28.
Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.
Las siguientes semanas pasaron demasiado rápido para el gusto de HyunJin. De pronto, habían pasado dos meses desde que se veía obligado a ir los sábados al departamento de JinYoung, pero las cosas apenas cambiaron.
JeongIn no parecía muy interesado en generar un lazo cercano con el alfa, y por parte de JinYoung, era difícil de saber. Es decir, cuando iban a verlo, era paternal (o fingía serlo) y trataba de jugar con el bebé, sin embargo, tampoco es como si se interesara el resto de la semana. No lo llamaba ni se aparecía por el hogar de HyunJin, y por lo mismo, el lazo que podía generar con el cachorro era mínimo.
Sin embargo, eso tampoco quitaba que la mediadora tuviera que actuar. Ni a HyunJin y SeungMin les sorprendió que, pasados esos dos meses, la mujer dictara que era momento de que el bebé estuviera a solas con JinYoung (y ella, mientras). HyunJin ya no tenía por qué quedarse con ellos, considerando que ya le había enseñado suficiente a JinYoung para cuidar de JeongIn.
—No está preparado. —barboteó el omega al recibir la noticia.
—Claro que lo está —suspiró JiHyo—, has hecho un buen trabajo, HyunJin. JinYoung ya sabe muchas cosas.
No me refiero a JinYoung, quiso decir, sino a JeongIn. Él no está preparado.
Pero no contestó, sabiendo que no tomarían en cuenta esas palabras. Si bien JeongIn no se veía interesado en el alfa, tampoco es como si le desagradara por completo. Es decir, no mientras HyunJin estuviera a su alrededor. Ahora, JinYoung podía tomarlo en brazos (aunque JeongIn siempre miraba a mamá, como esperando su aprobación), y se dejaba alimentar por él. El problema real y más grave, pensaba HyunJin, era que cada vez que él desaparecía de la vista de su hijo, JeongIn empezaba a llorar sin consuelo alguno. Sólo la semana pasada, en la última visita, su cachorrito se encontraba pintando en su librito y HyunJin decidió ir a comprar algo a un pequeño negocio que quedaba en frente. Se encontraba esperando el ascensor cuando el llanto del bebé resonó en todo el piso, y trató de controlarse, bajando hacia recepción. Acababa de salir del edificio y recibió la llamada desesperada de JinYoung de que se devolviera, porque no podía consolar a JeongIn.
Se devolvió deprimido a su hogar, pues recibió la llamada al encontrarse en la universidad. La felicidad que había experimentado horas atrás, al contarle que la siguiente semana iniciaría su primera práctica en un jardín infantil, se desinfló por completo. Ahora sólo quería abrazar a su cachorrito y llenarlo de amor.
SeungMin ya estaba en casa, ya que esa tarde no debía trabajar y decidió irse temprano para cuidar de JeongIn. La cena, por lo mismo, se encontraba preparada para el momento en que llegó, con el bebé jugando con SeungMin a identificar animales.
—¡La muuuu! —exclamó JeongIn cuando su padre le mostró el animal de plástico.
—Sí, pero su nombre, In —animó SeungMin—. ¿Cómo se llama?
Los ojos del niño revolotearon en la figura.
—¡Va-ca! —contestó, con el rostro un poco dudoso.
—¡Bien hecho, cachorrito! —felicitó el alfa, tomándolo en brazos—. Qué inteligente eres, ¿No?
JeongIn se rió y fue el momento en que HyunJin apareció, tratando de fingir una cara despreocupada para no asustar a su hijo. Ni siquiera se sentía capaz de darle la nueva noticia, pues tenía más que claro que al niño le costaría entenderla, y si la comprendía, se pondría a llorar.
—¡Mamaaaaá! —chilló JeongIn, contento.
—Hola, bebé —saludó SeungMin, poniéndose de pie con el pequeño en brazos y yendo a besar a HyunJin—, ¿Cómo te fue hoy?
—Bien —el omega le devolvió el beso y le dio otro a su hijo en la frente—, ¿Y tú? ¿Planificando cosas de horror para tus estudiantes?
—¿Cómo puedes pensar eso de mí? —SeungMin fingió ofenderse, dejando a JeongIn en el suelo, que corrió a buscar otro juguete para entretenerse—. Vamos, la cena está lista.
Mientras SeungMin servía la comida, HyunJin fue a cambiarse y ponerse el pijama. No tardó en agarrar a su hijo y sentarlo en su sillita para que comiera junto a ellos.
Los primeros minutos de la comida transcurrió con normalidad. HyunJin le habló de su día y viceversa, y entre los dos alimentaron a JeongIn, que le dio un pequeño berrinche porque quería probar la comida de ellos. Al final, se le pasó al dejarlo comer solito, animándolo a ser un niño independiente, a pesar de que la mitad de la comida la derramara.
—Me ha llamado JiHyo —dijo HyunJin finalmente, sabiendo que SeungMin debía sentir su estado de ánimo, pero no había hecho preguntas para que JeongIn no se diera cuenta—, dijo que ya no debo ir a estar todo el día en el departamento de JinYoung, pues ahora debe hacerse cargo solo.
—Vaya —el alfa no cambió su expresión, y de fondo veían de reojo al cachorro levantando la cuchara y apuñalando su comida—, ¿Qué le has dicho tú?
—Que no es el momento, pero no me ha hecho caso —contestó el omega, triste—. Tengo mucho miedo, SeungMin, ¿Qué tal si... Si nuestro bebé no se siente cómodo en esa casa? Es como si... Como si...
—Como si viera ese lugar como un espacio para pasar el rato —completó el mayor, también preocupado—. Como un lugar sólo para ir a jugar.
Ni siquiera lo llamaba papá. Por mucho que JinYoung se presentara así, sólo hacía llorar a JeongIn y, al final, el niño se refería a él como Tío Young, si es que debía hablarle. Lo mismo ocurría con la madre del alfa, que seguía apareciéndose de vez en cuando. Ella ya no se veía tan entusiasmada por tener un nieto.
Decidieron dejar la conversación hasta allí porque JeongIn exigió atención. No parecía hacerle gracia actuar tierno y que no lo miraran.
Sin embargo, más tarde, cuando ya se encontraban en la cama, decidieron retomar el tema. JeongIn se había ido a dormir hacía mucho, por lo que no debían preocuparse de sufrir interrupciones.
—JeongIn ha llorado mucho más en estos dos meses que en toda su vida —suspiró HyunJin, abrazando a SeungMin por el pecho y acurrucándose contra él—. Siempre que vamos allá, estalla en llanto en algún momento.
El alfa lo tenía más que claro, acariciando los suaves cabellos del omega con cariño. Quizás no tenía un lazo tan fuerte como el de HyunJin y el cachorro, pero eso no quitaba que ya había generado uno, y era capaz de percibir las emociones más intensas de su hijo. Cada vez que lloraba, SeungMin sentía el tirón en su alfa, como una señal de que su pequeña manada lo necesitaba.
—Sólo podemos esperar que las cosas vayan bien —suspiró SeungMin, besándole la coronilla—. Ante lo que diga la mediadora, poco podemos hacer.
Ni siquiera los abogados podían intervenir en este caso. La moderadora, según la Justicia, era quien debía tomar la decisión que considerara correcta en base a su observación. Y si JinYoung seguía insistiendo en cuidar de JeongIn, la mujer debía ceder. Además de que había empezado a pagar la manutención, por mucho que HyunJin hubiera querido rechazarla.
—Quiero matar a JinYoung. —se quejó HyunJin.
—Primero voy yo, por supuesto. —respondió SeungMin, y el omega solamente se rió, dejando que su alfa le llenara el rostro de besos.
A veces, todavía le costaba bien dimensionar eso, la relación que tenía con su pareja, el haber llegado a ese punto de confianza en el que estaban viviendo juntos, casi como si estuvieran casados. Ellos ya eran una familia, a pesar de todo, y SeungMin se encargaba de resaltarlo cada vez que podía.
—¿Qué piensa mi bonito bebé? —le preguntó el mayor más tarde, yaciendo recostados y medio adormecidos por el sexo.
—En lo importante que eres para mí —contestó HyunJin, dejando de lado el miedo y la ansiedad—, te amo tanto, tanto...
—¿Y eso? —SeungMin sonrió al recibir suaves besos en su cuello—. ¿Desde cuándo estás tan meloso?
—¿Es qué no lo soy? —el omega hizo un leve puchero.
—¿Tú? Claro que no, el meloso soy yo. —replicó el alfa.
—Eres un pesado. —chilló HyunJin, golpeándolo en el hombro, y SeungMin lo atrajo otra vez entre carcajadas. Pronto las protestas del menor se apagaron, recibiendo nuevos besos y otra dulce sesión de sexo.
Para tratar de despejarse un poco, al día siguiente decidió salir con JiSung y Christopher. Hacía mucho no los veía, así que fueron a comer a un bonito lugar para ponerse al día con los asuntos universitarios, además de hablarles también sobre lo que ocurriría con JeongIn. Por supuesto, eso los indignó, y fue agradable tener consuelo por parte de ellos, porque sabían hacerlo reír dentro de todo.
—Entonces, ¿Cuándo conoceré a ChangBin? —preguntó Christopher más tarde.
—Jamás —JiSung bufó—. De seguro lo espantarás con tus malos chistes.
—Mis chistes son gloriosos —se indignó Chris—. Además, como exnovio, tengo derecho a conocerlo y evaluar si es un buen partido.
—Como exnovio, el único derecho que tienes es a recibir mi puñetazo. —replicó el omega.
HyunJin los escuchaba en silencio, sabiendo que esas discusiones surgían cada vez que se juntaban. Menos mal no seguían juntos, porque ahí, eran peor.
—¡No seas así, Sung! —comenzó a rezongar Chris—. ¡No le haré nada!
—Más que amenazarlo —JiSung miró a HyunJin—. ¿No hizo eso con SeungMin?
—Ah, sí —HyunJin sonrió—, lo amenazó con ahorcarlo si me rompía el corazón, y si se lo rompía a JeongIn, lo lanzaría a los perros. SeungMin casi se hace encima.
—Pero sirvió —dijo Christopher—, va a dudar antes de hacerte cualquier daño. Por eso, si hablo con ChangBin...
Volvieron a enfrascarse en una discusión que no acabó en nada. Sung se negó mil veces a presentarle a ChangBin, aunque sabían que eso ocurriría tarde o temprano. Chris encontraría la forma de encontrárselo, interrogarlo y amenazarlo.
—Deberías prevenir a ChangBin —le dijo HyunJin a JiSung cuando iban en el metro, camino a sus hogares—, no vaya a ser que Chris se aparezca por su facultad y le haga un show. Tú sabes que no tiene nada de discreto.
—Lo avergonzará —se lamentó el omega—, es fácil de intimidar, ¿Puedes creerlo? Hasta yo lo intimido. Cuando le dije que deberíamos acostarnos, se preocupó demasiado porque llevaba mucho sin tener sexo. Casi hasta me dio pena corromperlo.
HyunJin no pudo reprimir las risas escandalosas que pujaron de sus labios, ignorando las miradas groseras que le dirigieron.
Esos días fueron buenos y los disfrutó a pesar de todo. Trató de transmitirle todas sus buenas emociones a JeongIn, como una manera de hacerlo feliz y prepararlo también para el glorioso sábado en que lo llevaría al departamento de JinYoung.
A las diez de la mañana, su bebé ya estaba despierto y listo para irse. Ya se había acostumbrado un poco a esa rutina, por lo que fue sin protesta alguna al hogar del alfa, donde ya le esperaba JiHyo junto al alfa. El lugar se encontraba un poco distinto a cuando fue por primera vez, ya con juguetes propios de JeongIn, su biberón y ropa. El cuarto también estaba arreglado para el bebé, con el papel mural que pidió y una cuna más baja.
Dejó el bolso con las cosas sobre el sofá, sacando la leche que el día anterior extrajo de sus pechos (tuvo que manotear lejos tanto a JeongIn como a SeungMin para que no atacaran sus pobres botoncitos de goma).
—Tiene que estar tibia —le recordó por décima vez—, y JeongIn ya puede beberla solo, no es...
—Sí, sí, lo sé. —gruñó JinYoung, viendo al niño jugar con los animalitos de plástico que SeungMin le regaló y quiso llevar.
—Estará bien —aseguró JiHyo—, y ante cualquier emergencia, le llamaré.
HyunJin asintió con la cabeza, dudoso, pero fue donde JeongIn y se inclinó a su lado.
—¡Toma! —le dijo su cachorrito, entregándole el cerdito—. ¡Oiiiiink, mamá!
—Nini, cariño —HyunJin llamó su atención, porque no quería irse sin despedirse. Eso sería peor para su bebé—, mira, necesito que me escuches.
—¿Ah? —JeongIn ladeó la cabeza.
—Tengo que hacer unas cositas ahora —le dijo—, pero tío JinYoung y tía JiHyo van a cuidarte mientras.
—¿Aaaaaaaaah? —parpadeó, confundido y girándose a ver a los otros adultos—. ¡No!
HyunJin le agarró de las mejillas cuando notó que haría un berrinche, sabiendo que una vez comenzara, no iba a detenerse.
—Voy a volver —le aseguró—, más tardecito, ¿Bueno? Volveré, mi amor, claro que sí, pero quiero que te portes bien, como te portas con tía Momo y tío Tae.
—No, no... —gimoteó JeongIn, lastimoso.
—Y si te portas bien, cuando vayamos con papá, haremos un nido entre los tres donde vamos a consentir a nuestro bonito y bien portado In —agregó HyunJin, persuasivo, y JeongIn pareció retroceder en su llanto—, ¿Qué te parece eso? Haremos el nido más lindo y grande para In.
—Ya... —barboteó el menor, titubeando, y abrazó a HyunJin por el cuello—. Te queyop.
—Yo también te amo, mi bebé lindo —le besó el rostro tres veces con sonoros besos, haciéndolo sonreír—. ¿Te portarás bien?
—... Sí... —dijo JeongIn, pero se veía muy desanimado y descolocado.
—Bien, bien —le dio otro beso antes de ponerse de pie—. Volveré antes de que te des cuenta.
JeongIn no dejó de mirarlo en todo momento, mientras se despedía de JiHyo con un gesto amable, y de JinYoung con un movimiento de cabeza. Le siguió con la mirada incluso al marcharse, y cuando cerró la puerta, podía seguir sintiéndola.
El corazón de HyunJin se apretó en angustia, pero trató de controlarse, sabiendo que si no lo hacía, podía transmitírselo a su cachorrito de manera inconsciente. Al esperar el ascensor, casi esperaba escuchar el llanto, hasta lo deseó para ir otra vez hacia JeongIn, pero no fue así y, por último, pidió a cualquier dios existente que las cosas marcharan bien.
El resto de la mañana transcurrió con bastante normalidad. HyunJin decidió ir a estudiar a la universidad, pues después se juntaría a comer fuera con SeungMin para tratar de distraerse un poco. Envió olas de calma a través del lazo que compartía con su cachorrito cada tanto, como una manera de hacerle saber que seguía atento.
Incluso logró distraerse en el almuerzo, con SeungMin contándole sobre sus aburridas reuniones. Hasta fueron a pasear a un parque cercano, y cuando volvían a casa, los dos lo sintieron.
JeongIn comenzó a llorar.
Ambos se tensaron y miraron. HyunJin miró la hora: todavía quedaban cuatro horas para ir por el niño.
—Esperemos que... —comenzó a decir SeungMin, pero el lazo empeoró. No era un llanto de cocodrilo, porque esos apenas se sentían, sino uno desconsolado, de desesperación y necesidad.
Como cuando JeongIn despertó por primera vez en casa de SeungMin y lo desconoció. Aunque peor.
SeungMin apretó sus manos en el manubrio. HyunJin tragó saliva.
Los minutos pasaron, pero el tirón no aminoraba. Parecía volverse tirante cada vez más.
De pronto, se detuvo bruscamente. Respiraron con fuerza. Y volvió a los pocos segundos, mucho peor.
El celular de HyunJin no tardó en sonar, sin embargo, el omega no se sentía aliviado, sino enfermo. Por supuesto, era JiHyo.
—Hola...
De fondo, se escuchaba el llanto descontrolado de JeongIn.
—Señor Hwang, por favor, necesito que venga de inmediato a recoger al cachorro.
La mujer ni siquiera había acabado de hablar cuando SeungMin ya estaba girando en la siguiente calle, en dirección al departamento de JinYoung. HyunJin cortó la llamada, porque no quería escuchar más los sollozos de su cachorrito. Suficiente era con sentirlos a través del lazo.
Tardaron menos de diez minutos en llegar y los dos se bajaron. SeungMin tenía la mandíbula apretada y los ojos furiosos, y HyunJin sólo temblaba en señal de miedo y temor. El griterío de JeongIn se oía cuando ya iban subiendo en el ascensor.
Fueron casi corriendo hacia el departamento y HyunJin tocó el timbre. JiHyo fue la que abrió, con JeongIn en brazos, que... Que...
El omega soltó un jadeo de horror.
Su bebito tenía papel higiénico en su naricita, con manchas rojas que eran fáciles de identificar como sangre. Además, su mejilla parecía un poco hinchada.
—¡Pa-pa! —gritó JeongIn, comenzando a revolverse—. ¡Papaaaaaaaaaaá!
SeungMin tomó en brazos al bebé, que se le pegó enseguida y lloró en su hombro, todavía desconsolado, pero más calmado.
—Lle-llévalo al auto y consuélalo —le pidió HyunJin, tiritando por la repentina ira que lo atacó—, te necesita. Necesita de su padre alfa.
SeungMin asintió con la cabeza, volteándose y sin molestarse en despedirse de la beta. HyunJin entró con ella al departamento, pero no se molestó en ver nada más que a JinYoung en la cocina, que se veía pálido y fuera de sí.
—¡¿Qué le hiciste, imbécil?! —le gritó, sin importarle si dejaba una mala impresión en la mediadora—. ¡¿Qué demonios le hiciste a mi hijo, pedazo de mierda?!
—¡Na-nada! —se defendió el alfa—. Él se cayó...
—Lo golpeó, señor Hwang —dijo JiHyo, con sorpresiva calma, y HyunJin se volteó a verla—. El niño se golpeó con una silla cuando gateaba debajo de la mesa y comenzó a llorar, pero no encontraba consuelo, ni con el señor Park ni conmigo. El señor Park perdió los nervios y le pegó.
—¡¿Perder los nervios?! —gritó HyunJin, enfurecido—. ¡Yo he perdido los nervios con JeongIn y jamás lo he golpeado! ¡Jamás le he levantado la mano! —se volteó a JinYoung—. ¡Eres una mierda, una real mierda y no volverás a verlo en tu jodida vida!
—HyunJin, no... —trató de decir JinYoung.
—No se preocupe, señor Hwang —volvió a decir JiHyo—, yo me encargaré de todo. Creo que fue suficiente para considerar al señor Park como incapaz de cuidar de un niño y, además, acusarlo de violencia intrafamiliar.
—¡¿Cómo?! —JinYoung, si podía, perdió más color en la cara—. ¡E-Eso no es...!
—Hablaré con ambos en unos días —JiHyo recogió sus cosas y HyunJin la imitó, echando todo lo que encontró de JeongIn con rapidez—, las visitas quedan, por supuesto, canceladas.
HyunJin barboteó una maldición más, sin mirar a nadie en particular, y tampoco se molestó en despedirse de la beta. Salió con rapidez, muy enfurecido con todo el mundo y tratando de no devolverse para enterrarle un cuchillo a JinYoung en el cuello.
SeungMin ya le esperaba en el auto, con JeongIn chupando su dedito y ojos llorosos, pero sin llorar más. Dentro, estaba inundado de feromonas alfas que sirvieron para calmar un poco al omega. El pequeño no tardó en ser acomodado en los brazos de mamá.
—Ma-Mamá. —murmuró JeongIn, cerrando sus ojitos.
—Vamos a llegar a curarte esa herida —susurró HyunJin, abrazándolo con cuidado—, y a hacer el nido más grande y hermoso de la vida, mi amorcito. Y nadie, nadie más, va a ponerte la mano de encima —el omega tragó las lágrimas que estaba conteniendo, porque si lloraba, JeongIn igual lloraría—. Es una promesa de vida, In. Te lo juro por mi vida entera.
¡Gracias por leer!
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