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Unas semanas después cayó navidad en la ciudad, y JungSu, junto a SuNoo, tuvo que ir a Gyeonggi-do para ir a ver a sus padres.

Finalmente acordaron que no presentaría a Jongseong todavía, pero volvería el veinticinco para pasar el resto de las vacaciones junto a su pareja. Pareja. Novio. La sola idea le provocaba una sonrisita a JungSu, entusiasmado por pensar en Jongseong como su compañero.

Un año atrás jamás se le habría ocurrido que algo así fuera posible, sin embargo, ahora la emoción de tener un novio le provocaba muchas mariposas en el estómago.

SuNoo se portó muy bien esos días con sus abuelos, que lo mimaban más de lo que ya estaba. El bebé parecía haber olvidado por completo lo ocurrido tantos días atrás, con la crisis nerviosa de JungSu, y seguía muy cariñoso con su mamá, aunque Susu continuaba sintiéndose culpable por lo ocurrido.

La única persona que sabía de lo ocurrido era Jongseong. JungSu no queria contárselo a nadie más por la vergüenza de la situación.

—Pero ¿por qué debes irte tan pronto?—se lamentó su mamá, tomando en brazos a SuNoo, que chilló por la felicidad—. ¡Extraño tanto a mi bebé!

—¿Te refieres a mi Sunito?—bufo JungSu, rodando los ojos—. Tengo algunas cosas que hacer, mamá...

—¿Acaso hay algún alfa que te ha robado el corazón?—preguntó su mamá.

JungSu enrojeció y farfulló unas negativas. Su mamá le sonrió picaronamente, Sunoo metió su mano, hecha puño, en su boquita.

Al final salió después de mediodía de regreso hacia Seúl, con SuNoo durmiendo en su pecho en medio del viaje. JungSu estaba algo cansado de todo el último movimiento, pero le consolaba que pronto estaría en los brazos de su alfa para ser mimado.

Por dios, su alfa. De sólo pensarlo podía derretirse. Con toda probabilidad sus padres tuvieron que haber olisqueado el aroma de Jongseong en él y Sunoo. Su bebé apestaba a un alfa, pero no parecia molestarle el olor. A JungSu también le gustaba quedar impregnado en la esencia de Jongseong, que no escatimaba en extender sus feromonas alrededor de ellos, como un alfa protector de su familia. Su pequeña familia. Sonrió ante ese pensamiento.

Cerca de las seis de la tarde llegó al terminal de Seul, donde Jongseong ya le esperaba con una sonrisa de emoción. Lo saludo con un beso, revolviendole el cabello a un dormido Sunoo, y mientras iba a buscarle la maleta, JungSu lo esperó.

Fue cuando tuvo su segundo encuentro con KangJu.

Mientras veía a Jongseong esperar su turno para recibir la maleta que llevó, se giró a mirar hacia la vitrina de una tienda que estaba dentro en el terminal. En medio de todo ese movimiento, golpeó con una persona y retrocedió, con SuNoo quejándose en sus brazos.

—Whooops, tan torpe como siempre, Wang.

Levantó la mirada y se quedó paralizado al encontrarse con el guapo y pálido rostro de su exnovio. El padre de SuNoo.

Ni siquiera supo qué hacer al verlo frente a él, llevando un bolso en su hombro, quizás dispuesto a viajar también. JungSu pensó, durante mucho tiempo, que cuando lo tuviera frente suyo le gritaría y mandaría a la mierda, diciéndole todo lo que pensaba de él. Sin embargo, sólo se quedó quieto y en su lugar, apenas respirando y sosteniendo a su pequeño cachorrito en brazos.

KangJu le sonrió, la burla pintada en su rostro.

—Entonces, ¿ese es tu bebé?

Su abrazo a SuNoo se volvió más fuerte, retrocediendo otro paso por el repentino miedo que sintió. No sabía por qué, pero tener a KangJu frente a él, tan improvisadamente, le provocó algo de pánico y terror. Tanto tiempo evitándolo para encontrárselo ahora as...

—Qué bueno que nos hayamos encontrado—prosiguió KangJu a gusto con su silencio, porque debía recordarle a ese omega patético y enamorado de él, que aceptaba cualquier cosa—. ¿Sabes qué me ha dicho mi mamá? Que debería pedirte un examen de sangre. Quiere confirmar si ese bebé es mío.

—Es mio—murmuró JungSu de forma repentina, con la voz temblando. KangJu enarcó una ceja—. Es mío, de nadie más, idiota.

La ofensa pareció descolocar un poco a KangJu sorprendido por lo que estaba escuchando. Sin embargo, la sorpresa se transformó en disgusto.

—¿Quién te crees que eres?—espetó el alfa.

—Amor, ¿está pasando algo?

JungSu volvió a sobresaltarse al escuchar una voz más grave, sintiendo enseguida la presencia de Jongseong a su lado, con la mano del mayor agarrándolo de la cintura,

—Papá—barboteo SuNoo hacia Jongseong, y el alfa sonrió. Aunque no con humor.

—¿Te está molestando, mi amor?—preguntó Jongseong, volteándose hacia JungSu—. ¿Quieres que le rompa la nariz, precioso?

Sin poder evitarlo, y al ver la expresión atónita de KangJu, JungSu soltó una risa escandalosa. SuNoo, al verlo reírse, también se rió con felicidad.

Era un poco más gracioso cuando notó que Jongseong era más bajo que KangJu, pero parecía muy dispuesto a meterse en una pelea.

El alfa frente a él bufó

—Me verás otra vez—le dijo KangJu, antes de marcharse a paso veloz y con una expresión enojada.

Jongseong soltó un gruñido, sin embargo, se volteo hacia JungSu, que seguía todavía algo shockeado por lo que acababa de ocurrir. Pero reaccionó cuando el alfa le acarició las mejillas, llamando su atención.

—Él...

—Me imagino que es tu exnovio—dijo Jongseong, tranquilo. JungSu bajó la vista, apenas asintiendo con la cabeza—. Perdona, Susu, pero ¿cómo pudiste meterte con ese cretino?

Escuchar a Jongseong decir eso le provocó una nueva risa, viendo la suave sonrisa que tenia el alfa en su rostro, y los nervios y el pánico parecieron esfumarse de pronto, como polvo llevado por el viento.

—Nunca fui muy inteligente—respondió, agarrándole la mano a Jongseong.

—Claro que lo eres—Jongseong lo llevó hacia donde estacionado su auto, sin soltarlo un poco—. Eres el omega más inteligente y precioso que haya visto.

JungSu se ruborizó, feliz por lo que estaba escuchando de Jongseong. Acomodaron a Sunoo en su sillita y se subió al asiento del copiloto.

Decidieron pasar el resto de los días en el departamento de Jongseong, desde que fueron la primera vez que el alfa insistió en pasar tiempo alli para ir acostumbrando a Sunoo. JungSu no quería darle muchas vueltas a lo que le estaba diciendo Jongseong de manera indirecta, pero no iba a decirle que no.

—Ojalá no encontrarme más con ese idiota—se quejó JungSu, fastidiado—. Realmente tuve que estar muy ciego para meterme con él, ¡¿puedes creerlo?!

Jongseong se rió, aunque JungSu pudo notar cierta tension en el rostro del alta.

—¿Y qué era lo que quería?—preguntó.

JungSu mordió su labio inferior, mirando de reojo a SuNoo. Otra vez estaba durmiendo como una roca, con la boca abierta y un hilo de baba cayendo por la comisura de su boca. Que ternura.

—Un examen de sangre—murmuró JungSu—, me ha dicho que su madre lo quiere. ¿Qué piensa hacer? ¿Acaso querer compartir con SuNoo? Está loco, jamás lo dejaré acercarse a él.

—La próxima vez lo golpeare'le prometió Jongseong.

JungSu sonrió, pero eso no quitó la preocupación en su interior. Sabía que Jongseong debía estar pensando acerca de las posibilidades de que KangJu reclamará ante la justicia que JungSu no lo dejaba estar con el cachorro, y eso podía acabar muy mal. En especial porque la familia del alfa tenía muchos contactos que podian gatillar una decisión en favor de él. No, pero ¿para qué lo querría? KangJu no se veía interesado en SuNoo. Además, JungSu jamás le entregaria a su bebé. Antes muerto.

Decidió que era mejor no dejar que esos pensamientos empezaran a carcomerie la cabeza. Si no, no iba a disfrutar de sus días con Jongseong, y no quería pensar más en el idiota de KangJu.

A los pocos minutos llegaron al departamento de Jongseong y entraron.

Dejaron a Sunoo en el suelo, que gateó hacia el árbol de navidad instalado, viendo las luces de colores.

—Mira, Sunito—suspiro Jongseong, dejando la maleta en el suelo y caminando hacia el árbol—. Un regalo para ti.

Jongseong levantó el regalo que estaba en el suelo, sentándose junto a SuNoo, y el bebé trató de recibirlo, pero sus manos tan pequeñas no podían agarrarlo bien.

—Buuuuu—barboteó SuNoo—. Papa babo.

El alfa, en lugar de enojarse, se rió con suavidad y comenzó a abrir el regalo del envoltorio. JungSu no tardó en unirse a ellos, animando a SuNoo a quitar el papel, y el bebé terminó rasgando todo el envoltorio. Jongseong le quitó la tapa a la cajita blanca y mostró un enterito de conejo, de color rosadito y con unas orejitas en la capucha que tenía.

—¡AAAAAAAAAAH!—gritó Sunoo, feliz y moviendo sus manitos .

—¿Te gustó?—preguntó JungSu.

—¡AAAAAAAAAAAAAH!—volvió a gritar Sunoo, y los dos lo entendieron como un si.

No tardaron en cambiarle la ropa a SuNoo, poniéndole el pequeño enterito que le quedaba un poco grande, pero hacía que se viera adorable. Pronto, se puso a gatear por todo el departamento.

Jongseong y JungSu también se intercambiaron unos regalos. Jongseong le regaló una pulsera muy bonita con un dije de hámster, que lo hizo reír, y JungSu le entregó un nuevo reloj de muñeca.

Prepararon la cena más tarde, comiendo mientras veían una película de navidad, y cuando SuNoo cayó dormido, lo acostaron en la pieza de invitados.

Ellos dos se marcharon enseguida al cuarto de Jongseong entre risas pequeñas, y una vez a solas, comenzaron a besarse en la boca, acostandose sobre la cama.

JungSu gimoteó al sentir las manos de Jongseong deslizarse por su trasero, apretándoselo con suavidad y arrancandole jadeos. Pronto, el aire se lleno de feromonas, gemidos y risitas pequeñas, y por dios, JungSu se sentía muy necesitado. Jongseong no parecía mucho mejor, no cuando notó el bulto contra sus muslos.

—Jong...—le susurró Susu.

—Sí, sí, ya paro...—masculló Jongseong.

—No, no—JungSu lo abrazó por el cuello— ¿Y qué tal... qué tal si... si ha-hacemos algo...?

—¿Algo como qué?

Colorado, JungSu se lo susurró al oído. Le daba mucha vergüenza decirlo en voz alta. Jongseong, en respuesta, le gruñó antes de agarrarlo bien de los muslos: La sola sensación le provocó escalofrios a JungSu.

—¿Estás seguro, bebé?—le murmuró.

—Muy seguro—afirmó JungSu—. Te quiero.

Jongseong le sonrio, feliz.

—Yo también te quiero, precioso.

Eso era lo que bastaba oír para derretir a JungSu.

Volvieron a besarse y sus manos a viajar por ambos cuerpos. Antes de darse cuenta, JungSu le estaba quitando la camisa a Jongseong, viendo el pecho desnudo del alfa, y la playera del omega tuvo el mismo destino.

El mayor comenzó a desabrocharle el pantalón, sin dejar de besarlo, y estuvieron batallando varios minutos en quitarle dicha prenda, comenzando a reírse cuando el primer intento fracaso. Se sentía un poco torpe y tierno, y eso provocaba que JungSu no sintiera tanto pánico por lo que estarían a punto de hacer.

Al hacer lo mismo con el pantalón de Jongseong también se demoraron, pero pronto quedaron en ropa interior y volvieron a besarse, sus manos acariciandose mutuamente.

—Qué hermoso eres—le dijo Jongseong—, hermoso, mi lindo bebé...

—¡Jongseong!—se rió JungSu, recibiendo besos en su cuello—, ah... oh... Mi... mi a-alfa...

Jongseong gruñó en señal de afirmación, luchando ahora por quitarle la ropa interior a JungSu. El omega pronto quedó desnudo, pero Jongseong le acompañó con rapidez, y JungSu se echó boca arriba en la cama.

—Dios, ¿puedo comerte las piernas después?—bromeó Jongseong, acariciandole sus muslos.

—Sólo si eres bueno—desafio JungSu

—Te volveré loco, bebé.

El omega juntó sus piernas, elevándolas en los aires, y las acomodo sobre el hombro de Jongseong, que comenzó a frotar su propia polla, dura y soltando liquido preseminal. JungSu apenas la vio, pero si lo suficiente para notar que era grande y gorda.

Por un momento quiso chuparla, pero se dijo que era mejor en otra ocasión. Ahora estaba demasiado concentrado en la mano de Jongseong deslizándose por la separación de sus nalgas, los dedos empapándose en el lubricante, y comenzó a frotarlos contra sus muslos, dejándolos mojados.

JungSu mordió su labio inferior cuando Jongseong comenzó a meterle la polla entre la unión de sus muslos, la cabeza del pene asomándose en sus piernas y frotándose superficialmente contra el miembro de JungSu. El roce fue suficiente para hacerle soltar un gemido bajo de placer.

—Dios, bebé, mirate—le gruñó Jongseong, comenzando a mover sus caderas, y su polla comenzó a entrar y salir del interior de sus muslos, provocándole el éxtasis—, ¿tanto lo quieres, precioso? Te... te lo dare todo, bebé...

—Jong...

JungSu no podía dejar de verlo: el pene de Jongseong humedeciendo sus muslos con el presemen, el glande enrojecido y brillante, sin dejar de follarse sus piernas. Jamás hizo algo así, solo lo escucho o leyó, pero se sentia demasiado placentero a pesar de que no se lo estaba follando directamente.

Su entrada pareció palpitar en señal de queja, queriendo algo allí, pero JungSu se concentró más en lo que le estaba provocando el alfa en ese momento.

—Ah, ah...—gimoteo, necesitado, y su propio pene liberó presemen, a veces tocándose con la polla de Jongseong—. ¡Oh, mmm!

—Mierda, cariño—le gruñó Jongseong, sin dejar de embestirlo—, na-naciste para esto, mi amor...

Las sucias palabras del alfa le estaban provocando más placer, sus pezones erectos, su piel como gallina, y bajo esa estimulación constante no lo pudo soportar mucho más: arqueó su espalda y eyaculó en su vientre con un gemido sonoro, sus ojos viendo estrellas debido al placer.

Otro gemido escapó de su boca cuando, repentinamente, sus muslos se llenaron de semen pegajoso, viscoso y caliente, y Jongseong soltó un ruido de gusto, obteniendo su liberación.

Jongseong bajó las piernas de JungSu, que las abrió levemente para ver el esperma ensuciándolo.

La esencia de Jongseong sobre él.

El solo pensamiento le provocó otra ola de placer, que salió en forma de gemido cuando el alfa le agarró la barbilla y lo besó. Desnudos completamente, sucios por el semen, se subieron a la cama y siguieron besándose entre risitas.

¿Estuvo bien, precioso?—le preguntó Jongseong.

—Muuuuuy bien—JungSu se sentía demasiado feliz, dándole un abrazo—. Mi alfa sabe satisfacerme, ¿a qué si?

—Cuando quieras, mi pequeño bebé—prometió Jongseong.

JungSu lo quería siempre.

¿qué les parece la nueva
portada?

¿y el nuevo capítulo?

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y nueva actualización.

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