24.
Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.
Los primeros días, después de la visita que le hicieron a Jennie, HyunJin estuvo muy bajoneado y deprimido. SeungMin notó enseguida su cambio de humor, no sólo por el enlace que ellos compartían, sino también porque era evidente: no bromeó demasiado, dormía más de lo normal y se la pasaba abrazando a JeongIn cada vez que podía, como si temiera que fuera a desaparecer de un día para otro.
SeungMin lo entendía por completo, ¿Cómo iba a juzgarlo? Él sabía que JeongIn era su vida entera. Sin embargo, no quería que ese miedo lo consumiera y acabara con su novio, no podía permitirlo.
—¿Cómo? —preguntó HyunJin al oírlo, un poco aturdido—. ¿Quieres que me mude contigo, ahora?
—Claro, ¿No lo teníamos pensado? —dijo SeungMin, agarrándole la mano y dándole un beso en los nudillos—. ¿O te olvidaste de eso?
—¡No, por supuesto que no! —tartamudeó, pero el alfa sabía que, en ese momento, eso debía ser lo último que pasaba por su mente—. ¿Estás seguro, Minnie?
SeungMin sólo sonrió, asegurándole con eso que él estaba más que feliz con recibirlo en su casa. Los labios de HyunJin temblaron, viéndose demasiado afectado por su propuesta, y se abrazaron unos segundos.
—Gracias, Minnie. —susurró el omega.
—¿Cómo que "gracias"? —bromeó el mayor—. Esto te lo cobraré en la cama.
HyunJin ahora soltó unas carcajadas al escucharlo, teniendo bastante claro que era una simple broma. SeungMin jamás le presionaba para tener sexo, era muy preocupado por él, y entendía por completo que no tuviera muchas ganas, como en esos días.
—Papa —barboteó JeongIn, llamando la atención de ambos, que caminaba hacia ellos con un autito en la mano—. ¡Toto! —gritó, levantando el juguete—. ¡Brum, brum!
SeungMin lo tomó en brazos, haciendo que el niño gritara por la emoción. Nada parecía gustarle más que ser acurrucado contra el alfa.
—¿Mmm? ¿Quieres que juegue contigo, In?
—¡Sí! —gritó JeongIn—. ¡Brum, bruuuuuuuuum! —añadió, como si eso fuera suficiente para hacerse entender.
El omega lo vio ponerse de pie, sonriendo con suavidad ante la escena: le gustaba mucho eso, ver a SeungMin interactuando con el cachorrito como todo un padre. A HyunJin todavía le costaba creer un poco en lo que observaba, en el hecho de que su alfa reconociera al cachorro como suyo. Cuando tuvo al bebé, HyunJin se había medio resignado ante el hecho de estar soltero gran parte de su vida, después de todo, ¿Qué alfa querría como un hijo al niño ajeno?
Tal vez fue esa escena, el ver a SeungMin arrodillado, usando los juguetes de JeongIn para interactuar con él, metiéndose en su papel de conductor de autitos, lo que lo convenció totalmente de irse a vivir con él. Sí, ¿Qué estaba esperando? Ni siquiera tenía que pensarlo, porque se dio cuenta en ese momento que quería estar toda su vida con SeungMin.
Durante los días siguientes se decidió a empaquetar todas las cosas que poseía. El departamento que arrendaba era amueblado a medias, por lo que no tenía que guardar grandes cosas, como los sofás, la mesa o la cama. JiSung se apareció, trayendo como siempre a MinHo, que se la pasaba jugando con JeongIn.
—Necesito que me lo cuentes todo. —le dijo HyunJin, aprovechando que los niños no los iban a escuchar, pues estaban metidos en sus juegos.
—¿Qué hay que contar? —bufó Sung, rodando los ojos y guardando las cosas que HyunJin tenía en un escritorio dentro de una caja—. No seas metiche.
—¡No lo soy! —se quejó HyunJin—. Es sólo que me sorprende MinHo, ¿Tan fácil te aceptó?
—MinHo lo provocó todo —recordó el otro omega—. Según lo que ChangBin me contó, luego de su cumpleaños, MinMin preguntaba por mí. Dijo que le agradaba mi aroma —arrugó el ceño—. ¿No es eso tonto? No tengo olor.
—Pero ChangBin es tu destinado —dijo HyunJin—. Él si puede olerte. Tal vez, al ser hijo de ChangBin, también puede sentir tu aroma.
JiSung hizo un ruido con su boca, como si lo estuviera pensando. HyunJin no pudo evitar sentir cierta pena, recordando los años en que estuvieron en la secundaria: muchos alfas y omegas solían preguntarle a JiSung si no era beta, pues su esencia era casi imperceptible. El omega respondía siempre con calma, como si no fuera algo que le afectara, pero HyunJin sabía que no era tan sencillo de procesar. Su amigo le confesó, varias veces, que esos cuestionamientos lo hacían sentir menos omega, como si lo despreciaran por su infertilidad. Al fin y al cabo, decía, tenía un útero, pero no podía dar a luz ningún niño. Casi era un beta.
—Como sea —continuó JiSung—, me llamó finalmente y me preguntó si podíamos salir. Medio se enredó, ChangBin es algo torpe...
HyunJin arrugó el ceño, ¿Torpe? ChangBin no le parecía alguien con esa característica. A primera vista, el alfa se veía fuerte e impotente.
—Era una cita, pero llevó a MinHo, que se me pegó como una lapa —el recuerdo lo hizo reír, feliz—. Al final, cuando fue a dejarme a mi departamento y MinHo dormía atrás, hablamos. Ambos sabíamos que había algo extraño en nosotros, en la forma en que reaccionábamos y ante el hecho de que pudiera sentir mi olor. Decía... —su rostro se puso de un fuerte color rojo—. Decía que mi aroma era muy, muy atractivo. Que era el mejor aroma que alguna vez sintió, ¿Puedes creerlo?
Y, con esas palabras, HyunJin sabía que JiSung estaba más enamorado que nunca, así como que ChangBin no le rompería el corazón. Nadie le había dicho eso a JiSung, jamás le hablaron de lo bonito y atrayente que podía ser su olor, pues debido a su infertilidad, apenas se sentía algo de esa esencia. Al mismo Christopher le costaba identificar bien a JiSung en ese sentido.
—Le conté de, ya sabes, mi problema —pudo notar la mueca de desagrado que hizo—, y él dijo que no importaba, que eso daba lo mismo. Él quería intentarlo conmigo.
—¡Pero eso es magnífico! —alentó HyunJin, aunque percibió la mirada insegura que tenía su mejor amigo—. ¿Sung?
—Tengo miedo —confesó JiSung, con su voz débil. La bajó a un susurro, de seguro para que MinHo no escuchara nada—, ¿Y si de pronto quiere más hijos? Él dice que ahora no le interesa porque tiene a MinMin, pero si más adelante, si él... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. HyunJin Hyung, quiero demasiado a ChangBin, pero si él...
—Siempre pueden adoptar. —contestó el omega mayor, tomándole la mano.
—Sí, pero tú sabes cómo son muchos alfas.
Claro que sí. Para los alfas, era muy importante que los omegas que elegían como parejas pudieran tener hijos propios. Era una manera directa de posesión, de remarcar que su omega le pertenecía. A los alfas les encantaba tener a sus omegas preñados.
—ChangBin no es como cualquier alfa. —recordó HyunJin.
—Y eso me da más miedo —agregó JiSung—. Ilusionarme con algo, y que después me rompa el corazón —volvió a bajar la voz—. Yo no pretendía que MinHo me empezara a llamar "mamá", ¿Bueno? Le dije mil veces que podía decirme "tío Sung", pero él, de pronto, se metió eso en la cabeza, como si quisiera asegurarse de que me quedaré con él. Yo quería ir más lento para evitar que MinHo se encariñara demasiado, para evitar que yo me encariñara, pero ahora... Ahora quiero a ese niño como si fuera mío, ¿Y si más adelante ChangBin se da cuenta de que sólo soy una molestia?
—¡No pienses eso! —HyunJin habló, como queriendo zarandearlo, sin embargo, sólo lo agarró de los hombros—. No eres una molestia, JiSung, ¡Eres el omega más hermoso que alguna vez haya visto! Eres encantador, amoroso y dulce. A dónde vas, siempre brillas por ti mismo, ¡De molestia nada! —le limpió las mejillas húmedas—. Y MinMin te adora, y ChangBin también te ama, JiSung. Él no te romperá el corazón —arrugó el ceño levemente—. ¡Y si lo llegara a hacer, entre Chris y yo lo vamos a matar!
Esas últimas palabras provocaron que JiSung soltara una risa llorosa, sorbiendo su nariz. Asintió con la cabeza, como si estuviera aceptando las palabras de su amigo, y HyunJin sólo lo abrazó, esperando consolarlo un poco con eso. Tenía más que claro lo difícil que era para el omega su infertilidad, le provocaba demasiadas inseguridades, pero él se aseguraría de que jamás dudara de sí mismo.
—¿Mamá?
Los dos se voltearon para ver a MinHo parado bajo el marco de la puerta, con una expresión tímida.
—¿Qué pasa, Lino? —preguntó Han, sonriendo a pesar de sus ojos enrojecidos.
—¿Tabas llo-dan-do? —MinHo fue hacia él, abrazándolo por las piernas—. No llodes. Papá y yo te amamos mucho.
Eso casi provocó que JiSung se quebrara en llanto nuevamente, así que sólo se arrodilló y abrazó a MinHo, diciéndole que también lo amaba mucho. HyunJin decidió darle un momento de intimidad a su amigo, por lo que fue en busca de JeongIn, encontrándoselo sentado en el suelo, coloreando un dibujo de los juguetes de Toy Story.
—¿Cómo va ese dibujo, Nini? —preguntó el omega, inclinándose. JeongIn sonrió.
—¡Lido! —dijo el bebé, pintando la cabeza del Señor Cara de Papa de color rojo—. Mami, muack.
HyunJin también le sonrió, mostrándole su mejilla y sintiendo el sonoro beso que JeongIn le dejó en su piel. Le revolvió el cabello, devolviéndole el beso en la frente.
—Te amo mucho —le aseguró—, y tu papá también. No te preocupes, mi amor, no dejaremos que te alejen de nosotros.
JeongIn volvió a dibujar, ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor, y HyunJin sólo le dio otro beso amoroso, rezando en su interior para que las cosas fueran mejor.
***
Dos días después, recibieron una llamada de Jennie. HyunJin acababa de instalarse en el departamento de SeungMin, ordenando lo que sería la nueva habitación de In, mientras su novio preparaba el almuerzo del día.
Qué extraño se sentía, pensó al inicio, despertar con SeungMin a su lado, sin el apremiante pensamiento de tener que volver al departamento. Estuvo toda la mañana instalando las cosas de JeongIn en el cuarto, tratando de dejarlo lo más parecido a como estaba antes, para que así se acostumbrara más rápido.
En ese momento, JeongIn se encontraba sentado dentro de su cuna, jugando con sus peluches de hurón y perrito. HyunJin se encontraba doblando la ropa del bebé cuando SeungMin apareció, llamando su atención. Iba con el mandil de flores del omega y sostenía su celular en la mano.
—Es Jennie —le dijo, y el omega sintió su estómago apretado—, necesita hablar con los dos.
HyunJin asintió, poniéndose de pie y echándole un vistazo al bebé. Parecía no importarle que sus padres salieran, al menos, por ahora.
En el pasillo, SeungMin puso el altavoz, diciéndole a su prima que ahora se encontraba junto a HyunJin.
—Espero que estén bien, los dos —dijo ella—, SeungMin me contó que te acabas de mudar con él, HyunJin. Felicitaciones.
—Gracias. —suspiró HyunJin.
—Ahora, por lo que llamé... —hizo una pequeña pausa—. Me contacté con el abogado de la familia Kim. ¿Mis apreciaciones personales? No se dieron rodeos y buscaron a un buen abogado.
El omega podía imaginárselo. La familia de JinYoung tenía mucho dinero, por lo que podían darse el lujo de contratar a un buen defensor para su caso. A veces, HyunJin pensaba en lo que podría haber ocurrido si él no hubiera conocido a SeungMin, si estuviera solo. No quería verse como un interesado, pero el hecho de estar con un alfa como su pareja, proveniente de una buena familia, le aliviaba en el fondo. Él no podría haberse dado el lujo de un abogado caro si no estuviera con SeungMin.
—Como primer paso, para evitar llegar al juicio, vamos a negociar —continuó Jennie—. El viernes, a las once de la mañana, nos debemos juntar ambas partes, es decir, todos, en mi oficina.
Otra vez su estómago se apretó. HyunJin sentía que, si veía a JinYoung, se lanzaría a golpearlo y gritarle un montón de verdades. La simple idea de estar frente a él ya le volvía loco.
—¿No hay posibilidad de que sólo se reúnan los abogados? —preguntó HyunJin, con la voz temblorosa.
—Claro que sí, pero es mejor que ustedes también se vean —dijo Jennie—, para que existan antecedentes de que ustedes quisieron solucionarlo sin la necesidad de llegar a juicio. Sé que no debe ser agradable, HyunJin, sin embargo, aconsejo que se vean y tanto tú como SeungMin mantengan una actitud colaborativa y no agresiva.
—Estaremos allí —respondió SeungMin, siempre razonable, al ver la expresión enfermiza que tenía su pareja—. ¿Qué más?
Jennie hizo una breve pausa, con el silencio instalándose. El tipo de silencio que no avecinaba nada bueno, que se llenaba de tensión y que parecía un hilo estirado, fácil de cortar con una tijera.
HyunJin se preparó para el golpe.
—JinYoung pidió que lleven a JeongIn. —dijo Jennie.
El omega cerró sus ojos. No. No.
—Está fuera de discusión —dijo SeungMin, sin necesidad de conversarlo con su pareja, porque el enlace ya le decía todo—. Imposible, Jennie. Él, con suerte, lo ha visto una vez, y no de forma voluntaria.
Las palabras de SeungMin hicieron que HyunJin se sintiera mucho más desgraciado. ¿Por qué JinYoung quería hacer eso, cuando ni siquiera conocía a JeongIn? Nunca preguntó por él, jamás se preocupó, ni siquiera dio una señal de vida una vez nació.
—Lo entiendo —habló Jennie—, y tampoco me agrada la idea, SeungMin. Pero JinYoung insistió en eso, hasta el punto de que lo puso como condición paran negociar.
Que se vaya a la mierda, se dijo HyunJin, que se joda. Agarraré mis cosas, a JeongIn, y me iré de aquí. Ese imbécil no me lo va a quitar.
SeungMin lo agarró de la cintura al notar que apenas podía sostenerse.
—Lo ideal sería solucionar todo esto en la negociación —continuó Jennie—, por lo mismo, es importante que lleven a JeongIn.
—¿Qué ocurriría si no resulta esto?
—Tendríamos que hacer una mediación familiar —explicó—, eso significa que el Juzgado nos asignará a un mediador que tratará de solucionar el problema. Pero —añadió—, puede implicar que se le otorguen algunos días a JinYoung para que esté con JeongIn en compañía del mediador.
No. Maldita sea, no.
HyunJin sintió ahora ganas de vomitar ante la perspectiva que le acababan de plantear: que tuviera que entregarle su bebé a JinYoung, aunque fuera por unos pocos días. Se soltó del agarre de SeungMin y corrió al baño para vomitar.
A lo lejos, escuchó a su pareja dándole las gracias a Jennie y diciéndole que el viernes irían a presentarse para la negociación. El omega sollozó, desconsolado y tratando de no enloquecer por la situación en la que se encontraba, por el miedo que sentía. ¿Cuántas veces más podía jodérselo JinYoung, saliendo indemne, mientras él tenía que cargar con todas esas consecuencias?
SeungMin apareció, extendiendo feromonas cálidas y envolventes. Las manos del alfa acariciaron su cabello antes de echar a correr el agua, y pronto HyunJin estaba bebiendo de un vaso, con la llave del inodoro corriendo para hacer desaparecer el vómito.
—Un nido —le murmuró SeungMin—, haremos un nido ahora, mi amor.
HyunJin no dejaba de llorar, apenas siendo consciente realmente de lo que acababa de decir el alfa, y se dejó levantar por él. SeungMin le lavó los dientes con ternura, quitándole el sabor a vómito, para después tomarlo en brazos y llevarlo al cuarto. El omega lloró contra su hombro y SeungMin simplemente lo arropó entre las sábanas.
—Me... Me lo... Me lo van a qui-quitar... —sollozó HyunJin.
—No, amor. —murmuró SeungMin.
—Sí —siguió llorando el menor—, me lo... Me lo quitarán y yo... Y yo me moriré, SeungMin. Me moriré si me lo quitan...
—No pasará eso, te lo prometo —SeungMin dejó salir más feromonas, dejando que HyunJin siguiera llorando. Sabía que necesitaba soltarse toda esa pena, esa tristeza, y llorar era la mejor opción para él—. Si te lo quitan, vamos a irnos, ¿Está bien? Nos iremos de este país, vamos a huir con nuestro hijo, ¿Me oyes?
HyunJin sorbió por su nariz, afligido y con el corazón apretado en angustia y miedo. La idea de SeungMin ni siquiera le emocionó o calmó, sólo pareció hacerlo llorar con más ganas.
—Estoy aterrado. —lloró HyunJin.
—Yo también —confesó SeungMin, y el omega lo abrazó con fuerza—, pero no dejaré que nos arrebaten a nuestro bebé.
Sorprendentemente, la confesión del alfa hizo que los sollozos remitieran un poco. HyunJin no lo había pensado, tan inmerso en su propio dolor, pero ¿Cómo debía sentirse su pareja? SeungMin reconocía a JeongIn como propio, como parte de su pequeña manada, así que debía ser horrible también.
Le dio un suave beso en la mejilla.
—Lo siento —se disculpó—, por... Por no pensar...
—No, no pidas disculpas —SeungMin le agarró las manos—. Los dos lo vamos a enfrentar, amor. Los dos saldremos victoriosos de esto, te lo juro. Y si no es así, entonces huiremos, aunque eso signifique dejar todo esto atrás.
El menor simplemente asintió con la cabeza, hipando y con el alma rota en miles de pedazos. Aunque con la leve esperanza de que las cosas pudieran salir bien, al menos, esta vez.
¡Gracias por leer!
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