Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2O.

Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.

Debido a ese encuentro, HyunJin podía dar por arruinadas sus vacaciones.

Una vez regresaron a casa, se vio obligado a contarle la verdad a su mamá, y ella también pareció entrar en pánico. Fue mucho peor cuando llegó su padre del trabajo, que se enfureció un montón y empezó a maldecir a la familia de JinYoung. JeongIn no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, chupando un juguete con expresión curiosa.

—Vamos a contratar un abogado —decía SunMi, paseándose de un lado hacia otro—. ¿Qué se creen esos idiotas? ¡No tienen ningún derecho!

SoHee asentía con la cabeza, dándole la razón, pero HyunJin seguía teniendo una expresión deprimida. Como adivinando sus pensamientos, SeungMin se sentó a su lado, agarrándole la mano.

—Él no podrá...

—Claro que podrá —dijo amargamente el muchacho—. Yo podría exigirle que pague la pensión que me debería y lo podría hacer sin ningún problema. Y si se compromete con las pensiones restantes, el juez entonces accedería... —HyunJin se calló unos segundos y sus labios temblaron.

SeungMin se anticipó a lo que iba a ocurrir, porque lo abrazó, y el omega se puso a llorar a lágrima viva. En ese momento, parecía haber procesado bien todo lo que había ocurrido, y sus emociones se encontraban a flote.

¿Qué es lo que iba a hacer HyunJin si le quitaban a su JeongIn? Desde que lo tuvo en brazos, por primera vez, que supo que lo iba a proteger y cuidar todo lo posible, pero ahora, con lo que adujo la madre de JinYoung sobre la custodia, el pánico y el terror se apoderó de él. No era sólo por el hecho de que JinYoung lo trató tan mal y no se hizo cargo de sus acciones, sino que él sabía que sólo era un capricho de la señora Park y no de su hijo. Él estaba seguro de que JinYoung no estaba un poco interesado en JeongIn, y por lo mismo, sería un padre terrible. Lo que menos quería HyunJin era que su bebé pudiera pasarla mal con ese hombre.

—Bebé, bebé, tranquilo... —consoló SeungMin, dejando que HyunJin llorara en su hombro—. Te juro que no voy a permitir que te lo quiten...

¡Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! —gritó JeongIn, antes de romper a llorar también, asustado por el estado de su madre—. ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

SoHee tomó al bebé en brazos, comenzando a consolarlo, y salió del living para que no sintiera todas las feromonas de pena a su alrededor. SunMi fue donde su hijo, acariciándole la espalda con suavidad.

—No vamos a permitir que te lo quiten —corrigió la alfa—, ¡Antes tendrán que pasar por sobre nosotras para que te quiten a tu bebé!

—Te-Tengo tanto miedo... —sollozó HyunJin, abrazando con fuerza a SeungMin—. ¿Y si... Y si le dan la custodia completa a él? —las lágrimas aumentaron ante la perspectiva.

—No, eso jamás —aseguró SeungMin, besándole la frente—. Te lo prometo, Hyune, eso no va a ocurrir, ni siquiera en tus pesadillas.

HyunJin se sentía tan mal que sus padres permitieron que durmiera con SeungMin esa noche, a pesar de que iban a estar apretados. JeongIn pegó el grito al cielo cuando vio que no dormiría con ellos, y no tuvieron más que acomodarlo entremedio de la pareja. El pobre bebé tenía los ojos rojitos y estaba acurrucado contra HyunJin, chupando su dedo.

SeungMin empezó a liberar feromonas alfas de familia, tanto para calmar al cachorrito como a su pareja.

—Lo siento mucho —se disculpó HyunJin, sorbiendo por su nariz—, no quería...

—No tienes que pedir perdón, cariño —SeungMin le sonrió con cariño—, para eso estoy, ¿Bien? Soy tu novio.

—Y mi alfa. —agregó HyunJin, un poco colorado por la vergüenza.

JeongIn, a su lado, bostezó y se pegó más a su mami. Parecía ya más relajado y tranquilo, cómodo entre ambos, y el omega no podía creer en lo afortunado que era, a pesar de todo. Un año atrás, encontrarse con alguien como SeungMin era impensable, y mucho más que quisiera hacerse cargo de su hijo también, adoptándolo y queriéndolo como si fuera suyo. Es más: él durante mucho tiempo pensó que jamás podría encontrar a alguien como SeungMin, y que estaría soltero durante años.

—Y tu alfa —aceptó SeungMin, acomodándose y dándole un beso suave en la frente—. Ahora, ¿Qué tal si dormimos? Debes estar muy cansado, bebé.

—Abubububuaaa. —barboteó JeongIn, afirmativo ante las palabras de SeungMin.

—Bueno, mis dos bebés —corrigió el mayor, besándole la frente también al pequeño—. Mi lindo y pequeñito cachorrito. —comenzó a arrullar, y JeongIn soltó unas risitas, feliz.

La tristeza de HyunJin comenzó a pasar al ver a SeungMin interactuar con su hijo, tan cómodo y sonriente, y se dijo que no debía asustarse. Su pareja era el padre de JeongIn, nadie más, y sabía que el mayor amaba al pequeño, sin importarle nada más. SeungMin les iba a cuidar y proteger, porque era el alfa de la pequeña manada que ellos tenían.

—¿Quién es el regalón de papá? —seguía diciendo SeungMin, frotando su nariz contra el cabello de JeongIn y causándole más risas—. ¿Quién es el bonito príncipe de papá?

—¡Yo, yo, yo! —gritaba JeongIn entre risas, ahora arrastrándose donde SeungMin para acurrucarse a su lado—. ¡Papi, papi, teqeyop!

SeungMin se rió ante el intento de hablar de JeongIn. Con el pasar de los días, el bebé estaba aprendiendo a pronunciar algunas nuevas palabras, y esa era la que decía como una forma de demostrar su amor.

—¿Y quién quiere que me lo coma a besitos? —siguió arrullando el mayor.

—¡Yo, muack, muack! —chilló el menor, antes de reírse con más fuerza cuando SeungMin empezó a besarle la carita.

Ante esa visión, HyunJin parecía a punto de llorar nuevamente, pero ahora de la felicidad y emoción. A pesar de que no era la primera vez que SeungMin jugaba con JeongIn así, sentía que en ese momento era bastante especial, porque daba a entender y aseguraba que él estaba allí para ellos en todo momento.

JeongIn, poco después, cayó dormido, con la boca abierta y una expresión de completa alegría. Si bien el bebé estaba entremedio de ellos, eso no quitó que pudieran compartir ahora un beso un poco más íntimo.

—Te amo. —le dijo HyunJin, sonriendo con tranquilidad.

—Y yo te amo a ti. —contestó SeungMin, sin dejar el cariño en su voz.

Apagaron la lámpara, ambos relajados y queriendo olvidar ese desastroso día.

***

A pesar de todo, las siguientes semanas que se quedaron con los padres de HyunJin no tuvieron algún inconveniente. Ni JinYoung ni su madre, ni alguna otra persona, se pasaron por la casa, ni tampoco se los encontraron, por lo que el omega empezó a relajarse poco a poco.

Al inicio, no quiso salir mucho de casa, pero una vez se dio cuenta de que el peligro pareció pasar, decidieron ir a varios sitios, por último, para que SeungMin conociera la ciudad de HyunJin.

—Mira, aquí fue donde parí a In. —le dijo, apuntando a lo lejos el hospital central. JeongIn iba en el coche, llevando un nuevo peluche que encontró en el cuarto de HyunJin, que era un hurón chillón.

—Fue un parto normal, ¿O no? —preguntó SeungMin, empujando el coche.

—Claro —HyunJin hizo un puchero—. No sabes cuánto dolió, ¡Hasta pensé en no tener nunca más hijos!

—¿De verdad? —SeungMin también hizo un puchero, provocando que HyunJin se riera y lo abrazara.

—¡Claro, pero eso fue hasta que te conocí! —animó el omega—. Más adelante, si todo sale bien, ¡Podríamos tener más cachorritos! Me encantan los niños, Minnie.

—Y a mí me encantas tú. —afirmó SeungMin, besándole en la boca con una sonrisa.

JeongIn presionó el hurón, riéndose ante el ruido chillón que hizo.

¡Chichi, chichi, chichi! —repitió el bebé, pateando por la emoción.

SeungMin le dio otro beso a HyunJin antes de inclinarse donde JeongIn, haciéndole cosquillas en el vientre.

—¿Cómo hace el hurón? —le preguntó, provocándole risas.

—¡Chichi, chichi! —gritó JeongIn entre carcajadas.

Dos semanas después, decidieron que ya era momento de partir. Ahora irían a Daegu, a visitar a los padres de SeungMin, a pesar de que HyunJin tenía muchas dudas sobre cómo lo recibirían. No podía olvidar el hecho de que su novio provenía de una familia bastante tradicional y que, además, lo habían comprometido con MinJeong tanto tiempo atrás.

—¿Cuándo piensan volver? —preguntó su padre mientras acomodaban a JeongIn en su sillita.

—Primero debo calcularlo bien —se quejó HyunJin, guardando su bolso en el maletero—, en mayo iniciaremos las clases, así que...

—Pero podrían ir a visitarnos —intervino SeungMin, entregándole el peluche de perrito y hurón a JeongIn—, mi departamento es grande.

SunMi enarcó una ceja con lentitud.

—¿Están viviendo juntos? —preguntó.

SoHee rodó los ojos, entregándole a HyunJin un envase con galletitas que ella hizo.

—Todavía no —aceptó SeungMin—, pero espero que, en un año como máximo, HyunJin se mude a mi departamento.

—¿Lo estás diciendo frente a mis papás para ponerme presión? —bromeó el omega, abrazando a su mamá.

—Claro que no —SeungMin le pellizcó la mejilla—, pero para que lo vayas pensando.

—Vaya, SeungMin actúa como todo un sugar daddy contigo. —ironizó SunMi, y HyunJin se coloreó, gritando que no tenía vergüenza alguna.

Media hora después, estaban saliendo hacia Daegu. HyunJin todavía iba refunfuñando por el comentario de su padre, y SeungMin no sabía por qué le picaba tanto, considerando que era una tonta broma.

—Pareces como mi sugar daddy. —dijo de pronto HyunJin, luciendo algo apenado.

—¿Qué dices? —SeungMin sacudió su cabeza.

HyunJin no contestó enseguida. Sabía que SunMi lo hizo sin ninguna maldad, pero no quitaba que lo sintiera de alguna forma, razonando que SeungMin era, evidentemente, adinerado. Siempre consentía a HyunJin y a JeongIn en todo, jamás les negaba algo, y parecía más que dispuesto a asumir todos los gastos que implicaba tener un bebé. A veces, cuando se veían, aparecía siempre con algún nuevo regalo para JeongIn, como un juguete o una prenda de ropa.

¿No era un poco aprovechado eso? Incluso SeungMin le dijo, varias veces, que si se veía en aprietos por el dinero, podía pedírselo a él.

—No quiero que pienses que...

—No te estás aprovechando de mí —señaló SeungMin con firmeza, y pudo notar un poco de enfado en sus ojos—. No pienses jamás eso, ¿Bueno? Si yo gasto en ti, es porque yo quiero, no porque haya un trato entre nosotros de por medio. Y si quieres mudarte conmigo, soy más que feliz, Hyune. Te lo estoy ofreciendo para que lo consideres en unos meses más, ya que me gusta estar contigo en todo momento. Además, pasas mucho tiempo en mi departamento también.

HyunJin asintió, convenciéndose que SeungMin tenía razón en todas sus palabras. Sólo estaba pensando un par de tonterías producto de su alocada mente, nada más. Además, su pareja tenía razón: jamás hubo un trato de por medio, y tardaron varios meses en tener sexo. Y SeungMin tampoco se lo pedía cuando llevaba regalos o lo consentía. Todo se daba muy natural entre ellos.

Se estiró y le dio un beso en la mejilla, viendo la sonrisa que puso.

El viaje duró cerca de cuatro horas, con todas las paradas que hicieron entremedio para comer e ir al baño. Para el momento en que llegaron a Daegu, JeongIn iba durmiendo y HyunJin también se estaba quedando dormido, pero pareció reaccionar en el momento en que estaban en medio de la ciudad, yendo hacia la casa de los padres de SeungMin.

En ese trayecto, HyunJin sacó un espejo para ver cómo lucía. Trató de quitarse el sueño de los ojos, se pellizcó un poco las mejillas para darse más color y quiso arreglarse el cabello, con un resultado para nada satisfactorio.

—Hyun... —le dijo SeungMin—. Te ves bien así, amor.

HyunJin no estaba convencido, y menos cuando SeungMin entró a un lugar que parecía bastante exclusivo, subiendo por calles con casas a los costados grandes y con altos muros de cemento. Se veían muy distintivos, y todo empeoró cuando SeungMin se detuvo frente a la última casa de un pasaje, la más grandiosa y con una enorme pared de hormigón para evitar la entrada de ladrones.

SeungMin se bajó, diciéndole que esperara en el interior, y fue hacia el timbre. Allí pareció hablar con alguien, porque de pronto, a un costado, la lata del estacionamiento se abrió, y HyunJin pudo apreciar un auto ya estacionado, que parecía de último modelo. Ay, Dios.

Dentro del aparcamiento ya les esperaba una mujer vestida con ropa de trabajadora doméstica. HyunJin fue hacia JeongIn, que seguía durmiendo, y le desabrochó de la silla, tomándolo en brazos. Su cachorrito ni siquiera se inmutó, lo que era mejor para el omega.

—Joven Kim, es un placer volver a verlo. —dijo la criada, sonriendo con amabilidad.

—Hola, NanHee —saludó SeungMin, girándose para atraer a HyunJin hacia su lado—. Te presento a HyunJin, mi pareja, y JeongIn, nuestro cachorro.

Si le llamó la atención a la mujer, no hizo comentario alguno. La beta lo saludó, sin dejar la amabilidad, antes de señalarles el interior de la casa.

—Sus padres lo esperan, quieren verlo ya. —dijo ella.

SeungMin le tomó la mano a HyunJin, llevándolo hacia el interior. Entraron a una enorme cocina iluminada, con algunas ollas puestas encima del horno y de las que salía un olor delicioso. El alfa lo guio cuando salieron al pasillo, que en un costado poseía un enorme ventanal por el que se veía el enorme patio, y que por el otro lado, se veía la escalera que daba hacia el segundo piso.

Y fue cuando salieron al comedor unido a la sala de estar. Los padres de SeungMin estaban sentados en un sofá, conversando sobre algo, y se callaron cuando los vieron llegar.

—SeungMin, hijo —fue lo primero que dijo su padre, un alfa alto y de cabello negro, que caminó con elegancia hacia ellos—, ya era hora, la cena está casi lista.

—Padre, hola. —saludó SeungMin con educación.

—¿Cómo fue el viaje? —intervino su madre, una omega de porte mediano, con el cabello rubio ceniza y ojos muy parecidos a los de SeungMin—. Pensamos que ya llegarían mañana.

—No hubo muchas complicaciones, pero tuvimos que hacer algunas paradas —contestó SeungMin, antes de darle un apretón en la mano a HyunJin—. Les presento a Jung HyunJin, mi omega, y JeongIn, nuestro bebé.

Los ojos de los padres de SeungMin se posaron en él, y el omega no pudo evitarlo, pero se sintió juzgado de inmediato.

—Bu-Buenas tardes —chilló, y su voz salió más aguda de lo que hubiera querido—, es... Es un gusto conocerlos...

—También... Es un gusto —dijo la madre de SeungMin—. No sabíamos que tenías un bebé.

La mirada de HyunJin se disparó hacia su pareja, que desvió la vista con cierta vergüenza. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cómo que no les había dicho? ¡¿Cómo que no les dijo?!

—Quería presentárselos ahora, todo de una. —se excusó SeungMin, y su voz tembló un poco.

—¿Ya le diste tu apellido? —preguntó el padre de SeungMin, luciendo bastante preocupado.

—Papá...

—¿O sea, no son tan oficiales? —inquirió la mujer.

—Mamá...

—SeungMin ya me marcó. —dijo HyunJin, un poco débil y fuera de sí por todas las preguntas, y más aún porque SeungMin ya no se veía tan seguro.

—¡¿Marcado?! —chilló la omega, y con su grito, JeongIn despertó.

Maaaaaaaaaaaaaaa —barboteó, revolviéndose, y fue cuando se dio cuenta de que estaba frente a desconocidos—. ¿Mami?

Oh, oh —murmuró HyunJin—, saluda, In, e-ellos son...

—¿Sus abuelos? —aventuró el padre de SeungMin.

¿Bubos? —trató de repetir JeongIn—. ¿Y babas?

El bebé comenzó a revolverse en brazos de HyunJin, pero el omega no quería dejarlo ir. Estaba empezando a sentir mucho miedo en esa situación, y más por las expresiones de los padres de SeungMin. Su pareja, por otro lado, parecía no saber dónde meterse.

Sin embargo, JeongIn insistió y estuvo a punto de ponerse a gritar, así que HyunJin lo dejó con cuidado en el suelo. Su cachorrito lo agarró del pantalón, antes de tambalearse hacia los padres del alfa, que parecían pegados en el suelo, con sus bocas abiertas. Si la situación no hubiera sido tan extraña, HyunJin estaba seguro de que se habría puesto a reír.

JeongIn casi se cayó, pero alcanzó a sostenerse del pantalón del padre alfa. Levantó su mirada con curiosidad.

¿Bubo? —farfulló, desconcertado—. ¡Bubo!

Eh, sí —tartamudeó el padre de SeungMin—, abuelo.

¡Bubooooooooooo! —gritó JeongIn, extendiendo sus bracitos hacia el adulto.

—Pe-Perdón —saltó HyunJin, empezando a colapsar—, pero él es muy confianzudo y le gusta estar en brazos, no es necesario que usted...

Su voz se cortó cuando vio al padre de SeungMin inclinarse y tomar en brazos a JeongIn, que no dudó en abrazarlo por el cuello, pegándosele como una lapa. Tal vez se debía al olor que soltaba el hombre, quizás era muy parecido al de SeungMin, y eso...

¡Bubo, bubo! —chilló JeongIn, antes de voltearse hacia la mujer—. ¡Bubaaaa!

—¡Pero que cachorrito tan lindo es! —exclamó la madre de SeungMin, y de pronto, los dos adultos parecieron derretirse ante el bebé.

HyunJin no tenía idea de qué mierda estaba pasando. Por la cara de SeungMin, adivinó que tampoco sabía de qué se trataba todo eso.

Al parecer, JeongIn era todo lo que necesitaba para ganarse a los padres del alfa. Ay, qué ironía.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro