✧◝ 06
Chan había impregnado a Hyunjin en su aroma, otra vez, y el bebé parecían encantado con eso.
—Huele demasiado a ese alfa —comentó Changbin, observando al bebé jugando en el suelo, junto a Jisung.
—Casi como si fuera su hijo —agregó Sung, y Jeongin lo miró con mala cara.
—¡Babububa! —gritó Hyunjin, agarrando el peluche de conejo y golpeándolo varias veces contra el suelo con una sonrisa de felicidad.
Jeongin solamente suspiró, sacudiendo su cabeza con algo de pesar. Era lunes y acordó juntarse con sus amigos en su pequeño departamento para ponerse al día, y por supuesto, el tema de Chan no pudo ser evitado.
El omega no tuvo más remedio que contarles acerca de esa cita de "amigos" que tuvo con Chan y en donde el alfa le habló del interés que tenía en él. Luego de esas palabras, Chan pareció entender que Jeongin necesitaba un tiempo para poder pensar bien en lo que le dijo, y cambió de tema, comenzando incluso a jugar con el pequeño bebé. Hyunjin estaba más que feliz con esa atención.
Y cuando se separaron... Chan solamente le dio un beso en la mejilla, dejándolo también a él un poco impregnado en su olor, y Jeongin quería que la tierra se lo tragara por la vergüenza. No podía entender cómo su omega se alteraba tanto con un simple beso, en especial porque Jeongin prometió nunca más comportarse como un omega tonto y enamoradizo. Él no iba a cometer el mismo error dos veces.
—¿Creen que sea bueno? —preguntó de pronto, llamando la atención de Changbin y Jisung—. ¿Esto? ¿No debería detener los avances de Chan?
—Depende —dijo Changbin, tan elegante como siempre—. ¿Te gusta o no?
—No lo sé —admitió Jeongin—. Es decir... es un hombre guapo. Muy guapo.
—No tanto como yo —replicó Bin.
—Puede que más guapo que tú —le soltó Jisung.
—Cuando salíamos, decías que yo era el hombre más guapo del universo —contradijo Bin.
—Mentí.
—¡No estamos hablando de su fallida relación! —regañó Jeongin, enfurruñado, y sus amigos sonrieron con inocencia.
Cuando tenían dieciséis años, Jisung y Changbin intentaron una tonta relación que se basaba más en el sexo y pasarla bien. Fue fugaz y corta, pero muy intensa para los chicos, que decidieron terminar en buenos términos antes de que su amistad pudiera decaer. Jeongin estuvo muy preocupado al inicio de que eso pudiera afectar su relación con ellos, pero los dos fueron muy maduros para que no ocurriera, aunque a veces lanzaran ese tipo de bromas juguetonas.
Además, se sumaba el hecho de que Changbin ya tenía un prometido, Seungmin, un bonito omega que era adorable con todo el mundo.
—Tienes razón —afirmó Jisung, volviendo a mirarlo, y tomó en brazos a Hyunjin para sentarlo en sus piernas. El bebé hizo vibrar sus labios antes de llevarse el pobre peluche maltratado a la boca—, ¿te gusta o no?
Jeongin decidió pensarlo antes de volver a contestarles
No había mentido cuando les dijo que Chan era guapo. Al menos, para Jeongin, tenía un atractivo magnético que provocaba que sus piernas temblaran. A todo ese se le sumaba que era muy inteligente, hablando siempre con esa voz ronca y grave, que volvía loco a su omega. Y... y parecía muy encantado con Hyunjin, lo que era también muy importante.
Sin embargo, Jeongin...
—Me gusta mucho —les admitió, y Bin comenzó a silbarle—, pero eso no quita que sea mi profesor. Y mayor. ¿Y si quiere aprovecharse?
—Le podemos golpear entre Han y yo —respondió Changbin.
—¡Estoy hablando en serio!
Changbin comenzó a reírse, con esa risa de limpiavidrios.
—¡Bububu! —gritó Hyunjin.
—¡Deja de regañarme por todo! —gritó Changbin.
Jisung rodó los ojos, poniéndose de pie y agarrando al bebé de las axilas para acurrucarlo contra su pecho. Hyunjin ahora empezó a chupar su dedo, feliz de estar siendo mimado.
—Si te gusta, entonces deberías arriesgarte —Han frunció el ceño—, no de la forma en la que te arriesgaste con el idiota de Hyundai.
—Se llama Minhyun, Sung —suspiró Jeongin.
—Debería llamarse pedazo de mierda —replicó Bin.
Hwang Minhyun. Jeongin cerró sus ojos al pensar en su ex novio y padre de Hyunjin, del que no sabía nada ni le veía desde que sus padres le sacaron del colegio. Minhyun era muy guapo durante la secundaria, teniendo siempre a muchos omegas detrás de él, pero un día, se fijó y encaprichó con Jeongin.
El omega fue muy ciego, pensando que la atención y cortejo de Minhyun iban en serio y, quizás, iba a ser su alfa. Pero Minhyun sólo quería hacer rabiar a sus padres, una familia de clase alta, así que decidió que sería buena idea meterse con un omega tan ordinario como él. Jeongin cayó en sus redes sin pensarlo dos veces, y cuando tuvo lo que quería de él, dejó de prestarle atención. Fue peor cuando llegó a casa del alfa y le contó de su embarazo, con su madre escuchándolo todo.
No sólo Minhyun no quiso hacerse cargo de Hyunjin, sino que los padres del alfa lo echaron a gritos diciendo que ese bebé no era de su hijo. Jeongin nunca se sintió más humillado en su vida.
—Pero Chan parece un buen tipo —agregó Changbin, devolviéndolo a la realidad—, por lo que vi, se ve muy interesado en ti y en Hyunjin. Si el bebé no lo aprobara, tendría mis dudas, pero... pero Hyunjin parece adorarlo también.
—Y es lo que me preocupa —respondió Jeongin—, que Hyunjin se encariñe y al final termine en nada. Eso sería...
—Yo creo que acabará bien —dijo Han, recogiendo el chupete de Hyunjin para dárselo—, Jinnie tiene muy buen ojo para elegir a las personas. Si no, mira como trata a Bin, el máximo idiota del mundo.
—¡Mira, mocoso de pacotilla, a mí me respetas!
¡Mami! —gritó Hyunjin de pronto, y Jeongin se enderezó de golpe, parpadeando. Incluso Changbin bajó la zapatilla que pensaba lanzarle a Sung, mientras Jisung miraba al bebé.
—¿Esa fue su primera palabra? —barboteó Jeongin.
—¡Mami, mami! —el bebé apuntó a Jeongin, saltando en brazos de Jisung—. ¡Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaami!
—¡Hyunjin, acabas de decir tu primera palabra! —gritó Jeongin, entusiasmado y poniéndose de pie.
Jisung le entregó al bebé, que lo abrazó por el cuello sin dejar de barbotear muchos "mami", y Jeongin tuvo que contenerse de romper a llorar por lo grande que estaba su cachorrito. Incluso Han parecía muy emocionado, mientras que Bin observaba al pequeño, pensativo.
—Espero que la segunda palabra que aprenda sea Changbin —farfulló Bin, con una sonrisa en los labios.
—¡Dota, dota! —chilló Jinnie, y eso sonaba muy parecido a "idiota".
Changbin ya no podía aguantar la indignación mientras que Jisung se reía en el suelo. Jeongin estaba muy feliz en ese instante.
El martes era uno de los días más pesados que tenía en la universidad, pues tenía cuatro clases: dos en la mañana y dos en la tarde. Salía cerca de las siete de la tarde, agotado y cansado.
Bostezando por el sueño, se despidió de Jisoo y caminó hacia fuera de la Facultad, guardando sus cuadernos en la mochila.
—Jeongin.
Se sobresaltó al escuchar la voz grave de Chan, volteándose a verlo y tuvo el loco pensamiento de que debía arreglarse para verse más guapo. En su lugar, sólo dejó caer su estuche.
Antes de poder agacharse a recogerlo, Chan se le adelantó.
—¿Ya ha acabado tu día? —dijo el alfa, tranquilo.
Jeongin agarró el estuche que el más bajo le tendió, guardándolo
—Sí, ha sido un largo día —dijo, sonriendo con timidez—. ¿Usted también terminó, profesor?
—Sí, ya van a cerrar la Facultad —Chan comenzó a caminar y Jeongin le siguió, cerrando su mochila con todo ya guardado—. ¿Quieres que te lleve a casa?
Jeongin se sobresaltó ante el ofrecimiento, su instinto enloqueciendo ante la petición. Sin embargo, trató de controlarse para no parecer tan torpe y estúpido, aunque quizás no lo estaba logrando
—No quiero molestarlo, profesor Bang...
—No es ninguna molestia —Chan le sonrió—. Me sentiría más feliz si yo te llevara, pero si no quieres, no es problema alguno.
Jeongin mordió su labio inferior
—Está bien —aceptó, convenciéndose de que no tenía muchas ganas de tomar el bus y aguantar un viaje largo hacia su hogar.
—¿Ya te han puesto evaluaciones? —preguntó Chan cuando se dirigieron al auto.
—Algunas para dos semanas más —dijo Jeongin—, estoy algo nervioso porque no quiero que me vaya mal, es muy importante para mí.
—Me imagino —Chan le abrió la puerta y Jeongin se subió al asiento del copiloto. El alfa se sentó a su lado unos segundos después—, pero estoy seguro de que te irá bien. Eres muy estudioso.
Jeongin sintió sus mejillas coloradas, bajando la vista por los nervios que le invadieron. El aroma del más bajo estaba por todas partes, alterando demasiado a su omega y sintiendo ganas de recibir un abrazo, pero sabía que no sería bueno. Él ni siquiera estaba saliendo con Chan.
—Muchas gracias, profesor —dijo Jeongin, sin dejar esa tonta timidez que le ponía las mejillas rojas.
—Chan —insistió el alfa—, todavía te cuesta, ¿no?
—Es que... si se me sale en clases, sería muy horrible —salieron del estacionamiento—. No quiero que ellos crean que... que tenemos algo o...
—Ouch —se burló Chan, y Jeongin comenzó a juguetear con sus manos—. No te preocupes, Jeongin, lo entiendo. Pero... tú sabes que la universidad no prohíbe las relaciones profesor-alumno una vez no te haga más clases, ¿cierto?
El omega lo observó de golpe, y sin poder evitarlo, comenzó a liberar feromonas de atracción. Chan las olisqueó, haciendo un gesto vago de gusto porque significaba que el menor estaba interesado en él.
—Sí, es que... es que mis compañeros igual empezarán a hablar y quizás... quizás piensen que usted me hizo pasar de curso a cambio de algo...
Chan se detuvo en un semáforo en rojo, volteándose a mirarlo. Jeongin no pasó por alto los ojos oscurecidos del alfa ni el hecho de que, en ese instante, sus feromonas se estaban mezclando con las de Chan
—No te preocupes —el más bajo volvió a sonreírle una vez dio verde—, si te va mal en mis exámenes, ten por seguro que no voy a pasarte.
Jeongin comenzó a reírse sin poder evitarlo
Unos minutos después, Chan se detuvo fuera del edificio. El omega se quitó el cinturón y buscó valor para hablarle.
—¿Quieres pasar a tomar un café? —le preguntó, su tono nervioso. Chan le miró—. Es una forma de agradecerte por haberme traído.
—Me encantaría —aceptó Chan, apagando el auto.
Ambos entraron al edificio y al ascensor, y Jeongin marcó su piso. Estuvieron en un cómodo silencio, tan tranquilo gracias a esa extraña complicidad que poseían, y no tardaron en detenerse frente a la puerta. El más alto tocó el timbre.
—¡Oppa! —saludó Momo, la sonriente niñera de Hyunjin que vivía en el piso de arriba—. ¡Qué bueno que llegaste, Jeongin oppa!
Jeongin le sonrió a la beta, que volvió a entrar y recoger a Hyunjin, que gateaba en el piso
—Gracias por cuidarlo, Momo —le dijo Jeongin, dándole la pasada a su profesor—. Él es un amigo, Bang Chan.
—Un gusto —saludó Chan, educado y calmo como siempre.
—¡Hola! —Momo sentó a Hyunjin en su sillita para comer, y cuando se hizo a un lado, el bebé vio a Chan.
—¡Baba! —chilló, emocionado.
Para fortuna de Jeongin, Momo no hizo alguna cara rara ante el entusiasmo de Hyunjin por ver a Chan. El alfa pasó directo a saludar al bebé, tan feliz, así que el omega aprovechó para pagarle el día a la niñera. Momo no tardó en despedirse, y pronto volvieron a quedar ellos dos solos, aunque con un bebé en medio.
Jeongin colgó los abrigos, yendo a la cocina para comenzar a poner la mesa, pero Chan no tardó en aparecer para ayudarle. El omega le agradeció internamente a Momo por haberle preparado un puré de verduras a Hyunjin, porque definitivamente no tenía ganas de hacer eso en ese momento
—¡Mami! —chilló Hyunjin, cuando lo vio entrar al comedor otra vez. Desde que había aprendido a decirla, que se la pasaba repitiendo como un lorito.
Chan enarcó una ceja, pellizcándole la nariz al bebé
—¿Su primera palabra? —dijo, encantado—. Felicitaciones, Jinnie.
—Baba —Hyunjin agarró la mano de Chan, queriendo chuparle el dedo, pero el alfa se la retiró con rapidez—. ¡Baba!
—No, está sucia, pequeño —regañó Chan.
—Ya dijo la primera palabra, pero todavía no da indicios de caminar —comentó Jeongin, echando el agua caliente del hervidor a las tazas, mientras Chan iba a lavarse las manos—. Sé que cada niño tiene un proceso distinto, pero me preocupa un poco todavía.
—Todavía está a tiempo —le dijo Chan, sentándose en la mesa—. ¿Quieres que le dé de comer, cariño?
Jeongin estuvo a punto de tropezarse con el hervidor en la mano, recuperando la compostura con rapidez. El rubor pintó ahora su rostro con fuerza, tan rápido que pensó que iba a explotar. Chan puso una mirada de arrepentimiento inmediato y se instaló, un instante, un silencio extraño entre ambos.
El omega dejó el hervidor en la cocina, sacando un vaso de agua para beberla con rapidez. Al volver, vio a Chan dándole de comer a Hyunjin.
—Lo siento —se disculpó el alfa una vez Jeongin se sentó, todavía un poco colorado—, no quería incomodarte, sólo... sólo no lo pensé.
—No importa, me agarró desprevenido —Jeongin se sorprendió a sí mismo al decir eso, aunque sabía que era cierto—, yo... la verdad es que... me gustó mucho, Chan. Me gusta mucho —agregó, incapaz de levantar la vista por la vergüenza.
Sin embargo, Chan le agarró de la barbilla, elevándole el rostro. Jeongin deseó que le diera un beso, tan nervioso en ese instante, pero el alfa solamente le acarició el labio inferior, con ojos intensos.
—Puedo decirte como quieras —dijo Chan—. Cariño, hermoso, bebé...
—¡No! —chilló Hyunjin, rabiando—. ¡No!
Los dos miraron al pequeño, que golpeaba sus manitos cerradas en puños contra su mesita. Jeongin se rio.
—Creo que él quiere ser el único bebé —dijo Jeongin, con una risa suave.
—¿Sí? —Chan bajó la voz—. No importa, te puedo decir bebé a solas, cariño.
Jeongin, definitivamente, no sabía en qué se estaba metiendo, pero realmente le gustaba mucho.
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