12.
Advertencias: hyunmin como pareja principal, alteración de edades, cositas lindas y fluff.
Unas semanas después cayó navidad en la ciudad, y HyunJin, junto a JeongIn, tuvo que ir a Seongnaedong para ir a ver a sus padres. Finalmente acordaron que no presentaría a SeungMin todavía, pero volvería el veinticinco para pasar el resto de las vacaciones junto a su pareja.
Pareja. Novio. La sola idea le provocaba una sonrisita a HyunJin, entusiasmado por pensar en SeungMin como su compañero. Un año atrás jamás se le habría ocurrido que algo así fuera posible, sin embargo, ahora la emoción de tener un novio le provocaba muchas mariposas en el estómago.
JeongIn se portó muy bien esos días con sus abuelos, que lo mimaban más de lo que ya estaba. El bebé parecía haber olvidado por completo lo ocurrido tantos días atrás, con la crisis nerviosa de HyunJin, y seguía muy cariñoso con su mamá, aunque Hyunnie continuaba sintiéndose culpable por lo ocurrido.
La única persona que sabía de lo ocurrido era SeungMin. HyunJin no quería contárselo a nadie más por la vergüenza de la situación.
—Pero ¿Por qué debes irte tan pronto? —se lamentó su mamá, tomando en brazos a JeongIn, que chilló por la felicidad—. ¡Extraño tanto a mi bebé!
—¿Te refieres a mí o a In? —bufó HyunJin, rodando los ojos—. Tengo algunas cosas que hacer, mamá...
—¿Acaso hay algún alfa que te ha robado el corazón? —preguntó su mamá.
HyunJin enrojeció y farfulló unas negativas. Su mamá le sonrió picaronamente. JeongIn metió su mano, hecha puño, en su boquita.
Al final salió después de mediodía de regreso hacia Seúl, con In durmiendo en su pecho en medio del viaje. HyunJin estaba algo cansado de todo el último movimiento, pero le consolaba que pronto estaría en los brazos de su alfa para ser mimado.
Por Dios, su alfa. De sólo pensarlo podía derretirse. Con toda probabilidad sus padres tuvieron que haber olisqueado el aroma de SeungMin en él y JeongIn. Su bebé apestaba a un alfa, pero no parecía molestarle el olor. A HyunJin también le gustaba quedar impregnado en la esencia de SeungMin, que no escatimaba en extender sus feromonas alrededor de ellos, como un alfa protector de su familia. Su pequeña familia.
Sonrió ante ese pensamiento.
Cerca de las seis de la tarde llegó al terminal de Seúl, donde SeungMin ya le esperaba con una sonrisa de emoción. Lo saludó con un beso, revolviéndole el cabello a un dormido JeongIn, y mientras iba a buscarle la maleta, HyunJin lo esperó.
Fue cuando tuvo su segundo encuentro con JinYoung.
Mientras veía a SeungMin esperar su turno para recibir la maleta que llevó, se giró a mirar hacia la vitrina de una tienda que estaba dentro en el terminal. En medio de todo ese movimiento, golpeó con una persona y retrocedió, con JeongIn quejándose en sus brazos.
—Whooops, tan torpe como siempre, Hwang.
Levantó la mirada y se quedó paralizado al encontrarse con el guapo y pálido rostro de su exnovio. El padre de JeongIn.
Ni siquiera supo qué hacer al verlo frente a él, llevando un bolso en su hombro, quizás dispuesto a viajar también. HyunJin pensó, durante mucho tiempo, que cuando lo tuviera frente suyo le gritaría y mandaría a la mierda, diciéndole todo lo que pensaba de él. Sin embargo, sólo se quedó quieto y en su lugar, apenas respirando y sosteniendo a su pequeño cachorrito en brazos.
JinYoung le sonrió, la burla pintada en su rostro.
—Entonces, ¿Ese es tu bebé?
Su abrazo a JeongIn se volvió más fuerte, retrocediendo otro paso por el repentino miedo que sintió. No sabía por qué, pero tener a JinYoung frente a él, tan improvisadamente, le provocó algo de pánico y terror.
Tanto tiempo evitándolo para encontrárselo ahora así...
—Qué bueno que nos hayamos encontrado —prosiguió JinYoung, a gusto con su silencio, porque debía recordarle a ese omega patético y enamorado de él, que aceptaba cualquier cosa—. ¿Sabes qué me ha dicho mi mamá? Que debería pedirte un examen de sangre. Quiere confirmar si ese bebé es mío.
—Es mío —murmuró HyunJin de forma repentina, con la voz temblando. JinYoung enarcó una ceja—. Es mío, de nadie más, idiota.
La ofensa pareció descolocar un poco a JinYoung, sorprendido por lo que estaba escuchando. Sin embargo, la sorpresa se transformó en disgusto.
—¿Quién te crees que eres? —espetó el alfa.
—Amor, ¿Está pasando algo?
HyunJin volvió a sobresaltarse al escuchar una voz más grave, sintiendo enseguida la presencia de SeungMin a su lado, con la mano del mayor agarrándolo de la cintura.
—Papa. —barboteó JeongIn hacia SeungMin, y el alfa sonrió. Aunque no con humor.
—¿Te está molestando, mi amor? —preguntó SeungMin, volteándose hacia HyunJin—. ¿Quieres que le rompa la nariz, precioso?
Sin poder evitarlo, y al ver la expresión atónita de JinYoung, HyunJin soltó una risa escandalosa. JeongIn, al verlo reírse, también se rió con felicidad. Era un poco más gracioso cuando notó que SeungMin era mas flaco que JinYoung, pero parecía muy dispuesto a meterse en una pelea.
El alfa frente a él bufó.
—Me verás otra vez. —le dijo JinYoung, antes de marcharse a paso veloz y con una expresión enojada.
SeungMin soltó un gruñido, sin embargo, se volteó hacia HyunJin, que seguía todavía algo shockeado por lo que acababa de ocurrir. Pero reaccionó cuando el alfa le acarició las mejillas, llamando su atención.
—Él...
—Me imagino que es tu exnovio —dijo SeungMin, tranquilo. HyunJin bajó la vista, apenas asintiendo con la cabeza—. Perdona, Hyune, pero ¿Cómo pudiste meterte con ese cretino?
Escuchar a SeungMin decir eso le provocó una nueva risa, viendo la suave sonrisa que tenía el alfa en su rostro, y los nervios y el pánico parecieron esfumarse de pronto, como polvo llevado por el viento.
—Nunca fui muy inteligente. —respondió, agarrándole la mano a SeungMin.
—Claro que lo eres —SeungMin lo llevó hacia donde estacionado su auto, sin soltarlo un poco—. Eres el omega más inteligente y precioso que haya visto.
HyunJin se ruborizó, feliz por lo que estaba escuchando de SeungMin.
Acomodaron a JeongIn en su sillita y se subió al asiento del copiloto. Decidieron pasar el resto de los días en el departamento de SeungMin, desde que fueron la primera vez que el alfa insistió en pasar tiempo allí para ir acostumbrando a JeongIn. HyunJin no quería darle muchas vueltas a lo que le estaba diciendo SeungMin de manera indirecta, pero no iba a decirle que no.
—Ojalá no encontrarme más con ese idiota —se quejó HyunJin, fastidiado—. Realmente tuve que estar muy ciego para meterme con él, ¡¿Puedes creerlo?!
SeungMin se rió, aunque HyunJin pudo notar cierta tensión en el rostro del alfa.
—¿Y qué era lo que quería? —preguntó.
HyunJin mordió su labio inferior, mirando de reojo a JeongIn. Otra vez estaba durmiendo como una roca, con la boca abierta y un hilo de baba cayendo por la comisura de su boca. Que ternura.
—Un examen de sangre —murmuró HyunJin—, me ha dicho que su madre lo quiere. ¿Qué piensa hacer? ¿Acaso querer compartir con JeongIn? Está loco, jamás lo dejaré acercarse a él.
—La próxima vez lo golpearé. —le prometió SeungMin.
HyunJin sonrió, pero eso no quito la preocupación en su interior. Sabía que SeungMin debía estar pensando acerca de las posibilidades de que JinYoung reclamara ante la justicia que HyunJin no lo dejaba estar con el cachorro, y eso podía acabar muy mal. En especial porque la familia del alfa tenía muchos contactos que podían gatillar una decisión en favor de él.
No, pero ¿Para qué lo querría? JinYoung no se veía interesado en JeongIn. Además, HyunJin jamás le entregaría a su bebé. Antes muerto.
Decidió que era mejor no dejar que esos pensamientos empezaran a carcomerle la cabeza. Si no, no iba a disfrutar de sus días con SeungMin, y no quería pensar más en el idiota de JinYoung.
A los pocos minutos llegaron al departamento de SeungMin y entraron. Dejaron a JeongIn en el suelo, que gateó hacia el árbol de navidad instalado, viendo las luces de colores.
—Mira, Nini —suspiró SeungMin, dejando la maleta en el suelo y caminando hacia el árbol—. Un regalo para ti.
SeungMin levantó el regalo que estaba en el suelo, sentándose junto a JeongIn, y el bebé trató de recibirlo, pero sus manos tan pequeñas no podían agarrarlo bien.
—Buuuuu —barboteó JeongIn—. ¡Papa babo!
El alfa, en lugar de enojarse, se rió con suavidad y comenzó a abrir el regalo del envoltorio. HyunJin no tardó en unirse a ellos, animando a JeongIn a quitar el papel, y el bebé terminó rasgando todo el envoltorio. SeungMin le quitó la tapa a la cajita blanca y mostró un enterito de zorrito, de color beige y con unas orejitas en la capucha que tenía.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —gritó JeongIn, feliz y moviendo sus manitos.
—¿Te gustó? —preguntó HyunJin.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —volvió a gritar JeongIn, y los dos lo entendieron como un sí.
No tardaron en cambiarle la ropa a JeongIn, poniéndole el pequeño enterito que le quedaba un poco grande, pero hacía que se viera adorable. Pronto, se puso a gatear por todo el departamento.
SeungMin y HyunJin también se intercambiaron unos regalos: SeungMin le regaló una pulsera muy bonita con un dije de hurón, que lo hizo reír, y HyunJin le entregó un nuevo reloj de muñeca.
Prepararon la cena más tarde, comiendo mientras veían una película de Navidad, y cuando JeongIn cayó dormido, lo acostaron en la pieza de invitados. Ellos dos se marcharon enseguida al cuarto de SeungMin entre risas pequeñas, y una vez a solas, comenzaron a besarse en la boca, acostándose sobre la cama.
HyunJin gimoteó al sentir las manos de SeungMin deslizarse por su trasero, apretándoselo con suavidad y arrancándole jadeos. Pronto, el aire se llenó de feromonas, gemidos y risitas pequeñas, y por Dios, HyunJin se sentía muy necesitado. SeungMin no parecía mucho mejor, no cuando notó el bulto contra sus muslos.
—Seung... —le susurró Hyunnie.
—Sí, sí, ya paro... —masculló SeungMin.
—No, no —HyunJin lo abrazó por el cuello—. ¿Y qué tal... Qué tal si... Si ha-hacemos algo...?
—¿Algo como qué?
Colorado, HyunJin se lo susurró al oído. Le daba mucha vergüenza decirlo en voz alta.
SeungMin, en respuesta, le gruñó antes de agarrarlo bien de los muslos. La sola sensación le provocó escalofríos a HyunJin.
—¿Estás seguro, bebé? —le murmuró.
—Muy seguro —afirmó HyunJin—. Te quiero.
SeungMin le sonrió, feliz.
—Yo también te quiero, precioso.
Eso era lo que bastaba oír para derretir a HyunJin.
Volvieron a besarse y sus manos a viajar por ambos cuerpos. Antes de darse cuenta, HyunJin le estaba quitando la camisa a SeungMin, viendo el pecho desnudo del alfa, y la playera del omega tuvo el mismo destino. El mayor comenzó a desabrocharle el pantalón, sin dejar de besarlo, y estuvieron batallando varios minutos en quitarle dicha prenda, comenzando a reírse cuando el primer intento fracaso. Se sentía un poco torpe y tierno, y eso provocaba que HyunJin no sintiera tanto pánico por lo que estarían a punto de hacer. Al hacer lo mismo con el pantalón de SeungMin también se demoraron, pero pronto quedaron en ropa interior y volvieron a besarse, sus manos acariciándose mutuamente.
—Qué hermoso eres —le dijo SeungMin—, hermoso, mi lindo bebé...
—¡SeungMin! —se rió HyunJin, recibiendo besos en su cuello—. Ah... Oh... Mi... mi a-alfa...
SeungMin gruñó en señal de afirmación, luchando ahora por quitarle la ropa interior a HyunJin. El omega pronto quedó desnudo, pero SeungMin le acompañó con rapidez, y HyunJin se echó boca arriba en la cama.
—Dios, ¿Puedo comerte las piernas después? —bromeó SeungMin, acariciándole sus muslos.
—Sólo si eres bueno —desafió HyunJin.
—Te volveré loco, bebé.
El omega juntó sus piernas, elevándolas en los aires, y las acomodó sobre el hombro de SeungMin, que comenzó a frotar su propia polla, dura y soltando líquido preseminal. HyunJin apenas la vio, pero sí lo suficiente para notar que era grande y gorda.
Por un momento quiso chuparla, pero se dijo que era mejor en otra ocasión. Ahora estaba demasiado concentrado en la mano de SeungMin deslizándose por la separación de sus nalgas, los dedos empapándose en el lubricante, y comenzó a frotarlos contra sus muslos, dejándolos mojados.
HyunJin mordió su labio inferior cuando SeungMin comenzó a meterle la polla entre la unión de sus muslos, la cabeza del pene asomándose en sus piernas y frotándose superficialmente contra el miembro de HyunJin. El roce fue suficiente para hacerle soltar un gemido bajo de placer.
—Dios, bebé, mírate —le gruñó SeungMin, comenzando a mover sus caderas, y su polla comenzó a entrar y salir del interior de sus muslos, provocándole el éxtasis—, ¿Tanto lo quieres, precioso? Te... Te lo daré todo, bebé...
—Seung...
HyunJin no podía dejar de verlo: el pene de SeungMin humedeciendo sus muslos con el presemen, el glande enrojecido y brillante, sin dejar de follarse sus piernas. Jamás hizo algo así, sólo lo escuchó o leyó, pero se sentía demasiado placentero a pesar de que no se lo estaba follando directamente. Su entrada pareció palpitar en señal de queja, queriendo algo allí, pero HyunJin se concentró más en lo que le estaba provocando el alfa en ese momento.
—Ah, ah... —gimoteó, necesitado, y su propio pene liberó presemen, a veces tocándose con la polla de SeungMin—. ¡Oh, mmm!
—Mierda, cariño —le gruñó SeungMin, sin dejar de embestirlo—, na-naciste para esto, mi amor...
Las sucias palabras del alfa le estaban provocando más placer, sus pezones erectos, su piel como gallina, y bajo esa estimulación constante no lo pudo soportar mucho más: arqueó su espalda y eyaculó en su vientre con un gemido sonoro, sus ojos viendo estrellas debido al placer. Otro gemido escapó de su boca cuando, repentinamente, sus muslos se llenaron de semen pegajoso, viscoso y caliente, y SeungMin soltó un ruido de gusto, obteniendo su liberación.
SeungMin bajó las piernas de HyunJin, que las abrió levemente para ver el esperma ensuciándolo. La esencia de SeungMin sobre él. El solo pensamiento le provocó otra ola de placer, que salió en forma de gemido cuando el alfa le agarró la barbilla y lo besó.
Desnudos completamente, sucios por el semen, se subieron a la cama y siguieron besándose entre risitas.
—¿Estuvo bien, precioso? —le preguntó SeungMin.
—Muuuuuy bien —HyunJin se sentía demasiado feliz, dándole un abrazo—. Mi alfa sabe satisfacerme, ¿A qué sí?
—Cuando quieras, mi pequeño bebé. —prometió SeungMin.
HyunJin lo quería siempre.
¡Gracias por leer!
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