Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧⁠◝ 11

Jeongin arrugó el ceño al olisquear el aroma de Jisung, que lo ignoraba olímpicamente. Incluso Changbin tenía una expresión de desconcierto en su cara, algo novedoso para los dos omegas.

—¿Hueles a alfa? —preguntó Jeongin.

—Alucinas —dijo Jisung, tomando en brazos a Hyunjin.

—¡Yo también lo huelo! —bufó Bin—. Estás pasado a alfa, Sung, ¡¿con quién te revolcaste?!

—¡Baaaaaaaaaaaaaaah! —chilló Hyunjin, mordiendo su pobre y destrozado peluche de conejo.

—No me he revolcado con nadie —protestó Sung—. El suelto aquí siempre has sido tú.

Bin puso ahora una cara de ofendido, aunque se notaba enseguida que no se lo estaba tomando en serio. Jeongin trató de contener la risa, a pesar de que la curiosidad lo estaba carcomiendo por dentro.

—Pero, Jisung...

—¡No les diré nada! —Jisung comenzó a peinarle el cabello a Hyunjin—. No hasta saber si es algo serio. No quiero ilusionarme ni ilusionarlos.

Los dos decidieron no insistir más en el tema, porque no querían que su amigo la pasara mal con tantas preguntas o, como decía él, emocionarse con un alfa que quizás le dejaría debido a su problema. A pesar de no estarlo demostrando mucho, parecía un poco feliz en ese instante, y no querían arruinar esa felicidad.

Changbin, especialmente, era el que más se preocupaba por los dos debido a su naturaleza alfa. Muy bien podía estar prometido con Seungmin, a quien amaba mucho, pero eso no quitaba que quisiera proteger a los omegas.

—Bueno, ¡hablando de otro tema! —dijo Jeongin, sirviéndoles un poco de jugo a cada uno—. ¿Pueden creer que un profesor me puso un examen para el sábado? ¡Un sábado! Todos nos quejamos, pero el desgraciado dijo que no estaba disponible otro día.

Como ya era costumbre, los tres se juntaron una vez al mes para ponerse al día de todos los temas. Esta vez fue un miércoles a principios de diciembre, con el invierno ya llegando al país y un frío enorme. A Jeongin no le gustaba demasiado dicha estación, pero se dio cuenta una semana atrás, cuando Chan se quedó a dormir allí, de lo calentito que era el alfa. Podía abrazarlo toda la noche, sin recibir queja alguna, y le gustaba demasiado eso.

—¿No irás a trabajar entonces? —preguntó Bin, recogiéndole un auto de juguete a Hyunjin, que lo recibió feliz.

—No creo —suspiró Jeongin—. Le pregunté a Momo si podía cuidarlo, pero me ha dicho que tiene un compromiso familiar. Así que Sung...

—Oh —el aludido sonrió con algo de culpabilidad—. Lo siento, Innie, tampoco puedo. Iré a una cita con... —se calló antes de continuar, enrojeciendo.

—¿En la mañana? —Bin enarcó una ceja—. ¿O acaso pasarás la noche del viernes con ese alfa?

—¡Qué pesado eres! —se quejó Han.

—¡Toto! —afirmó Hyunjin, chupando el auto.

—Mataré a tu bebé —suspiró Seo.

—Mmm... —Jeongin lució algo desanimado ante la negativa de Jisung, girándose hacia Changbin—. Podría llevarlo al café, luego lo voy a retirar —sugirió, algo inseguro.

—Pero ¿por qué no se lo pides a Chan? —preguntó Changbin, frunciendo el ceño—. ¿Acaso Hyunjin no cree que es su papá?

—¡Papa! —Hyunjin agitó su cabeza hacia todos lados, como buscando a Chan con su mirada. Al no encontrarlo, devolvió sus ojos a Jeongin—. ¿Papa?

—Está ocupado —le explicó Jeongin, sonriéndole—, poniéndole malas notas a otros cursos y siendo un profesor malvado, bebé. Más tarde pasará a vernos.

—¡Jijiji! —Hyunjin se rio, feliz.

Jisung comenzó a arrullarlo, haciéndole reír con más fuerzas, y Jeongin lo aprovechó para pensarlo un poco. La verdad es que sí se le ocurrió preguntarle a Chan, aunque ¿eso no sería aprovecharse un poco? ¿Y qué tal si Chan estaba ocupado? ¿O le decía que no, porque no quería quedarse a solas con Hyunjin? Una cosa era aceptar al bebé si Jeongin estaba alrededor. Otra completamente distinta era dejarlo a cargo de él.

A pesar de sus constantes demostraciones, Jeongin temía un poco que Chan realmente no quisiera mucho a Hyunjin y sólo lo aceptaba porque no le quedaba de otra. Sabía que era un pensamiento sin sentido, se notaba que Chan quería a su cachorrito, pero eso no quitaba que, a veces, la idea apareciera en su cabeza.

—¿No sería excederse? —preguntó Jeongin.

—¡Qué dices! —respondió Han—. Es bueno que tenga un tiempo de padre-hijo con Hyunjin. Es decir, si te estás proyectando con él...

—En un abrir y cerrar de ojos los verás casados —agregó Changbin con sabiduría.

—¿Puedo ser el padrino? —preguntó Jisung.

Jeongin comenzó a quejarse, aunque una sonrisa leve pintó sus labios ante lo que estaba diciendo Changbin. Vale, sí, era muy apresurado y, quizás, algo loco pensar en una boda como tal, pero sería lindo. De sólo imaginarse a él frente a un altar, sosteniendo las manos de Chan, con todo un futuro por delante... Jeongin se sentía derretir ante esa perspectiva.

Sin embargo, eso no se los iba a decir a sus amigos, porque de seguro iban a burlarse. Para su fortuna, cambiaron de tema cuando Hyunjin comenzó a chillar.

Horas más tarde, cuando Changbin y Jisung se habían marchado, Chan apareció en su departamento con una expresión agotada y cansada. Jeongin no tardó en abrazarlo, ambos acurrucándose en el sofá para empezar a darse mimos mientras Hyunjin pintaba con sus crayones.

Chan se la pasaba dándole besitos en la boca, diciendo que eso era suficiente para darle energía. A Jeongin le causaba mucha risa, pero no escatimaba en besar a Chan.

—Oye, a todo esto... —le dijo, sintiendo los labios en su cuello—, ¿el sábado estarás ocupado?

—¿Para ti? Siempre tengo tiempo —murmuró Chan.

Jeongin ​se carcajeó, sin alejarse un poco.

—No, ¡no me refiero a eso! —Chan levantó la vista, con el cabello desordenado y los ojos brillantes—. Mira, es que tengo un examen que el profesor Bae nos ha puesto, ¿puedes creerlo?

—Dile que se vaya a la mierda.

—¡Chan! —Jeongin volvió a reírse, feliz—. Estoy un poco complicado con Hyunnie, Momo y Jisung no pueden, y me da un poco de nervios llevarlo con Changbin a la cafetería, ¡podrían pasar un montón de cosas! De sólo pensarlo...

—Innie —Chan lo interrumpió—, ¿quieres que lo cuide yo?

El omega pestañeó repetidas veces, viendo el rostro tranquilo de Chan frente a él. El mayor no parecía acomplejado o nervioso con la pregunta, y eso sirvió para relajarlo un poco.

—¿Podrías? —le preguntó con timidez—. El examen es de diez a doce, estaría aquí como a la una de la tarde y podríamos...

—Mmm —murmuró Chan, volviendo a darle besos—. ¿Y qué tal esto? Llévalo a mi departamento, almorzamos juntos y te quedas allí hasta el domingo.

Jeongin suspiró con placer gracias a la boca de Chan haciendo maravillas en la piel de su cuello, pero trató de concentrarse en la idea que le dio el alfa. Hasta ese momento, Jeongin no fue al departamento de Chan, y que se lo propusiera le puso un poco de los nervios, a pesar de que también le emocionó. En especial eso de pasar la noche con él.

A ver, Jeongin no pensaba que ellos fueran a tener sexo o algo así. No estaba desesperado por eso, especialmente porque lo dejaría marcado en su aroma por semanas, y sus compañeros podrían notar algo. Si ellos iban a acostarse, sería cuando Jeongin terminara el curso con Chan. Sin embargo, le gustaba acostarse al lado de Chan, abrazarlo y dejarse abrazar. Especialmente, recibir un montón de mimos por parte de él.

—Si no quieres, igual podemos...

—Está bien —aceptó Jeongin, dándole un nuevo beso en la boca—, me parece una gran idea, es el último examen que me queda y podemos relajarnos bien.

Chan ​le sonrió, olisqueando el suave aroma de Jeongin. Por dios, quería tanto...

—¡Papa!

Los dos se sobresaltaron al escuchar el grito de Hyunjin. El niño estaba luchando por ponerse de pie, queriendo también unos abrazos por parte de sus padres, y no tardaron en arrullarlo también.

—Vas a pasar unas horitas con papá, ¡¿no es eso genial, Hyunjinnie?! —dijo Jeongin, contento.

—¡Sí, papa, sí! —tartamudeó el bebé, riéndose.

Más tarde los adultos continuarían con sus cariños.

El sábado fue un poco caótico para Jeongin: se levantó temprano para arreglar el bolso, con sus cosas y las de Hyunjin, tratando de llevar todo lo necesario para esa noche fuera de su hogar.

Era la primera vez que iba a hacer algo así. Es decir, cuando iba a ver a sus padres lo hacía por más días, y tenía muchas cosas en casa de ellos, así que no se preocupaba demasiado por eso. Ahora, sin embargo, se debatió mucho sobre lo que necesitaría y lo que no para la noche. No se molestó en despertar a Hyunjin, que dormía como una roca y que tampoco se movió cuando lo abrigó y tomó en brazos. Una vez listo, se apresuró en salir, subiéndose al auto de Chan, que pasó a buscarlo.

—Hyunjin se despertará pasadas las diez —le dijo, mientras Chan conducía hacia el conjunto departamental en el que vivía—, guardé varias papillas en el bolso, puedes darle una para alimentarlo, y también dejé un biberón lleno de leche, por si se pone muy malcriado. Eso siempre sirve para calmarlo.

—Sí, Innie...

—Recuerda cambiarle los pañales también —continuó cuando se estacionaron, con Jeongin bajando al bebé mientras Chan cargaba el bolso—, le eché su conejito favorito de peluche, así que puedes dárselo, no importa si lo golpea o lo babea.

—Está bien, amor...

—Llámame en caso de cualquier emergencia —agregó Jeongin una vez estuvieron dentro del departamento—. ¡Woah, qué lindo! Pero como te decía, ¡sólo llámame! Hyunjin siempre va primero y el examen después.

—¿Y yo? —cuestionó Chan.

—Tú estás entremedio —Jeongin se rio, acostando a Hyunjin sobre la cama de Chan—. Pásame su mantita, por favor, la dejaré impregnado en mi aroma —el alfa le pasó la manta celeste, con un conejo bordado en una esquina—. Hyunjin debería portarse bien, siempre está muy feliz contigo —el chico miró la hora—. ¡Oh, debo irme, voy justo! —se inclinó a darle un beso en la boca a Chan, feliz—. Te quiero.

—Yo también te quiero.

Jeongin se marchó con rapidez, así que Chan decidió ponerse a limpiar los platos de la noche anterior. Si bien él no era partidario de levantarse temprano los fines de semana, no iba a negarle ningún pequeño favor a su lindo omega, así que no le molestó demasiado cuidar del pequeño cachorro. Además, le servía un poco como experiencia para el futuro, considerando que esperaba que Jeongin quisiera otro bebé con él.

Esa idea le hizo sonreír un poco.

Media hora después de que Jeongin se marchara, escuchó el llanto viniendo de su cuarto. Chan vivía en un departamento amplio y grande que se compró una vez empezó a trabajar, en un bonito barrio residencial de buena categoría. Tenía tres habitaciones, con él durmiendo en la más grande, y dos baños, uno en suite. La cocina estaba separada del comedor, no era americana, y contaba con un amplio balcón en el que se podían colgar flores.

Fue hacia el cuarto, viendo a Hyunjin llorando sobre la cama, despierto y aferrándose a la manta de Jeongin.

—¿Qué pasó, Jinnie? —le preguntó, sentándose a su lado.

—¡Mami! —lloriqueó Hyunjin, mirándolo un instante—. ¿Mami?

—Mamá está ocupado, cachorrito —Chan lo tomó en brazos—, pero llegará...

—¡No! —el bebé pataleó, sorprendiendo al alfa—. ¡Mami, mami! ¡MAMI!

El llanto desconsolado volvió y Chan estaba algo atónito por el comportamiento de Hyunjin. Jamás le escuchó ese tipo de llanto, tan triste y apenado, sin dejar de gritar por Jeongin a todo pulmón. Trató de consolarlo un poco, meciéndolo y acariciándole el cabello, pero el llanto sólo aumentaba y aumentaba. Eso le estaba poniendo un poco nervioso.

—Anda, Jin... —suspiró, llevándolo al comedor y envolviéndolo en su manta—, ¿quieres comer? Mami dejó tu biberón para ti, puedes...

—¡Mami, mami! —Hyunjin lo ignoró, desesperado.

Chan ​dejó al bebé sobre la alfombra de la salita de estar, yendo a la cocina para calentarle el biberón y respirando profundamente cuando el llanto le siguió. Estuvo listo en unos minutos, preocupándose de que la leche estuviera tibia, y fue donde Hyunjin para alimentarlo. No contaba con que el bebé no quisiera recibir el biberón, manoteándolo y rechazándolo con disgusto.

—¡No! ¡No! —chilló Hyunjin—. ¡Mami, mami, mami!

—Jinnie... —Chan se puso más ansioso ante los gritos y el llanto. Hyunjin tenía la carita roja, los ojos llenos de lágrimas y la nariz un poco moqueada—. ¿Qué pasa, cachorrito? Sé que extrañas a mami, pero va a llegar pronto, vamos, bebé...

Pero Hyunjin no dejaba de llorar sin control alguno, pataleando también e impidiendo que Chan pudiera sostenerlo bien. Sabiendo que eso podía terminar en algún accidente, decidió volver a dejarlo en el suelo, yendo a buscar algunos juguetes y esperando calmarlo. Cuando regresó con algunas cosas, el timbre de su departamento sonó. El llanto del niño, de ser posible, aumentó.

Chan ​mordió su labio inferior al abrir la puerta, encontrándose con el irritado rostro de una vecina suya, la señora Kang

—¡Por dios, ¿es suyo ese bebé?! —preguntó la mujer—. ¡¡Lleva llorando más de quince minutos!!

¿Tan poco? Chan lo sentía como una eternidad.

—Lo siento —se disculpó Chan, su rostro enrojeciendo cuando vio que otro vecino se asomó desde su puerta—. Me lo encargaron y no puedo calmarlo...

—¿Seguro? —los ojos de la mujer se estrecharon en sospecha—. ¿No le habrá hecho algo usted?

La sola idea lo estremeció, queriendo negarlo fervientemente. Sin embargo, con toda probabilidad, sus vecinos debían estar pensando eso porque el llanto era realmente desgarrador. Hyunjin gritaba, lloraba y gemía por su mamá.

—Llamaré a su mamá —dijo Chan, y cerró la puerta antes de que la mujer añadiera algo más.

Volvió a tomarlo en brazos, suavizando su voz y esperando calmarlo. Eran recién pasadas las once, Jeongin no regresaría hasta por lo menos una hora y media más, como mínimo, y no podía dejar que Hyunjin llorara todo ese tiempo. Sus vecinos, si seguían escuchando ese llanto todo ese tiempo, podrían llamar a la policía y eso sí sería un desastre.

—Jinnie, por favor —le suplicó, un poco desesperado—. Vamos, bebé, ¿qué pasa? ¿Acaso no quieres estar conmigo?

El pequeño no dejaba de llorar, aferrándose a la manta, y unos segundos bastaron para adivinar el motivo de su llanto descontrolado. No es que Hyunjin no quisiera estar con él. Es que, con toda probabilidad, no estaba reconociendo el olor del departamento como su hogar. La casa de Jeongin olía a vainilla, a maternidad, un ambiente perfecto para el bebé. En cambio, el hogar de Chan no tenía una pizca de ese aroma. La manta era el único aroma que debía reconocer.

Lo envolvió en la manta, esperando calmarlo un poco, y sirvió de algo. Sin embargo, el llanto no se detuvo por completo, sólo disminuyó algo. Al menos, los primeros diez minutos, porque la paciencia del bebé se acabó al no ver llegar a Jeongin, y los gritos comenzaron otra vez.

Chan ​no sabía qué hacer. No quería llamar a Jeongin para decirle que fuera, porque estaba dando un examen, además que le haría sentir como un fracasado por no poder calmar al cachorrito. Pero, por otro lado, si los vecinos...

Cinco minutos más, decidió que un escándalo con la policía sería peor para Jeongin, así que marcó el número del chico.

El omega contestó luego de siete timbres, cuando Chan pensaba que ya no iba a responder.

—¿Chan? —le susurró Jeongin—. ¿Pasó algo?

—Innie, verás...

—¿Hyunjin está llorando? —preguntó Jeongin, y Chan supo que debía estar escuchando los gritos de su cachorro a través del teléfono.

—No deja de llorar por ti —explicó Chan—, traté de todo, pero no se detiene, amor. Los vecinos han preguntado y no quiero que piensen que lo trato mal o algo así, podrían llamar a la policía o...

—Mierda —Jeongin se quedó un momento callado—. Estaré allá pronto, tomaré un taxi.

Chan quiso decirle algo más, pero el omega cortó. No sonaba muy contento con lo último que dijo, y supo que debía estar todavía en su examen. Eso le hizo sentir peor de lo que ya estaba.

Jeongin apareció casi media hora después. Chan le abrió la puerta y vio a sus vecinos asomarse otra vez.

—¿Mami? —tartamudeó Hyunjin, y Chan estaba sorprendido de que pudiera hablar todavía—. ¡Mami! ¡Mami!

El alfa pensó que Jeongin correría hacia Hyunjin, pero sólo vio la irritación en la cara del chico. Cerró la puerta una vez entró.

—Hyunjin, cálmate —habló Jeongin, caminando hacia el bebé, que extendía sus brazos hacia él con desesperación—. ¿Cómo le puedes hacer esto a tu papá?

—Mami —hipó Hyunjin.

—¡No, escúchame! —Chan se sobresaltó al oír el grito de Jeongin. Incluso el bebé enmudeció—. ¡Te la pasas pidiendo estar con Chan, pero te quedas con él y haces un escándalo! ¡Estaba en un examen importante, ni siquiera pude terminarlo bien debido a ti, porque no puedes portarte bien un día, un solo día!

—Jeongin —trató de intervenir Chan—, tranquilo, no...

—¡Pero es que no lo entiendo! —saltó Jeongin, enojado. Hyunjin rompió a llorar una vez más—. ¡No lo entiendo! ¡Jamás hizo esto antes y ahora llora porque es malcriado! ¡Hyunjin, eres tan malcriado!

—Innie, basta...

El pequeño cachorro se deshacía en lágrimas otra vez y Jeongin tenía los ojos llorosos ahora. Se veía agotado, cansado, desorientado por completo, y Chan sabía que estaba colapsando repentinamente por todas las emociones que experimentó en dos horas. Una mirada bastaba para saber eso, sumado al hecho del examen que, con toda probabilidad, se le hizo difícil al muchacho. Jeongin estuvo toda la semana estudiando para que le fuera bien, porque era una de las materias que tenía peligrando.

—¡No puedes darme dos horas solo, porque te pones así! —sollozó Jeongin—. ¡Y Chan te quiere tanto, y tú... y tú...! —el chico se quebró—. Oh, dios, Jinnie, lo siento tanto...

Chan abrazó a Jeongin por la espalda al verlo tambalearse hacia el bebé, cayendo de rodillas ante el pequeño niño, que ahora lloraba en voz baja.

—Dios, dios —gimió Jeongin, sin dejar de llorar—. Soy horrible, Hyunnie, por dios, mi bebé, mi lindo bebé...

El omega tomó al cachorro en brazos, apretándolo contra él. Chan empezó a extender feromonas de nido a su alrededor, para calmar el llanto del omega y el cachorro. Poco a poco, los sollozos fueron desapareciendo, hasta el punto en que no eran nada más que hipidos.

—Innie —le susurró Chan—, está bien, mi amor, ya pasó...

—No —Jeongin se volteó en el abrazo, quedando frente a él—, no, soy terrible, Chan, le grité... le grité a Hyunjinnie y él no necesitaba eso, por dios, ¿cómo lo pude hacer? No tuve que actuar así, cómo pude...

El bebé tenía el rostro colorado todavía y las mejillas encharcadas, pero ya no estaba soltando lágrimas. Ahora chupaba su dedo pulgar, acurrucado contra el pecho de Jeongin y sin querer moverse de allí.

—No estuvo bien —aceptó Chan—, pero amor, tuviste un colapso. Tus nervios no lo soportaron más y colapsaste, eres una madre joven, es evidente...

—Pero no tuve que gritarle —lloró Jeongin, dejándose abrazar por Chan—, soy una mala madre, alfa, soy lo peor...

Ignorando el título que usó Jeongin, Chan sólo lo envolvió con más fuerza contra él.

—Vamos a la cama y hagamos un nido —le dijo el mayor—. Hyunjin ya está calmadito, ¿no lo ves? Él ya te perdonó, bebé.

Eso hizo que las lágrimas de Jeongin aumentaran, pero logró moverlo hacia el cuarto de Chan, donde los tres se acostaron bajo las mantas. Jeongin tenía a Hyunjin acurrucado contra él, tomando leche de uno de los pechos del omega, mientras que Chan seguía extendiendo sus feromonas alrededor.

—¿Y si lo dejé con algún trauma? —preguntó el chico, preocupado, pero más calmado—. ¿Y si ahora me odia, Chan?

—Eso no pasará, cariño —le aseguró Chan—. Hyunjin jamás podría odiarte, eres todo para él.

—No pensé que esto... no creía que...

Chan procedió a contarle la teoría que tenía a Jeongin, viendo como aferraba al cachorrito con más fuerza.

—No lo pensé —admitió el omega—, él siempre se portó tan bien contigo que no creí que... No pensaba que...

—Papa —barboteó Hyunjin, y Chan lo miró. El bebé se retorció, arrastrándose para llegar a los brazos del alfa—. Papa —suspiró, tranquilo y relajado, abrazando a Chan por el cuello.

—Fue sólo una mala experiencia —afirmó Chan, acariciándole el cabello a Hyunjin. Jeongin lo abrazó por el costado—, para que tengamos más cuidado la próxima vez.

—Lo siento —murmuró Jeongin, todavía apenado y luciendo a punto de romper a llorar una vez más.

Chan sólo lo besó en la frente, prometiéndose nunca dejar a Jeongin solo de ahora en adelante. Ni a Jeongin, ni a Hyunjin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro