calcularlo bien—se quejó JungSu, guardando su bolso en el maletero—, en mayo iniciaremos las clases, así que...
—Pero podrían ir a visitarnos—intervino Jongseong entregándole el peluche de conejo y ardillita a Sunoo—, mi departamento es grande.
Aerin enarcó una ceja con lentitud.
—¿Están viviendo juntos?—preguntó.
Sanghee rodó los ojos, entregándole a JungSu un envase con galletitas que ella hizo.
—Todavía no—aceptó Jongseong—, pero espero que, en un año como máximo, JungSu se mude a mi departamento.
—¿Lo estás diciendo frente a mis papás para ponerme presión?—bromeó el omega, abrazando a su mamá.
—Claro que no—Jongseong le pellizcó la mejilla—, pero para que lo vayas pensando.
—Vaya, Jongseong actúa como todo un sugar daddy contigo—ironizó Aerin, y JungSu se coloreó, gritando que no tenía vergüenza alguna.
Media hora después, estaban saliendo hacía Daegu. JungSu todavía iba refunfuñando por el comentario de su padre, y Jongseong no sabía por qué le picaba tanto, considerando que era una tonta broma.
—Pareces como mi sugar daddy—dijo de pronto JungSu, luciendo algo apenado,
—¿Qué dices?—Jongseong sacudió su cabeza.
JungSu no contesto enseguida. Sabía que Aerin lo hizo sin ninguna maldad, pero no quitaba que lo sintiera de alguna forma, razonando que Jongseong era, evidentemente, adinerado.
Siempre consentía a JungSu y a SuNoo en todo, jamás les negaba algo, y parecía más que dispuesto a asumir todos los gastos que implicaba tener un bebé. A veces, cuando se veían, aparecía siempre con algún nuevo regalo para SuNoo, como un juguete o una prenda de ropa.
¿No era un poco aprovechado eso? Incluso Jongseong le dijo, varias veces, que si se veía en aprietos por el dinero, podía pedírselo a él.
—No quiero que pienses que...
—No te estás aprovechando de mi—señaló Jongseong con firmeza, y pudo notar un poco de enfado en sus ojos—. No pienses jamás eso, ¿bueno? Si yo gasto en ti, es porque yo quiero, no porque haya un trato entre nosotros de por medio. Y si quieres mudarte conmigo, soy más que feliz, Susu. Te lo estoy ofreciendo para que lo consideres en unos meses más, ya que me gusta estar contigo en todo momento. Además, pasas mucho tiempo en mi departamento también.
JungSu asintió, convenciéndose que Jongseong tenía razón en todas sus palabras. Sólo estaba pensando un par de tonterías producto de su alocada mente, nada más. Además, su pareja tenía razón: jamás hubo un trato de por medio, y tardaron varios meses en tener sexo. Y Jongseong tampoco se lo pedía cuando llevaba regalos o lo consentía. Todo se daba muy natural entre ellos.
Se estiró y le dio un beso en la mejilla, viendo la sonrisa que puso.
El viaje duró cerca de cuatro horas, con todas las paradas que hicieron entremedio para comer e ir al baño. Para el momento en que llegaron a Daegu, SuNoo iba durmiendo y JungSu también se estaba quedando dormido, pero pareció reaccionar en el momento en que estaban en medio de la ciudad, yendo hacia la casa de los padres de Jongseong.
En ese trayecto, JungSu sacó un espejo para ver como lucía. Trato de quitarse el sueño de los ojos, se pellizcó un poco las mejillas para darse más color y quiso arreglarse el cabello, con un resultado para nada satisfactorio.
—Susu...—le dijo Jongseong—, te ves bien asi, amor.
JungSu no estaba convencido, y menos cuando Jongseong entró a un lugar que parecía bastante exclusivo, subiendo por calles con casas a los costados grandes y con altos muros de cemento. Se veían muy distintivos, y todo empeoró cuando Jongseong se detuvo frente a la última casa de un pasaje, la más grandiosa y con una enorme pared de hormigón para evitar la entrada de ladrones.
Jongseong se bajó, diciéndole que esperara en el interior, y fue hacia el timbre. Allí pareció hablar con alguien, porque de pronto, a un costado, la lata del estacionamiento se abrió, y JungSu pudo apreciar un auto ya estacionado, que parecía de último modelo. Ay, dios.
Dentro del aparcamiento ya les esperaba una mujer vestida con ropa de trabajadora doméstica. JungSu fue hacía SuNoo, que seguía durmiendo, y le desabrocho de la silla, tomándolo en brazos. Su cachorrito ni siquiera se inmutó, lo que era mejor para el omega.
—Joven Park, es un placer volver a verlo—dijo la criada, sonriendo con amabilidad.
—Hola, Nanhee—saludo Jongseong, girándose para atraer a JungSu hacia su lado—. Te presento a JungSu, mi pareja, y Sunoo, nuestro cachorro.
Si le llamó la atención a la mujer, no hizo comentario alguno. La beta lo saludo, sin dejar la amabilidad, antes de señalarles el interior de la casa.
—Sus padres lo esperan, quieren verlo ya—dijo ella. Jongseong le tomó la mano a JungSu, llevándolo hacia el interior.
Entraron a una enorme cocina iluminada, con algunas ollas puestas encima del horno y de las que salía un olor delicioso. El alfa lo guío cuando salieron al pasillo, que en un costado poseía un enorme ventanal por el que se veía el enorme patio, y que por el otro lado, se veía la escalera que daba hacía el segundo piso.
Y fue cuando salieron al comedor unido a la sala de estar. Los padres de Jongseong estaban sentados en un sofá, conversando sobre algo, y se callaron cuando los vieron llegar.
—Jongseong, hijo—fue lo primero que dijo su padre, un alfa alto y de cabello negro, que caminó con elegancia hacia ellos—, ya era hora, la cena está casi lista.
—Padre, hola—saludó Jongseong con educación.
—¿Cómo fue el viaje?—intervino su madre, una omega de porte mediano, con el cabello rubio ceniza y ojos muy parecidos a los de Jongseong— Pensamos que ya llegarían mañana.
—No hubo muchas complicaciones, pero tuvimos que hacer algunas paradas—contestó Jongseong, antes de darle un apretón en la mano a JungSu—. Les presento a Wang JungSu, mi omega, y Seonwoo, nuestro bebé.
Los ojos de los padres de Jongseong se posaron en él, y el omega no pudo evitarlo, pero se sintió juzgado de inmediato.
—Bu-buenas tardes—chilló, y su voz salió más aguda de lo que hubiera querido—, es... es un gusto conocerlos...
—También... es un gusto—dijo la madre de Jongseong—. No sabíamos que tenías un bebé.
La mirada de JungSu se disparó hacia su pareja, que desvió la vista con cierta vergüenza. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cómo que no les había dicho? ¡¿Cómo que no les dijo?!
—Quería presentárselos ahora, todo de una—se excusó Jongseong, y su voz tembió un poco
—¿Ya le diste tu apellido?—preguntó el padre de Jongseong, luciendo bastante preocupado.
—Papá...
—¿O sea, no son tan oficiales?—inquirió la mujer.
—Mamá...
—Jongseong ya me marco—dijo JungSu, un poco débil y fuera de sí por todas las preguntas, y más aún porque Jongseong ya no se veía tan seguro.
—¡¿Marcado?!—chilló la omega, y con su grito, Sunoo despertó.
—Maaaaaaaaaaaaaaa—barboteó, revolviéndose, y fue cuando se dio cuenta de que estaba frente a desconocidos—. ¿Mami?
—Oh, oh—murmuró JungSu—, saluda, Sunito, e-ellos son...
—¿Sus abuelos?—aventuró el padre de Jongseong.
—¿Bubos?—trató de repetir Sunoo— ¿Y babas?
El bebé comenzó a revolverse en brazos de JungSu, pero el omega no quería dejarlo ir. Estaba empezando a sentir mucho miedo en esa situación, y más por las expresiones de los padres de Jongseong. Su pareja, por otro lado, parecía no saber donde meterse.
Sin embargo, SuNoo insistió y estuvo a punto de ponerse a gritar, asi que JungSu lo dejo con cuidado en el suelo. Su cachorrito lo agarro del pantalón, antes de tambalearse hacia los padres del alfa, que parecían pegados en el suelo, con sus bocas abiertas. Si la situación no hubiera sido tan extraña, JungSu estaba seguro de que se habría puesto a reír.
SuNoo casi se cayó, pero alcanzó a sostenerse del pantalón del padre alfa. Levantó su mirada con curiosidad.
—¿Bubo?—farfulló, desconcertado— ¡Bubo!
—Eh, sí—dijo el padre de Jongseong—, abuelo.
—¡Bubooooooo!—gritó SuNoo, extendiendo sus bracitos hacía el adulto.
—Pe-perdón—saltó JungSu, empezando a colapsar—, pero él es muy confianzudo y le gusta estar en brazos, no es necesario que usted...
Su voz se cortó cuando vio al padre de Jongseong inclinarse y tomar en brazos a SuNoo, que no dudo en abrazarlo por el cuello, pegándosele como una lapa. Tal vez se debía al olor que soltaba el hombre, quizás era muy parecido al de Jongseong, y eso...
—¡Bubo, bubo!—chilló SuNoo, antes de voltearse hacia la mujer— ¡Bubaaaa!
—¡Pero que cachorrito tan lindo es!—exclamó la madre de Jongseong, y de pronto, los dos adultos parecieron derretirse ante el bebé.
JungSu no tenia idea de qué mierda estaba pasando. Por la cara de Jongseong, adivinó que tampoco sabía de qué se trataba todo eso.
Al parecer, SuNoo era todo lo que necesitaba para ganarse a los padres del alfa. Ay, qué ironía.
Actu al fin!
Yo de pendejo: ¿por qué no
comentan en el
capítulo 20 de
Way Back Home?
¡Y es que no lo había publicado!
Yo si quiero de sugar
daddy al Jongseong.
+De 20 comentarios y
nueva actualización
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