3.
Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.
HyunJin trabajaba en una cafetería cuatro veces a la semana para poder suplir sus gastos más urgentes.
Sus padres, por supuesto, le ayudaban a mantenerse al pagarle el departamento que alquilaba, pero en cuanto a sus gastos personales y los de JeongIn, HyunJin prefería hacerse cargo él. Tenía mucha suerte de que los padres de Chris fueran dueños de una pequeña cadena de cafeterías, porque no dudaron en darle trabajo cuando lo pidió, sabiendo lo difícil que sería para HyunJin al quedar preñado.
El omega les estaba eternamente agradecidos por eso, a Christopher en especial, porque fue un gran apoyo cuando se enteró de su embarazo. En especial en los momentos en que quería hacer nidos, porque Christopher, sin dudarlo, lo ayudaba y abrazaba para que se relajara con su aroma alfa.
Además, tenía permiso para llevar a JeongIn cuando quisiera: tenía una silla para bebés, al lado de la caja, en una posición estratégica para que no perdiera de vista a HyunJin en algún momento. Por otro lado, si se ponía a llorar, su mamá podía recogerlo con facilidad, llevándolo al pequeño cuarto que tenían para cambiarse de ropa y comer algo rápido. HyunJin solía llevar a su bebé cuando debía cumplir turnos pequeños durante la semana, pues no quería dejarlo con una niñera por dos motivos. El primero, porque sería pagarle mucho más a Somi por sus servicios, y el segundo, porque no quería pasar mucho tiempo lejos de JeongIn. Los fines de semana lo dejaba con la chica, pues al no tener clases, estaba la mitad del día con él.
Le pellizcó la mejilla a JeongIn, viendo como sonreía con el chupete en su boca, agarrando uno de los lápices de madera y rayando la hoja de papel.
―Hoy ha estado algo lento ―comentó Chris, que ese día se hacía cargo de la caja y de cuidar al bebé―. ¡Nini, deja de botar los lápices!
JeongIn soltó un ruidito de felicidad, empujando otros dos lápices fuera de la mesita que tenía frente a él. Al Australiano le salió un tic en el ojo y HyunJin se rió, sacudiendo su cabeza para atender una nueva mesa.
Su turno estaba acabando, así que no quedaba demasiada gente. Deberían cerrar en media hora, por lo que Chris ya estaba sacando las cuentas de la caja, RyuJin se hallaba lavando los platos en la cocina, y WonYoung limpiaba las mesas ya vacías, volcando las sillas sobre ellas.
―¡Escúchame, demonio! ―oyó gritar a Chris, anotando el pedido de la pareja recién llegada―. ¡Si sigues comportándote así, te pondré sobre mis rodillas y te azotaré ese suave culo de bebé que tienes, Satanás!
―¡Bababa! ―gritó JeongIn, riéndose al empujar el peluche de zorrito que llevaba para todas partes.
―¡JeongIn! ―Chris lo recogió, entregándoselo―. ¡No te atrevas, pequeño Belcebú!
―¡Jijiji!
JeongIn lo volvió a botar.
HyunJin rodó los ojos, sin preocuparse demasiado, porque Chris y JeongIn solían comportarse así cada vez que estaban juntos. Nini parecía saber con quién portarse mal, y siempre que estaba con Christopher, tenía comportamientos malcriados, aunque su amigo no solía quedarse atrás, portándose como si tuviera cinco años. Con JiSung era un bebé juguetón que recibía mimos, siendo amoroso y un poco travieso. Con Somi era un niño bueno, educado y poco exigente.
A HyunJin no le importaba mucho, sabiendo que todos querían a JeongIn, y JeongIn también los amaba sin duda alguna.
Llevó el pedido a la mesa, siempre con una sonrisa, escuchando inmediatamente el timbre de que llegó un nuevo cliente. Arrugó el ceño, algo fastidiado porque ya estaban cerrando, ¡¿Acaso no se veía por la ventana?!
Se giró, poniendo una sonrisa automática que se quedó congelada.
―Hola, bebé Nini.
Observó, atónito, a SeungMin inclinándose ante JeongIn, sonriendo de lado mientras le pellizcaba la naricita al niño. JeongIn se rió, extendiendo su pequeña manito para tocar la mejilla del profesor.
Tragó saliva, sintiendo sus piernas temblar de forma repentina.
―¡Oh, ¿Se conocen?! ―preguntó Christopher, algo sorprendido al ver al bebé aplaudiendo―. ¿De dónde lo conoces, pequeña rata?
JeongIn empujó más lápices fuera de la mesita, moviendo sus piernas. Chris pegó un grito.
HyunJin tragó saliva, viendo al profesor sentándose en el taburete del mesón, al lado del niño, que parecía complacido por eso. Christopher murmuraba por lo bajo, recogiendo los lápices.
―Ho-Hola pro-profesor. ―tartamudeó HyunJin, apareciendo frente a él, con sus mejillas coloradas.
SeungMin lo observó, sonriendo un poco más.
―Oh, hola HyunJin ―saludó―. ¿Trabajas aquí? Espero no estar molestando, creo que van a cerrar...
―¡No se preocupe! ―dijo HyunJin, todavía algo nervioso y sin saber por qué. La última vez que le vio fue hace dos días, en la clase donde JeongIn lloró.
―A mí sí me preocupa ―saltó Chris―. ¡Debería irse antes de que le cuente mis chistes de padre que JeongIn adora!
El bebé los odiaba. Siempre que Christopher le contaba uno, JeongIn fruncía el ceño y le daba un manotazo.
―¡Christopher! ―regañó HyunJin―. No lo tome en cuenta, profesor, tiene un humor retorcido... ―tragó saliva, tímido―. Él es Chan, mi...
―¡Su alfa! ―dijo Christopher, sonriendo encantadoramente.
SeungMin enarcó una ceja. JeongIn berreó, escupiendo el chupete.
―¡Christoper Bang! ―gritó HyunJin, enfadado―. No es así, profesor SeungMin, a veces habla tonterías.
SeungMin se rió. El omega pensó que tenía una risa encantadora.
―Está bien, sólo quiero tomar un café, acabo de salir de la universidad y realmente no tengo ganas de llegar a prepararme algo ―dijo SeungMin―. Un café cargado sería suficiente.
HyunJin asintió, tardando pocos segundos en tenerlo listo. Le sirvió, además, unas galletas de chocolate que quedaron. SeungMin las observó con interés.
―Cortesía de la casa. ―dijo HyunJin, su voz ahogada.
SeungMin le sonrió.
El pobre omega tuvo que esconderse en la cocina. WonYoung, que entró allí una vez acabó, lo miró junto con RyuJin, parpadeando.
―¿Hyune? ―preguntó RyuJin, secando sus manos―. ¿Te sientes bien? Estás muy colorado.
―Sí, no se preocupen ―se excusó―, sólo... Uh... ¿Ti-Tienen algo para Nini?
―¡Oh, sí! ―WonYoung fue hacia el refrigerador―. ¡Mira, pulpa de frutilla para el bebé!
HyunJin recibió el pequeño tazón con la fruta roja, sin más remedio que salir y encontrándose con la imagen de JeongIn en brazos de SeungMin. Christopher lo miró.
―¡JeongIn quiso! ―dijo Chris, apuntando al bebé―. ¡Este demonio empezó a quejarse y llorar!
―No importa ―dijo SeungMin, tranquilo. JeongIn se balanceó en sus piernas―. De verdad que es un bebé adorable...
―Sí, y yo soy feo. ―bufó su amigo.
HyunJin se acercó, tratando de controlar los nervios que estaba sintiendo. No sabía por qué estaba actuando de esa forma, incapaz de mirar a su profesor a los ojos. De alguna forma, sentía una extraña complicidad entre ambos que no sabía de dónde surgió.
Dejó el tazón con pulpa en la mesa.
―Puedo darle de comer yo. ―sugirió SeungMin.
HyunJin pensó en decirle que no, pero vio a la pareja que quedaba pedir la cuenta, por lo que terminó aceptando. Al volver, con Christopher entregándole el vuelto, notó que JeongIn estaba comiendo sin problemas, soltando pequeñas carcajadas cuando SeungMin le decía algo.
Para su propia fortuna, Chris no dijo cosa alguna.
Recogió los platos, llevándolos a la cocina. RyuJin y WonYoung lo volvieron a observar.
―¿Vimos mal ―comenzó a decir WonYoung―, o hay un alfa teniendo a JeongIn en brazos?
―Es mi profesor ―trató de excusar el chico―, él... Uh... Conoce a Nini.
Sus palabras no parecieron ser suficiente para sus amigas, pero por primera vez desde que las conocía, decidieron no ser unas chismosas.
Salió de la cocina, viendo a Christopher yendo a la puerta principal para cerrar con llave, dando vuelta el cartelito a ‹‹cerrado››. SeungMin dejó a Nini en su silla, que lucía algo enfurruñado.
―Puede salir por la puerta trasera si quiere. ―dijo HyunJin, yendo hacia la mesa desocupada para limpiarla y subir las sillas.
―¿Te molesta si te llevo a casa, HyunJin? ―dijo SeungMin, tranquilo y agarrando su bolso.
Ya era tarde, sobre las nueve de la noche. JeongIn parecía algo cansado, frotando sus ojos, y HyunJin también estaba agotado.
Le sonrió con disculpa a su profesor.
―No se preocupe, Chris suele...
―¡Oh, lo acabo de recordar! ―dijo Christopher de pronto―. Hoy no los puedo llevar a casa Hyun, lo siento. ―le guiñó el ojo, recogiendo el tazón vacío y llevándolo hacia el interior.
HyunJin parpadeó, sorprendido. ¿Qué mierda?
―¡Jijiji! ―balbuceó JeongIn.
SeungMin lo seguía observando y el omega titubeó un poco. Chris lo llevaba en su auto, sabiendo que era un poco peligroso que un omega sin marca caminara por las calles tan tarde, así que quedarse sin esa posibilidad...
―¿No es mucha molestia, profesor? ―preguntó HyunJin, su voz sacudiéndose.
―Claro que no ―SeungMin lo desestimó con un movimiento de mano―. Tranquilo, es lo mínimo que puedo hacer por ti.
―Pero debería esperarme...
―¡No te preocupes! ―WonYoung apareció por la puerta, sonriendo pícaramente―. Puedes irte ahora, ¡con Chris y RyuJin dejaremos todo limpio!
RyuJin apareció, haciéndole un gesto de aprobación.
Con la mirada de SeungMin sobre él, HyunJin no pudo negarse, sorprendido por lo que estaba ocurriendo. ¿Sus amigos perdieron la cabeza?
Fue hacia el pequeño cuarto, recogiendo sus cosas y guardándolas rápidamente, además de ponerse el abrigo. Al volver, comenzó a vestir a JeongIn, poniéndole su gorrito de zorrito y su chaquetita favorita. Lo tomó en brazos, despidiéndose de sus amigos, que no dejaban de mirarlo, y con SeungMin detrás, salieron del café.
―Vamos, dejé mi auto por aquí. ―dijo SeungMin, tan tranquilo como siempre.
HyunJin comenzó a ponerse nervioso otra vez, el olor alfa de SeungMin inundando sus fosas nasales. JeongIn, calentito en sus brazos, se acurrucó contra él y cerró sus ojos. Al entrar al auto, el aroma a cítricos y café parecieron intensificarse.
―Dame tu dirección. ―dijo SeungMin, poniéndose el cinturón de seguridad. HyunJin se la recitó.
―Muchas gracias ―dijo HyunJin, tratando de no respirar muy profundamente para que el aroma no lo aturdiera―, es muy amable, profesor SeungMin.
―Eres uno de mis mejores estudiantes ―respondió el adulto―, no te preocupes por esto. No podía dejar que te fueras solo, HyunJin.
JeongIn bostezó. SeungMin sonrió.
―Es muy lindo ―comentó el alfa―, salió completamente a ti, ¿Sabes?
Esperen, ¿SeungMin acababa de decirle lindo?
Santa mierda, ¡HyunJin sintió enseguida sus mejillas coloradas, ardientes por la vergüenza y el gusto de que le hubiera dicho eso!
Lo vio arrugar la nariz.
―¡Lo siento! ―farfulló, avergonzado―. Mis feromonas...
―Huelen bien ―respondió SeungMin, sin observarlo―. Hueles a... A vainilla y duraznos. Es una combinación muy refrescante, al menos para mí.
HyunJin consideró lanzarse del auto porque estaba muy avergonzado.
―Profesor SeungMin...
―Puedes decirme SeungMin fuera del salón ―el adulto se volteó a verlo, aprovechando el semáforo―, y tratarme de tú, HyunJin. No es necesario tanto honorífico.
El omega tragó saliva. SeungMin dejó de verlo cuando la luz cambió a verde.
No sabía, en definitiva, por qué actuaba de esa manera, sus piernas temblando, su estómago apretándose. JeongIn, en sus brazos, dormitaba a gusto, sin lucir un poco incómodo por el aroma alfa del auto. Parecía muy feliz.
Minutos después, llegaron al edificio de HyunJin. El menor no salió enseguida.
―¿Puedo preguntarte algo, HyunJin? ―dijo SeungMin, mirándole con curiosidad.
Me va a pedir que lo bese. O no, me besará y yo le daré una bofetada, como esos dramas que JiSung ve.
Aclaró su garganta, tembloroso.
―Claro. ―dijo, nervioso.
SeungMin lo observó. Sus ojos lucían un poco más oscurecidos que lo normal, sintiendo a su omega gritando por la emoción.
―Me gustaría tener una cita contigo. ―dijo SeungMin, su tono de voz grave y ronco.
HyunJin pestañeó, sorprendido, porque siendo sincero, no se esperaba eso ni un poco porque... Bueno, un beso podía ser algo de una vez, ¿No es así? Pero una cita, eso era... ¿No era algo más serio?
JeongIn soltó unos balbuceos torpes, devolviendo su atención a la realidad.
¿Una cita? ¿Cómo la iba a aceptar?
―Yo...
―¿Puedes pensarlo? ―dijo SeungMin, tan amable que lo derritió―. No quiero presionarte o algo así, pero realmente me gustaría que lo pensaras bien.
―Profesor...
―SeungMin ―corrigió el alfa―. Piénsalo, por favor, Hyunnie.
HyunJin no pudo negarse. No con esos ojos dulces puestos sobre él, sin lucir un poco enfadado por su posible negativa. No cuando dijo su sobrenombre con suavidad.
―Está bien. ―aceptó, acomodando a JeongIn en sus brazos.
SeungMin le sonrió, encantado, y antes de que HyunJin se bajara, se estiró para apretarle una mejillita al bebé, que sonrió con gusto. El omega se despidió del mayor, agradeciéndole haberlo llevado a su hogar, y procedió a entrar al edificio, saludando al conserje.
Una vez subió al ascensor, olisqueó a JeongIn.
SeungMin volvió a impregnar al bebé con su aroma y eso no le pareció ni un poquito desagradable a HyunJin.
¡Gracias por leer!
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