19.
Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.
Gracias al trato hecho con el director de la carrera, fue inevitable que HyunJin se relajara los últimos días de universidad y ya no se preocupara tanto de mantener a escondidas su relación con SeungMin.
Es decir, ellos no se mostraban en público dentro del campus universitario. Sin embargo, no escondió con ninguna vergüenza su nueva marca y el envolvente olor del alfa a su alrededor. Sus compañeros podían irse a la mierda.
—¿Entonces sí sales con el profesor Kim? —le preguntó DaHyun, mientras comían papas fritas luego de haber terminado con todos los trámites universitarios—. ¡Wow, qué genial, HyunJin!
—¿De verdad? —preguntó el omega, un poco sorprendido por sus palabras.
—Claro, es muy guapo —contestó DaHyun—. ¿No tendrá por casualidad un hermano?
HyunJin se rió y le dio un empujón suave a la chica, que también rompió a reír. No quería demostrarlo demasiado, pero que ella no hubiera reaccionado mal le alivió bastante. A pesar de todo, no quería pasar el resto de sus años universitarios con todo el mundo hablando mal de él.
Las siguientes semanas de vacaciones fueron pasando lentamente para la pareja. HyunJin ya casi se pasaba más tiempo en el departamento de SeungMin, salían a la playa juntos o iban a parques, llevando a JeongIn con ellos. El bebé era el que parecía más feliz con todo eso. A esas alturas, ya estaba caminando y hablando mucho mejor.
—Ya es momento de que conozcas a mis papás —le dijo HyunJin una tarde, en la que estaban acurrucados en la cama, desnudos y medio adormilados por el sexo—, quiero ir a verlos y preguntarán por ti.
—¿Ir a Busan? —cuestionó SeungMin, con su dedo acariciando los cabellos de HyunJin—. ¿Hay algo interesante allí?
—¡No seas pesado! —se quejó el omega, dándole un golpe—. Allí nací yo y JeongIn.
—Mmm... —SeungMin comenzó a besarlo—. Deberían declarar esa ciudad como una de las maravillas del mundo, entonces.
Las risas de HyunJin quedaron ahogadas pronto por los labios de SeungMin.
Así que, una semana después, estaban subiendo las cosas al auto de SeungMin para ir de viaje a la ciudad de HyunJin. Iban a quedarse a lo máximo dos semanas, aprovechando las vacaciones de la pareja, y luego, irían a Daegu, pues SeungMin también quería presentarle a su familia.
JeongIn ya estaba acomodado en su sillita, sosteniendo con firmeza su peluche de zorrito. Los últimos días pareció darse cuenta de que, mientras más lo maltratara, más se rompería el juguete, así que ya no lo golpeaba ni lo babeaba, sólo lo abrazaba con cariño.
Salieron cerca de las tres de la tarde, después de almorzar. El viaje no era tan largo, poco menos de tres horas, pero decidieron hacer algunas paradas para ir al baño y también estirarse. En especial a JeongIn, que le costaba mantenerse quieto en su silla por más de cuarenta minutos. Como estaba en crecimiento, le gustaba moverse de un lado hacia otro y jugar con sus juguetes.
Ya para cuando quedaba media hora, el bebé se quedó dormido. HyunJin y SeungMin suspiraron por el alivio, pues JeongIn, a veces, se ponía a gritar y exigir atención cuando se aburría.
HyunJin vivía en una bonita casa pequeña dentro de un tranquilo barrio de la ciudad. Era una casa de un piso, con un diminuto jardín delantero que no pasaba los dos metros. El omega no pudo evitarlo, y se sintió un poco avergonzado: él sabía que SeungMin provenía de una familia de dinero, y en comparación a la suya, era evidente la diferencia social. No es como si ellos fueran pobres o algo así, jamás pasaron hambre o frío, sin embargo, tampoco les sobraba dinero.
Su mamá salió a recibirlos con una gran sonrisa. SeungMin estaba quitándole los seguros a la sillita de JeongIn para tomarlo en brazos, mientras HyunJin saludaba a su mamá con un abrazo.
—¿Cómo estuvo el viaje? —le preguntó ella, cariñosa.
—Aburrido, mamá —HyunJin sonrió con un poco de nervio antes de hacerse a un lado—, um, él es SeungMin, mamá, mi novio.
SeungMin, que sostenía a un dormido JeongIn en sus brazos, se adelantó a darle la mano a la mujer. Su mamá omega lo recibió con una sonrisa dulce.
—¿Así que esta es tu pareja? —dijo ella, jovial—. Un gusto, SeungMin, ¡Ya era hora! Puedes decirme SoHee.
—¡Bubu! —gritó de pronto JeongIn, despertando, y no les quedó de otra que entregarle el bebé a la mujer, que parecía más que feliz con eso.
Mientras la abuela y JeongIn jugaban juntos, SeungMin y HyunJin descargaron las cosas del auto. Le mostró, además, la pieza en la que dormiría el alfa: en la habitación de la hermana mayor de HyunJin, YeJi. No podían dormir juntos en el cuarto del omega, pues había sólo una cama de plaza y media, y allí debía dormir también JeongIn.
—No te preocupes —le dijo HyunJin, dándole un beso en la boca a SeungMin—, cuando mis papás salgan, podremos hacer nuestras cositas.
—Contrólate, Hyun —regañó el alfa, como todo un adulto maduro—, ¿No puedes dejar la calentura un momento?
HyunJin hizo un puchero.
—Qué cruel es conmigo, señor Kim. —se quejó, pero SeungMin le pellizcó la nariz.
Fueron al comedor, donde SoHee estaba jugando con JeongIn. La casa era bastante pequeña, se percató SeungMin, con un comedor unido al living y sólo un baño. No era como si eso le acomplejara, pero sabía que a HyunJin le preocupaba un poco.
SoHee fue muy amable con SeungMin: le preguntó a qué se dedicaba y sobre su familia. HyunJin se sorprendió al ver a su pareja siendo todo educado y tan adulto, sintiéndose un poco pequeño al lado de él. Es decir, sabía que la diferencia de edad era notoria, pero no se percató de eso hasta aquel momento. No es como si le importara, sólo resultaba un poco curioso.
Una hora después, aproximadamente, llegó SunMi, su papá alfa. La mujer venía con una expresión cansada, pero pareció animarse cuando HyunJin salió a recibirla.
—¡Papi! —saludó HyunJin, abrazando a la alfa con una sonrisa enorme.
—¿Y esto? —dijo ella, devolviéndole el abrazo—. No te esperaba tan pronto, Hyune.
—¿No me querías aquí? —puchereó HyunJin.
—No digas eso —SunMi rodó los ojos, antes de que sus ojos se posaron en SeungMin. El alfa se puso de pie de forma inmediata—. ¿Y él es...?
—¡El novio de HyunJin! —respondió SoHee.
SunMi abrió la boca para decir algo, pero de pronto, escuchó un gritito de felicidad viniendo de JeongIn, que corría hacia ella.
—¡Abu! —gritó, abrazándola por las piernas—. ¡Abu!
SunMi se inclinó y tomó en brazos al niño, que gritó por la felicidad. SeungMin se percató de que el papá de HyunJin era realmente una alfa alta: debía medir más de un metro setenta. En comparación con SoHee, su madre, se notaba demasiado la diferencia, pues la omega no medía más de un metro sesenta.
—¿Y cómo está mi bonito nieto precioso? —comenzó a arrullar SunMi, balanceando a JeongIn en sus brazos y arrancándole risas escandalosas—. ¿Has sido un niño bueno con tu mami, Nini?
—¡Si, sí! —gritó JeongIn, sin dejar de reír.
—Qué mentira más grande —comentó HyunJin—. Papi, él es SeungMin, mi novio.
SunMi dejó de balancear a JeongIn, que estaba enrojecido por las carcajadas. SeungMin se acercó, extendiendo su mano, sintiendo el sudor en su frente. Esa mujer era algo intimidadora.
—U-Un gusto. —dijo SeungMin, con su voz un poco aguda.
—Diría lo mismo, pero no lo es —respondió SunMi, aunque le dio la mano—. No creí que fueras a venir con él, a menos que... —la alfa se volteó hacia su hijo, que se hundió en su asiento—. ¿Eso es una marca en tu cuello?
—SunMi, no seas así —empezó a regañar SoHee—, deberías felicitar a HyunJin.
El alfa sabía que no podía esperar mucho menos del padre del omega. Su pareja se lo advirtió muchas veces: su mamá era más suave y permisiva, pero su papá, SunMi, era hosca y algo agresiva. De alguna forma, lo podía comprender, después de todo, ¿Quién no lo sería luego de lo ocurrido con HyunJin? Ellas parecían querer mucho a su nieto, sin embargo, eso no quitaba que se hubieran olvidado de lo mucho que sufrió HyunJin cuando fue usado de esa forma. SeungMin no estuvo en ese momento, aunque pensar en lo mal que lo pasó su novio era suficiente para enardecerlo.
SunMi no respondió a las palabras de SoHee, pero seguía sin verse contenta. HyunJin no insistió con ello y SeungMin no trató de presionar tampoco, pues lo que menos quería era pelear con esa alfa. SunMi no sólo era alta, sino que también tenía unos ojos que le recordaban mucho a HyunJin cuando se enfadaba. Y HyunJin, enfadado, era de temer.
Para fortuna de ambos, la cena transcurrió con relativa normalidad. SunMi no hizo mayores comentarios acerca de su relación y JeongIn, tan inocente como siempre, servía para aliviar el ambiente en la casa. SeungMin no lo creía posible, sin embargo, SoHee mimaba mucho más al bebé que HyunJin. Incluso SunMi le complacía los caprichos a su nieto.
Cuando llegó el momento de acostarse, HyunJin dejó a SeungMin en su cuarto antes de ir al suyo. JeongIn estaba echado, medio dormido, pero el omega comenzó a desvestirlo para ponerle el pijama. El bebé apenas se quejó.
Fue en ese momento cuando SunMi apareció, con ropa de dormir también. HyunJin sabía que eso ocurriría, ya que papá no solía quedarse con sus ideas guardadas.
—¿No te gustó? —fue lo primero que preguntó HyunJin cuando ella se sentó a su lado, en la cama.
—Lo encuentro demasiado mayor para ti, Hyune —respondió SunMi, tranquila e impasible—, él es todo un adulto, tiene una vida estable. En cambio, tú eres recién un joven que está experimentando los primeros pasos de la adultez. Me da miedo que pueda herirte, y más ahora que tú tienes su marca.
—SeungMin no es JinYoung. —se apresuró en decir HyunJin.
—No, y eso es lo que más me asusta —concedió SunMi—, pues hay cretinos peores que ese. JinYoung, al menos, nunca te marcó. Una marca rota... —la alfa le dio una caricia en la mejilla—. No quiero que pases por ese dolor, Hyun.
—Papá... —suspiró HyunJin, algo apenado—. No puedes tenerme siempre escondido, ¿Lo sabes? Sé que... Sé que lo de JinYoung fue... Fue algo doloroso y terrible para ti, pero eso no... No volverá a repetirse —el omega bajó la voz—. Papi, JeongIn lo adora, ¿Es que acaso no lo viste? Y SeungMin también adora a JeongIn.
SunMi no cambió la expresión de su rostro, pero sus ojos parecieron suavizarse un poco.
—Respeto tu decisión de que estés con él, Hyune —dijo ella—, sin embargo, eso no quita que me preocupe, ¿Está bien? Si él te hace sufrir...
HyunJin la abrazó con amor. Sabía que era normal que la alfa se preocupara por eso, después de todo, con lo ocurrido con JinYoung, se tornó muy sobreprotectora. Cuando HyunJin quiso ir a estudiar a Seúl, trató de convencerle de que lo mejor sería que se quedara, aunque no sirvió de mucho. Al final, aceptó su partida con una sonrisa resignada.
—Nini quiere mucho a SeungMin —insistió HyunJin—, eso fue lo que terminó de convencerme, papi.
—¿No sólo quiere quitarme a mi hijo, sino también a mi nieto? —masculló SunMi, media enfadada—. Debería echarlo de casa.
HyunJin se rió con sus palabras y se despidió de ella, que fue a su habitación.
Los siguientes días, afortunadamente, SunMi comenzó a relajar su vigilancia sobre SeungMin. SoHee pareció hablar con su esposa, además de que el alfa también tomó una actitud educada y jamás traspasó los límites con HyunJin frente a ellas. Hasta rechazaba las insinuaciones del omega sobre escaparse a un motel, regañándolo como todo un padre.
—Eres un alfa muy cruel —se quejó HyunJin, días después, cuando salieron a pasear. Llevaban a JeongIn en su cochecito, mirando todo con extrema curiosidad—, pudimos haber dejado a In con mi mamá y nosotros...
—¿Es que no puedes aguantarte unas semanas? —reprendió SeungMin, aunque tenía una sonrisa en su rostro—. Si vamos a follar, vas a quedar apestando a mis feromonas y tu padre se dará cuenta de lo que hicimos. Ella va a matarme.
—SeungMin, ¡Tienes treinta años!
—Treinta y uno —corrigió el alfa, pues los cumplió la semana pasada—. ¿Y eso qué? SunMi da miedo.
HyunJin hizo un puchero pequeño, aunque sabía que el mayor algo de razón tenía. Tal vez se sentía demasiado caliente porque pronto llegaría su celo, era la única explicación posible.
Fueron a comer a un lugar bonito y luego se dirigieron hacia el centro comercial. Dentro del lugar, había un pequeño parque de juegos para niños, y no dudaron en llevar a JeongIn. HyunJin tuvo que subirse con él a un trencito que daba una vuelta en ocho y SeungMin se entretuvo mucho sacándole fotografías. Fue divertido, al menos, hasta que JeongIn se mareó y vomitó. De eso también hubo fotos.
Lo único bueno, fue que no vomitó sobre HyunJin, así que sólo tuvieron que cambiarlo de ropa (el omega siempre llevaba una muda extra de ropa en casos de emergencia). Al bebé pareció no importarle que acababa de vomitar, es más, pareció hacerle mucha gracia, y cuando ya estaba con ropa limpia, empezó a pedir comida.
—¿De verdad? —se quejó HyunJin, incrédulo.
—¡Teta, teta! —chillo JeongIn, riendo.
SeungMin trató de aguantar la risa en lo que HyunJin se ponía colorado ante los chillidos de JeongIn. Finalmente, no tuvo más que sentarse en una banca, acomodar al niño en sus brazos y desabrochar su camisa. Pronto, la ávida boca del bebé se cerró en su pezón.
—Tú lo malcriaste —siseó HyunJin hacia SeungMin, que le miraba con algo de lujuria en los ojos—. ¡Deja de observarme así, cochino!
—Tal vez tengas razón... —comenzó a decir el alfa.
—No te atrevas.
—... Deberíamos irnos a un motel para probar otra vez tus tetas, HyunJin.
El omega soltó un chillido de indignación, pateando a SeungMin en su pierna. El alfa se quejó entre risas, poniéndose de pie para no recibir otro golpe por parte del menor. JeongIn tenía el ceño fruncido, mirando feamente a SeungMin, pero sin dejar de comer.
Después de unos minutos, el bebé pareció saciarse y se removió para que lo dejaran en el suelo. Parecía tener ganas de caminar en ese momento.
Mientras HyunJin se arreglaba y SeungMin iba detrás de JeongIn, que se puso a tambalear-caminar, alguien llamó la atención del omega.
—¿Hwang HyunJin?
Reconoció enseguida esa voz, a pesar de que sólo la escuchó un par de veces. Apretó los labios antes de voltearse a ver a una mujer extremadamente maquillada, con nariz respingada y pómulos altos, y el cabello teñido de rubio. Contempló a la madre de JinYoung, la misma mujer que lo echó de su hogar entre gritos y luego le fue a gritar a su casa un montón de asquerosidades.
La señora Park le contempló con ojos apáticos, aunque había una sonrisa falsa en su rostro.
—Hola, señora Park. —masculló HyunJin, sin moverse de su lugar.
—¡Oh, cariño! —saltó ella, con una odiosa voz chillona—. No sabía qué estabas por acá, ¿JinYoung ha hablado contigo?
HyunJin parpadeó en confusión al escuchar esa pregunta, ¿Qué demonios? ¿A qué se refería esa mujer? JinYoung jamás se le acercó a hablar a menos que fuera para provocarlo y burlarse de él.
Abrió la boca para responder, pero en ese momento, SeungMin regresó con JeongIn en brazos.
—¿Hyun? —preguntó, tomándole la mano.
El omega le miró, algo desorientado, sin embargo, sus alarmas se activaron cuando la mujer volvió a hablar.
—¿Ese es mi nieto? —gritó, sonriendo con más fuerza—. ¡Se parece a JinYoung cuando pequeñito!
La señora Park hizo el amago de acercarse para tomar al niño en brazos, y en ese momento, HyunJin reaccionó, poniéndose delante de SeungMin.
—Disculpe, señora Park —le dijo, firme—, pero recuerdo muy claramente que ustedes no querían saber sobre mi embarazo.
La mujer se detuvo, sus labios contrayéndose en un mohín extraño.
—Fue un período difícil el que estábamos atravesando en ese momento —se excusó ella, pareciendo recuperar la compostura—, por eso, que nos vinieras con el embarazo nos descolocó por completo —se rio, como si estuviera contando algo muy gracioso—. Pero ahora, los últimos meses hemos estado pensando mucho en mi nieto. Le dije a JinYoung que recuperara el contacto contigo para... Para ver la custodia.
HyunJin sintió el alma caer a sus pies ante las palabras de la mujer, que hablaba como si estuviera comentando sobre el tiempo.
—¿Custodia? —intervino SeungMin, con voz grave—. Disculpe, señora, pero me parece un descaro lo que usted está hablando.
La omega se volteó a ver al alfa, y la sonrisa en su rostro pareció desaparecer, reemplazada con la molestia.
—¿Y usted es?
—Soy el padre de JeongIn —contestó SeungMin, helado—, y pareja de HyunJin. Acá no hay nada que discutir, ni con usted ni con su hijo, porque ni siquiera se han hecho de los gastos que el bebé ha implicado.
SeungMin le agarró la mano a HyunJin, llamando su atención, y el omega pareció reaccionar con eso. Agarró el coche vacío.
—Espero que le haya quedado claro, señora Park —masculló HyunJin, y sin añadir nada más, la pareja se marchó de allí a paso apresurado. Incluso JeongIn no protestó, con toda probabilidad, sintiendo el tenso aire a su alrededor.
Sin decir nada, ambos decidieron que lo mejor sería irse de allí. No querían encontrarse con la mujer, o con su esposo o JinYoung, porque de seguro iba a desatarse una pelea. En especial luego de que la última vez que JinYoung y SeungMin se vieron, el primero terminó con la nariz rota.
Fueron al estacionamiento y buscaron el auto. SeungMin acomodó al bebé en su sillita, mientras HyunJin guardaba el coche en el maletero. Se subieron, y sólo recién, el menor soltó el aire que estuvo conteniendo.
—¿La escuchaste? —preguntó, y su voz temblaba—. ¿Ella quiere... Quiere parte de la custodia?
—Hyune —SeungMin le agarró la mano otra vez—, no tienes nada de lo que preocuparte. Ella no se atreverá...
—Claro que se atreverá —le interrumpió HyunJin, y sintió sus ojos lagrimosos—, tú no la conoces, ni a ella ni a JinYoung. Ellos... Ellos tienen mucho dinero y poder, si ellos quieren... Po—Podrían...
Su voz se cortó ante el pensamiento. SeungMin lo abrazó con fuerza.
—No va a pasar —le aseguró SeungMin—, te lo juro, Jinnie. No va a ocurrir. Me tienes a mí, y estamos juntos en esto. JeongIn es también mi cachorro y no dejaré que me lo quiten.
HyunJin sollozó contra su hombro, asustado ante el futuro, ante lo que podía ocurrir si ellos actuaban. JeongIn era su bebé, era su cachorrito mimado, y no quería, por nada del mundo, que la familia Park le quitaran a su niño. Si ellos se hubieran interesado por él desde un inicio las cosas habrían sido distintas, pero de sólo recordar la forma en la que lo trataron, cómo le dejaron solo, sin entregar ni siquiera un peso, la rabia ardía en él.
Ellos no podían hacerle eso. JeongIn era suyo, de él, sólo de él. De él y de SeungMin. De nadie más. HyunJin no dejaría que le quitaran a su bebé, por nada del mundo.
¡Gracias por leer!
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