Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

━━━03

JungSu trabajaba en una cafetería cuatro veces a la semana para poder suplir sus gastos más urgentes.

Sus padres, por supuesto, le ayudaban a mantenerse al pagarle el departamento que alquilaba, pero en cuanto a sus gastos personales y los de SuNoo, JungSu prefería hacerse cargo él.

Tenía mucha suerte de que los padres de RenJun fueran dueños de una pequeña cadena de cafeterías, porque no dudaron en darle trabajo cuando lo pidió, sabiendo lo difícil que sería para JungSu al quedar preñado.

El omega les estaba eternamente agradecidos por eso, a RenJun en especial, porque fue un gran apoyo cuando se enteró de su embarazo. En especial en los momentos en que quería hacer nidos, porque RenJun, sin dudarlo, lo ayudaba y abrazaba para que se relajara con su aroma alfa.

Además, tenía permiso para llevar a Sunoo cuando quisiera: tenía una silla para bebés, al lado de la caja, en una posición estratégica para que no perdiera de vista a JungSu en algún momento.

Por otro lado, si se ponía a llorar, su mamá podía recogerlo con facilidad, llevándolo al pequeño cuarto que tenían para cambiarse de ropa y comer algo rápido. JungSu solía llevar a su bebé cuando debía cumplir turnos pequeños durante la semana, pues no quería dejarlo con una niñera por dos motivos. El primero, porque sería pagarle mucho más a Sakura por sus servicios, y el segundo, porque no quería pasar mucho tiempo lejos de Sunoo. Los fines de semana lo dejaba con la chica, pues al no tener clases, estaba la mitad del día con él.

Le pellizcó la mejilla a Sunoo viendo como sonreía con el chupete en su boca, agarrando uno de los lápices de madera y rayando la hoja de papel.

—Hoy ha estado algo lento—comentó, RenJun, que ese día se hacía cargo de la caja y de cuidar al bebé—. ¡Sunito, deja de botar los lápices!

Sunoo soltó un ruidito de felicidad, empujando otros dos lápices fuera de la mesita que tenía frente a él. A Renjun le salió un tic en el ojo y JungSu se rió, sacudiendo su cabeza para atender una nueva mesa.

Su turno estaba acabando, así que no quedaba demasiada gente. Deberían cerrar en media hora, por lo que RenJun ya estaba sacando las cuentas de la caja, Chuu se hallaba lavando los platos en la cocina, y Yuqi limpiaba las mesas ya vacías, volcando las sillas sobre ellas.

—¡Escúchame, demonio!—oyó gritar a Renjun, anotando el pedido de la pareja recién llegada—. ¡Si sigues comportándote así, te pondré sobre mis rodillas y te azotaré ese suave culo de bebé que tienes, Satanás!

—¡Bababa!—gritó Sunoo, riéndose al empujar el peluche de conejo que llevaba para todas partes.

—¡SuNoo!—Renjun lo recogió, entregándoselo—. ¡No te atrevas, pequeño Belcebú!

—¡Jijiji!

SuNoo lo volvió a botar.

JungSu rodó los ojos, sin preocuparse demasiado, porque RenJun y Sunoo solían comportarse así cada vez que estaban juntos. Sunito parecía saber con quién portarse mal, y siempre que estaba con RenJun, tenía comportamientos malcriados, aunque su amigo no solía quedarse atrás, portándose como si tuviera cinco años.

Con Yueli era un bebé juguetón que recibía mimos, siendo amoroso y un poco travieso. Con Sakura era un niño bueno, educado y poco exigente.

A JungSu no le importaba mucho, sabiendo que todos querían a Sunoo, y Sunito también los amaba sin duda alguna.

Llevó el pedido a la mesa, siempre con una sonrisa, escuchando inmediatamente el timbre de que llegó un nuevo cliente. Arrugó el ceño, algo fastidiado porque ya estaban cerrando, ¿¡acaso no se veía por la ventana!?

Se giró, poniendo una sonrisa automática que se quedó congelada.

—Hola, bebé Sunito.

Observó, atónito, a Jongseong inclinándose ante Sunoo, sonriendo de lado mientras le pellizcaba la naricita al niño. Sunito se rió, extendiendo su pequeña manito para tocar la mejilla del profesor. Tragó saliva. sintiendo sus piernas temblar de forma repentina.

—¡Oh, ¿se conocen?!—preguntó RenJun, algo sorprendido al ver al bebé aplaudiendo— ¿De dónde lo conoces, pequeña rata?

SuNoo empujó más lápices fuera de la mesita, moviendo sus piernas. RenJun pegó un grito.

JungSu tragó saliva, viendo al profesor sentándose en el taburete del mesón, al lado del niño, que parecía complacido por eso. RenJun murmuraba por lo bajo, recogiendo los lápices.

—Ho-hola pro-profesor—tartamudeó JungSu, apareciendo frente a él, con sus mejillas coloradas. Jongseong lo observó, sonriendo un poco más.

—Oh, hola, JungSu—saludó—. ¿Trabajas aquí? Espero no estar molestando, creo que van a cerrar...

—¡No se preocupe!—dijo JungSu, todavía algo nervioso y sin saber por qué. La última vez que le vio fue hace dos días, en la clase donde Sunoo lloró.

—A mí sí me preocupa—saltó RenJun—. ¡Debería irse antes de que le cuente mis chistes de padre que Sunoo adora!

El bebé los odiaba. Siempre que RenJun le contaba uno, Sunoo fruncía el ceño y le daba un manotazo.

—¡Renjun!—regañó JungSu—. No lo tome en cuenta, profesor, tiene un humor retorcido... —tragó saliva, tímido—. Él es RenJun, mi...

—¡Su alfa! —dijo el Huang, sonriendo encantadoramente.

Jongseong enarcó una ceja. SuNoo berreó, escupiendo el chupete.

—¡Renjun!—gritó JungSu enfadado— No es así, profesor, Jongseong, a veces habla tonterías.

Jongseong se rió. El omega pensó que tenía una risa encantadora.

—Está bien, sólo quiero tomar un café, acabo de salir de la universidad y realmente no tengo ganas de llegar a prepararme algo—dijo el Park—. Un café cargado sería suficiente.

JungSu asintió, tardando pocos segundos en tenerlo listo. Le sirvió, además, unas galletas de chocolate que quedaron. Jongseong las observó con interés.

—Cortesía de la casa—dijo JungSu, con su voz ahogada.

Jongseong le sonrió. El pobre omega tuvo que esconderse en la cocina. Yuqi que entró allí una vez acabó, lo miró junto con Chuu, parpadeando.

—¿Susu?—preguntó Chuu, secando sus manos—. ¿Te sientes bien? Estás muy colorado.

—Sí, no se preocupen—se excusó—, sólo... uh... ¿ti-tienen algo para Sunito?

—¡Oh, sí!—Chuu fue hacia el refrigerador—. ¡Mira, pulpa de frutilla para el bebé!

JungSu recibió el pequeño tazón con la fruta roja, sin más remedio que salir y encontrándose con la imagen de Sunoo en brazos de Jongseong.

Renjun lo miró.

—¡Sunoo quiso!—dijo el chino apuntando al bebé— ¡Este demonio empezó a quejarse y llorar!

—No importa—dijo Jongseong, tranquilo. SuNoo se balanceó en sus piernas—. De verdad que es un bebé adorable...

—Sí, y yo soy feo—bufó su amigo.

JungSu se acercó, tratando de controlar los nervios que estaba sintiendo. No sabía por qué estaba actuando de esa forma, incapaz de mirar a su profesor a los ojos. De alguna forma, sentía una extraña complicidad entre ambos que no sabía de dónde surgió.

Dejó el tazón con pulpa en la mesa.

—Puedo darle de comer yo—sugirió Jongseong. JungSu pensó en decirle que no, pero vio a la pareja que quedaba pedir la cuenta, por lo que terminó aceptando

Al volver, con RenJun entregándole el vuelto, notó que Sunoo estaba comiendo sin problemas, soltando pequeñas carcajadas cuando Jongseong le decía algo.

Para su propia fortuna, RenJun no dijo cosa alguna. Recogió los platos, llevándolos a la cocina. Chuu y Yuqi lo volvieron a observar.

—¿Vimos mal—comenzó a decir Yuqi—, o hay un alfa teniendo a Sunoo en brazos?

—Es mi profesor—trató de excusar el chico—, él... uh... conoce a Sunito.

Sus palabras no parecieron ser suficiente para sus amigas, pero por primera vez desde que las conocía, decidieron no ser unas chismosas.

Salió de la cocina, viendo a Renjun yendo a la puerta principal para cerrar con llave, dando vuelta el cartelito a «Cerrado»

Jongseong dejó a Sunito en su silla, que lucía algo enfurruñado.

—Puede salir por la puerta trasera si quiere—dijo JungSu yendo hacia la mesa desocupada para limpiarla y subir las sillas.

—¿Te molesta si te llevo a casa, JungSu?—dijo Jongseong, tranquilo y agarrando su bolso.

Ya era tarde, sobre las nueve de la noche. SuNoo parecía algo cansado, frotando sus ojos, y JungSu también estaba agotado. Le sonrió con disculpa a su profesor.

—No se preocupe, RenJun suele...

—¡Oh, lo acabo de recordar!—dijo RenJun de pronto— Hoy no los puedo llevar a casa Susu, lo siento—le guiñó el ojo, recogiendo el tazón vacío y llevándolo hacia el interior.

JungSu parpadeó, sorprendido. ¿Qué mierda?

—¡Jijiji!—balbuceó Sunoo.

Jongseong lo seguía observando y el omega titubeó un poco. RenJun lo llevaba en su auto, sabiendo que era un poco peligroso que un omega sin marca caminara por las calles tan tarde, así que quedarse sin esa posibilidad...

—¿No es mucha molestia, profesor?—preguntó JungSu, su voz sacudiéndose.

—Claro que no—Jongseong lo desestimó con un movimiento de mano—. Tranquilo, es lo mínimo que puedo hacer por ti.

—Pero debería esperarme...

—¡No te preocupes!—Yuqi apareció por la puerta, sonriendo pícaramente—. Puedes irte ahora, ¡con RenJun y Chuu dejaremos todo limpio!

Chuu apareció, haciéndole un gesto de aprobación. Con la mirada de Jongseong sobre él, JungSu no pudo negarse, sorprendido por lo que estaba ocurriendo. ¿Sus amigos perdieron la cabeza?

Fue hacía el pequeño cuarto, recogiendo sus cosas y guardándolas rápidamente, además de ponerse el abrigo. Al volver, comenzó a vestir a Sunoo poniéndole su gorrito de conejo y su chaquetita favorita. Lo tomó en brazos, despidiéndose de sus amigos, que no dejaban de mirarlo, y con Jongseong detrás, salieron del café.

—Vamos, dejé mi auto por aquí—dijo Jongseong, tan tranquilo como siempre.

JungSu comenzó a ponerse nervioso otra vez, el olor alfa de Jongseong inundando sus fosas nasales. Sunoo calentito en sus brazos, se acurrucó contra él y cerró sus ojos. Al entrar al auto, el aroma a cítricos y café parecieron intensificarse.

—Dame tu dirección —dijo Jongseong poniéndose el cinturón de seguridad. JungSu se la recitó.

—Muchas gracias—dijo JungSu tratando de no respirar muy profundamente para que el aroma no lo aturdiera—, es muy amable, profesor Park.

—Eres uno de mis mejores estudiantes—respondió el adulto. no te preocupes por esto—. No podía dejar que te fueras solo, JungSu—Sunoo bostezó. Jongseong sonrió—. Es muy lindo—comentó el alfa—, salió completamente a ti, ¿sabes?

Esperen, ¿Jongseong acababa de decirle lindo?

Santa mierda, ¡JungSu sintió enseguida sus mejillas coloradas, ardientes por la vergüenza y el gusto de que le hubiera dicho eso! Lo vio arrugar la nariz.

—¡Lo siento!—farfulló, avergonzado—. Mis feromonas...

—Huelen bien—respondió Jongseong, sin observarlo—. Hueles a... a vainilla y duraznos. Es una combinación muy refrescante, al menos para mí.

JungSu consideró lanzarse del auto porque estaba muy avergonzado.

—Profesor Park...

—Puedes decirme Jongseong fuera del salón—el adulto se volteó a verlo, aprovechando el semáforo—, y tratarme de tú, JungSu. No es necesario tanto honorífico.

El omega tragó saliva. Jongseong dejó de verlo cuando la luz cambió a verde.

No sabía, en definitiva, por qué actuaba de esa manera, sus piernas temblando, su estómago apretándose. Sunoo, en sus brazos, dormitaba a gusto, sin lucir un poco incómodo por el aroma alfa del auto. Parecía muy feliz.

Minutos después, llegaron al edificio de JungSu. El menor no salió enseguida.

—¿Puedo preguntarte algo, JungSu?—dijo Jongseong, mirándole con curiosidad.

Me va a pedir que lo bese. O no, me besará y yo le daré una bofetada, como esos dramas que Yueli ve❞

Aclaró su garganta, tembloroso.

—Claro—dijo, nervioso.

Jongseong lo observó. Sus ojos lucían un poco más oscurecidos que lo normal, sintiendo a su omega gritando por la emoción.

—Me gustaría tener una cita contigo —dijo Jongseong su tono de voz grave y ronco.

JungSu pestañeó, sorprendido, porque siendo sincero, no se esperaba eso ni un poco porque... Bueno, un beso podía ser algo de una vez, ¿no es así? Pero una cita, eso era... ¿no era algo más serio? SuNoo soltó unos balbuceos torpes, devolviendo su atención a la realidad.

¿Una cita? ¿Cómo la iba a aceptar?

—Yo...

—¿Puedes pensarlo? —dijo Jongseong, tan amable que lo derritió. No quiero presionarte o algo así, pero realmente me gustaría que lo pensaras bien.

—Profesor...—JungSu no pudo negarse. No con esos ojos dulces puestos sobre él, sin lucir un poco enfadado por su posible negativa. No cuando dijo su sobrenombre con suavidad—. Está bien—aceptó, acomodando a Sunoo en sus brazos.

Jongseong le sonrió, encantado, y antes de que JungSu se bajara, se estiró para apretarle una mejillita al bebé, que sonrió con gusto. El omega se despidió del mayor, agradeciéndole haberlo llevado a su hogar, y procedió a entrar al edificio, saludando al conserje.

Una vez subió al ascensor, olisqueó a Sunoo. Jongseong volvió a impregnar al bebé con su aroma y eso no le pareció ni un poquito desagradable a JungSu.

Comenten

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro