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JungSu miró con un puchero la nota de su prueba. Un 70. Aprobó, pero casi con el mínimo y, al parecer, al resto de sus compañeros no les fue mejor por las caras en sus rostros.
—Estoy decepcionado—dijo Jongseong, llamando la atención del curso—, pensé que sus calificaciones estarían mejores a estas alturas, considerando que es la primera calificación de este segundo semestre.
JungSu suspiró y dobló su examen. El primer semestre lo pasó con notas más bajas a las de ahora y, si bien ahora tuvo una leve mejoría, eso no le aliviaba demasiado. Al menos, en los trabajos prácticos le iba un poco mejor.
Heeseung a su lado, parecía aliviado con su 65.
—En el primer semestre salí con 60—le confesó en voz baja.
A Handong le fue un poco mejor, con un 75 como calificación.
JungSu pensó que fue ella la nota más alta, hasta que escucho la irritante risa de Jieun. A ver, vale, JungSu no odiaba a Jieun, sólo que no la pasaba. La chica era una de las estudiantes que sacaba mejores calificaciones en todo el curso, lo que la hacía tener una actitud algo altiva y creída con el resto. JungSu admitía que ella estudiaba mucho y se merecía dichas notas, pero eso no quitaba que la encontrara pesada y antipática. Además, últimamente parecía estar muy atenta con Jongseong.
—A pesar de todo, estoy muy feliz con mi nota—dijo Jieun, en voz alta. JungSu alcanzó a ver el 90 en la esquina de su examen.
Jongseong enarcó una ceja, indiferente.
—Espero que les vaya mejor en el siguiente examen, que será en a finales de diciembre—le ignoró Jongseong—, y que pongan más esfuerzos en sus trabajos prácticos. Haremos dos más antes de terminar el año. Pueden retirarse.
JungSu pensó en agarrar sus cosas y marcharse de alli rápido, junto con el resto de sus compañeros, pero se quedó congelado al ver a Jieun bajando las escaleras hacia Jongseong.
Apretó sus dientes, tratando de contener su enojo. Heeseung y Handong se despidieron de él al ser la última clase del día, y JungSu les murmuró una respuesta.
—¡Muchas gracias por mi calificación, profesor Park!—dijo Jieun, sonriendo encantadoramente. La omega incluso tuvo el descaro de echar su cabello hacia atrás, mostrando su cuello
—Es la nota que merece—respondió Jongseong, guardando sus cosas.
—Me esforcé demasiado por tenerla—continuó Jieun.
JungSu comenzó a guardar sus cosas en el bolso, aunque no le quitaba el ojo de encima a la escena. Sabía que la omega le estaba coqueteando a Jongseong, era muy evidente con esa sonrisita zalamera y mostrando su cuello. Esa zorra...
El chico quería darse golpes contra la mesa. ¡Eso no estaba bien, no debía pensar ese tipo de cosas!
—Me esforzaré el doble para obtener la máxima calificación en el siguiente examen—continuó Jieun—. ¡Me gustaría hacerlo sentir orgulloso de algún estudiante!
Estaba bien, JungSu no tuvo que pensar en la chica como una zorra. Su error. Pero todavía queria agarrarle el cabello y tirárselo por coquetear con su hombre.
Vaya, JungSu era un desastre celoso. Jongseong se reiría de él todo el día si lo veia pensando ese tipo de cosas.
—Debe sacar buenas calificaciones por usted, no por otros—le dijo Jongseong, cerrando su maletín.
JungSu no vio la expresión de Jieun, pero quería comenzar a reir. Por dios, era malvado.
Cerro su bolso, colgándoselo del hombro y se dirigió a la salida, sin querer mirar a Jongseong para que no viera su expresión. Muy probablemente su cara mostraba los celos que bullían en su interior. Ya quería que fuera más tarde para juntarse con Jongseong y darle muchos besos en la carita preciosa que tenia.
Qué verguenza.
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Unas horas después estaba tomando el pedido de una pareja en la cafetería. A Renjun le tocó otra vez estar en la caja, pero aprovechando que no había nadie, estaba en el celular hablando con su novio, Gehyun.
—¡Te lo digo, hermoso, el pollo frito es delicioso!
A veces esa pareja hablaba cosas muy raras. Fue a la cocina, viendo a Yuqi y Yiren preparar la comida que servian allí. La cafetería era pequeña y casi nunca se llenaba por completo, así que no necesitaban de mucha gente. Chuu estaba atendiendo otra mesa.
—Dos trozos de kuchen de frambuesa, un café cortado y un té de limón—les dijo, y Yuqi le levantó el dedo pulgar. JungSu les sonrió, aliviado de que no llegó ninguna otra mesa que atender.
—Pensé que traerías a Sunito—dijo Yiren, sacando un nuevo kuchen del refrigerador para partirlo.
—No me dio el tiempo—suspiró JungSu llenando su bandeja con un pedido que debía llevar—. Además, SuNoo ha estado muy berrinchudo. No me ha dejado en paz y no quiero que haga un escándalo aquí porque no lo tomo en cuenta.
—Está creciendo—suspiró Yuqi.
JungSu se rió, saliendo con un pedido y llevándolo a la mesa. Su mente, mientras, iba pensando en su pequeño cachorrito, que lloriqueaba por su atención a cada momento. Incluso, cuando estaban solos, quería que estuvieran siempre juntos y hasta le seguía al baño. Con toda probabilidad, cuando llegara al departamento, el bebé le estaría esperando frente a la puerta con esos ojos grandes que ponia.
Al mismo tiempo, ya estaba aprendiendo a caminar. En ocasiones lo veía ponerse de pie y sujetarse del sofá, caminando hacia él, pero apoyado de algo. De sólo pensarlo podía llorar por la emoción, viendo a su precioso cachorrito crecer.
Lo mejor era tener a alguien que estuviera con él. Jongseong se pasaba casi todas las tardes a su casa, a cenar con ellos, y los fines de semanas estaba todo el día a su lado. JungSu quería invitarlo a dormir al departamento, para asi evitar esos largos viajes agotadores, aunque pensaba si no sería demasiado rápido. Era ya mitades de noviembre y llevaban saliendo casi dos meses.
Las siguientes horas siguieron pasando, hasta que dieron las nueve de la noche, y el local estaba casi vacío. Fue en ese momento en el que apareció Jongseong. JungSu le dijo varias veces que no era necesario que fuera a buscarlo, pero el alfa siempre insistia en que era mejor para los dos. Uno, para cuidar a JungSu, y dos, para no preocupar a Jongseong.
Ahora, su emoción fue mucho mayor al verlo llegar con unas bolsas que tenían unas cajitas dentro, que olían deliciosamente bien.
—Supuse que estarías cansado—le dijo Jongseong, sonriéndole
—Yo si lo estoy—dijo RenJun, antes de que JungSu pudiera responder—. ¡Espero que hayas traído comida suficiente para todos!
JungSu levantó su pie y le dio una patada suave en el culo al chico, frunciendo el ceño.
—Deja de acosar a mi novio—le dijo, enfadado.
—¡¿Entonces ya son novios?!—siguió molestando RenJun, gritándolo a los cuatro vientos— ¡Ojalá tener una boda pronto!
El omega volvió a darle un golpe, oyendo la risa suave de Jongseong. Pudo sentir sus propias mejillas coloradas ante las palabras de su amigo.
—No lo tomes en cuenta—le dijo, recogiendo unos platos—, RenJun es un idiota.
—¡Y te estoy escuchando!—saltó RenJun Aunque, antes de recibir un golpe, añadió—. Bah, marchate, Susu. Ya estamos cerrando.
—No debería...
—Si no te vas, le hablaré a Jongseong de un fabuloso lugar en el que comprar el anillo de compromiso.
JungSu se marchó corriendo hacia el camerino, recogiendo sus cosas. Aprovechando que el omega no estaba, Jongseong terminó por preguntarle del lugar a Renjun, que se lo dio con gusto.
Diez minutos después se despidió de sus amigos, siguiendo a Jongseong hacia su auto. Una vez subieron no pudo contenerlo más y se inclinó a darle un beso al alfa, sintiendo a su omega suspirar por el gusto. Llevaba todo el día desesperado por recibir un beso, por pequeño que fuera.
Sin embargo, no se contentó con uno, dándole besos más seguidos al alfa, hasta que los vidrios comenzaron a empañarse. Fue Jongseong el que tuvo que detenerlo, regañándolo en voz suave.
—Comamos primero—le susurró el alfa—, luego, en casa, seguimos.
A regañadientes se alejo, deseando llegar pronto al departamento.
Sakura los saludó una vez aparecieron, saliendo de la cocina. SuNoo estaba sentado en el suelo, mirando a la puerta.
—¡Mamá, mamá, mamaaaaaaaaaaa!—chilló con desesperación una vez JungSu apareció.
El omega no tardó en agarrario en brazos, el bebé abrazándolo por el cuello. Jongseong le pellizcó una mejilla al niño, antes de pagarle a Sakura lo correspondiente al dia. La chica se llevaba bien con el adulto, y no hacía preguntas incómodas acerca de ellos
Como JungSu tenía en brazos a su cachorrito, Jongseong se encargó de servir la comida una vez Sakura se marchó. SuNoo ya recibió su última comida, según dijo Sakura así que JungSu sabía que era su hora de dormir. El bebé no parecía muy emocionado por irse a la cama.
—Te tengo descuidado, no, precioso?—suspiró JungSu, sentado en la mesa y acariciandole las mejillas—. Mamá ha estado muy ocupado. Además, ¡papá se la pasa poniéndole malas calificaciones a tu mamá!
—¡Buuuuuuuuuuuuuu!—SuNoo golpeó la mesa con sus manitos
—¿Quieres que te regañe por tu nota?—Jongseong lo miró con una ceja enarcada—. Porque estoy tentado de ponerte en mi regazo y darte unos buenos azotes.
Las mejillas de JungSu se pintaron de rojo ante la perspectiva, pero trató de no tomarle una importancia sexual a esas palabras. Al menos, no lo suficiente.
—No estudié demasiado—admitió JungSu—, tú y el profesor Jun pusieron el examen el mismo día, ¡y Jun mandó a leer muchas cosas!
—Pobre de mi bebé—se burló Jongseong.
—Además, no soy muy inteligente—se defendió JungSu, desanimado—. No importa cuánto estudie, nunca logro una calificación perfecta como Jieun.
—No digas eso—regañó Jongseong—, eres una persona muy inteligente, Susu. Que te vaya mal en algunas cosas o te cuesten más no significa que seas tonto. Las personas tenemos distintos tipos de inteligencia y eso no te desmerita.
—Pero...
—Jieun tiene buena memoria e inteligencia fotográfica—continuó Jongseong—, pero de inteligencia emocional, muy poca. Eso no la hace tonta o algo así, y tampoco te hace tonto que te sean dificiles muchas cosas. Una calificación no dice nada de ti—el alfa lo agarro de la barbilla—. Si fuera por mí, les haría otro tipo de evaluación, con más retroalimentación y de tipo formativa, pero la universidad no me lo permite. Ahora, cambia esa cara, precioso.
Las palabras de Jongseong lo animaron un poco más, porque le sonrió con debilidad, sintiendo ganas de llorar por sus ánimos. Lo de la calificación si le deprimió un poco, y más al compararse con Jieun, pero le aliviaba que Jongseong no pensara que era tonto o malo en clases
Terminaron de comer cerca de las diez y media de la noche. SuNoo estaba que se caía del sueño, así que JungSu lo llevó a su cunita a dormir. No tardo mucho en irse al mundo de los sueñitos, por lo que el omega le dejó la lamparita de conejito encendida y la puerta entreabierta
A esa hora, por lo normal, Jongseong decía que era mejor irse. Ahora, estaba sentado en el sofá, viendo algo en su celular, y JungSu decidió sentarse en sus piernas. El mayor no tardó en olvidar el aparato, abrazándolo por la cintura. Pronto, comenzaron a besarse con dulzura.
A JungSu le gustaban mucho los besos que se daban, le hacían sentir muchas mariposas en el estómago, y también como un adolescente. De alguna forma, le gustaba sentirse asi a pesar de todo, porque debido al embarazado de joven, tuvo que olvidarse de esas cosas para centrarse en su bebé. Era bonito tener a alguien a su lado y poder besarlo de esa forma.
—Te quiero—le susurró JungSu, separándose segundos despues—, te quiero tanto...
Jongseong le gruñó en afirmación, volviendo a besarlo, y JungSu realmente se sentía flotar en su nube. Más cuando percibió los dedos fríos del alfa deslizándose bajo su ropa, acariciando su cintura y quedándose allí. El toque envió escalofríos, pero también placer, y se rió por las cosquillas que le hacía,
—También te quiero—le dijo Jongseong. El mayor tenía los labios hinchados y las mejillas coloradas, y JungSu sabía que también lucía asi—, que bonito eres, bebé...
Soltó más risas suaves, los besos deslizándose por su mandibula y prosiguiendo por su cuello. Cuando Jongseong le besó encima de su glándula de feromonas, no lo pudo controlar bien y terminó gimiendo en voz baja, pero no quería que el alfa se detuviera.
Jongseong siguió besándolo en su piel, haciendo que fuera un desastre en segundos. Todo su omega temblaba y lloriqueaba en clara señal de necesidad, y JungSu no sentia ni un poco de miedo.
—Susu...—suspiró el alfa, diez minutos después—, deberíamos dejarlo hasta aquí.
—No—protestó JungSu—, no, me gusta cuando me besas.
—A mi igual me gusta—admitió Jongseong—, pero si seguimos así, no podré detenerme después. No quiero... Esto...
JungSu sabía a que se refería. Podía sentir, incluso, la entrepierna dura del alfa contra su culo. A pesar del deseo, de la lascivia, del cariño entre ambos, sabia que Jongseong tenía razón. Además, el tampoco estaba muy seguro de eso. Si bien lo deseaba mucho, una parte de él temía que todo volviera a repetirse como años atrás. Que Jongseong sólo buscara una cosa de él y luego le dejara.
Con los ánimos bajos, se quito de encima y sentó en el sofá. Miró la hora: las once de la noche
—¿Tienes clase temprano mañana?—preguntó el omega, haciendo un puchero
—No—le dijo Jongseong con el cabello algo despeinado—, mi primera clase es a las diez.
JungSu le agarró la mano.
—¿Quieres quedarte a dormir conmigo?—le preguntó, su tono tímido.
—Susu...
—Sólo dormir—dijo el menor—, nada más. Mañana, nos despertamos temprano y tomamos desayuno juntos, y luego vas a cambiarte. Por fiiiiis, Jongseong...
Pudo ver la duda en los ojos del alfa un instante, pero trato de poner la carita que ponía SuNoo cuando quería algo. No sabía si le estaba saliendo exactamente igual, aunque no perdia nada con intentarlo.
Finalmente, luego de unos minutos, el mayor suspiró.
—Está bien, Susu—le dijo Jongseong—, todo por ti, mi precioso bebé.
El chico gritó por la emoción, lanzándose a darle un abrazo con fuerza.
Media hora después estaban acostándose en la cama de JungSu. El alfa usaba un pijama de JungSu, que le quedaba un poco gracioso al ser algo más fuerte y alto. Para el omega, se veía muy adorable y quería comérselo a besos.
Sin embargo, sólo lo abrazo por el pecho y se acurruco contra él, suspirando por la felicidad. Tal vez su celo estaba cerca y por eso estaba actuando como un cachorrito, pero no le importaba. No si Jongseong estaba con él.
Jongseong le acarició el cabello, antes de darle un beso en la frente. El omega volvió a suspirar, cerrando sus ojos, y pensando que ese seria su nuevo lugar favorito en el mundo.
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